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Presentación
En el mundo actual, China es el único país donde han surgido, en medio del cerco del régimen blanco, una o varias pequeñas zonas bajo el poder rojo. Al analizar este fenómeno, encontramos que se debe, entre otras cosas, a las incesantes escisiones y guerras dentro de la burguesía compradora y la clase de los déspotas locales y shenshi malvados de China. Mientras continúen estas escisiones y guerras, podrá subsistir y desarrollarse el régimen independiente creado por los obreros y campesinos mediante la fuerza armada. Su subsistencia y desarrollo requieren, además, las siguientes condiciones:
- una buena base de masas,
- una sólida organización del partido,
- un Ejército Rojo bastante fuerte,
- un terreno favorable para las operaciones militares, y
- recursos económicos suficientes para el abastecimiento.
Frente a las clases dominantes de las regiones que lo rodean, un régimen independiente debe adoptar distintas estrategias según se halle el Poder de esas clases en un período de estabilidad temporal o en uno de ruptura. Cuando se produce una ruptura en el seno de las clases dominantes, como ocurrió con la guerra entre Li Tsung-yen y Tang Sheng-chi en las provincias de Jupei y Junán1, y con la guerra entre Chang Fa-kui y Li Chi-shen en la provincia de Kuangtung2, podernos adoptar una estrategia de avance más o menos audaz, y el territorio bajo el régimen independiente puede extenderse, mediante operaciones militares, en proporciones relativamente grandes.
Sin embargo, aun entonces debemos preocuparnos de asentar cimientos sólidos en los sectores principales de nuestro territorio a fin de tener algo seguro en que apoyarnos al sobrevenir el terror blanco. Cuando el régimen de las clases dominantes es relativamente estable, como ha ocurrido en las provincias del Sur desde abril de este año, debemos adoptar una estrategia de avance gradual. En tal caso, lo que hay que evitar ante todo es, en el terreno militar, dividir nuestras fuerzas para un avance temerario y, en el trabajo local (distribución de la tierra, creación de los órganos de poder, ampliación de las filas del partido y organización de fuerzas armadas locales), dispersar el personal y desatender la tarea de echar cimientos sólidos en los sectores principales. Muchas pequeñas zonas rojas han sufrido derrotas bien por falta de condiciones objetivas, o bien, en el plano subjetivo, a causa de una táctica errónea. Esta se debe exclusivamente a que no se ha sabido distinguir entre los períodos de estabilidad temporal y los de ruptura dentro del régimen de las clases dominantes. En un período de estabilidad temporal del régimen de las clases dominantes, algunos camaradas abogaron por dividir las fuerzas para un avance temerario, e incluso por dejar sólo a la Guardia Roja la defensa de extensas zonas, como si desconocieran por completo que el enemigo, además de emplear las «milicias de casa por casa», podía concentrar tropas regulares para atacarnos. En lo referente al trabajo local, descuidaron totalmente la tarea de asentar cimientos sólidos en los sectores principales, y procuraron una expansión desmesurada, sin considerar si esto estaba dentro de nuestra capacidad. Motejaban de «conservador» a todo aquel que se pronunciase, en el terreno militar, por la política de avance gradual y, en el trabajo local, por concentrar los esfuerzos en echar cimientos sólidos en los sectores principales a fin de asegurar una posición invencible. Sus ideas erróneas fueron la causa fundamental de la derrota sufrida en agosto de este año en la Región Fronteriza de Junán-Chiangsí, así como de la derrota que sufrió ese mismo mes en el Sur de Junán el IV Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo.
Nuestro trabajo en los límites entre Junán y Chiangsí comenzó en octubre del año pasado. En esa época, no quedaba ninguna de las organizaciones del partido en los diversos distritos. En cuanto a las fuerzas armadas locales, sólo subsistían, en las cercanías de las montañas Chingkang, el destacamento de Yuan Wen-tsai y el de Wang Tsuo, cada uno con sesenta fusiles en mal estado. Los destacamentos campesinos de autodefensa de los distritos de Yungsin, Lienjua, Chaling y Lingsien habían sido totalmente desarmados por la clase de los déspotas locales y shenshi malvados, y el fervor revolucionario de las masas había sido ahogado. Hasta febrero de este año, se habían establecido comités distritales del partido en Ningkang, Yung-sin, Chaling y Suichuan, y un comité de territorio especial en Lingsien. En Lienjua comenzó a funcionar una organización del partido, la que logró entrar en contacto con el Comité Distrital de Wanan. En todos los distritos, salvo en Lingsien, habían surgido algunas fuerzas armadas locales. En los distritos de Ningkang, Chaling, Suichuan y Yungsin, especialmente en los dos últimos, se habían realizado, con resultados bastante buenos, numerosos levantamientos guerrilleros orientados a derrocar a los déspotas locales y shenshi malvados y movilizar a las masas. Por entonces, la revolución agraria aún no se había realizado en profundidad. Los órganos de poder se llamaban gobiernos de obreros, campesinos y soldados. En el ejército, se habían organizado comités de soldados3. Cuando las unidades militares salían en misión por separado, se establecían comités de acción para dirigirlas. El organismo dirigente superior del partido allí era, en esa época, el Comité del Frente (con Mao Zedong como secretario), designado por el Comité Provincial de Junán durante el Levantamiento de la Cosecha de Otoño. A principios de marzo, a exigencia del Comité Especial del Sur de Junán, el Comité del Frente fue reorganizado como Comité de División (con Je Ting-ying como secretario), convirtiéndose en un organismo encargado de dirigir exclusivamente las organizaciones del partido en el ejército y sin ninguna autoridad sobre las organizaciones locales del partido. Simultáneamente, a exigencia del Comité Especial del Sur de Junán, las tropas al mando de Mao Zedong fueron trasladadas a esa zona, como resultado de lo cual, la Región Fronteriza fue ocupada por el enemigo durante más de un mes. A fines de marzo, nuestras tropas fueron derrotadas en el Sur de Junán; en abril, las unidades de Chu Te y las de Mao Zedong, así como los destacamentos campesinos del Sur de Junán, se retiraron a Ningkang y comenzaron a establecer de nuevo el régimen independiente en la región fronteriza.
A partir de abril, el régimen independiente en los límites entre Junán y Chiangsí venía creándose justamente en un período de estabilidad temporal del poder de las clases dominantes en el sur. Las tropas reaccionarias que las provincias de Junán y Chiangsí enviaban a realizar operaciones de «aniquilamiento» contra nosotros llegaban por lo menos a ocho o nueve regimientos, e incluso a dieciocho.
Sin embargo, con una fuerza inferior a cuatro regimientos, luchamos contra el enemigo durante cuatro largos meses, ampliando diariamente el territorio bajo nuestro régimen independiente, profundizando la revolución agraria, extendiendo el poder popular y engrosando las filas del Ejército Rojo y de la Guardia Roja. Todo esto fue posible gracias a que era correcta la política de las organizaciones del partido (local y en el Ejército) en la Región Fronteriza. La política del Comité Especial de la Región Fronteriza (cuyo secretario era Mao Zedong) y del Comité del Cuerpo de Ejército (con Chen Yi como secretario) era entonces la siguiente:
- Luchar resueltamente contra el enemigo, establecer el poder en el sector central de la cordillera Luosiao y combatir la tendencia a la huida;
- Profundizar la revolución agraria en las zonas bajo el régimen independiente;
- Desarrollar las organizaciones locales del partido con la ayuda de la organización del partido en el ejército y desarrollar las fuerzas armadas locales con la ayuda del ejército;
- Adoptar una táctica defensiva con respecto a Junán, donde el poderío de las clases dominantes era relativamente grande, y una táctica ofensiva frente a Chiangsí, donde su poderío era relativamente débil;
- Dedicar grandes esfuerzos al desarrollo de nuestro trabajo en Yungsin, crear allí un régimen independiente popular y preparar las condiciones para una lucha prolongada;
- Concentrar las unidades del Ejército Rojo para golpear, en el momento oportuno, al enemigo que las enfrentara, y oponerse a la división de las fuerzas a fin de evitar que fuesen derrotadas por partes; y
- Seguir la política de avanzar en oleadas para extender el territorio bajo el régimen independiente, y oponerse a la política de avance temerario.
Gracias a estas tácticas apropiadas, al terreno de la Región Fronteriza favorable para nuestra lucha y a la falta de plena coordinación entre las tropas atacantes que venían de Junán y Chiangsí, logramos, en los cuatro meses transcurridos de abril a julio, una serie de victorias militares y ampliamos el territorio bajo el régimen independiente popular. Aunque varias veces superior a nosotros en número, el enemigo no consiguió destruir nuestro régimen independiente, ni tampoco pudo impedir su desarrollo, mientras que la influencia de nuestro régimen independiente sobre las provincias de Junán y Chiangsí tendía a crecer día a día. La derrota de agosto se debió exclusivamente a que algunos camaradas, sin comprender que en ese momento las clases dominantes atravesaban por un período de estabilidad temporal, adoptaron una política apropiada para un período de ruptura dentro de dichas clases y dividieron nuestras fuerzas para un avance temerario sobre el Sur de Junán, lo cual las condujo a la derrota tanto en la Región Fronteriza como en el Sur de Junán. Aprovechándose de que en ese momento los camaradas Mao Zedong, Wan Si-sien y otros, quienes sostenían enérgicamente una opinión diferente, se encontraban lejos, en Yungsin, el representante del Comité Provincial de Junán, Tu Siu-ching, y el secretario del Comité Especial de la Región Fronteriza, Yang Kai-ming, designado por el Comité Provincial de Junán, sin tener en cuenta la situación del momento ni hacer caso de la resolución de la reunión conjunta del Comité del Cuerpo de Ejército, el Comité Especial y el Comité Distrital de Yungsin, que no estaba de acuerdo con las opiniones del Comité Provincial de Junán, pusieron mecánicamente en ejecución la orden de este último de dirigirse hacia el Sur de Junán, con lo que respondieron a los sentimientos de los hombres del 29º Regimiento del Ejército Rojo (compuesto por campesinos del distrito de Yichang), quienes querían eludir la lucha y volver a su lugar natal. Esto condujo a la derrota tanto en la Región Fronteriza como en el Sur de Junán.
Los hechos son los siguientes: A mediados de julio, el VIII Cuerpo de Ejército enemigo de Junán, bajo las órdenes de Wu Shang, invadió Ningkang y penetró luego en Yungsin, no consiguiendo entablar combate con nosotros (nuestras tropas trataron de atacarlo por un atajo, pero no dieron con él) y temiendo a las masas, que nos apoyaban, se retiró precipitadamente a Chaling a través de Lienjua. En esos momentos, las unidades principales del Ejército Rojo, que avanzaban desde Ningkang sobre Lingsien y Chaling, cambiaron de plan en Lingsien y viraron hacia el Sur de Junán, mientras las fuerzas enemigas de Chiangsí, cinco regimientos del III Cuerpo de Ejército bajo las órdenes de Wang Chin y Chin Jan-ting y seis regimientos del VI Cuerpo de Ejército bajo las órdenes de Ju Wen-tou, lanzaron conjuntamente un ataque contra Yungsin. En ese entonces, teníamos en Yungsin sólo un regimiento, el que, protegido por las amplias masas populares y mediante ataques guerrilleros desde todas direcciones, logró inmovilizar durante veinticinco días a estos once regimientos en un radio de treinta li4 con centro en la capital del distrito de Yungsin. Finalmente, Yungsin cayó bajo el furioso ataque del enemigo, y luego cayeron Lienjua y Ningkang. En ese momento, súbitas disensiones internas estallaron entre las tropas enemigas de Chiangsí, el VI Cuerpo de Ejército al mando de Ju Wen-tou se retiró apresuradamente y, poco después, entabló combate en Changshu con el III Cuerpo de Ejército de Wang Chin. Los otros cinco regimientos de Chiangsí se retiraron a toda prisa a la capital del distrito de Yungsin. Si nuestras unidades principales no hubieran marchado al sur de Junán, habría sido perfectamente posible desbaratar esas fuerzas enemigas y extender el territorio bajo el régimen independiente hasta incluir Chían, Anfu y Pingsiang, uniéndolo con Pingchiang y Liuyang. Pero, como nuestras unidades principales se hallaban ausentes y el único regimiento de que disponíamos estaba demasiado fatigado, se decidió que una parte del regimiento se quedara para defender las montañas Chingkang junto con los destacamentos de Yuan Wen-tsai y de Wang Tsuo, y que el resto se dirigiera bajo mi mando a Kuitung para encontrarse con nuestras unidades principales y hacerlas regresar. Por entonces, las unidades principales se retiraban del sur de Junán, camino de Kuitung, y allí nos reunimos el 23 de agosto.
A mediados de julio, cuando las unidades principales del Ejército Rojo acababan de llegar a Lingsien, los oficiales y soldados del 29º Regimiento, políticamente vacilantes, quisieron regresar a su lugar natal en el Sur de Junán y se negaron a obedecer órdenes;. Por su parte, el 28º Regimiento, contrario a marchar al sur de Junán pero deseoso de ir al sur de Chiangsí, tampoco quiso volver a Yungsin. Como Tu Siu-ching estimuló las ideas erróneas de los hombres del 29º Regimiento y como el Comité del Cuerpo de Ejército no consiguió disuadirlos, dichas unidades partieron el 17 de julio desde Lingsien, rumbo a Chenchou. Allí trabaron combate el 24 de julio con las fuerzas enemigas bajo el mando de Fan Shi-sheng; lograron éxito al comienzo, pero fueron derrotadas más tarde y se retiraron del combate. A continuación, los hombres del 29º Regimiento se dirigieron por decisión propia a Yichang, su tierra de origen. Resultó que una parte de ellos fueron aniquilados en Lechang por los bandidos de Ju Feng-chang y el resto se dispersó por la zona de Chenchou-Yichang sin que hasta el momento se sepa nada de ellos. Ese día no se logró reunir ni a un centenar de hombres. Por fortuna, el 28º Regimiento, que era una de nuestras fuerzas principales, no había sufrido grandes pérdidas, y el 18 de agosto ocupó Kuitung. El 23 de agosto, se le reunieron allí las unidades venidas de las montañas Chingkang; se decidió volver a las montañas Chingkang pasando por Chungyi y Shangyou. A su llegada a Chungyi, el jefe de batallón Yuan Chung-chian traicionó llevándose a una compañía de infantería y otra de artillería. Aunque logramos alcanzar y hacer regresar a estas dos compañías, fue muerto Wang Er-chuo, jefe del Regimiento. Cuando nuestras tropas iban en camino sin haber llegado aún a su destino, fuerzas enemigas de Junán y Chiangsí aprovecharon la oportunidad y atacaron las montañas Chingkang el 30 de agosto. Sirviéndose de las ventajas del terreno difícilmente accesible, nuestra guarnición, apenas un batallón, opuso resistencia, desbarató al enemigo y salvó la base de apoyo.
Las causas de la derrota de agosto fueron:
- Los oficiales y soldados de una de nuestras unidades, nostálgicos y políticamente vacilantes, habían perdido su capacidad de combate, en tanto que los oficiales y soldados de otra unidad no querían marchar al sur de Junán ni tenían entusiasmo.
- Las largas marchas en pleno verano fatigaron a nuestros hombres.
- Alejadas varios cientos de li de Lingsien en un avance temerario, nuestras tropas perdieron contacto con la Región Fronteriza y quedaron aisladas.
- Como las masas del sur de Junán aún no se habían puesto en pie, nuestra acción resultó una simple aventura militar.
- Estábamos poco informados de la situación del enemigo.
- No se habían hecho bien los preparativos y los oficiales y soldados no comprendían el sentido de la operación.
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La situación actual en la región bajo el régimen independiente
Desde abril de este año, la región roja fue ampliándose en forma gradual. Después de la batalla de Lungyuankou (en los límites entre Yungsin y Ningkang) librada el 23 de junio, en la que derrotamos por cuarta vez a las fuerzas enemigas de Chiangsí, la Región Fronteriza llegó a abarcar los tres distritos enteros de Ningkang, Yungsin y Lienjua, pequeños sectores de Chían y Anfu, el sector norte de Suichuan y el sector sudeste de Lingsien, y entró en un período de pleno florecimiento. En la región roja, la mayor parte de la tierra había sido distribuida y el resto estaba distribuyéndose. En todos los territorios y cantones se establecieron órganos de poder. En Ningkang, Yungsin, Lienjua y Suichuan, se instalaron gobiernos distritales, y se formó el gobierno de la Región Fronteriza. En todo el campo, se organizaron destacamentos insurreccionales de obreros y campesinos, y en los niveles de territorio y distrito, destacamentos de guardias rojos. En julio, las fuerzas enemigas de Chiangsí lanzaron ataques, y en agosto, las de Junán y Chiangsí atacaron conjuntamente las montañas Chingkang. Todas las capitales de distrito y los valles de todos los distritos de la Región Fronteriza fueron ocupados por el enemigo. Las fuerzas de preservación del orden y las «milicias de casa por casa», cómplices del enemigo, hacían estragos, y el terror blanco reinaba en las ciudades y el campo. Se derrumbaron la mayoría de las organizaciones del partido y órganos de poder. Los campesinos ricos y los arribistas dentro del partido se pasaron en masa al enemigo. Sólo después del combate del 30 de agosto en las montañas Chingkang, las fuerzas enemigas de Junán empezaron a retroceder hacia Lingsien, pero las de Chiangsí siguieron reteniendo todas las capitales de distrito y la mayoría de las aldeas. Con todo, el enemigo jamás logró apoderarse de las zonas montañosas, que incluyen: los sectores oeste y norte de Ningkang; los sectores de Tienlung, Siaosichiang y Wannienshan, ubicados en el norte, oeste y sur de Yungsin, respectivamente; el sector de Shangsi, en Lienjua; el sector de Chingkangshan, en Suichuan, y los sectores de Chingshikang y Tayuan, en Lingsien. En julio y agosto, un regimiento del Ejército Rojo, en coordinación con los destacamentos de guardias rojos de los diversos distritos, libró decenas de combates, grandes y pequeños, perdiendo sólo treinta fusiles, y finalmente se replegó a las montañas.
Cuando nuestras unidades volvían a las montañas Chingkang atravesando los distritos de Chungyi y Shangyou, la 7ª División Independiente enemiga del sur de Chiangsí, bajo las órdenes de Liu Shi-yi, nos persiguió hasta Suichuan. El 13 de septiembre, derrotamos a Liu Shi-yi, capturamos varios centenares de fusiles y tornamos Suichuan. El 26 de septiembre, llegamos a las montañas Chingkang. El 1 de octubre, en Ningkang, libramos un combate con una de las brigadas de Siung Shi-jui, comandada por Chou Jun-yuan, la vencimos y recuperamos todo el distrito de Ningkang. Entretanto, 126 hombres pertenecientes a las fuerzas enemigas de Junán comandadas por Yen Chung-yu y estacionadas en el distrito de Kuitung, se pasaron a nuestro lado y fueron organizados en un batallón de misión especial, con Pi Chan-yun corno jefe. El 9 de noviembre, en Lungyuankou y la capital del distrito de Ningkang, derrotamos a un regimiento de la brigada de Chou Jun-yuan. Al día siguiente tomamos Yungsin, pero poco después nos retiramos a Ningkang. Actualmente, nuestra región forma una estrecha franja que se extiende, de sur a norte, desde la vertiente sur de las montañas Chingkang en Suichuan hasta el límite de Lienjua, abarcando todo el distrito de Ningkang y sectores de los distritos de Suichuan, Lingsien y Yungsin. Pero el sector de Shangsi, en Lienjua, y los sectores de Tienlung y Wannienshan, en Yungsin, no están muy ligados a esta franja. El enemigo trata de destruir nuestra base de apoyo mediante ataques militares y bloqueo económico; nos preparamos ahora para desbaratar sus ataques.
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El problema militar
Dado que la lucha en la Región Fronteriza es exclusivamente militar, tanto el partido como las masas tienen que ponerse en pie de guerra. Cómo hacer frente al enemigo y cómo combatir, ha llegado a ser el problema central de nuestra vida cotidiana. Un régimen independiente puede ser creado y mantenido sólo mediante la fuerza armada. El enemigo se apoderará inmediatamente de cualquier territorio nuestro donde no tengamos fuerzas armadas o las tengamos en número insuficiente, o bien donde adoptemos tácticas erróneas frente a él. Como la lucha se intensifica con cada día que pasa, se plantean ante nosotros problemas sumamente complejos y agudos.
El Ejército Rojo de la Región Fronteriza está integrado por:
- Las antiguas unidades de Ye Ting y Je Lung, que vinieron de Chaochou y Shantou5;
- el antiguo Regimiento de Guardias del Gobierno Nacional de Wuchang6;
- campesinos de Pingchiang y Liuyang7;
- campesinos del Sur de Junán8 y obreros de Shuikoushan9;
- soldados capturados a las tropas de Ke-siang, Tang Sheng-chi, Pai Chung-si, Chu Pei-te, Wu Shang y Siung Shi-jui, y
- campesinos de los diversos distritos de la Región Fronteriza.
Pero, de las antiguas unidades de Ye Ting y Je Lung, del Regimiento de Guardias y de los destacamentos campesinos de Pingchiang y Liuyang, sólo queda un tercio después de más de un año de combate. Los campesinos procedentes del Sur de Junán también han sufrido fuertes bajas. Por lo tanto, aunque las primeras cuatro categorías siguen siendo hasta hoy la columna vertebral del IV Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo, las dos últimas son muy superiores a ellas en número. Y de las dos últimas categorías, los soldados capturados al enemigo constituyen la mayoría. Sin esta fuente de reemplazos, enfrentaríamos un serio problema de recursos humanos. Aun así, los efectivos no aumentan en la misma proporción que los fusiles. Los fusiles no se pierden fácilmente, pero los hombres sí, pues caen heridos, mueren, se enferman o desertan. El Comité Provincial de Junán ha prometido enviar aquí obreros de Anyuan10; esperamos ansiosamente que lo haga.
El Ejército Rojo está compuesto en parte de obreros y campesinos, y en parte de lumpemproletarios. Por supuesto, no es bueno que haya un número demasiado grande de lumpemproletarios en sus filas. Pero son combativos, y como la lucha prosigue día tras día y sufrimos grandes bajas, ya no es fácil llenar los claros ni siquiera con ellos. En estas circunstancias, la única solución es intensificar la educación política.
La mayoría de los soldados del Ejército Rojo provienen de las tropas mercenarias, pero una vez en el Ejército Rojo, se transforman. En primer término, no se practica en el Ejército Rojo el sistema mercenario, y por eso los soldados sienten que no luchan para otros, sino para sí mismos y para el pueblo. Hasta ahora no se ha establecido en el Ejército Rojo un sistema de paga regular. Sólo se da una ración de arroz, una asignación para aceite, sal, leña y hortalizas, y una pequeña suma para gastos menores. Se ha entregado tierra a todos los oficiales y soldados del Ejército Rojo nativos de la Región Fronteriza, pero resulta bastante difícil dársela a los que proceden de otras partes.
Gracias a la educación política, los soldados del Ejército Rojo han adquirido conciencia de clase y un conocimiento básico en lo que atañe a la necesidad de distribuir la tierra, establecer los órganos de poder, armar a los obreros y campesinos, etc. Saben que están luchando para sí mismos, para la clase obrera y el campesinado. Por lo tanto, soportan sin quejarse las penalidades de la lucha. Cada compañía, batallón o regimiento ya tiene su comité de soldados, que representa los intereses de éstos y realiza el trabajo político y el de masas.
La experiencia ha demostrado que el sistema de representantes del partido11 no debe ser abolido. El representante del partido desempeña un papel de singular importancia a nivel de compañía, porque a ese nivel se organiza la célula del partido. Le corresponde impulsar el trabajo de educación política del comité de soldados, orientar el trabajo relativo al movimiento de masas y servir al mismo tiempo de secretario de la célula. Los hechos han comprobado que cuanto mejor es el representante del partido en la compañía, más sana es ésta, y que el jefe de la compañía difícilmente puede desempeñar un papel político tan importante. Puesto que las bajas entre los cuadros inferiores son serias, a menudo soldados hace poco capturados al enemigo son nombrados jefes de pelotón o de compañía; hay algunos que, capturados en febrero o marzo, ahora ya son Jefes de batallón. Caerá en grave error quien, mirando las cosas superficialmente, piense que nuestro ejército, por llamarse Ejército Rojo, puede prescindir de los representantes del partido. Cuando el 28º Regimiento estaba en el sur de Junán, suprimió ese sistema pero volvió a implantarlo más tarde. Cambiar el nombre de «representantes del partido» por el de «instructores» sería confundirlos con los instructores del Kuomintang, a quienes odian los soldados capturados. Además, el cambio de nombre no afecta la esencia del sistema. Por lo tanto, hemos decidido no hacer este cambio. Las bajas entre los representantes del partido son muy serias y hemos iniciado cursos de preparación para compensarlas; además, esperamos que el Comité Central y los Comités Provinciales de Junán y Chiangsí nos envíen por lo menos treinta camaradas aptos para desempeñar tal cargo.
Un soldado necesita, por regla general, seis meses o un año de adiestramiento para poder combatir, pero nuestros soldados, reclutados sólo ayer, tienen que entrar en combate hoy, virtualmente sin ningún adiestramiento. Muy pobres en técnica militar, en la lucha no cuentan más que con su valentía. Como es imposible tener largos períodos de descanso y adiestramiento, la única salida es tratar de eludir, si tal cosa es posible, ciertos combates y así ganar tiempo para el adiestramiento. Con el objeto de preparar oficiales de rangos inferiores, tenemos actualmente un cuerpo de instrucción de 150 hombres, y pensamos hacerlo permanente. Esperamos que el Comité Central y los dos Comités Provinciales nos envíen el mayor número posible de oficiales, desde jefes de pelotón y de compañía para arriba.
El Comité Provincial de Junán nos ha indicado que nos preocupemos por las condiciones de vida de los soldados y las hagamos por lo menos un poco mejores que las de los obreros y campesinos en general. En realidad son peores. Aparte de la ración de arroz, se asignan apenas cinco fenes diarios por persona para aceite, sal, leña y hortalizas, y aun esto resulta difícil de mantener. Solamente el abastecimiento de estos artículos nos cuesta más de diez mil yuanes al mes, y esta suma la obtenemos exclusivamente por medio de las expropiaciones a los déspotas locales12. Ahora tenemos algodón para acolchar ropa de invierno para los cinco mil hombres de nuestro ejército, pero nos falta tela. A pesar del frío, todavía muchos de nuestros hombres no llevan más que dos trajes livianos. Menos mal que estamos hechos a las penurias. Además, soportamos todos las mismas privaciones. Desde el jefe del cuerpo de ejército hasta el cocinero, vivimos todos con una asignación diaria de cinco fenes para la alimentación, aparte de la ración de arroz. En cuanto al dinero para gastos menores, si se asignan veinte fenes, todos reciben veinte; si se asignan cuarenta, todos reciben cuarenta13. Por tanto, los soldados no tienen quejas contra nadie.
Cada combate nos deja un saldo de heridos. Y la desnutrición, el frío y otras causas han hecho caer enfermos a muchos oficiales y soldados. Nuestros hospitales, situados en las montañas, aplican la medicina china y la occidental, pero hay escasez de médicos y medicamentos. Actualmente hay más de ochocientos hospitalizados. El Comité Provincial de Junán prometió enviarnos medicamentos, pero hasta ahora no los hemos recibido. Todavía esperamos que el Comité Central y los dos comités provinciales nos envíen algunos médicos que practiquen la medicina occidental, así como yodo en tabletas.
Pese a las duras condiciones de vida y a los frecuentes combates, el Ejército Rojo se mantiene tan firme como antes; esto lo explica, además del papel del partido, la práctica de la democracia en el Ejército. Los oficiales no golpean a los soldados; oficiales y soldados reciben trato igual; los soldados gozan de libertad de reunión y de palabra; se ha terminado con las formalidades inútiles, y las finanzas se manejan a la vista de todos. Los propios soldados administran los asuntos relativos al rancho; de los cinco fenes diarios para aceite, sal, leña y hortalizas, logran con todo economizar un poco para gastos menores; este ahorro, al que llaman «ahorros de la comida», es de aproximadamente sesenta o setenta wen diarios por cabeza. Todo esto complace mucho a los soldados, sobre todo a los recién capturados al enemigo, que comparando nuestro ejército con el del Kuomintang, ven dos mundos distintos. Aunque perciben que las condiciones materiales de vida en el Ejército Rojo son inferiores a las del ejército blanco, se sienten moralmente liberados. El mismo soldado que ayer no tenía valentía en el ejército enemigo, hoy se comporta con valor en el Ejército Rojo. Esto se debe a la influencia de la democracia. El Ejército Rojo es como un horno en el que se transmutan todos los soldados capturados en cuanto llegan. En China, la democracia la necesita no sólo el pueblo, sino también el ejército. El sistema democrático en nuestro ejército es un arma importante para destruir aquellos rasgos propios de los ejércitos mercenarios feudales14.
El partido en el Ejército está ahora organizado a cuatro niveles: la célula de compañía, el comité de batallón, el comité de regimiento y el comité de cuerpo de ejército. En cada compañía existe una célula, y en cada escuadra, un grupo. «La célula del partido se organiza a nivel de compañía»; ésta es una razón importante por la cual el Ejército Rojo se mantiene indestructible en medio de una lucha tan ardua. Hace dos años, las organizaciones de nuestro partido en el ejército del Kuomintang no supieron ganarse a los soldados; incluso en las unidades de Ye Ting15 sólo había una célula del partido por regimiento, y a causa de ello no pudieron resistir pruebas serias. En el Ejército Rojo, entre los militantes del partido y los que no lo son, existe hoy una proporción aproximada de uno a tres, o sea, un promedio de un miembro del partido por cada tres hombres. Recientemente hemos decidido reclutar más militantes del partido en las unidades de combate, para llegar a una proporción de uno a uno16. En la actualidad, nos hacen falta buenos secretarios en las células de compañía; pedimos al Comité Central que nos envíe para este cargo a un cierto número de camaradas de entre los activistas que ya no pueden permanecer donde se encuentran. Casi todos los cuadros venidos del sur de Junán estaban dedicados al trabajo del partido en el Ejército. Pero como algunos de ellos se dispersaron en agosto en el sur de Junán, ya no tenemos gente disponible.
Nuestras fuerzas armadas locales están compuestas por los destacamentos de guardias rojos y los destacamentos insurreccionales de obreros y campesinos. Armados de picas y escopetas, estos últimos están organizados a nivel de cantón; cada cantón tiene un destacamento cuya fuerza numérica varía según la población. Su tarea es reprimir a la contrarrevolución, defender los órganos cantonales de poder y, cuando viene el enemigo, ayudar al Ejército Rojo y a la Guardia Roja en el combate. Los destacamentos insurreccionales fueron creados primero en Yungsin como fuerza secreta, y han salido a la luz después de que ocupamos todo el distrito. Esta organización se ha extendido ahora a los demás distritos de la Región Fronteriza sin cambiar de nombre. Los destacamentos de guardias rojos están armados principalmente con fusiles de cinco tiros, pero los tienen también de nueve tiros y de uno. Disponen de 140 fusiles en Ningkang, 220 en Yungsin, 43 en Lienjua, 50 en Chaling, 90 en Lingsien, 130 en Suichuan y 10 en Wanan, lo que hace un total de 683.
La mayor parte de estos fusiles fueron proporcionados por el Ejército Rojo, y el resto, capturados al enemigo por los mismos guardias rojos. La mayoría de los destacamentos de guardias rojos de los distritos están aumentando día a día su capacidad de combate en su constante lucha contra las fuerzas de preservación del orden y las «milicias de casa por casa» de los déspotas locales y shenshi malvados. Antes del Incidente del 21 de mayo17, había destacamentos campesinos de autodefensa en cada distrito. Tenían 300 fusiles en Yousien, 300 en Chaling, 60 en Lingsien, 50 en Suichuan, 80 en Yungsin, 60 en Lienjua, 60 en Ningxang (los hombres de Yuan Wentsai) y 60 en las montañas Chingkang (los hombres de Wang Tsuo), o sea, un total de 970. Después del Incidente, aparte de las armas de los hombres de Yuan y Wang, que se conservaron intactas, sólo quedaron 8 fusiles en Suichuan y 1 en Lienjua: los déspotas locales y shenshi malvados se apoderaron de todos los demás. El que los destacamentos campesinos de autodefensa hayan sido tan incapaces de conservar sus fusiles es resultado de la línea oportunista. Actualmente, los destacamentos de guardias rojos de los diversos distritos tienen muy pocos fusiles todavía, menos que los déspotas locales y shenshi malvados. El Ejército Rojo debe continuar ayudando con armas a la Guardia Roja. Debe hacer todo lo posible para ayudar a las masas populares a armarse, siempre que esto no disminuya su propia capacidad de combate. Hemos establecido que cada batallón del Ejército Rojo estará compuesto de cuatro compañías, con 75 fusiles cada una. Sumando los fusiles de la compañía de misión especial, la compañía de ametralladoras, la compañía de morteros, el estado mayor de regimiento y los tres estados mayores de batallón, cada regimiento tendrá 1.075 fusiles. Los fusiles capturados en combate deben ser destinados, en la medida de lo posible, a armar a las fuerzas locales. Los mandos de la Guardia Roja deben ser personas que hayan sido enviadas por los distritos al cuerpo de instrucción del Ejército Rojo y hayan terminado el curso. El Ejército Rojo debe enviar cada vez menos nativos de zonas alejadas a ocupar los puestos de jefes de las fuerzas locales. Por su parte, Chu Pei-te está armando sus fuerzas de preservación del orden y sus «milicias de casa por casa», y las fuerzas armadas de los déspotas locales y shenshi malvados en los distritos de la Región Fronteriza constituyen una fuerza bastante considerable tanto por su número como por su capacidad de combate. Esto hace tanto más apremiante la expansión de nuestras fuerzas rojas locales.
El principio del Ejército Rojo es la concentración de las fuerzas, y el de la Guardia Roja, la dispersión de las fuerzas. Actualmente, como el régimen reaccionario atraviesa por un período de estabilidad temporal, el enemigo está en condiciones de reunir grandes contingentes para atacar al Ejército Rojo, y para éste es desventajoso dispersar sus fuerzas. Nuestra experiencia nos enseña que la dispersión de las fuerzas ha conducido casi siempre a la derrota, en tanto que su concentración frente a una fuerza enemiga numéricamente inferior, igual o ligeramente superior, ha conducido con frecuencia a la victoria. El Comité Central nos ha encargado desarrollar una zona guerrillera demasiado extensa, que tiene varios miles de li; esto se debe probablemente a una sobreestimación de nuestras fuerzas. Para los destacamentos de guardias rojos, la dispersión es ventajosa; en todos los distritos están aplicando este método en sus operaciones.
El método de propaganda más eficaz con relación a las fuerzas enemigas es poner en libertad a los soldados capturados y dar tratamiento médico a los prisioneros heridos. Cuando capturamos soldados o jefes de batallón, compañía o pelotón de las fuerzas enemigas, no nos demoramos en hacer propaganda entre ellos; los dividimos en dos grupos: los que quieren quedarse y los que desean marcharse, y a estos últimos les damos una suma para el viaje y los ponemos en libertad. Esto desmiente de inmediato la propaganda engañosa del enemigo en el sentido de que «los bandidos comunistas matan al primero que ven». Refiriéndose a esta medida nuestra el
En cuanto a las bases de apoyo militares, la primera, las montañas Chingkang, está situada en la conjunción de cuatro distritos: Ningkang, Lingsien, Suichuan y Yungsin. La distancia entre Maoping, distrito de Ningkang, en la vertiente norte, y Juangao, distrito de Suichuan, en la vertiente sur, es de 90 li. La distancia entre Nashan, distrito de Yungsin, en la vertiente este, y Shuikou, distrito de Lingsien, en la vertiente oeste, es de 80 li. Mide 550 li la circunferencia que, partiendo de Nashan, pasa por Lungyuankou (ambos en Yungsin), Sincheng, Maoping, Talung (todos en Ningkang), Shitu, Shuikou, Siatsun (todos en Lingsien), Yingpans¸, Taichiapu, Tafen, Tuitsichien, Juangao, Wutouchiang y Cheao (todos en Suichuan) para volver nuevamente a Nashan. En las montañas hay arrozales y aldeas en Taching, Siaoching, Shangching, Chungching; Siaching, Tsiping, Siachuang, Singchou, Tsaoping, Painiju y Luofu; todos estos lugares eran antes nidos de bandidos y de soldados desbandados, pero ahora han pasado a ser una base de apoyo nuestra. Su población no llega a dos mil habitantes, y su producción de arroz sin descascarillar es inferior a diez mil dan, por lo cual el abastecimiento de cereales del Ejército depende en su totalidad de Ningkang, Yungsin y Suichuan. Todos los pasos estratégicos en las montañas han sido fortificados. Allí están nuestros hospitales, talleres de confección, la sección de pertrechos y los servicios de retaguardia de los regimientos. En estos momentos, se están transportando cereales desde Ningkang a las montañas. Mientras tengamos provisiones suficientes, el enemigo jamás podrá penetrar. La segunda base de apoyo, las montañas Chiulung, está situada en la conjunción de los cuatro distritos de Ningkang, Yungsin, Lienjua y Chaling. Aunque menos importante que las montañas Chingkang, es la retaguardia más profunda de las fuerzas armadas locales de los cuatro distritos y también ha sido fortificada. Para un régimen independiente rojo cercado completamente por el régimen blanco, es indispensable aprovechar las ventajas del terreno montañoso de difícil acceso.
[nextpage title=«El problema de la tierra»]
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El problema de la tierra
En un período de reflujo de la revolución en todo el país, el problema más difícil en nuestra región es controlar a las capas intermedias. Estas se pasan al enemigo, principalmente porque han recibido de la revolución golpes demasiado fuertes. En cambio, cuando se produce un ascenso revolucionario en todo el país, el campesinado pobre se siente bien respaldado y actúa con mayor valor, mientras que las capas intermedias sienten tanto miedo que no se atreven a desmandarse. En los momentos, los pequeños terratenientes de Chaling pidieron la paz a los campesinos, y algunos hasta les ofrecieron carne de cerdo para el Año Nuevo (aunque en ese entonces el Ejército Rojo ya se había retirado de Chaling a Suichuan). Pero una vez terminada esa guerra, no se han vuelto a ver cosas semejantes. Ahora que la contrarrevolución está en ascenso en todo el país, las capas intermedias, en las zonas blancas, que han sufrido los golpes de la revolución, se han subordinado casi por completo a la clase de los déspotas locales y shenshi malvados, y el campesinado pobre ha quedado aislado. Este es en verdad un problema muy grave19.
[nextpage title=«El problema de los órganos del poder»]
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El problema de los órganos del poder
Los órganos del poder popular a niveles de distrito, territorio y cantón se han establecido en todas partes, pero su nombre no corresponde a la realidad. En muchos lugares no existe el consejo de representantes de obreros, campesinos y soldados. Los comités ejecutivos de cantón, de territorio y hasta de distrito han sido elegidos en algún tipo de reuniones de masas. Tales reuniones, convocadas improvisadamente, no pueden ni discutir los problemas ni contribuir a la preparación política de las masas. Más aún, son muy susceptibles de ser manipuladas por intelectuales y arribistas. En algunos lugares, existe un consejo de representantes, pero se le considera meramente como un órgano provisional para la elección del comité ejecutivo. Una vez hecha la elección, todo el poder queda monopolizado por el comité y no se vuelve a oír hablar del consejo. No es que no existan consejos de representantes de obreros, campesinos y soldados dignos de su nombre: los hay, pero muy pocos. Ello se debe a que es insuficiente la propaganda y educación en torno a este nuevo sistema político. La viciada práctica feudal de dictar órdenes arbitrariamente está tan profundamente arraigada en la mente de las masas e incluso de los militantes de base del partido que no puede ser barrida de un solo golpe. Cuando la gente tiene algún problema que resolver, prefiere el camino fácil al «tedioso» sistema democrático. El centralismo democrático puede ser puesto en práctica de un modo amplio y efectivo en las organizaciones de masas sólo cuando su eficacia queda demostrada en la lucha revolucionaria y cuando las masas comprenden que es el sistema que mejor moviliza a sus fuerzas y el que más contribuye a su lucha. Estamos elaborando (en base a las estipulaciones generales del Comité Central) una detallada ley orgánica para los consejos de representantes a todos los niveles, a fin de corregir en forma gradual los errores anteriores. En el Ejército Rojo, están instituyéndose las asambleas de representantes de soldados a todos los niveles, que tendrán carácter regular, con el propósito de corregir el error anterior de tener únicamente comités de soldados y no asambleas de representantes de soldados.
En este momento, lo que las masas populares entienden en general por «gobierno de obreros, campesinos y soldados» es el comité ejecutivo, porque todavía no son conscientes del poder que corresponde al consejo de representantes y creen que el único poder auténtico es el del comité ejecutivo. Los comités ejecutivos que no tienen consejos en los cuales apoyarse, actúan a menudo sin tomar en cuenta las opiniones de las masas, y se observan, en todas partes, casos de vacilación y conciliación en cuanto a la confiscación y distribución de la tierra, casos de derroche o desfalco de fondos, de falta de coraje para enfrentar a las fuerzas blancas, o de indecisión en la lucha. Además, los comités ejecutivos rara vez se reúnen en sesiones plenarias, y todos los asuntos los resuelven sus comités permanentes. En los gobiernos territoriales y cantonales, incluso los comités permanentes se reúnen muy pocas veces, y los problemas los deciden en forma separada las cuatro personas que trabajan en la sede, el presidente, el secretario, el tesorero y el jefe del destacamento de guardias rojos (o del destacamento insurreccional). De tal modo, el centralismo democrático no es práctica habitual ni siquiera en el funcionamiento del gobierno.
Al principio, los pequeños terratenientes y campesinos ricos bregaron por introducirse en los comités ejecutivos, sobre todo a nivel de cantón. Poniéndose brazaletes rojos y simulando entusiasmo, se infiltraban arteramente en los comités ejecutivos, lo acaparaban todo en sus manos y relegaban a segundo plano a los miembros provenientes del campesinado pobre. Esos elementos sólo pueden ser expulsados cuando, en el transcurso de la lucha, son desenmascarados y los campesinos pobres se ponen en pie. Este fenómeno, si bien no es general, se observa en numerosos lugares.
El partido goza de inmenso prestigio y autoridad entre las masas, pero el gobierno tiene mucho menos. Esto se debe a que las organizaciones del partido, eligiendo el camino fácil, arreglan directamente muchos asuntos y pasan por encima de los órganos del poder. Esto sucede con frecuencia. En algunos lugares no existen grupos de miembros del partido dirigentes de los órganos del poder, y en los lugares donde existen, no se los utiliza suficientemente. En adelante, el partido debe cumplir con su tarea de dirigir el gobierno; las orientaciones y medidas del partido, con excepción de la propaganda, deben ponerse en ejecución a través de los organismos del gobierno. Es preciso evitar la errónea práctica del Kuomintang de dictar órdenes directamente al gobierno.
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El problema de la organización del partido
[nextpage title=«El problema del carácter de la revolución»]
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El problema del carácter de la revolución
Estamos plenamente de acuerdo con la resolución de la Internacional Comunista sobre el problema de China. No cabe duda de que actualmente China se encuentra todavía en la etapa de la revolución democrático-burguesa. El programa para una revolución democrática cabal en China implica, en lo externo, el derrocamiento del imperialismo para alcanzar la completa liberación nacional y, en lo interno, la eliminación de la burguesía compradora en las ciudades, la consumación de la revolución agraria para eliminar las relaciones feudales en el campo y el derrocamiento del gobierno de los caudillos militares. Sólo por medio de semejante revolución democrática, se podrá asentar una verdadera base para la transición al socialismo. Habiendo combatido en diversos lugares durante el año transcurrido, tenemos la profunda impresión de que la revolución está en reflujo en todo el país. Por una parte, el poder rojo ha sido establecido en unas pocas pequeñas zonas, y por la otra, el pueblo en su conjunto está privado de los derechos democráticos elementales: los obreros y campesinos, y hasta los demócratas burgueses, no tienen libertad de palabra ni de reunión, y afiliarse al Partido Comunista es considerado como el peor de los crímenes. Dondequiera que llega el Ejército Rojo, las masas se muestran poco entusiastas, y van tornándose activas sólo después de una labor de propaganda. Sea cual fuere la unidad enemiga que enfrentamos, tenemos que combatir duro, y apenas hay casos de deserción hacia nuestro lado o de motín en las tropas enemigas. Lo mismo pasa con el VI Cuerpo de Ejército enemigo, a pesar de ser éste el que a mayor número de «revoltosos» reclutó después del Incidente del 2l de Mayo. Tenemos viva sensación de nuestro aislamiento y constantemente esperamos salir de él. Sólo librando una lucha política y económica por la democracia, lucha en la que también participe la pequeña burguesía urbana, podremos llevar la revolución a un ascenso impetuoso que sacuda a todo el país.
Hasta febrero de este año, aplicamos bastante bien nuestra política con relación a la pequeña burguesía. En marzo, el representante del Comité Especial del sur de Junán llegó a Ningkang y nos criticó porque, según él, nos habíamos desviado hacia la derecha, habíamos incendiado y matado demasiado poco y no habíamos puesto en práctica la llamada política de «convertir a los pequeñoburgueses en proletarios para luego obligarlos a incorporarse a la revolución». De este modo, fue reorganizada la dirección del Comité del Frente y cambiada nuestra política. En abril, después de que todo nuestro ejército hubo llegado a la región fronteriza, si bien tampoco se quemaba ni mataba mucho, se efectuó con extremado rigor la confiscación de los bienes de los comerciantes medios en la ciudad y la imposición de contribuciones a los pequeños terratenientes y campesinos ricos en el campo. La consigna de «Todas las fábricas a los obreros», lanzada por el Comité Especial del Sur de Junán, fue también ampliamente difundida. Esta política ultraizquierdista de atacar a los pequeñoburgueses empujó a la mayoría de ellos hacia el lado de los déspotas locales y shenshi malvados, con el resultado de que se pusieron brazaletes blancos y lucharon contra nosotros. Últimamente, con la modificación gradual de esta política, la situación ha venido mejorando poco a poco. Se han conseguido buenos resultados especialmente en Suichuan, donde los comerciantes de la capital del distrito y de los poblados ya no nos temen ni huyen de nosotros, y no pocos de ellos hablan bien del Ejército Rojo. A la feria de Tsaolin (que tiene lugar cada tres días al mediodía) concurren unas veinte mil personas, cosa sin precedentes. Esto corrobora que nuestra política es ahora correcta. Los déspotas locales y shenshi malvados exaccionaban al pueblo exhorbitantes impuestos y contribuciones; la guardia de pacificación22 de Suichuan cobraba cinco veces peaje a lo largo del camino de setenta li que va de Juangao a Tsaolin, sin exceptuar producto agrícola alguno. Al aplastar a la guardia de pacificación y suprimir estos cobros de peaje, nos hemos ganado el apoyo de todos los campesinos y de todos los comerciantes pequeños y medios.
El Comité Central nos ha pedido que hagamos público un programa político que tenga en cuenta también los intereses de la pequeña burguesía. Por nuestra parte, proponemos al Comité Central que elabore, como guía general, un programa político para la revolución democrática en su conjunto, que tenga en cuenta los intereses de los obreros, la revolución agraria y la liberación nacional.
Desarrollar la insurrección mediante la fuerza armada es un rasgo característico de la revolución de China, país donde predomina la economía agrícola. Sugerimos al Comité Central que dedique grandes esfuerzos al trabajo militar.
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El problema de la ubicación de nuestro régimen independiente
La zona de la cordillera Luosiao se extiende desde el norte de Kuangtung, a lo largo de los límites entre Junán y Chiangsí, hasta el sur de Jupei. Hemos recorrido toda la cordillera, y una comparación entre sus distintos sectores demuestra que el sector central, con Ningkang como centro, es el más favorable para nuestro régimen independiente creado mediante la fuerza armada. En el sector norte, el terreno es menos ventajoso que en el sector central tanto para la ofensiva como para la defensiva; además, el sector norte se encuentra demasiado cerca de los grandes centros políticos. A menos que nos propongamos una rápida conquista de Changshá o Wuján, será muy peligroso apostar la mayor parte de nuestras fuerzas en la zona de los distritos de Liuyang, Liling, Pingsiang y Tungku. En el sector sur, el terreno es más favorable que en el sector norte, pero allí nuestra base de masas no es tan buena como en el sector central, ni podemos ejercer desde allí tanta influencia política sobre Junán y Chiangsí como desde el sector central, donde toda acción nuestra puede influir sobre el centro y el norte de las dos provincias. El sector central ofrece las siguientes ventajas:
- Una base de masas que venimos creando desde hace poco más de un año;
- una organización del partido bastante fuerte;
- fuerzas armadas locales que han sido creadas en el curso de poco más de un año y que tienen ya una rica experiencia de lucha ‑realización poco común‑, las cuales, unidas al IV Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo, constituyen una fuerza que ningún enemigo puede destruir;
- una excelente base de apoyo militar, las montañas Chingkang, y bases de apoyo para nuestras fuerzas armadas locales en todos los distritos, y
- posibilidad de ejercer influencia sobre las dos provincias y en particular sobre sus partes centro y norte, cosa que le confiere una importancia política mucho mayor de la que tiene el sur de Junán o el sur de Chiangsí, zonas desde las cuales se puede ejercer influencia únicamente sobre una u otra de esas provincias o, menos aún, sólo sobre su parte sur y sus zonas apartadas.
La desventaja del sector central consiste en que este sector, que lleva largo tiempo bajo el régimen independiente y enfrenta a importantes fuerzas de «cerco y aniquilamiento», tropieza con serias dificultades económicas, especialmente en lo que se refiere a dinero en efectivo.
En el curso de unas cuantas semanas, en junio y julio, el Comité Provincial de Junán cambió tres veces de opinión respecto al plan de acción para nuestra región. Primero llegó Yuan Te-sheng y aprobó nuestro plan para establecer el poder en el sector central de la cordillera Luosiao. Luego vinieron Tu Siu-ching y Yang Kai-ming y sostuvieron que el Ejército Rojo debía avanzar sin la menor vacilación hacia el sur de Junán, dejando sólo una fuerza con doscientos fusiles para defender la Región Fronteriza junto con los destacamentos de guardias rojos; ésta era, según ellos, la política «absolutamente correcta». Y no habían pasado diez días cuando volvió a aparecer Yuan Te-sheng con una carta que contenía, aparte de muchos reproches, la demanda de que el Ejército Rojo se dirigiese al este de Junán. Ésta fue descrita igualmente como la política «absolutamente correcta», que debíamos llevar a cabo «sin la menor vacilación». Estas rígidas directivas nos colocaron ante un verdadero dilema, porque no cumplirlas habría significado desobediencia, cumplirlas habría conducido a una derrota segura. Cuando llegó la segunda carta, el Comité del Cuerpo de Ejército, el Comité Especial y el Comité Distrital de Yungsin celebraron una reunión conjunta, que consideró peligroso dirigirse hacia el sur de Junán y decidió no poner en práctica las instrucciones del Comité Provincial. Pero unos días después, Tu Siu-ching y Yang Kai-ming, insistiendo en el plan del Comité Provincial y aprovechando la nostalgia de los hombres del 29º Regimiento por su tierra natal, arrastraron al Ejército Rojo a atacar Chenchou, lo que condujo a una derrota tanto para la Región Fronteriza como para el Ejército Rojo. Este último perdió aproximadamente la mitad de sus efectivos, y en la Región Fronteriza fueron incontables las casas incendiadas y las personas asesinadas. Cayó un distrito tras otro, y hasta la fecha aún no hemos logrado recuperarlos todos. En cuanto a un avance hacia el este de Junán, en ningún caso era aconsejable que lo emprendieran las fuerzas principales del Ejército Rojo, a menos que se produjera una escisión en el seno del régimen de los déspotas locales y shenshi malvados de las provincias de Junán, Jupei y Chiangsí. Si en julio no hubiéramos avanzado hacia el sur de Junán, habríamos podido no sólo evitar la derrota de agosto en la Región Fronteriza, sino también aprovechar el combate en Changshu, provincia de Chiangsí, entre el VI Cuerpo de Ejército del Kuomintang y las fuerzas de Wang Chin, para aplastar a las fuerzas enemigas de Yungsin y conquistar Chían y Anfu, lo que habría permitido a nuestra vanguardia llegar hasta Pingsiang y establecer contacto con el V Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo, que operaba en el sector norte de la cordillera Luosiao. Incluso en tal caso, habríamos tenido que mantener a Ningkang como base fundamental y despachar solamente fuerzas guerrilleras al este de Junán. Como no había estallado una conflagración entre los déspotas locales y shenshi malvados, y como aún había formidables fuerzas enemigas en Pingsiang, Chaling y Yousien, en la frontera de Junán, el traslado de nuestras fuerzas principales hacia el norte sin duda habría sido aprovechado por el enemigo. El Comité Central nos ha pedido que consideremos un avance hacia el este o el sur de Junán, pero ambas perspectivas son muy peligrosas. La idea de avanzar hacia el este de Junán no se ha llevado a efecto, pero la expedición al sur de Junán ha demostrado ser un fracaso. Esta amarga experiencia merece ser recordada siempre.
En el presente, cuando aún no hay rupturas en el seno del régimen de la clase de los déspotas locales y shenshi malvados, las fuerzas enemigas desplegadas en torno a la Región Fronteriza para operaciones de «aniquilamiento», suman más de diez regimientos. Sin embargo, si continuamos consiguiendo dinero en efectivo (los alimentos y la ropa ya han dejado de ser un problema serio), estaremos en condiciones de hacer frente a estas fuerzas enemigas, e incluso a fuerzas mayores, apoyándonos en los cimientos ya echados en la Región Fronteriza. En cuanto a ésta, volvería a sufrir de inmediato una devastación como la de agosto si el Ejército Rojo se alejara. Aun cuando los destacamentos de guardias rojos no fueran aniquilados por completo, las organizaciones del partido y nuestra base de masas sufrirían golpes demoledores y, excepto en ciertos sectores montañosos donde podría mantenerse el régimen independiente, en los valles tendríamos que pasar a la clandestinidad, como lo hicimos en agosto y septiembre. Si el Ejército Rojo no se aleja, podremos, apoyándonos en los cimientos que hemos echado, extender nuestro territorio en forma gradual a las zonas circundantes, y nuestras perspectivas serán muy promisorias. En cuanto al Ejército Rojo, si queremos engrosar sus filas, el único camino es sostener una lucha prolongada contra el enemigo en las vecindades de las montañas Chingkang, donde tenemos una buena base de masas, o sea, en los distritos de Ningkang, Yung-sin, Lingsien y Suichuan, aprovechando el choque de intereses entre las fuerzas de Junán y Chiangsí, su necesidad de defenderse por todos lados y su consiguiente incapacidad para concentrar sus fuerzas. Podemos engrosar gradualmente las filas del Ejército Rojo adoptando una táctica correcta, o sea, entablando batallas sólo cuando tengamos absoluta seguridad de ganarlas y de capturar armas y hombres. Con el trabajo preparatorio hecho entre las masas de la Región Fronteriza en el período de abril a julio, el Ejército Rojo habría podido, sin la menor duda, engrosar sus filas en agosto, si sus unidades principales no hubiesen emprendido la expedición al sur de Junán. A pesar de ese error, el Ejército Rojo ha logrado regresar a la Región Fronteriza, donde contamos con un terreno favorable y la simpatía del pueblo. Las perspectivas no son malas. El Ejército Rojo debe estar decidido a luchar y dispuesto a persistir con valentía en la lucha en un lugar como la Región Fronteriza, y sólo así podrá aumentar su armamento y formar buenos combatientes. Durante todo un año, la bandera roja ha flameado sobre la Región Fronteriza, lo que ha provocado el acerbo odio de la clase de los déspotas locales y shenshi malvados de Junán, Jupei, Chiangsí, e incluso el resto del país, pero, al mismo tiempo, ha venido despertando las esperanzas de las masas de obreros, campesinos y soldados de las provincias vecinas. Tomemos por ejemplo a los soldados. Al atribuir gran importancia a la campaña de «exterminio de los bandidos» contra la Región Fronteriza y afirmar, entre otras cosas, que «hemos gastado un millón en un año de campañas para exterminar a los bandidos» (Lu Ti-ping) y que el Ejército Rojo «tiene veinte mil hombres con cinco mil fusiles» (Wang Chin), los caudillos militares hacen que se vuelva poco a poco hacia nosotros la atención de sus soldados y de sus desilusionados oficiales subalternos. Un número creciente de éstos romperá con el enemigo para pasarse a nuestro lado, lo que constituirá otra fuente para engrosar las filas del Ejército Rojo. Además, el hecho de que la bandera roja se haya mantenido siempre en alto en la Región Fronteriza, testimonia no sólo la fuerza del Partido Comunista, sino también la bancarrota de las clases dominantes. Esto tiene gran significación política para todo el país. Por ello, hemos sostenido siempre que es absolutamente necesario y correcto crear y extender el poder rojo en el sector central de la cordillera Luosiao.
Mao Zedong
25 de noviembre de 1928
- Esta guerra tuvo lugar en octubre de 1927.
- Esta guerra tuvo lugar en noviembre y diciembre de 1927.
- El sistema de asambleas de representantes de soldados y de comités de soldados en el Ejército Rojo fue abolido más tarde. En 1947, el Ejército Popular de Liberación estableció el sistema de asambleas de militares y de comités de soldados, dirigidos unas y otros por cuadros.
- Medida china que equivale a medio kilómetro.
- Se refiere a las tropas, originalmente bajo el mando de los camaradas Ye Ting y Je Lung, las que se sublevaron en Nanchang el 1 de agosto de 1927. Estas tropas fueron derrotadas en su avance sobre Chaochou y Shantou, provincia de Kuangtung. Una parte de ellas, dirigida por los camaradas Chu Te, Lin Piao y Chen Yi, se retiró al Sur de Junán a través de Chiangsí, y realizó allí operaciones guerrilleras. En abril de 1928, se unió en las montañas Chingkang a las fuerzas del camarada Mao Tse-tung.
- Los cuadros del Regimiento de Guardias del Gobierno Nacional de Wuchang de 1927 eran en su mayoría miembros del Partido Comunista. Después de que Wang Ching-wei y sus socios traicionaron a la revolución el Regimiento salió de Wuchang a fines de julio de 1927 para unirse a las tropas que hablaban de sublevarse en Nanchang. Al enterarse en el camino de que las fuerzas insurrectas de Nanchang ya habían pasado para el Sur, se dirigió hacia Siushui, provincia de Chiangsí donde se unió a los destacamentos campesinos de Pingchiang y Liuyang, provincia de Junán.
- En la primavera de 1927, se formaron fuerzas armadas campesinas bastante poderosas en la zona de Pingchiang y Liuyang. El 21 de mayo, Ke-siang provocó un incidente contrarrevolucionario en Changshá (Incidente del 21 de Mayo) y perpetró una represión sangrienta contra las masas revolucionarias. Para devolver los golpes a los contrarrevolucionarios, los destacamentos campesinos de esa zona avanzaron sobre Changshá el 31 de mayo, pero como el oportunista Chen Tu-siu se lo impidió, tuvieron que retirarse. Entonces, una parte de ellos se reorganizó como regimiento independiente para emprender la guerra de guerrillas. Después del Levantamiento de Nanchang del 1 de Agosto, los destacamentos campesinos se unieron con el antiguo Regimiento de Guardias del Gobierno Nacional de Wuchang en la zona de Siushui, Tungku, Pingchiang y Liuyang, y, en coordinación con las fuerzas armadas de los mineros del carbón de Pingsiang, iniciaron el Levantamiento de la Cosecha de Otoño. En octubre, el camarada Mao Zedong condujo a estas fuerzas insurrectas a las montañas Chingkang.
- A principios de 1928, cuando el camarada Chu Te dirigía la guerra de guerrillas revolucionaria en el Sur de Junán, se organizaron destacamentos campesinos en Yichang, Chenchou, Leiyang, Yungsing y Tsising, distritos donde se había desarrollado el movimiento campesino. Posteriormente, estos destacamentos campesinos, al mando del camarada Chu Te, se dirigieron a las montañas Chingkang y se unieron a las fuerzas del camarada Mao Zedong.
- Shuikoushan, en el distrito de Changning, provincia de Junán, es bien conocido por sus minas de plomo. Los mineros del lugar, dirigidos por el Partido Comunista, organizaron un sindicato ya en 1922, y combatieron durante años a la contrarrevolución. Muchos de ellos se incorporaron al Ejército Rojo después del Levantamiento de la Cosecha de Otoño en 1927.
- Las Minas de Carbón de Anyuan, distrito de Pingsiang, provincia de Chiangsí, pertenecían a la Compañía Siderúrgica Janyeping. En esa época, trabajaban en ellas unos doce mil mineros. Cuadros del Partido Comunista de China enviados a partir de 1921 por el Comité Provincial de Junán crearon en Anyuan organizaciones del Partido y un sindicato.
- En 1929, los representantes del partido en el Ejército Rojo comenzaron a llamarse comisarios políticos. En 1931, los comisarios políticos de compañía comenzaron a llamarse instructores políticos.
- Las «expropiaciones a los déspotas locales» sólo podían dar una solución temporal y parcial al problema. Con el crecimiento del ejército y la expansión de nuestro territorio, se hizo necesario y posible cobrar impuestos para cubrir los gastos del ejército.
- Esta práctica, necesaria en esa época, permaneció vigente durante largo tiempo en el Ejército Rojo. Más tarde se introdujeron algunas ligeras diferencias según la graduación.
- Aquí el camarada Mao Zedong acentúa especialmente la necesidad de practicar en cierto grado la democracia en el ejército revolucionario, porque en la época en que el Ejército Rojo acababa de crearse, sin hacer hincapié en este punto, no habría sido posible despertar el entusiasmo revolucionario de los campesinos recién reclutados y de los soldados capturados al ejército blanco que se habían pasado a nuestro lado, ni tampoco librar a nuestros cuadros de los hábitos de caudillismo militar procedentes de las tropas reaccionarias. Por supuesto, la democracia en el ejército debe mantenerse dentro de los marcos de la disciplina militar. Debe servir para fortalecer la disciplina, y no para debilitarla. Por lo tanto, a la par de fomentar en la medida necesaria la democracia en el ejército, hay que luchar contra las manifestaciones de indisciplina, engendradas por el ultrademocratismo. Éstas constituyeron un serio problema en los primeros tiempos del Ejército Rojo. Respecto a la lucha del camarada Mao Zedong contra el ultrademocratismo en el ejército, véase Sobre la rectificación de las ideas erróneas en el Partido.
- En 1926, en la época de la Expedición al Norte, las unidades al mando del camarada Ye Ting constituían un regimiento independiente, que, con los comunistas como núcleo, se hizo famoso en los combates durante la Expedición. Después de que el ejército revolucionario tomó Wuchang, el regimiento se amplió y pasó a ser la 24ª División y, después del Levantamiento de Nanchang, el II Cuerpo de Ejército.
- La experiencia posterior demostró que, en el Ejército Rojo, la proporción adecuada era de aproximadamente un miembro del partido por cada tres hombres. Esta proporción se ha mantenido más o menos igual en el Ejército Rojo y en el Ejército Popular de Liberación.
- Instigados por Chiang Kai-shek y Wang Ching-wei, los oficiales contrarrevolucionarios de las tropas del Kuomintang en Junán, entre ellos Ke-siang y Je Chien, asaltaron el 21 de mayo de 1927 en Changshá la Unión Sindical Provincial de Junán, la Asociación Campesina Provincial de Junán y las demás organizaciones revolucionarias, y arrestaron y asesinaron en masa a comunistas y a obreros y campesinos revolucionarios. Esto fue una señal de la colusión abierta de los contrarrevolucionarios kuomintanistas de Wuján, encabezados por Wang Ching-wei, con los de Nankín, encabezados por Chiang Kai-shek.
- Se trata de una de las disposiciones de la Ley Agraria promulgada en 1928 en la Región Fronteriza de Junán-Chiangsí. Posteriormente, el camarada Mao Zedong señaló que confiscar todas las tierras, en lugar de confiscar sólo las de los terratenientes, fue un error debido a la falta de experiencia en la lucha agraria. En abril de 1929, en la Ley Agraria del distrito de Singkuo, la fórmula de «confiscar todas las tierras» fue sustituida por la de «confiscar las tierras públicas y las de la clase terrateniente».
- En vista de la importancia de ganarnos a las capas intermedias del campo, el camarada Mao Zedong rectificó muy pronto la errónea política de asestar golpes demasiado duros a dichas capas. Además de lo que se plantea en el presente artículo, sus opiniones sobre la política a seguir frente a las capas intermedias se exponen también en sus proposiciones al VI Congreso de la Organización del Partido en el IV Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo celebrado en noviembre de 1928 (que incluyen, entre otros puntos, la «Prohibición de quemar y matar arbitrariamente» y la «Protección de los intereses de los comerciantes medios y pequeños»), en la proclama del IV Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo de enero de 1929 (en que se declara que «no se molestará a los comerciantes de las ciudades que han acumulado gradualmente alguna fortuna, siempre que obedezcan a las autoridades»), en la Ley Agraria del distrito de Singkuo promulgada en abril de 1929, etc.
- Era posible cambiar esta situación con el desarrollo de la guerra revolucionaria, la expansión de las bases de apoyo y la adopción de la política de protección de la industria y el comercio por el gobierno revolucionario, y, en efecto, fue cambiada más tarde. Lo esencial en esta cuestión es proteger con decisión la industria y el comercio de la burguesía nacional y combatir la política ultraizquierdista.
- Es inadecuado distribuir la tierra según la capacidad de trabajo. En los hechos, el principio que durante largo tiempo se aplicó en la distribución de la tierra en las zonas rojas fue el de entregar partes iguales a cada habitante.
- Un tipo de fuerzas armadas contrarrevolucionarias locales.