Beinstein

Entre­vis­ta de Hemis­fe­rio Izquier­do a Jor­ge Beinstein

Hemis­fe­rio Izquier­do: Cuan­do ganó Oba­ma en 2008 se cons­tru­yó un rela­to que poco más seña­la­ba el fin de las pre­ten­cio­nes hege­mó­ni­cas y beli­cis­tas de los Esta­dos Uni­dos, al pun­to que en 2009 le entre­ga­ron el Nobel de la Paz ¿Qué balan­ce haría de estos 8 años de ges­tión Oba­ma? ¿Se modi­fi­ca­ron en algo sus obje­ti­vos y su estra­te­gia con res­pec­to a la ges­tión Bush?

Jor­ge Beins­tein: Res­pec­to de Amé­ri­ca Lati­na la ges­tión de Oba­ma comen­zó con el gol­pe de esta­do en Hon­du­ras y con­ti­nuó con una ofen­si­va gene­ral ten­dien­te a la reco­lo­ni­za­ción de la región. Lue­go de los replie­gues impe­ria­les, de la per­di­da de influen­cia que carac­te­ri­zó a la pre­si­den­cia Bush (recor­de­mos el fra­ca­so del ALCA) la pre­si­den­cia Oba­ma lan­zó una vas­ta ope­ra­ción de con­quis­ta que se des­ple­gó de mane­ra com­ple­ja, fle­xi­ble pero sistemática.

A nivel glo­bal la estra­te­gia gue­rre­ris­ta de Bush fue enri­que­ci­da con un vas­to aba­ni­co de inter­ven­cio­nes impe­ria­lis­tas como el gol­pe de esta­do en Ucra­nia, la des­truc­ción de Libia y la gue­rra con­tra Siria, inclui­da la crea­ción y pues­ta en mar­cha del lla­ma­do Esta­do Islá­mi­co. Todo ello en un con­tex­to de deca­den­cia eco­nó­mi­ca, social e ins­ti­tu­cio­nal de los Esta­dos Uni­dos que se había ini­cia­do mucho antes pero que se fue agra­van­do duran­te la era Obama.

Todo indi­ca que Esta­dos Uni­dos va hacia una elec­ción entre Trump y Clin­ton, más allá de la piro­tec­nia y las decla­ra­cio­nes alti­so­nan­tes ¿hay que espe­rar algu­na dife­ren­cia entre ambos can­di­da­tos con res­pec­to a la estra­te­gia de Esta­dos Uni­dos hacia el mundo?

En pri­mer lugar con­si­de­ro que por enci­ma de los can­di­da­tos exis­te lo que sue­le lla­mar­se la polí­ti­ca de Esta­do, es decir las estra­te­gias y deci­sio­nes del poder real que en el caso de los Esta­dos Uni­dos está cons­ti­tui­do por una redu­ci­da cúpu­la que arti­cu­la, o tra­ta de arti­cu­lar, a una red para­si­ta­ria de intere­ses finan­cie­ros y mili­ta­res que ope­ran como una masa ines­ta­ble de cama­ri­llas mafio­sas, es lo que yo defino como lum­pen­bur­gue­sia impe­rial o según lo ha defi­ni­do Isa Con­de: lumpenimperialismo.

En segun­do lugar es nece­sa­rio tomar en cuen­ta que los Esta­dos Uni­dos atra­vie­san actual­men­te un fuer­te cri­sis de repre­sen­ta­ti­vi­dad de su estruc­tu­ra polí­ti­ca coin­ci­den­te con la degra­da­ción gene­ral del sis­te­ma social. La vic­to­ria de Trump es la expre­sión de la decli­na­ción del Par­ti­do Repu­bli­cano, un ener­gú­meno com­ple­ta­men­te ines­cru­pu­lo­so ha con­se­gui­do des­pla­zar a los elen­cos tra­di­cio­na­les de ese par­ti­do. La can­di­da­tu­ra de Clin­ton, a dife­ren­cia del caso repu­bli­cano, mues­tra a los polí­ti­cos tra­di­cio­na­les blo­quean­do toda posi­bi­li­dad de reno­va­ción, como fue en su momen­to la can­di­da­tu­ra de Oba­ma que per­mi­tió reju­ve­ne­cer el ros­tro del Par­ti­do Demócrata.

En ter­cer lugar hay que pres­tar aten­ción al hecho de que la eco­no­mía nor­te­ame­ri­ca­na se encuen­tra al bor­de de la rece­sión lue­go de varios años de cre­ci­mien­to ané­mi­co. Si lle­ga la rece­sión, con Trump o Clin­ton en la pre­si­den­cia, se agra­va­rán las ten­den­cias entró­pi­cas, el des­con­ten­to social, la pér­di­da de legi­ti­mi­dad de las ins­ti­tu­cio­nes, etc. Dicha rece­sión alta­men­te posi­ble for­ma par­te de un pro­ce­so rece­si­vo glo­bal que actual­men­te abar­ca a Euro­pa, Japón y bue­na par­te de Amé­ri­ca Lati­na empe­zan­do con Bra­sil, siguien­do con Argentina.

En los últi­mos años los Esta­dos Uni­dos ha veni­do acen­tuan­do su per­fil mili­ta­ris­ta, empu­jan­do a la OTAN con­tra Rusia, tra­tan­do de crear un cer­co agre­si­vo con­tra Chi­na, mul­ti­pli­can­do sus inter­ven­cio­nes direc­tas e indi­rec­tas en nume­ro­sos paí­ses. Ello no le ha ser­vi­do para resol­ver su cri­sis sino todo lo con­tra­rio: la ha agra­va­do. Si sigue avan­zan­do por el camino beli­cis­ta tra­za­do por Bill Clin­ton, Bush (hijo) y Oba­ma tar­de o tem­prano lle­ga­rá a un pun­to de infle­xión suma­men­te gra­ve. Eso no exclu­ye el hecho de que la éli­te domi­nan­te nor­te­ame­ri­ca­na en cier­to momen­to podría tra­tar de lle­gar a algún tipo de acuer­do de coexis­ten­cia con Rusia y Chi­na, aun­que pare­ce difí­cil que lo inten­te (pero no impo­si­ble), ade­más no es fácil pro­nos­ti­car cuan­to tiem­po podría lle­gar a durar ese apa­ci­gua­mien­to. El pro­ble­ma cen­tral es que la super­vi­ven­cia de la cas­ta para­si­ta­ria esta­dou­ni­den­se es impo­si­ble sin la exten­sión del saqueo impe­ria­lis­ta sobre el res­to del mun­do y que al mis­mo tiem­po ese esfuer­zo saquea­dor, polí­ti­co-mili­tar-finan­cie­ro acen­túa su des­or­den interno.

Con­si­de­ro que tan­to Clin­ton como Trump osci­la­rán entre el beli­cis­mo, cada vez más enlo­que­ci­do, y la bús­que­da de acuer­dos pro­vi­so­rios con sus riva­les. Cada uno de ellos lo hará siguien­do su esti­lo: Trump a los gri­tos y Clin­ton con bue­nos modales.

Lue­go de la lla­ma­da «pri­ma­ve­ra ára­be» se ini­ció una suer­te de gue­rra per­ma­nen­te en Medio Orien­te con foco en Siria pero que afec­ta a toda la región ¿cuá­les son las cla­ves para enten­der esta gue­rra? ¿qué intere­ses per­si­gue Esta­dos Uni­dos en este con­flic­to y cómo pode­mos inter­pre­tar la re-apa­ri­ción de Rusia como «glo­bal pla­yer» en este contexto?

La gue­rra con­tra Siria es la con­ti­nui­dad de la ofen­si­va mili­tar esta­dou­ni­den­se en Medio Orien­te y Asia Cen­tral que comen­zó con los auto­aten­ta­dos del 11 de Sep­tiem­bre de 2001 y las inva­sio­nes de Afga­nis­tán e Irak y el inten­to fra­ca­sa­do de liqui­dar a Irán.

Fra­ca­só la estra­te­gia nor­te­ame­ri­ca­na para apo­de­rar­se de esa vas­ta región y así tomar el con­trol del 70 % de los recur­sos petro­le­ros del pla­ne­ta y lue­go estran­gu­lar a Rusia y Chi­na. En ese sen­ti­do la ten­ta­ti­va de liqui­dar a Siria, trans­for­mar­la en una no-socie­dad (como lo hicie­ron con Libia), en un avis­pe­ro des­es­ta­bi­li­za­dor (como le lla­ma­ron sus estra­te­gas) pue­de ser enten­di­da como un inten­to deses­pe­ra­do, alta­men­te irra­cio­nal, por con­tra­rres­tar la suce­sión de fra­ca­sos que van des­de la inter­mi­na­ble gue­rra en Afga­nis­tán (ellos creían que iba a ser una lim­pie­za fácil de ese terri­to­rio) has­ta su inca­pa­ci­dad para des­truir a Irán que amplió su influen­cia en la zona. Los estra­te­gas del Impe­rio segu­ra­men­te esta­ban con­ven­ci­dos de que la cao­ti­za­ción de Siria, suma­do a la exi­to­sa con­quis­ta de Ucra­nia agra­va­ría el cer­co en torno de Rusia e Irán lo que le habría per­mi­ti­do des­ple­gar una ofen­si­va aplas­tan­te en esa zona. Pero se encon­tra­ron con una ejer­ci­to sirio con un gran poten­cial de com­ba­te y fuer­te apo­yo popu­lar, la inter­ven­ción rusa y la de Irán. Sobre todo la inter­ven­ción de Rusia con una capa­ci­dad mili­tar y una auda­cia polí­ti­ca inesperadas.

Este fue el enési­mo error, la enési­ma sub­es­ti­ma­ción de Rusia por par­te de los Esta­dos Uni­dos, demos­tra­ción de la deca­den­cia inte­lec­tual de sus diri­gen­tes. Ellos creían que, a par­tir de Yel­sin, Rusia sufri­ría una dis­lo­ca­ción irre­ver­si­ble, pro­lon­ga­ción del derrum­be sovié­ti­co. Por el con­tra­rio se pro­du­jo una reac­ción de la iden­ti­dad rusa recom­po­nien­do su Esta­do, el cen­tro his­tó­ri­co de dicha iden­ti­dad apo­ya­do en raí­ces cul­tu­ra­les muy pro­fun­das, su eco­no­mía y lue­go su com­ple­jo indus­trial-cien­tí­fi­co-mili­tar. Ello favo­re­ci­do por el aumen­to del pre­cio del petró­leo y del gas (baluar­tes del comer­cio exte­rior ruso), la alian­za estra­té­gi­ca con Chi­na y el empan­ta­na­mien­to esta­dou­ni­den­se en Asia Central.

Tam­bién se equi­vo­ca­ron los estra­te­gas nor­te­ame­ri­ca­nos cuan­do cre­ye­ron que a par­tir del gol­pe de esta­do en Ucra­nia atrae­rían a Rusia hacia un pan­tano de gue­rra pro­lon­ga­da (como había ocu­rri­do con la URSS en Afga­nis­tán) pero los rusos res­pon­die­ron de mane­ra inte­li­gen­te elu­dien­do la pro­vo­ca­ción y ayu­dan­do a con­ver­tir a Ucra­nia en una suer­te de hijo idio­ta de sus padri­nos occi­den­ta­les, sumer­gi­do a una inter­mi­na­ble gue­rra étnica.

Y vol­vie­ron a equi­vo­car­se cuan­do cre­ye­ron que lo de Siria sería una espe­cie de Libia-bis, que Rusia no se atre­ve­ría a inter­ve­nir, que las ban­das de mer­ce­na­rios islá­mi­cos(?) se adue­ña­rían com­ple­ta­men­te de ese país. Rusia inter­vino y los que no fue­ron capa­ces de inter­ve­nir con­tra Rusia fue­ron los occi­den­ta­les. Lo que aho­ra está ocu­rrien­do es que la alian­za estra­té­gi­ca entre Rusia y Chi­na emer­ge como el mayor desa­fío a la supre­ma­cía occidental.

Pasan­do a Amé­ri­ca Lati­na, ¿cuá­les han sido los ejes de la estra­te­gia de Esta­dos Uni­dos hacia nues­tro con­ti­nen­te duran­te estos más de 15 años de pro­gre­sis­mo? ¿esta­mos ante una pér­di­da de hege­mo­nía o ante un cam­bio de estrategia?

Pode­mos hablar de las dos estra­te­gias suce­si­vas más recien­tes. La pri­me­ra de ellas tra­tó de lle­var a la región hacia la inte­gra­ción eco­nó­mi­ca y en con­se­cuen­cia geo­po­lí­ti­ca con los Esta­dos Uni­dos, se tra­tó de la pro­lon­ga­ción (final­men­te ana­cró­ni­ca) de las manio­bras des­ple­ga­das a par­tir del lla­ma­do Con­sen­so de Washing­ton. Pero Amé­ri­ca Lati­na había cam­bia­do, caían los regí­me­nes neo­li­be­ra­les y emer­gían las expe­rien­cias pro­gre­sis­tas, el fra­ca­so de la impo­si­ción del ALCA fue un gol­pe muy duro para la diplo­ma­cia impe­rial. A par­tir de la pre­si­den­cia de Oba­ma los Esta­dos Uni­dos imple­men­tó una nue­va estra­te­gia de recon­quis­ta que des­ple­gó todo el arte de la Gue­rra de Cuar­ta Gene­ra­ción, des­de los gol­pes blan­dos exi­to­sos en Hon­du­ras, Para­guay, Argen­ti­na y Bra­sil has­ta el cock­tail inter­ven­cio­nis­ta con­tra Vene­zue­la y otras ope­ra­cio­nes de con­trol. Para ello uti­li­zan entre otras cosas a las lum­pen­bur­gue­sías loca­les y sus pro­lon­ga­cio­nes socia­les internas.

Con­si­de­ran­do tres ele­men­tos recien­tes que están re-con­fi­gu­ran­do el esce­na­rio: las nego­cia­cio­nes de paz en Colom­bia, el des­con­ge­la­mien­to de las rela­cio­nes Cuba- Esta­dos Uni­dos y la pro­fun­da cri­sis que están atra­ve­san­do los gobier­nos pro­gre­sis­tas ¿Qué pode­mos espe­rar de las polí­ti­cas de Esta­dos Uni­dos hacia la región? ¿Cuá­les serían hoy sus prin­ci­pa­les objetivos?

Los gobier­nos pro­gre­sis­tas lle­ga­ron a su lími­te his­tó­ri­co, pre­ten­dían refor­mar al capi­ta­lis­mo colo­nial hacién­do­lo pro­duc­ti­vo, autó­no­mo y social­men­te inclu­si­vo sin liqui­dar los fun­da­men­tos del sis­te­ma, pero esos fun­da­men­tos eco­nó­mi­cos, mediá­ti­cos, cul­tu­ra­les pudie­ron repro­du­cir­se para final­men­te arre­me­ter y en varios casos derro­car a esos gobier­nos. Des­de ya el cali­fi­ca­ti­vo pro­gre­sis­ta es ambi­guo y a veces con­fu­so, abar­ca des­de expe­rien­cias neo­li­be­ra­les rosa­das como la de Bache­let en Chi­le has­ta otras con pre­ten­sio­nes socia­lis­tas como en Vene­zue­la o Boli­via. Los Esta­dos Uni­dos apro­ve­cha­ron las debi­li­da­des del pro­gre­sis­mo acen­tua­das por el desa­rro­llo de la cri­sis glo­bal para avan­zar en su estra­te­gia de recon­quis­ta de la región.

Los diá­lo­gos de paz en Colom­bia for­man par­te de la estra­te­gia impe­rial, no pudie­ron derro­tar mili­tar­men­te a la insur­gen­cia, tra­tan enton­ces de des­truir­la median­te una com­ple­ja mara­ña que inclu­ye aprie­tes y con­ce­sio­nes, agre­sio­nes des­ca­ra­das y ges­tos amis­to­sos, todo ello des­ti­na­do a atra­par­la en una gela­ti­no­sa red que la iría arras­tran­do hacia un calle­jón sin salida.

A par­tir del gol­pe blan­do en Argen­ti­na los Esta­dos Uni­dos apun­ta­ron hacia tres obje­ti­vos prio­ri­ta­rios, el pri­me­ro aca­ba de ser con­se­gui­do: la recon­quis­ta de Bra­sil, en los pró­xi­mos meses tra­ta­rán de liqui­dar los obs­tácu­los vene­zo­lano y colombiano.

En fin, el des­con­ge­la­mien­to de las rela­cio­nes de los Esta­dos Uni­dos con Cuba bus­ca rea­li­zar un gran abra­zo-de-oso que sumer­ja a la isla en una ola empre­sa­ria-mediá­ti­ca des­ti­na­da a lograr un cam­bio de régi­men. Pero ese jue­go no lo jue­ga un solo pro­ta­go­nis­ta: el Impe­rio, sino varios, en espe­cial Cuba que tra­ta de apro­ve­char dicho des­hie­lo para for­ta­le­cer su eco­no­mía en ple­na tran­si­ción entre mode­los y que obvia­men­te tra­ta de pre­ser­var su autonomía.

El obje­ti­vo final de la estra­te­gia impe­rial es con­ver­tir a la región en un espa­cio des­ar­ti­cu­la­do, con esta­dos mafio­sos y socie­da­des caó­ti­cas nece­sa­rio para la rea­li­za­ción de gran­des saqueos finan­cie­ros y de recur­sos naturales.

Des­de Hemis­fe­rio Izquier­do nos pro­po­ne­mos apor­tar al deba­te sobre las pers­pec­ti­vas estra­té­gi­cas en Amé­ri­ca Lati­na, con­si­de­ran­do el esce­na­rio que nos plan­teas ¿hay hoy un esbo­zo estra­té­gi­co cla­ro para orien­tar la lucha? ¿cuá­les debe­rían ser los ejes cen­tra­les de una estra­te­gia socia­lis­ta hoy?

Exis­ten esbo­zos, refle­xio­nes, prác­ti­cas socia­les pro­me­te­do­ras, resis­ten­cias de diver­so tipo, gran­des movi­mien­tos popu­la­res… se está ter­mi­nan­do la era pro­gre­sis­ta pero su rem­pla­zo reac­cio­na­rio no abre una eta­pa de gober­na­bi­li­dad dere­chis­ta, eli­tis­ta, sino un hori­zon­te caó­ti­co de saqueos, de regí­me­nes ines­ta­bles, hiper­co­rrup­tos. ¿Que otra cosa pode­mos espe­rar de los nue­vos gobier­nos de Bra­sil y Argen­ti­na o de lo que podría lle­gar a ser un régi­men post-cha­vis­ta en Vene­zue­la? De todos modos la ola pro­gre­sis­ta no ha sido una expe­rien­cia inú­til, irrum­pió sobre la base del des­gas­te y en cier­tos casos del des­mo­ro­na­mien­to neo­lio­be­ral pero tam­bién gra­cias a la impo­ten­cia popu­lar para con­ver­tir a esos fenó­me­nos en dis­pa­ra­do­res de revo­lu­cio­nes popu­la­res que eli­mi­nen de raíz las estruc­tu­ras colo­nia­les y sus com­ple­men­tos mediá­ti­cos e ins­ti­tu­cio­na­les. No se pro­du­je­ron revo­lu­cio­nes sino pro­ce­sos de recom­po­si­ción con inclu­sión social al sis­te­ma más o menos refor­ma­do. Eso por supues­to per­mi­tió la super­vi­ven­cia de las éli­tes pero tam­bién des­per­tó la auto­es­ti­ma de masas popu­la­res sumer­gi­das, se mul­ti­pli­ca­ron las orga­ni­za­cio­nes de base, se con­quis­ta­ron dere­chos, mejo­ras socia­les que los gobier­nos dere­chis­tas tra­tan aho­ra o tra­ta­rán de eli­mi­nar. Su accio­nar retró­gra­do gene­ra, gene­ra­rá anti­cuer­pos, resis­ten­cias, mili­tan­cias, es decir una con­tra­cul­tu­ra de los de aba­jo que gra­cias al des­qui­cio de los de arri­ba tie­ne la posi­bi­li­dad de con­ver­tir sus luchas, su prác­ti­cas varia­das en una con­cien­ti­za­ción pro­fun­da, en la per­cep­ción de las cau­sas de la tra­ge­dia. Exis­te un pro­ver­bio en India que dice que cuan­to más alto suba el mono más fácil será ver­le el culo, bueno, el revan­chis­mo, las tro­pe­lías, los robos des­ca­ra­dos de las éli­tes domi­nan­tes dan­zan­do en lo alto del poder nos per­mi­te ver su ver­da­de­ra natu­ra­le­za, sus meca­nis­mos de opre­sión, en suma la estruc­tu­ra del capi­ta­lis­mo colo­nial, trans­na­cio­na­li­za­do, per­ci­bir cla­ra­men­te su deca­den­cia, su cuer­po repugnante.

Estas éli­tes no son los moto­res de recon­ver­sio­nes capi­ta­lis­tas sino la expre­sión de la degra­da­ción del sis­te­ma glo­bal. Esto sig­ni­fi­ca que en Amé­ri­ca Lati­na la rebe­lión con­tra el sis­te­ma está a la orden del día y que la estra­te­gia es la de la cons­truc­ción de ava­lan­chas popu­la­res, de movi­mien­tos insur­gen­tes de amplio espec­tro social, res­pon­dien­do a las cul­tu­ras espe­cí­fi­cas de cada pue­blo, a sus iden­ti­da­des, sus memo­rias, sus poten­cia­li­da­des crea­ti­vas. Segu­ra­men­te se cru­za­rán en el camino diri­gen­tes, mani­pu­la­do­res de dis­tin­to ran­go tra­tan­do de domes­ti­car a las masas, ofre­cien­do alter­na­ti­vas apa­ren­te­men­te posi­bles, habrá que pasar­les por enci­ma. La pro­fun­di­za­ción de la cri­sis deja­rá abier­ta la puer­ta a las revo­lu­cio­nes populares.

8 de junio de 2016

[Jor­ge Beins­tein es Doc­tor de Esta­do en Cien­cias Eco­nó­mi­cas (Uni­ver­si­dad de Fran­che Com­té; Besa­nçon, Fran­cia), espe­cia­lis­ta en pro­nós­ti­cos eco­nó­mi­cos. Fue con­sul­tor de orga­nis­mos inter­na­cio­na­les y gobier­nos, diri­gió nume­ro­sos pro­gra­mas de inves­ti­ga­ción y fue titu­lar de cáte­dras de eco­no­mía inter­na­cio­nal y pros­pec­ti­va tan­to en Euro­pa como en Amé­ri­ca Lati­na. Es pro­fe­sor titu­lar de las cáte­dras libres Glo­ba­li­za­ción y Cri­sis en las Uni­ver­si­da­des de Bue­nos Aires y Cór­do­ba (Argen­ti­na) y de La Haba­na (Cuba), y Direc­tor del Cen­tro de Pros­pec­ti­va y Ges­tión de Sis­te­mas (Cepros). Su pági­na web es http://​beins​tein​.lahai​ne​.org/]

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