[Informe del camarada Mao Tse-tung ante la Conferencia Nacional del Partido Comunista de China celebrada en Yenán en mayo de 1937.]
- Debido a que la contradicción entre China y el Japón ha pasado a ser la principal y a que las contradicciones internas de China han quedado relegadas a un plano secundario y subordinado, en las relaciones de China con el exterior y en las relaciones de clase dentro del país se han producido cambios, que inauguran una nueva etapa de desarrollo de la situación actual.
- Hace mucho que China vive dos contradicciones agudas y fundamentales: la contradicción entre ella y el imperialismo y la contradicción entre el feudalismo y las grandes masas populares. En 1927, la burguesía, representada por el Kuomintang, traicionó a la revolución y vendió los intereses nacionales al imperialismo, creando así una situación caracterizada por un agudo antagonismo entre el poder obrero-campesino y el poder kuomintanista y por el hecho de que el Partido Comunista de China tuvo que asumir él solo la tarea de llevar adelante la revolución nacional y democrática.
- Desde el Incidente del 18 de Septiembre de 1931, y especialmente a partir de los acontecimientos del Norte de China en 19351, esas contradicciones han experimentado los siguientes cambios:
- De las contradicciones entre China y las potencias imperialistas en general, la contradicción entre China y el imperialismo japonés se ha acentuado y agudizado sobremanera. Este imperialismo sigue una política de conquista total de China. En consecuencia, las contradicciones entre China y algunas otras potencias imperialistas han sido relegadas a segundo plano, mientras la grieta entre dichas potencias y el imperialismo japonés se ha ampliado. Por lo tanto, se plantea ante el Partido Comunista de China y el pueblo chino la tarea de ligar el frente único nacional antijaponés con el frente mundial de la paz. En otras palabras, China no sólo debe unirse con la Unión Soviética, que ha sido siempre amiga fiel del pueblo chino, sino también, en la medida de lo posible, establecer relaciones de lucha conjunta contra el imperialismo japonés con aquellos países imperialistas que en el presente estén dispuestos a mantener la paz y se opongan a nuevas guerras de agresión. Nuestro frente único debe tener como objetivo resistir al Japón, y no oponerse a todas las potencias imperialistas a la vez.
- La contradicción entre China y el Japón ha conducido a la modificación de las relaciones de clase en el país y ha planteado ante la burguesía e incluso ante los caudillos militares la cuestión de su propia supervivencia, de manera que en su seno y dentro de sus partidos se ha iniciado un proceso de cambio gradual de actitud política. Esto plantea al Partido Comunista de China y al pueblo chino la tarea de formar un frente único nacional antijaponés. Nuestro frente único incluirá a la burguesía y a todos aquellos que estén en favor de la defensa de la patria, y encarnará la unidad nacional contra el enemigo extranjero. Esta tarea debe y puede ser cumplida.
- La contradicción entre China y el Japón ha hecho cambiar la situación en que se encontraban las grandes masas populares de todo el país (el proletariado, el campesinado y la pequeña burguesía urbana) y ha originado modificaciones en la política del Partido Comunista. La lucha del pueblo por la salvación nacional ha cobrado mayor amplitud. El Partido Comunista ha desarrollado la política que adoptó después del Incidente del 18 de Septiembre, consistente en concluir acuerdos, bajo tres condiciones (cesar los ataques contra las bases de apoyo revolucionarias, garantizar las libertades y derechos del pueblo y armar al pueblo), con los sectores del Kuomintang que estuvieran dispuestos a cooperar con nosotros para resistir al Japón, y la ha transformado en la política de frente único antijaponés de toda la nación. De esto se han derivado, entre otras, las siguientes medidas de nuestro Partido: en 1935, la declaración de agosto2 y la resolución de diciembre3; en mayo de 1936, el abandono de la consigna de «¡Abajo Chiang Kai-shek!»4; en agosto, la carta dirigida al Kuomintang; en septiembre, la resolución sobre la república democrática5; en diciembre, la insistencia en un arreglo pacífico del Incidente de Sían, y, en febrero de 1937, el telegrama dirigido a la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang6.
- La contradicción entre China y el Japón también ha producido cambios en lo que se refiere a los regímenes instaurados por los caudillos militares chinos y a las guerras intestinas entre ellos, fenómenos engendrados por la política imperialista de esferas de influencia y por las condiciones económicas semicoloniales de China. El imperialismo japonés estimula tales regímenes y guerras intestinas, con el propósito de facilitar su dominación exclusiva sobre China. Algunas otras potencias imperialistas, en aras de sus propios intereses, favorecen temporalmente la unidad y la paz de China. Por su parte, el Partido Comunista de China y el pueblo chino se esfuerzan al máximo para poner fin a las guerras civiles y a las divisiones y conseguir la paz y la unidad.
- Con su desarrollo, la contradicción nacional entre China y el Japón ha superado en peso político relativo a las contradicciones entre las clases y entre los grupos políticos dentro del país, relegándolas a un plano secundario y subordinado. Pero estas contradicciones continúan existiendo, y en modo alguno han disminuido o desaparecido; lo mismo ocurre con las contradicciones entre China y las potencias imperialistas excepto el Japón. En consecuencia, se plantea al Partido Comunista de China y al pueblo chino la siguiente tarea: efectuar, de acuerdo con la tarea general de unidad para resistir al Japón, los ajustes apropiados respecto a las contradicciones internas y externas que hoy puedan y deban ser ajustadas. De ahí la política del Partido Comunista de China, que exige paz y unidad internas, democracia, mejores condiciones de vida para el pueblo y negociaciones con los países que se opongan al Japón.
- La primera etapa del nuevo período de la revolución china, iniciada el 9 de diciembre de 1935, terminó en febrero de 1937, cuando el Comité Ejecutivo Central del Kuomintang celebró su III Sesión Plenaria. Durante esa etapa, los acontecimientos más importantes fueron: el movimiento por la salvación nacional en los medios estudiantiles, culturales y periodísticos; la entrada del Ejército Rojo en el Noroeste; la labor de propaganda y de organización efectuada por el Partido Comunista en relación a su política de frente único nacional antijaponés; las huelgas antijaponesas en Shanghai y Chingtao7; la tendencia de Inglaterra a seguir una política relativamente dura con respecto al Japón8; el Incidente de Kuangtung-Kuangsí9; la resistencia de Suiyuán y el movimiento en su apoyo10; la actitud relativamente firme de Nankín en las negociaciones chino-japonesas11; el Incidente de Sían y, finalmente, la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang, celebrada en Nankín12. Todos estos acontecimientos gravitaron alrededor de la contradicción fundamental, el antagonismo entre China y el Japón, y, directamente, en torno a la necesidad histórica de establecer un frente único nacional antijaponés. La tarea fundamental de la revolución en esa etapa consistía en luchar por la paz en el país, poner término a los conflictos armados internos, con el fin de lograr la unidad para resistir conjuntamente al Japón. En esa etapa, el Partido Comunista lanzó el llamamiento: «¡Poner fin a la guerra civil y unirse para resistir al Japón!», llamamiento que se ha hecho realidad en lo fundamental, creándose así la primera condición para la efectiva formación de un frente único nacional antijaponés.
- Debido a la presencia del grupo projaponés en sus filas, el Kuomintang no introdujo ningún cambio nítido y radical en su política ni solucionó concretamente ningún problema en la III Sesión Plenaria de su Comité Ejecutivo Central. Pero, gracias a la presión del pueblo y a los cambios ocurridos en su propio interior, el Kuomintang se vio constreñido a comenzar a modificar su errónea política de los últimos diez años, es decir, su política de guerra civil, de dictadura y de no resistencia al Japón, para orientarse hacia la paz, la democracia y la resistencia al Japón, y a comenzar a aceptar la política de frente único nacional antijaponés. Este cambio inicial se manifestó en la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang. De ahora en adelante, debe exigirse al Kuomintang un cambio completo de su política. Para ello, nosotros y todo el pueblo tenemos que desarrollar aún más ampliamente el movimiento por la resistencia al Japón y la democracia; criticar, espolear y presionar aún más al Kuomintang; unirnos con sus militantes que se pronuncien por la paz, la democracia y la resistencia al Japón; hacer avanzar a sus elementos vacilantes e indecisos y descartar a los elementos projaponeses.
- Actualmente vivimos la segunda etapa del nuevo período. Tanto la anterior corno la presente son etapas de transición hacia la resistencia armada en escala nacional contra el Japón. Si la tarea de la etapa anterior consistía principalmente en luchar por la paz, la de la presente es, ante todo, luchar por la democracia. Hay que comprender que así como sin la paz interna no es posible establecer un auténtico y sólido frente único nacional antijaponés, tampoco es posible hacerlo sin la democracia dentro del país. Por eso, en la actual etapa de desarrollo, la lucha por la democracia constituye el eslabón central en la cadena de las tareas de la revolución. Si no vemos con claridad la importancia de la lucha por la democracia y si debilitamos nuestros esfuerzos en esta lucha, no lograremos establecer un auténtico y sólido frente único nacional antijaponés.
- Se refiere a toda una serie de actos de agresión emprendidos en 1935 por los invasores japoneses en el Norte de China y de actos entreguistas y humillantes cometidos en esa parte del país por el gobierno del Kuomintang, acaudillado por Chiang Kai-shek. En mayo de ese año, los invasores japoneses exigieron del gobierno del Kuomintang la autoridad administrativa sobre el Norte de China. En junio, Je Ying-chin, representante de ese gobierno en el Norte del país, accedió a esta exigencia y Firmó con Yoshijiro Umezu, comandante de las fuerzas invasoras japonesas acantonadas en dicha zona, un acuerdo conocido como «Acuerdo Je-Umezu», por el cual China se vio despojada de la mayor parte de sus derechos soberanos sobre las provincias de Jopei y Chajar. En octubre, a instigación de los invasores japoneses, los colaboracionistas chinos realizaron una revuelta en Siangje, provincia de Jopei, y ocuparon la capital del distrito. En noviembre, al dictado de los invasores japoneses, un número de colaboracionistas chinos promovieron un pretendido «movimiento por la autonomía de las cinco provincias del Norte de China» y proclamaron un gobierno colaboracionista en el Este de Jopei, el «Gobierno Autónomo Anticomunista». Para satisfacer la exigencia japonesa de una «administración especial para el Norte de China», el gobierno del Kuomintang designó a Sung Che-yuan y otros para que formaran un «Consejo Político de Jopei y Chajar».
- Se refiere a la declaración emitida por el Partido Comunista de China el 1 de agosto de 1935. Sus puntos esenciales están contenidos en los siguientes extractos: «En momentos en que el peligro de una inminente subyugación y exterminio se cierne sobre nuestro país y nuestro pueblo, el Partido Comunista exhorta una vez más a todos los compatriotas: sean cuales fueren las pasadas o presentes discrepancias políticas y diferencias de intereses entre los distintos partidos, sean cuales fueren las diferencias de puntos de vista y de intereses entre los distintos sectores de nuestros compatriotas, y sean cuales fueren las pasadas o presentes hostilidades entre los distintos ejércitos del país, todos debemos adquirir clara conciencia de que “hermanos que se disputan en casa, frente al ataque de fuera se unen”, y, antes que nada, debemos poner término a la guerra civil, a fin de concentrar todos los recursos (humanos, materiales, financieros y militares) de nación en la sagrada causa de la resistencia al Japón y de la salvación nacional. Una vez más el Partido Comunista declara solemnemente: basta con que las tropas del Kuomintang cesen en sus ataques al Ejército Rojo, con que alguna unidad de estas tropas, cualquiera que sea, oponga resistencia al Japón, para que el Ejército Rojo no sólo cese inmediatamente sus hostilidades contra ella, sino que se disponga a luchar hombro a hombro con ella por la salvación nacional, sean cuales fueren los pasados odios o las actuales divergencias respecto a los problemas interiores». «El Partido Comunista está dispuesto a tomar la iniciativa en el establecimiento de tal gobierno de defensa nacional y, con miras a la formación conjunta de dicho gobierno, está dispuesto a celebrar inmediatamente negociaciones con todos los que estén prontos a incorporarse a la causa de la resistencia al Japón y de la salvación nacional – partidos políticos, organizaciones sociales (sindicatos, asociaciones campesinas, uniones estudiantiles, cámaras de comercio, asociaciones educacionales, sociedades de periodistas, asociaciones de profesores y empleados de los centros de enseñanza, sociedades de conterráneos, el Chikungtang, la Asociación de Autodefensa Armada Nacional, la Asociación Antijaponesa, la Asociación por la Salvación Nacional, etc.), eruditos, políticos y otras personalidades públicas, así como autoridades militares y administrativas locales. El gobierno de defensa nacional que se establezca como resultado de tales negociaciones debe ser un órgano dirigente provisional para la lucha por salvar a la nación de la subyugación y asegurar su supervivencia. Este gobierno de defensa nacional debe esforzarse por organizar un cuerpo verdaderamente representativo de todos nuestros compatriotas (compuesto de delegados elegidos democráticamente por los obreros, campesinos, militares, personal de los organismos gubernamentales, hombres de negocios e intelectuales, por todos los partidos y organizaciones que estén dispuestos a resistir al Japón y salvar a la nación, así como por todos los chinos de ultramar y por todas las nacionalidades de China) a fin de discutir en términos más concretos los problemas relativos a la resistencia al Japón y a la salvación nacional. El Partido Comunista hará todo cuanto esté a su alcance para contribuir a que se organice tal cuerpo representativo de todo el pueblo, y llevará a efecto rigurosamente sus decisiones.» «El ejército unido antijaponés debe estar integrado por todas las tropas dispuestas a combatir al Japón. Bajo la dirección del gobierno de defensa nacional se establecerá un cuartel general único de este ejército. También serán los representantes de los diversos sectores y la voluntad de todo el pueblo los que decidirán si este cuartel general deberá componerse de representantes elegidos por los oficiales y soldados antijaponeses de las diversas unidades militares, o de alguna otra manera. El Ejército Rojo será sin lugar a dudas el primero en formar parte de este ejército unido para cumplir con su sagrado deber de resistir al Japón y salvar a la nación. Con el objeto de que el gobierno de defensa nacional pueda estar efectivamente a la altura de la inmensa responsabilidad que le incumbe en la defensa del país, y de que el ejército unido antijaponés esté en condiciones de asumir su inmensa responsabilidad de resistir al Japón, el Partido Comunista llama a todos los compatriotas a que contribuyan con lo que puedan: los que tengan dinero, con dinero; los que tengan armas, con armas; los que tengan cereales, con cereales; los que tengan energías, con ellas, y los que tengan alguna habilidad especial, con su habilidad, de modo que todos nuestros compatriotas se movilicen y que todas las armas de que disponemos, viejas y modernas, sean usadas para pertrechar a los millones y millones de hombres de las masas populares.»
- Se refiere a la Resolución sobre la presente situación política y las tareas del Partido, adoptada en la reunión del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China, celebrada el 25 de diciembre de 1935 en Wayaopao, Norte de Shensí. Esta Resolución hizo un análisis completo de la situación nacional e internacional de esa época y de los cambios operados en las relaciones de clase dentro de China y definió la política del Partido. La Resolución dice en parte lo siguiente: «La situación actual nos muestra que las tentativas del imperialismo japonés de anexarse China han sacudido a todo el país y al mundo entero. En la vida política de China, se han producido o se están produciendo nuevos cambios en las relaciones entre las diversas clases, capas sociales, partidos políticos y fuerzas armadas. Está surgiendo una nueva alineación de fuerzas tanto en el frente revolucionario nacional como en el frente contrarrevolucionario nacional. De ahí que la línea táctica del Partido consista en movilizar, unir y organizar a las fuerzas revolucionarias de todo el país y de toda la nación para luchar contra el enemigo principal del momento: el imperialismo japonés y Chiang Kai-shek, cabecilla de los vendepatrias. Todos los individuos, todos los partidos, todas las unidades armadas y todas las clases, siempre que se opongan al imperialismo japonés y al vendepatria Chiang Kai-shek, deben unirse para emprender una sagrada guerra revolucionaria nacional, expulsar de China al imperialismo japonés, derribar la dominación de sus lacayos en China, conquistar la liberación completa de la nación china y salvaguardar la independencia y la integridad territorial del país. Sólo con el establecimiento del más amplio frente único nacional antijaponés (que abarque tanto las capas inferiores como las superiores), podremos derrotar al imperialismo japonés y su lacayo Chiang Kai-shek. Es cierto que los distintos individuos, organizaciones, clases y capas sociales y unidades armadas toman parte en la revolución nacional antijaponesa obedeciendo a diferentes móviles y con diferentes posiciones de clase. Algunos lo hacen para conservar sus posiciones actuales; otros, para lograr la hegemonía en el movimiento de modo que éste no exceda los límites hasta donde ellos permiten llegar, y los terceros, pare trabajar sinceramente por la liberación completa de la nación china. Precisamente debido a que sus móviles y posiciones de clase son diferentes, unos vacilarán y traicionarán en el mismo comienzo de la lucha, otros pueden volverse pasivos o retirarse de la lucha a medio camino, y los terceros lucharán hasta el fin. Sin embargo, nuestra tarea consiste en unir no sólo a todas las posibles fuerzas básicas antijaponesas, sino también a todos los posibles aliados antijaponeses, y conseguir que en el país todos contribuyan con lo que puedan, sean energías, dinero, armas o conocimientos, sin que ningún patriota chino permanezca al margen del frente antijaponés. Tal es la línea general de la táctica del Partido para la formación del más amplio frente único nacional. Sólo siguiendo esta línea, podremos movilizar las fuerzas de todo el pueblo para hacer frente al enemigo común: el imperialismo japonés y el vendepatria Chiang Kai-shek. La clase obrera y el campesinado siguen siendo la fuerza motriz fundamental de la revolución china. Las amplias masas de la pequeña burguesía y los intelectuales revolucionarios son sus aliados más seguros en la revolución nacional. La sólida alianza de los obreros, los campesinos y la pequeña burguesía constituye la fuerza básica que permitirá derrotar a los imperialistas japoneses y a los colaboracionistas y vendepatrias chinos. El que un sector de la burguesía nacional y de los caudillos militares exprese simpatía, mantenga una neutralidad benévola o participe directamente en la lucha contra el Japón y los colaboracionistas y vendepatrias, favorecerá la ampliación del frente antijaponés, por mucho que ese sector desapruebe la revolución agraria y el Poder rojo. Pues tal cosa significará restarlo a la fuerza total de la contrarrevolución para sumarlo a la fuerza total de la revolución. Con este propósito, el Partido debe utilizar todos los medios y formas apropiados para atraer a esas fuerzas al frente antijaponés. Además, dentro del campo de la clase terrateniente y de la burguesía compradora tampoco existe completa unidad. Dado que la disputa por China entre numerosas potencias imperialistas ha hecho surgir diferentes grupos de vendepatrias a su servicio, con sus contradicciones y conflictos, el Partido también debe recurrir a diversos medios para que, por el momento, algunas de las fuerzas contrarrevolucionarias no se opongan activamente al frente antijaponés. La misma táctica debe aplicarse hacia las potencias imperialistas a excepción del Japón. Al movilizar, unir y organizar a las fuerzas de todo el pueblo chino para luchar contra el enemigo común, el Partido debe combatir resueltamente y sin titubeos toda tendencia a la vacilación, conciliación, capitulación o traición que se observe en el seno del frente único antijaponés. Quienquiera que socave el movimiento antijaponés del pueblo chino es un colaboracionista y vendepatria, y todos debemos combatirlo. El Partido Comunista debe conquistar la hegemonía en el frente antijaponés mediante sus firmes y acertadas palabras y actos contra el imperialismo japonés y los colaboracionistas y vendepatrias. Sólo bajo la dirección del Partido Comunista podrá el movimiento antijaponés verse coronado con la victoria completa. En cuanto a las grandes masas populares que participan en la guerra antijaponesa, es necesario satisfacer sus reivindicaciones relacionadas con sus intereses fundamentales (la reivindicación de los campesinos por la tierra y las reivindicaciones de los obreros, los soldados, los pobres de la ciudad y los intelectuales por mejores condiciones de vida). Sólo satisfaciendo estas reivindicaciones, es posible movilizar e incorporar con aún mayor amplitud a las masas populares a la lucha contra el Japón, mantener firme el movimiento antijaponés y conducirlo a la victoria completa. Y sólo así podrá el Partido conquistar la hegemonía en la guerra antijaponesa».
- El 5 de mayo de 1936, el Ejército Rojo expidió un telegrama abierto al gobierno de Nankín exigiéndole que pusiese fin a la guerra civil y entablase negociaciones de paz con el Partido Comunista con miras a lograr la unidad contra el Japón. El texto completo del telegrama es como sigue: «Al Consejo Militar del Gobierno Nacional de Nankín; a todas las fuerzas de tierra, mar y aire; a todos los partidos y grupos políticos; a todas las organizaciones sociales; a todos los periódicos, y a todos los compatriotas que no quieren ser esclavos de una nación extranjera: Desde que cruzó el río Amarillo en su expedición al Este, la Vanguardia Antijaponesa del Ejército Rojo del Pueblo Chino, organizada por la Comisión Militar Revolucionaria del Ejército Rojo de China, ha alcanzado victorias en todas partes y se ha granjeado la adhesión y el apoyo de todo el país. Sin embargo, cuando la Vanguardia Antijaponesa acababa de ocupar el ferrocarril Tatung-Puchou y se preparaba activamente para marchar hacia el Este, rumbo a Jopei, a fin de entrar en combate directo con los imperialistas japoneses, Chiang Kai-shek envió a Shansí más de diez divisiones para cerrar, en cooperación con Yen Si-shan, el paso a dichas fuerzas del Ejército Rojo en su marcha hacia el frente de la lucha antijaponesa; además, ordenó a las tropas al mando de Chang Süe-liang y Yang Ju-cheng así como a las tropas del Norte de Shensí que avanzaran sobre la zona roja de Shensí-Kansú para hostigar la retaguardia de nuestra lucha antijaponesa. A fin de poder entrar en combate directo con los invasores japoneses, la Vanguardia Antijaponesa del Ejército Rojo del Pueblo Chino debería haber concentrado todas sus fuerzas y aniquilado a las tropas de Chiang que le cerraban el paso en su marcha hacia el frente de la lucha antijaponesa. Pero luego de detenida deliberación, la Comisión Militar Revolucionaria del Ejército Rojo llegó a la siguiente conclusión: en la actual crisis nacional, una batalla decisiva entre ambas partes, gánela quien la gane, sólo redundará en perjuicios para la capacidad defensiva de China y llenará de gozo a los imperialistas japoneses. Además, en las tropas de Chiang Kai-shek y de Yen Si-shan hay no pocos oficiales y soldados patriotas, deseosos de poner fin a la guerra civil y lograr la unidad contra el Japón, quienes al obedecer la orden de Chiang y Yen de cerrar el paso al Ejército Rojo en su marcha hacia el frente de la lucha antijaponesa, están en realidad actuando en contra de su propia conciencia. Por eso, para preservar la capacidad defensiva de China y contribuir a la pronta iniciación de la guerra de resistencia contra el Japón, para poner decididamente en práctica las proposiciones hechas en nuestros repetidos mensajes a la nación sobre el cese de la guerra civil y la unidad contra el Japón, así como para acelerar el despertar final de Chiang Kai-shek y de los militares patriotas de su ejército, la Comisión Militar Revolucionaria del Ejército Rojo dispuso que la Vanguardia Antijaponesa popular se replegara a las zonas situadas al Oeste del río Amarillo, a pesar de sus numerosas victorias en Shansí. Con esta acción, reiteramos ante el gobierno de Nankín, ante todas las fuerzas de tierra, mar y aire del país y ente todo el pueblo chino, la sinceridad de nuestras intenciones; con el propósito de poner fin a la guerra civil y luchar contra el Japón, estamos dispuestos a llegar a un alto el fuego en el término de un mes con todas las unidades armadas que atacan al Ejército Rojo antijaponés, y a celebrar negociaciones de paz con ellas. La Comisión Militar Revolucionaria del Ejército Rojo les advierte solemnemente, señores del gobierno de Nankín, que, en estos momentos críticos en que el peligro de una inminente subyugación y exterminio se cierne sobre nuestro país y nuestro pueblo, ya es hora de que ustedes se arrepientan y cambien de rumbo y, guiándose por el espíritu del dicho ‘hermanos que se disputan en casa, frente al ataque de fuera se unen’, pongan fin a la guerra civil en todo el país, primeramente en Shensí, Kansú y Shansí; hecho esto, las dos partes deberán designar delegados con el objeto de discutir las medidas concretas a tomar para resistir al Japón y salvar a la nación. Esto será una dicha tanto para la nación y el país como para ustedes mismos. Pero si ustedes se niegan obstinadamente a prestar oídos a la razón y prefieren ser colaboracionistas y vendepatrias, terminarán por ver desmoronarse su dominación, y serán inevitablemente repudiados y derribados por todo el pueblo. Un antiguo proverbio dice: “Aquel a quien mil dedos señalan, muere sin estar enfermo”. Y otro dice: “El carnicero que deja a un lado su cuchilla, se convierte al instante en Buda”. Les recomendamos, señores, que reflexionen y mastiquen bien estas palabras. Además, la Comisión Militar Revolucionaria del Ejército Rojo llama a todas las organizaciones sociales, partidos y compatriotas que no quieran ser esclavos de una nación extranjera, a apoyar nuestra proposición de alto el fuego, de negociaciones de paz y de unidad contra el Japón, a organizar comités de acción pala poner fin a la guerra civil, a enviar delegados al frente para lograr el alto el fuego de ambas partes y a urgir y supervisar el cumplimiento cabal de esta proposición».
- La consigna de «República popular» fue formulada en la Resolución sobre la presente situación política y las tareas del Partido, adoptada en la reunión de diciembre de 1935 del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China, y en el informe del camarada Mao Zedong Sobre la táctica de la lucha contra el imperialismo japonés. Luego, en vista de las exigencias de la situación, el Partido adoptó la política de obligar a Chiang Kai-shek a luchar contra el Japón y, calculando que la mencionada consigna no sería aceptada por la camarilla de Chiang Kai-shek, la sustituyó por la de «República democrática» en una carta dirigida al Kuomintang en agosto de 1936. Más tarde, en la «Resolución sobre la nueva situación en El movimiento por la resistencia al Japón y la salvación nacional y sobre la república democrática», aprobada por el Comité Central del Partido en septiembre del mismo año, se explicó en términos concretos esta última consigna. Ambas consignas, aunque distintas en la Forma, significaban en esencia lo mismo. A continuación se transcriben dos párrafos concernientes al problema de la república democrática, sacados de esta Resolución. «El Comité Central del Partido considera que, en la situación actual, es necesario lanzar la consigna de “Establecer una república democrática”, porque ésta es la mejor manera de unir a todas las fuerzas antijaponesas para garantizar la integridad territorial de China y prevenir la catástrofe de la subyugación del país y el exterminio del pueblo chino, y porque, además, esta consigna, surgida de las reivindicaciones democráticas de las grandes masas populares, es la más apropiada para la formación de un frente único. Por república democrática se entiende una democracia geográficamente más extensa que la dictadura democrática obrero-campesina existente en una parte del territorio nacional, y un sistema político mucho más progresista que la dictadura unipartidista instaurada por el Kuomintang en las zonas principales de China; por eso, ella puede garantizar mejor un amplio desarrollo de la guerra de resistencia contra el Japón y el logro de la victoria definitiva. Además, la república democrática no sólo permitirá a los más vastos sectores del pueblo chino participar en la vida política nacional, elevar su conciencia política e incrementar su Fuerza organizada, sino que ofrecerá al proletariado chino y su guía, el Partido Comunista, un dilatado campo de acción para su lucha por la victoria futura del socialismo. Por lo tanto, el Partido Comunista de China declara su activo apoyo al movimiento por una república democrática. Declara asimismo que cuando se establezca la república democrática en toda China y se convoque un parlamento elegido por sufragio universal, las zonas rojas entrarán a formar parte de la república, su población elegirá sus representantes al parlamento, y en ellas se pondrá en práctica el mismo sistema democrático.» «El Comité Central subraya que sólo desarrollando sin cesar el movimiento de todo el pueblo chino por la resistencia al Japón y la salvación nacional, ampliando el frente único nacional antijaponés de todos los partidos, grupos políticos, círculos sociales y fuerzas armadas, fortaleciendo el papel de dirección política del Partido Comunista de China en el frente único nacional, reforzando al máximo el Poder rojo y el Ejército Rojo, y sosteniendo una resuelta lucha contra toda palabra o acto entreguista y humillante o tendiente a debilitar el frente único nacional, es como podremos impulsar al gobierno kuomintanista de Nankín a que oponga resistencia al Japón y sentar los prerrequisitos para el establecimiento de una república democrática. Sin una lucha dura y persistente, sin la movilización de todo el pueblo chino y sin un ascenso revolucionario, será imposible crear una república democrática. En el transcurso de su lucha por la república democrática, el Partido Comunista de China debe esforzarse para que ésta comience por poner en práctica el Programa de Diez Puntos para la Resistencia al Japón y por la Salvación Nacional, formulado por nuestro Partido, y lleve adelante las tareas básicas de la revolución democrático-burguesa de China hasta cumplirlas íntegramente.»
- El texto de este telegrama, enviado el lo de febrero de 1937, es el siguiente: «A la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang Señores: Toda la nación celebra con regocijo el arreglo pacífico del Incidente de Sían. De ahora en adelante, será posible llevar a cabo la política de paz interna, de unidad y de solidaridad contra la agresión extranjera; ésta es una dicha para todo el país y toda la nación. En momentos en que los invasores japoneses actúan con desenfreno y la supervivencia de la nación china pende de un hilo, nuestro Partido espera vivamente que, en consonancia con tal política, la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central de su partido adopte los siguientes puntos como política del Estado: 1) Poner fin a todas las guerras civiles y concentrar toda la fuerza del país en una resistencia conjunta a la agresión extranjera; 2) Garantizar las libertades de palabra, reunión y asociación, y poner en libertad a todos los presos políticos; 3) Convocar a una conferencia de representantes de todos los partidos, grupos políticos, círculos sociales y fuerzas armadas, y reunir a toda la gente de talento del país en un empeño común por salvar a la nación; 4) Completar rápidamente todos los preparativos para una guerra de resistencia contra el Japón, y 5) Mejorar las condiciones de vida del pueblo. i la III Sesión Plenaria del Comité Ejecutivo Central de su partido puede establecer resuelta y firmemente lo anterior como política del Estado, nuestro Partido se compromete a lo siguiente como muestra de la sinceridad de su afán de solidaridad contra la agresión extranjera: 1) Suspender en todo el país la política de derrocar al Gobierno Nacional mediante la insurrección armada; 2) Cambiar el nombre del Gobierno Democrático de Obreros y Campesinos por el de Gobierno de la Región Especial de la República de China, y cambiar el nombre del Ejército Rojo haciéndolo formar parte del Ejército Revolucionario Nacional, de modo que dicho Gobierno y dicho Ejército queden directamente dentro de la jurisdicción del Gobierno Central de Nankín y de su Consejo Militar, respectivamente; 3) Poner en práctica en el territorio administrado por el Gobierno de la Región Especial un cabal sistema democrático basado en el sufragio universal y 4) Suspender la política de confiscación de las tierras de los terratenientes y llevar resueltamente a la práctica el programa común del frente único nacional antijaponés».
- En noviembre y diciembre de 1936, más de 45 – 000 obreros de 26 fábricas textiles japonesas y chinas de Shanghai realizaron una gran huelga. En diciembre, los obreros de todas las fábricas textiles japonesas de Chingtao declararon una huelga de solidaridad. Los obreros de Shanghai ganaron la huelga: sus salarios fueron aumentados en un 5 por ciento a partir de noviembre y los patrones de las fábricas se comprometieron a no despedir arbitrariamente a los obreros y a no golpearlos ni insultarlos. La huelga de Chingtao, sin embargo, fue reprimida por la infantería de marina japonesa.
- Después de que los invasores japoneses ocuparon en 1933 Shanjaikuan y penetraron en el Norte de China y, especialmente, después de la firma del «Acuerdo Je-Umezu» en 1935, los imperialistas ingleses y norteamericanos, al ver directamente perjudicados sus intereses en el Norte y el Centro de China, comenzaron a cambiar de actitud frente al Japón e influyeron en la política del gobierno de Chiang Kai-shek hacia ese país. Cuando en 1936 se produjo el Incidente de Sían, Inglaterra propuso rechazar las demandas japonesas perjudiciales para sus intereses en China, e incluso dejó entrever que el gobierno de Chiang Kai-shek, con tal que mantuviese su dominación sobre el pueblo chino, bien podría «entrar en alguna suerte de alianza con el Partido Comunista», con miras a asestar golpes a la política de agresión del Japón.
- En junio de 1936, Li Tsung-yen y Pai Chung-si, caudillos militares de Kuangsí, y Chen Chi-tang, caudillo militar de Kuangtung, declararon su oposición conjunta a Chiang Kai-shek so pretexto de «resistir al Japón y salvar a la nación». En agosto, esta oposición fue deshecha por Chiang Kai-shek recurriendo a la corrupción y la división.
- Las tropas japonesas y las tropas títeres emprendieron en agosto de 1936 la invasión de la provincia de Suiyuán. En noviembre, las tropas chinas allí acantonadas les opusieron resistencia, y todo el pueblo inició un movimiento en apoyo de esta resistencia.
- Después de la conclusión del «Acuerdo Je-Umezu» en 1935, bajo la presión de la creciente marea antijaponesa del pueblo chino y bajo la influencia de la política relativamente dura del imperialismo anglo-norteamericano con respecto al Japón, el gobierno kuomintanista de Nankín tomó frente a éste una actitud algo más firme. En las negociaciones celebradas con el Japón de septiembre a diciembre de 1936, el gobierno del Kuomintang recurrió a tácticas dilatorias, de manera que las negociaciones se suspendieron sin haber llegado a ningún resultado.
- Se refiere a la reunión del Comité Ejecutivo Central del Kuomintang celebrada en Nankín el 15 de febrero de 1937, después del arreglo pacífico del Incidente de Sían.