El punto de vista puramente militar está muy desarrollado entre una parte de los camaradas del Ejército Rojo. Se manifiesta en lo siguiente:
- Estos camaradas consideran los asuntos militares y la política como opuestos entre sí y se niegan a reconocer que lo militar constituye tan sólo uno de los medios para cumplir las tareas políticas. Algunos van aún más lejos al afirmar que «si lo militar marcha bien, lo político naturalmente marchará bien; si lo militar no marcha bien, tampoco marchará bien lo político», concediendo así a los asuntos militares una posición rectora sobre la política.
- Piensan que el Ejército Rojo, a semejanza del ejército blanco, tiene una sola tarea: combatir. No comprenden que el Ejército Rojo de China es una organización armada que ejecuta las tareas políticas de la revolución. Especialmente en el momento actual, el Ejército Rojo de ningún modo debe limitarse a combatir; además de combatir para destruir las fuerzas militares del enemigo, debe tomar sobre sí otras importantes tareas, tales como hacer propaganda entre las masas, organizarlas, armarlas y ayudarlas a establecer el Poder revolucionario e incluso organizaciones del Partido Comunista. El Ejército Rojo no combate simplemente por combatir, sino para hacer propaganda entre las masas, organizarlas, armarlas y ayudarlas a establecer el Poder revolucionario. Sin estos objetivos, combatir carecerá de sentido, y el Ejército Rojo perderá su razón de ser.
- Por consiguiente, en lo organizativo, subordinan los organismos del Ejército Rojo encargados del trabajo político a aquellos encargados del trabajo militar y plantean la consigna de «Extender la autoridad del Estado Mayor a las actividades exteriores del Ejército». Si se permite que esta idea siga desarrollándose, surgirá el peligro de separarse de las masas, de que se establezca el control del ejército sobre el gobierno y de apartarse de la dirección del proletariado, es decir, de resbalar hacia el mismo camino de caudillismo militar que sigue el ejército del Kuomintang.
- Al mismo tiempo, en el trabajo de propaganda, subestiman la importancia de los equipos de propaganda. En cuanto a la organización de las masas, no se preocupan de crear comités de soldados en el Ejército ni de organizar a las masas obreras y campesinas locales. Como resultado de ello, se encuentran abandonados el trabajo de propaganda y el de organización.
- Se envanecen al ganar una batalla y se desalientan al sufrir una derrota.
- Seccionalismo. Se preocupan únicamente por el IV Cuerpo de Ejército y no comprenden que armar a las masas locales constituye una tarea importante del Ejército Rojo. Esta es una forma ampliada del grupismo.
- Sin ver más allá del limitado medio del IV Cuerpo de Ejército, unos cuantos camaradas creen que fuera de él no existe otra fuerza revolucionaria. De ahí su extremado apego a la idea de conservar su fuerza y evitar toda acción militar. Esta es una supervivencia del oportunismo.
- Algunos camaradas hacen caso omiso de las condiciones subjetivas y objetivas, padecen del mal de la precipitación revolucionaria, no quieren entregarse al trabajo duro, cuidadoso y minucioso entre las masas y, llenos de ilusiones, sólo aspiran a realizar grandes cosas. Esta es una supervivencia del putchismo1.
El punto de vista puramente militar se origina en:
- Un bajo nivel político. De ahí la falta de conciencia sobre el papel de la dirección política en el Ejército y sobre la diferencia radical que existe entre el Ejército Rojo y el Ejército Blanco.
- La mentalidad de tropas mercenarias. En diferentes batallas hemos hecho gran número de prisioneros, y estos elementos, al incorporarse al Ejército Rojo, traen consigo una marcada mentalidad mercenaria, creando así en los niveles inferiores un terreno favorable al punto de vista puramente militar.
- De las dos causas anteriores surge una tercera: exceso de confianza en la fuerza militar y desconfianza en la fuerza de las masas populares.
- El hecho de que el Partido no haya prestado una eficaz atención al trabajo militar ni lo haya discutido en forma activa, es también causa de la aparición del punto de vista puramente militar entre cierto número de camaradas.
Métodos de rectificación:
- Elevar el nivel político de los miembros del Partido por medio del trabajo de educación, extirpar las raíces teóricas del punto de vista puramente militar y hacer claridad sobre la diferencia radical que existe entre el Ejército Rojo y el Ejército Blanco. Al mismo tiempo, eliminar las supervivencias del oportunismo y del putchismo y acabar con el seccionalismo en el IV Cuerpo de Ejército.
- Intensificar la preparación política de los oficiales y soldados y, en especial, la educación de los ex prisioneros. Paralelamente, hacer que los organismos locales del poder seleccionen, en la medida de lo posible, a obreros y campesinos experimentados en la lucha para incorporarlos al Ejército Rojo, con el objeto de debilitar e incluso erradicar, en el plano organizativo, el punto de vista puramente militar.
- Llamar a las organizaciones locales del Partido a criticar a las organizaciones del Partido en el Ejército Rojo, y llamar a los organismos del poder popular a criticar al Ejército Rojo, a fin de influir sobre las organizaciones del Partido en el Ejército Rojo, así como sobre sus oficiales y soldados.
- El Partido debe prestar una eficaz atención al trabajo militar y discutirlo activamente. Todo trabajo debe ser discutido y decidido por el Partido antes de ser puesto en práctica por las masas.
- Elaborar los reglamentos del Ejército Rojo, en los que se definirán con claridad sus tareas, las relaciones entre su aparato militar y su aparato político, las relaciones entre el Ejército Rojo y las masas populares, y los poderes y funciones de los comités de soldados y sus relaciones con los organismos militares y políticos.
- Durante un breve período después de la derrota de la revolución en 1927 surgió en el Partido Comunista una tendencia putchista de «izquierda». Considerando que la revolución china era, por su carácter, una «revolución permanente» y que se encontraba en una situación de «ascenso ininterrumpido», los putchistas se negaron a organizar una retirada ordenada y, adoptando métodos autoritarios y confiando sólo en un pequeño número de miembros del partido y un pequeño sector de las masas, trataron erróneamente de realizar en todo el país una serie de levantamientos locales que no tenían perspectiva alguna de éxito. Tales acciones putchistas se extendieron hasta fines de 1927, pero fueron cesando hacia comienzos de 1928, aunque entre algunos militantes subsistieron sentimientos en favor del putchismo.