Cons­tru­yen­do aho­ra el poder popular

El impe­tuo­so desa­rro­llo de la gue­rra revo­lu­cio­na­ria nos exi­ge movi­li­zar a las masas para des­ple­gar de inme­dia­to una cam­pa­ña en el fren­te eco­nó­mi­co y empren­der todas las tareas nece­sa­rias y posi­bles en el terreno de la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca. ¿Por qué? Por­que en la actua­li­dad todos nues­tros esfuer­zos deben estar des­ti­na­dos a con­quis­tar la vic­to­ria en la gue­rra revo­lu­cio­na­ria y, en pri­mer lugar, a con­quis­tar la vic­to­ria com­ple­ta en la lucha por aplas­tar la quin­ta cam­pa­ña enemi­ga de «cer­co y ani­qui­la­mien­to»1; deben estar diri­gi­dos a crear las con­di­cio­nes mate­ria­les que garan­ti­cen el abas­te­ci­mien­to de víve­res y otros sumi­nis­tros al Ejér­ci­to Rojo; a mejo­rar las con­di­cio­nes de vida del pue­blo y esti­mu­lar­lo así a par­ti­ci­par aún más acti­va­men­te en la gue­rra revo­lu­cio­na­ria; a orga­ni­zar a las gran­des masas popu­la­res en el fren­te eco­nó­mi­co y edu­car­las para que apor­ten nue­vas fuer­zas a la gue­rra; y a con­so­li­dar la alian­za obre­ro-cam­pe­si­na y la dic­ta­du­ra demo­crá­ti­ca de los obre­ros y cam­pe­si­nos y for­ta­le­cer la direc­ción del pro­le­ta­ria­do por medio de la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca. Para alcan­zar todos estos obje­ti­vos, es nece­sa­rio empren­der la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca. Esto deben enten­der­lo cla­ra­men­te todos los que están dedi­ca­dos al tra­ba­jo revo­lu­cio­na­rio. Algu­nos cama­ra­das han esti­ma­do impo­si­ble des­ti­nar tiem­po a la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca, ale­gan­do que la gue­rra revo­lu­cio­na­ria ya man­tie­ne a la gen­te bas­tan­te ocu­pa­da, y han acu­sa­do de «des­via­cio­nis­ta de dere­cha» a todo el que habla de la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca. En su opi­nión, la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca es impo­si­ble en las con­di­cio­nes de una gue­rra revo­lu­cio­na­ria y sólo será posi­ble des­pués de la vic­to­ria final, cuan­do haya paz y tran­qui­li­dad. Cama­ra­das, estos pun­tos de vis­ta son erró­neos. Los que sos­tie­nen esas opi­nio­nes no se dan cuen­ta de que sin la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca no se podrán ase­gu­rar las con­di­cio­nes mate­ria­les para la gue­rra revo­lu­cio­na­ria y el pue­blo se sen­ti­rá exhaus­to en el cur­so de una gue­rra pro­lon­ga­da. ¡Refle­xio­nen! El enemi­go nos impo­ne un blo­queo eco­nó­mi­co, los espe­cu­la­do­res y los reac­cio­na­rios minan nues­tras finan­zas y nues­tro comer­cio, y el inter­cam­bio comer­cial de nues­tras zonas rojas con otras regio­nes tro­pie­za con serios obs­tácu­los. ¿No se verá gra­ve­men­te afec­ta­da la gue­rra revo­lu­cio­na­ria si no supe­ra­mos estas difi­cul­ta­des? La sal es muy cara y a veces ni siquie­ra se con­si­gue. El arroz es bara­to en oto­ño e invierno, pero terri­ble­men­te caro en pri­ma­ve­ra y verano. Todo esto afec­ta de for­ma direc­ta a las con­di­cio­nes de vida de los obre­ros y cam­pe­si­nos y hace impo­si­ble su mejo­ra­mien­to. ¿No afec­ta­rá esto a la alian­za obre­ro-cam­pe­si­na, que es nues­tra línea fun­da­men­tal? Si las masas obre­ras y cam­pe­si­nas se sien­ten des­con­ten­tas con sus con­di­cio­nes de vida, ¿no afec­ta­rá esto al aumen­to de efec­ti­vos de nues­tro Ejér­ci­to Rojo y a la movi­li­za­ción de las masas para la gue­rra revo­lu­cio­na­ria? Por eso, es extre­ma­da­men­te erró­nea la idea de que no se debe empren­der la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca duran­te la gue­rra revo­lu­cio­na­ria. Los que así pien­san dicen tam­bién con fre­cuen­cia que todo debe estar subor­di­na­do a la gue­rra, pero no com­pren­den que renun­ciar a la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca no sig­ni­fi­ca subor­di­nar­lo todo a la gue­rra, sino debi­li­tar el esfuer­zo béli­co. Sólo des­ple­gan­do nues­tro tra­ba­jo en el fren­te eco­nó­mi­co y desa­rro­llan­do la eco­no­mía de las zonas rojas, podre­mos crear una base mate­rial ade­cua­da para la gue­rra revo­lu­cio­na­ria, des­en­vol­ver con éxi­to nues­tras ofen­si­vas mili­ta­res y ases­tar enér­gi­cos gol­pes a las cam­pa­ñas enemi­gas de «cer­co y ani­qui­la­mien­to»; sólo así podre­mos con­tar con los recur­sos nece­sa­rios para engro­sar las filas del Ejér­ci­to Rojo y exten­der nues­tro fren­te de com­ba­te a regio­nes situa­das a miles de li de dis­tan­cia, de modo que nues­tro Ejér­ci­to Rojo pue­da, cuan­do las cir­cuns­tan­cias sean favo­ra­bles, ata­car Nan­chang y Chiu­chiang sin preo­cu­pa­ción algu­na y que, ali­via­da la tarea de apro­vi­sio­nar­se por sí mis­mo, pue­da con­cen­trar toda su aten­ción en la lucha con­tra el enemi­go; y sólo así podre­mos satis­fa­cer en cier­ta medi­da las nece­si­da­des mate­ria­les de las gran­des masas, de modo que éstas se incor­po­ren al Ejér­ci­to Rojo o reali­cen otras tareas revo­lu­cio­na­rias con mayor entu­sias­mo. Esto es jus­ta­men­te lo que sig­ni­fi­ca subor­di­nar­lo todo a la gue­rra. Entre los que están dedi­ca­dos al tra­ba­jo revo­lu­cio­na­rio en dife­ren­tes luga­res, hay muchos que toda­vía no entien­den la impor­tan­cia de la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca para la gue­rra revo­lu­cio­na­ria, y muchos órga­nos loca­les de poder no han exa­mi­na­do seria­men­te los pro­ble­mas de esta cons­truc­ción. Los depar­ta­men­tos eco­nó­mi­cos de los gobier­nos loca­les no están aún bien orga­ni­za­dos; algu­nos de ellos ni siquie­ra tie­nen direc­to­res, en tan­to que en otros se ha nom­bra­do a gen­te incom­pe­ten­te con el solo obje­to de lle­nar vacan­tes. La for­ma­ción de las coope­ra­ti­vas se encuen­tra toda­vía en su eta­pa ini­cial, y el tra­ba­jo de regu­la­ción del abas­te­ci­mien­to de víve­res ha comen­za­do sólo en algu­nos luga­res. No se ha rea­li­za­do entre las gran­des masas nin­gu­na pro­pa­gan­da acer­ca de la tarea de la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca (aun­que esta pro­pa­gan­da es muy urgen­te), ni se ha crea­do entre ellas un ambien­te de entu­sias­mo por esta tarea. Todo esto se debe a que no se apre­cia la impor­tan­cia de la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca. A tra­vés de las dis­cu­sio­nes que uste­des sos­ten­gan en esta con­fe­ren­cia y de los infor­mes que pre­sen­ten al regre­sar a sus pues­tos, tene­mos que crear un ambien­te de entu­sias­mo por la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca entre todo el per­so­nal del gobierno y entre las gran­des masas de obre­ros y cam­pe­si­nos. Es pre­ci­so hacer com­pren­der a todo el mun­do la impor­tan­cia que tie­ne la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca para la gue­rra revo­lu­cio­na­ria, a fin de que todos se esfuer­cen por pro­mo­ver la sus­crip­ción de bonos del Emprés­ti­to Públi­co para la Cons­truc­ción Eco­nó­mi­ca, desa­rro­llen el movi­mien­to coope­ra­ti­vo y esta­blez­can en todas par­tes gra­ne­ros públi­cos y depó­si­tos de víve­res en pre­ven­ción del ham­bre. Cada dis­tri­to debe ins­ta­lar un sub­de­par­ta­men­to de regu­la­ción del abas­te­ci­mien­to de víve­res, con sucur­sa­les en terri­to­rios y mer­ca­dos de impor­tan­cia. Por una par­te, den­tro de las zonas rojas debe­mos tras­la­dar el grano de los luga­res que ten­gan exce­den­tes a aque­llos don­de haya esca­sez, para evi­tar que se acu­mu­le en algu­nos sitios mien­tras no se pue­da adqui­rir en otros y que su pre­cio sea dema­sia­do bajo en unos luga­res y dema­sia­do alto en otros. Por otra par­te, debe­mos expor­tar de mane­ra pla­ni­fi­ca­da (y no en can­ti­da­des ili­mi­ta­das) exce­den­tes de grano, evi­tan­do así la explo­ta­ción por par­te de inter­me­dia­rios ines­cru­pu­lo­sos, y com­prar artícu­los de pri­me­ra nece­si­dad en las zonas blan­cas. Todos debe­mos esfor­zar­nos por desa­rro­llar la agri­cul­tu­ra y la indus­tria arte­sa­na, fabri­car más ape­ros agrí­co­las y pro­du­cir mayor can­ti­dad de cal, a fin de ase­gu­rar una mejor cose­cha para el pró­xi­mo año; y debe­mos res­ta­ble­cer el anti­guo nivel de la pro­duc­ción de tungs­teno, made­ra, alcan­for, papel, taba­co, telas de lino, hon­gos secos, esen­cia de men­ta y otros pro­duc­tos loca­les, y ven­der­los en gran­des can­ti­da­des en las zonas blancas.

A juz­gar por su volu­men, los cerea­les ocu­pan el pri­mer lugar entre nues­tros prin­ci­pa­les artícu­los de expor­ta­ción. Todos los años se expor­tan unos tres millo­nes de dan de arroz sin des­cas­ca­ri­llar ‑un pro­me­dio de un dan por per­so­na en una pobla­ción de tres millo­nes de habi­tan­tes- a cam­bio de artícu­los de pri­me­ra nece­si­dad. Con segu­ri­dad, la cifra real no pue­de ser infe­rior a la seña­la­da. Pero, ¿quién se ocu­pa de este nego­cio? Úni­ca­men­te los comer­cian­tes, que explo­tan cruel­men­te al pue­blo en estas tran­sac­cio­nes. El año pasa­do los cam­pe­si­nos de los dis­tri­tos de Wanan y Tai­je ven­die­ron a los comer­cian­tes arroz sin des­cas­ca­ri­llar a cin­cuen­ta fenes el dan, y éstos lo envia­ron a Kan­chou don­de lo reven­die­ron a cua­tro yua­nes el dan, ganan­do sie­te veces más de lo que les había cos­ta­do. Tome­mos otro ejem­plo. Cada año nues­tros tres millo­nes de habi­tan­tes con­su­men sal por valor de unos nue­ve millo­nes de yua­nes y nece­si­tan telas por un valor apro­xi­ma­do de seis millo­nes. Sobra decir que este nego­cio de la sal y las telas, cuyo mon­to total ascien­de a quin­ce millo­nes de yua­nes, ha esta­do ente­ra­men­te en manos de los comer­cian­tes y que noso­tros nun­ca nos hemos ocu­pa­do de ello. La explo­ta­ción por par­te de estos inter­me­dia­rios ha sido real­men­te enor­me. Por ejem­plo, com­pran sal en Mei­sien a razón de sie­te jin por un yuan y la ven­den en nues­tras zonas a doce liang2 por un yuan. ¿No es ésta una terri­ble explo­ta­ción? No pode­mos seguir des­aten­dien­do este esta­do de cosas y en ade­lan­te debe­mos ocu­par­nos noso­tros mis­mos de este comer­cio. Nues­tro Depar­ta­men­to de Comer­cio Exte­rior tie­ne que hacer gran­des esfuer­zos en ese sentido.

¿Cómo uti­li­zar los tres millo­nes de yua­nes pro­ve­nien­tes del Emprés­ti­to Públi­co para la Cons­truc­ción Eco­nó­mi­ca? Pen­sa­mos emplear­los así: un millón será des­ti­na­do a los gas­tos mili­ta­res del Ejér­ci­to Rojo, y dos millo­nes serán pres­ta­dos como capi­tal a las coope­ra­ti­vas, al Depar­ta­men­to de Regu­la­ción del Abas­te­ci­mien­to de Víve­res y al Depar­ta­men­to de Comer­cio Exte­rior. De esta últi­ma can­ti­dad, una gran par­te se uti­li­za­rá para desa­rro­llar nues­tro comer­cio con las regio­nes exte­rio­res, y el res­to, para fomen­tar la pro­duc­ción. Nues­tro obje­ti­vo con­sis­te no sólo en desa­rro­llar la pro­duc­ción, sino tam­bién en ven­der nues­tros pro­duc­tos a pre­cios jus­tos en las zonas blan­cas y com­prar allí sal y telas a pre­cios bajos para su dis­tri­bu­ción entre las masas popu­la­res, rom­pien­do de esta mane­ra el blo­queo del enemi­go y con­tra­rres­tan­do la explo­ta­ción de los comer­cian­tes. Debe­mos desa­rro­llar cada día más la eco­no­mía del pue­blo, mejo­rar en gran medi­da las con­di­cio­nes de vida de las masas e incre­men­tar en for­ma sus­tan­cial la ren­ta públi­ca, echan­do así una sóli­da base mate­rial para la gue­rra revo­lu­cio­na­ria y la cons­truc­ción económica.

Esta es una gran tarea, una gran lucha de cla­ses. Pero debe­mos pre­gun­tar­nos: ¿Pue­de cum­plir­se esta tarea en medio de una enco­na­da gue­rra? Creo que sí. No habla­mos de ten­der una línea ferro­via­ria a Lung­yen ni, por el momen­to, de cons­truir una carre­te­ra a Kan­chou. No deci­mos que se deba hacer de la ven­ta del grano un mono­po­lio abso­lu­to, ni que el comer­cio de la sal y las telas, eva­lua­do en quin­ce millo­nes de yua­nes, deba ser mane­ja­do ente­ra­men­te por el gobierno, con exclu­sión de los comer­cian­tes. No es eso lo que deci­mos ni lo que tra­ta­mos de hacer. Lo que deci­mos y tra­ta­mos de hacer es desa­rro­llar la agri­cul­tu­ra y la indus­tria arte­sa­na, expor­tar grano y tungs­teno e impor­tar sal y telas, comen­zan­do por el momen­to con un fon­do de dos millo­nes de yua­nes más el dine­ro inver­ti­do por las masas. ¿Es ésta una obra que no deba­mos empren­der, que no poda­mos empren­der ni rea­li­zar? Ya hemos comen­za­do ese tra­ba­jo y logra­do algu­nos éxi­tos. La cose­cha de oto­ño de este año ha sido de un 20 a un 25 por cien­to mayor que la del año pasa­do, superan­do el aumen­to pre­vis­to de un 20 por cien­to. En el terreno de la indus­tria arte­sa­na, la pro­duc­ción de ape­ros agrí­co­las y de cal está en pro­ce­so de recu­pe­ra­ción, y la de tungs­teno ha comen­za­do a reha­cer­se. La pro­duc­ción de taba­co, papel y made­ra tam­bién empie­za a reani­mar­se lige­ra­men­te. En la regu­la­ción del abas­te­ci­mien­to de víve­res se han logra­do muchos éxi­tos este año. Se ha ini­cia­do cier­to tra­ba­jo en la impor­ta­ción de sal. En estos logros basa­mos nues­tra fir­me con­vic­ción de que pode­mos hacer mayo­res pro­gre­sos en el futu­ro. ¿No es evi­den­te­men­te erró­neo decir que la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca es impo­si­ble aho­ra y que sólo será posi­ble des­pués del tér­mino de la guerra?

Por tan­to resul­ta cla­ro que en la eta­pa actual, la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca debe girar en torno a nues­tra tarea cen­tral: la gue­rra revo­lu­cio­na­ria. Actual­men­te, la gue­rra revo­lu­cio­na­ria es nues­tra tarea cen­tral, y la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca sir­ve a esta tarea, gira en torno suyo y está subor­di­na­da a ella. Es igual­men­te erró­neo con­si­de­rar la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca como el cen­tro de todas nues­tras tareas actua­les y des­cui­dar por ello la gue­rra revo­lu­cio­na­ria, o rea­li­zar la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca des­vin­cu­lán­do­la de la gue­rra revo­lu­cio­na­ria. Sólo cuan­do la gue­rra civil haya ter­mi­na­do, se podrá y debe­rá con­si­de­rar la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca como el cen­tro de todas nues­tras tareas. Es pura ilu­sión inten­tar rea­li­zar, en el cur­so de la gue­rra civil, una cons­truc­ción eco­nó­mi­ca pro­pia de tiem­pos de paz, nece­sa­ria y posi­ble sólo en el futu­ro y no en el pre­sen­te. Las tareas actua­les son las que la gue­rra exi­ge con urgen­cia. Cada una de ellas debe ser­vir a la gue­rra y nin­gu­na es empre­sa de tiem­pos de paz sepa­ra­da de la gue­rra. Si algún cama­ra­da abri­ga la idea de rea­li­zar la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca des­vin­cu­lán­do­la de la gue­rra, debe corre­gir en segui­da este pun­to de vis­ta erróneo.

Sin un esti­lo de direc­ción correc­to y méto­dos de tra­ba­jo correc­tos será impo­si­ble desa­rro­llar con rapi­dez la cam­pa­ña en el fren­te eco­nó­mi­co. Éste es tam­bién un pro­ble­ma impor­tan­te que hay que resol­ver en esta con­fe­ren­cia. Por­que los cama­ra­das aquí pre­sen­tes no sólo ten­drán mucho tra­ba­jo que rea­li­zar tan pron­to como regre­sen, sino que ade­más debe­rán diri­gir a un gran núme­ro de per­so­nas con quie­nes tra­ba­ja­rán. Esto con­cier­ne en par­ti­cu­lar a los cama­ra­das que tra­ba­jan a nive­les de can­tón y muni­ci­pio, así como a los que tra­ba­jan en coope­ra­ti­vas, en depar­ta­men­tos de víve­res y de comer­cio y en ofi­ci­nas de com­pras; tan­to unos como otros se dedi­can per­so­nal­men­te al tra­ba­jo prác­ti­co de movi­li­zar a las masas para que orga­ni­cen coope­ra­ti­vas, de regu­lar el abas­te­ci­mien­to de víve­res y trans­por­tar­los y de admi­nis­trar nues­tro comer­cio con las regio­nes exte­rio­res. Si su esti­lo de direc­ción es erró­neo y si no adop­tan méto­dos de tra­ba­jo correc­tos y efi­ca­ces, su tra­ba­jo se verá inme­dia­ta­men­te afec­ta­do, y no podre­mos obte­ner el apo­yo de las gran­des masas para nues­tras dis­tin­tas tareas, ni cum­plir por com­ple­to, en el oto­ño e invierno de este año y en la pri­ma­ve­ra y verano del que vie­ne, el plan del Gobierno Cen­tral para la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca. Por lo tan­to, qui­sie­ra lla­mar la aten­ción de nues­tros cama­ra­das sobre los siguien­tes puntos:

Pri­me­ro. Movi­li­zar a las masas a tra­vés de los dis­tin­tos medios orga­ni­za­ti­vos. En pri­mer lugar, los cama­ra­das de las pre­si­den­cias y de los depar­ta­men­tos eco­nó­mi­cos y finan­cie­ros de los gobier­nos a todos los nive­les deben poner sis­te­má­ti­ca­men­te en su orden del día y exa­mi­nar, super­vi­sar y veri­fi­car el tra­ba­jo rela­ti­vo a la colo­ca­ción de bonos del emprés­ti­to públi­co, a la for­ma­ción de coope­ra­ti­vas, a la regu­la­ción del abas­te­ci­mien­to de víve­res y al fomen­to de la pro­duc­ción y del comer­cio. En segun­do lugar, es pre­ci­so poner en movi­mien­to a las orga­ni­za­cio­nes de masas, prin­ci­pal­men­te a los sin­di­ca­tos y a las ligas de cam­pe­si­nos pobres. Los sin­di­ca­tos deben movi­li­zar a todos sus afi­lia­dos para que se incor­po­ren a la lucha en el fren­te eco­nó­mi­co. Las ligas de cam­pe­si­nos pobres cons­ti­tu­yen una pode­ro­sa base para movi­li­zar a las masas en la crea­ción de coope­ra­ti­vas y en la sus­crip­ción de bonos del emprés­ti­to públi­co; los gobier­nos terri­to­ria­les y can­to­na­les deben diri­gir vigo­ro­sa­men­te a las ligas. Ade­más, tene­mos que hacer pro­pa­gan­da en favor de la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca por medio de reunio­nes que se cele­bren en aldeas o en casas, expo­nien­do con cla­ri­dad la rela­ción que exis­te entre la gue­rra revo­lu­cio­na­ria y la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca y expli­can­do en tér­mi­nos muy con­cre­tos cómo mejo­rar las con­di­cio­nes de vida de las masas y aumen­tar nues­tra capa­ci­dad de com­ba­te. Es pre­ci­so lla­mar a las masas a sus­cri­bir bonos del emprés­ti­to públi­co, desa­rro­llar las coope­ra­ti­vas, regu­lar el abas­te­ci­mien­to de víve­res, con­so­li­dar las finan­zas y fomen­tar el comer­cio; es pre­ci­so lla­mar­las a luchar por estas con­sig­nas y ele­var su entu­sias­mo. No podre­mos alcan­zar nues­tros obje­ti­vos si no movi­li­za­mos a las masas ni hace­mos pro­pa­gan­da entre ellas por los medios orga­ni­za­ti­vos arri­ba men­cio­na­dos, es decir, si las pre­si­den­cias y los depar­ta­men­tos eco­nó­mi­cos y finan­cie­ros de los gobier­nos a todos los nive­les no se preo­cu­pan seria­men­te de exa­mi­nar y veri­fi­car el tra­ba­jo de cons­truc­ción eco­nó­mi­ca, si no ponen en movi­mien­to a las orga­ni­za­cio­nes de masas ni cele­bran míti­nes de masas para hacer propaganda.

Segun­do. Los méto­dos de movi­li­za­ción de las masas no deben ser buro­crá­ti­cos. La direc­ción buro­crá­ti­ca es inad­mi­si­ble en la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca, lo mis­mo que en cual­quier otra labor revo­lu­cio­na­ria. Es pre­ci­so arro­jar al basu­re­ro el buro­cra­tis­mo, ese gran mal que todo cama­ra­da detes­ta. Los méto­dos que todos los cama­ra­das deben pre­fe­rir son los que intere­san a las masas, es decir, aqué­llos que son acep­ta­dos gus­to­sa­men­te por los obre­ros y cam­pe­si­nos. Una de las mani­fes­ta­cio­nes del buro­cra­tis­mo es el rela­ja­mien­to en el tra­ba­jo debi­do a la indi­fe­ren­cia o a la negli­gen­cia. Debe­mos sos­te­ner una seve­ra lucha con­tra este fenó­meno. Otra mani­fes­ta­ción es el auto­ri­ta­ris­mo. Apa­ren­te­men­te, los que prac­ti­can el auto­ri­ta­ris­mo no mues­tran nin­gún rela­ja­mien­to en su tra­ba­jo, y dan la impre­sión de que tra­ba­jan con entu­sias­mo. Pero, en reali­dad, es impo­si­ble desa­rro­llar con éxi­to las coope­ra­ti­vas median­te méto­dos auto­ri­ta­rios, y aun­que éstas parez­can haber­se desa­rro­lla­do momen­tá­nea­men­te, no podrán con­so­li­dar­se. En con­se­cuen­cia, que­da­rán des­acre­di­ta­das y su desa­rro­llo se verá obs­ta­cu­li­za­do. Pro­mo­ver la sus­crip­ción de bonos del emprés­ti­to públi­co en for­ma auto­ri­ta­ria e impo­ner las cuo­tas de mane­ra arbi­tra­ria sin preo­cu­par­se de si las masas com­pren­den para qué es el emprés­ti­to, ni de cuán­tos bonos pue­den sus­cri­bir, trae­rá como resul­ta­do su des­con­ten­to y hará impo­si­ble una bue­na sus­crip­ción de bonos. Debe­mos recha­zar el auto­ri­ta­ris­mo; lo que nece­si­ta­mos es hacer una vigo­ro­sa pro­pa­gan­da para con­ven­cer a las masas y, tenien­do en cuen­ta las cir­cuns­tan­cias con­cre­tas y los reales y mani­fies­tos deseos de las masas, desa­rro­llar las coope­ra­ti­vas, pro­mo­ver la sus­crip­ción de bonos del emprés­ti­to públi­co y rea­li­zar todo el tra­ba­jo de movi­li­za­ción en el terreno económico.

Ter­ce­ro. Se requie­re un gran núme­ro de cua­dros para des­ple­gar la cam­pa­ña de cons­truc­ción eco­nó­mi­ca. No se tra­ta de algu­nas dece­nas o cen­te­na­res, sino de miles y dece­nas de miles de per­so­nas a quie­nes hay que orga­ni­zar, adies­trar y des­ti­nar al fren­te de la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca. Ellos serán los man­dos en el fren­te eco­nó­mi­co y las gran­des masas popu­la­res, los com­ba­tien­tes. La gen­te se que­ja a menu­do de la esca­sez de cua­dros. Pero, ¿exis­te real­men­te esca­sez de cua­dros, cama­ra­das? De las masas que se han tem­pla­do en las luchas agra­rias y eco­nó­mi­cas y en la gue­rra revo­lu­cio­na­ria, han sur­gi­do innu­me­ra­bles cua­dros. ¿Cómo pode­mos decir que exis­te esca­sez de cua­dros? Aban­do­nen ese pun­to de vis­ta erró­neo y encon­tra­rán cua­dros a su alrededor.

Cuar­to. En la actua­li­dad, la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca es inse­pa­ra­ble no sólo de la tarea gene­ral, la gue­rra, sino tam­bién de las demás tareas. Sólo desa­rro­llan­do en pro­fun­di­dad la cam­pa­ña de veri­fi­ca­ción de la dis­tri­bu­ción de la tie­rra3, será posi­ble eli­mi­nar por com­ple­to la pro­pie­dad feu­dal y semi­feu­dal de la mis­ma, ele­var el entu­sias­mo de los cam­pe­si­nos por la pro­duc­ción e incor­po­rar rápi­da­men­te a las gran­des masas cam­pe­si­nas al fren­te de la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca. Sólo apli­can­do resuel­ta­men­te la Ley del Tra­ba­jo, será posi­ble mejo­rar las con­di­cio­nes de vida de los obre­ros y hacer­los par­ti­ci­par de for­ma acti­va y rápi­da en la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca, refor­zan­do así su direc­ción sobre los cam­pe­si­nos. Sólo diri­gien­do en for­ma correc­ta las elec­cio­nes y la cam­pa­ña de denun­cia4, la que se desa­rro­lla simul­tá­nea­men­te con la cam­pa­ña de veri­fi­ca­ción de la dis­tri­bu­ción de la tie­rra, será posi­ble for­ta­le­cer nues­tros orga­nis­mos guber­na­men­ta­les, de modo que nues­tro gobierno pue­da diri­gir con mayor vigor la gue­rra revo­lu­cio­na­ria y todo nues­tro tra­ba­jo, inclui­do el tra­ba­jo eco­nó­mi­co. La ele­va­ción del nivel polí­ti­co y cul­tu­ral de las masas por medio del tra­ba­jo cul­tu­ral y edu­ca­cio­nal es asi­mis­mo de suma impor­tan­cia para el desa­rro­llo de la eco­no­mía. Sobra decir que el engro­sa­mien­to de las filas del Ejér­ci­to Rojo no debe ser des­cui­da­do ni un solo día. Está cla­ro para todos que sin las vic­to­rias del Ejér­ci­to Rojo sería aún más estre­cho el blo­queo eco­nó­mi­co del enemi­go. Por otra par­te, el desa­rro­llo de la eco­no­mía y el mejo­ra­mien­to de las con­di­cio­nes de vida de las masas cons­ti­tui­rán, sin duda algu­na, una gran ayu­da para el cre­ci­mien­to del Ejér­ci­to Rojo y ani­ma­rán a las gran­des masas popu­la­res a mar­char con entu­sias­mo al fren­te. En una pala­bra, si cum­pli­mos todas las tareas arri­ba men­cio­na­das, inclu­yen­do la nue­va e impor­tan­tí­si­ma tarea de la cons­truc­ción eco­nó­mi­ca, y si las pone­mos todas al ser­vi­cio de la gue­rra revo­lu­cio­na­ria, ésta se verá coro­na­da indu­da­ble­men­te con nues­tra victoria.

Mao Zedong

20 de agos­to de 1933

  1. De 1930 a 1934, las tro­pas de Chiang Kai-shek lan­za­ron cin­co ofen­si­vas de gran­des pro­por­cio­nes, lla­ma­das cam­pa­ñas de «cer­co y ani­qui­la­mien­to», con­tra las zonas rojas cuyo cen­tro era la ciu­dad de Yui­chín, pro­vin­cia de Chiang­sí. La quin­ta de esas cam­pa­ñas se ini­ció en octu­bre de 1933, pero Chiang Kai-shek la había veni­do pre­pa­ran­do acti­va­men­te des­de el verano de ese mis­mo año. 
  2. 16 liang = 1 jin = 12 kilo.
  3. Esta cam­pa­ña se lle­vó a cabo en las zonas rojas des­pués de la refor­ma agra­ria para com­pro­bar si la tie­rra había sido dis­tri­bui­da en for­ma justa. 
  4. Fue una cam­pa­ña demo­crá­ti­ca en la que se esti­mu­ló a las gran­des masas popu­la­res a denun­ciar las accio­nes repro­ba­bles de fun­cio­na­rios del gobierno democrático.

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