La política vasca ha dado especímenes dignos de estudio. Ha habido y hay, por supuesto, gentes dignas, entregadas, preparadas y hasta ejemplos de dignidad en los peores trances. Que cada cual redacte su lista.
Pero es sabido que lo negro destaca siempre sobre lo blanco y así brillan con luz propia personajes como el chorizo Roldán, el tramposillo Iturgaiz, Urralburu ‑que, según sentencia, robó con frenesí de las arcas navarras‑, el inimitable Pablo Mosquera, que un buen día hizo las maletas y volvió a su Galicia natal dejando empantanados y endeudados a todos los que embarcó en su artificiosa Unidad Alavesa, o Kepa Aulestia, que pasó del independentismo marxista-leninista al entregado «sí inequívoco» a la Constitución española.
Muchos ya son historia, pero el manantial de la política vasca no se agota.
Preside la legación del PP en la CAV Antonio Basagoiti, vizcaino de Neguri. De hondas raíces familiares en la dictadura, un tipo también peculiar en su expresión, de gesto afectado y verborrea de chaval de instituto.
Basagoiti es ahora el encargado de marcarle el paso a Patxi López, el inmerecido lehendakari, y se siente tan a gusto en el papel que se ha erigido también en el gran inquisidor de la política en esta parte de Euskal Herria.
Mira con obsesión a la izquierda independentista, llama a los medios y, sin pensárselo mucho, pronuncia sus soflamas: «ya no basta con condenar, deben pedir perdón y aceptar la legitimidad de la Constitución». Tres insensateces concatenadas.
Primero, porque en este mundo sólo condenan los jueces (los creyentes creerán que en el Juicio Final será su Dios quien condene o absuelva).
Segundo, porque si alguien debe pedir perdón a los vascos es quien los ha negado y los niega en su condición de pueblo. Ellos son los verdaderos responsables de la pervivencia de un conflicto enquistado en el siglo XXI en el corazón de Europa.
Y tercero, porque la legitimidad de la Constitución española en Euskal Herria es, simple y llanamente, inexistente. Que repase los resultados de aquel referéndum de chicha y nabo.
No se quedan ahí las aportaciones de Basagoiti. Es un surtidor inagotable .
Ahora propone ilegalizar las listas electorales de partidos donde concurran personas que «hayan pertenecido o tenido relación con el mundo de Batasuna». Empiece a repasar Basagoiti y a buen seguro no podrá presentarse ni el PP. Repasen, repasen.