Sobre la rec­ti­fi­ca­ción de las ideas erró­neas en el partido

[wpdm_​package id=“114636” template=“5c51ba687615d”]

El pun­to de vis­ta pura­men­te mili­tar está muy desa­rro­lla­do entre una par­te de los cama­ra­das del Ejér­ci­to Rojo. Se mani­fies­ta en lo siguiente:

  1. Estos cama­ra­das con­si­de­ran los asun­tos mili­ta­res y la polí­ti­ca como opues­tos entre sí y se nie­gan a reco­no­cer que lo mili­tar cons­ti­tu­ye tan sólo uno de los medios para cum­plir las tareas polí­ti­cas. Algu­nos van aún más lejos al afir­mar que «si lo mili­tar mar­cha bien, lo polí­ti­co natu­ral­men­te mar­cha­rá bien; si lo mili­tar no mar­cha bien, tam­po­co mar­cha­rá bien lo polí­ti­co», con­ce­dien­do así a los asun­tos mili­ta­res una posi­ción rec­to­ra sobre la política.
  2. Pien­san que el Ejér­ci­to Rojo, a seme­jan­za del ejér­ci­to blan­co, tie­ne una sola tarea: com­ba­tir. No com­pren­den que el Ejér­ci­to Rojo de Chi­na es una orga­ni­za­ción arma­da que eje­cu­ta las tareas polí­ti­cas de la revo­lu­ción. Espe­cial­men­te en el momen­to actual, el Ejér­ci­to Rojo de nin­gún modo debe limi­tar­se a com­ba­tir; ade­más de com­ba­tir para des­truir las fuer­zas mili­ta­res del enemi­go, debe tomar sobre sí otras impor­tan­tes tareas, tales como hacer pro­pa­gan­da entre las masas, orga­ni­zar­las, armar­las y ayu­dar­las a esta­ble­cer el Poder revo­lu­cio­na­rio e inclu­so orga­ni­za­cio­nes del Par­ti­do Comu­nis­ta. El Ejér­ci­to Rojo no com­ba­te sim­ple­men­te por com­ba­tir, sino para hacer pro­pa­gan­da entre las masas, orga­ni­zar­las, armar­las y ayu­dar­las a esta­ble­cer el Poder revo­lu­cio­na­rio. Sin estos obje­ti­vos, com­ba­tir care­ce­rá de sen­ti­do, y el Ejér­ci­to Rojo per­de­rá su razón de ser.
  3. Por con­si­guien­te, en lo orga­ni­za­ti­vo, subor­di­nan los orga­nis­mos del Ejér­ci­to Rojo encar­ga­dos del tra­ba­jo polí­ti­co a aque­llos encar­ga­dos del tra­ba­jo mili­tar y plan­tean la con­sig­na de «Exten­der la auto­ri­dad del Esta­do Mayor a las acti­vi­da­des exte­rio­res del Ejér­ci­to». Si se per­mi­te que esta idea siga desa­rro­llán­do­se, sur­gi­rá el peli­gro de sepa­rar­se de las masas, de que se esta­blez­ca el con­trol del ejér­ci­to sobre el gobierno y de apar­tar­se de la direc­ción del pro­le­ta­ria­do, es decir, de res­ba­lar hacia el mis­mo camino de cau­di­llis­mo mili­tar que sigue el ejér­ci­to del Kuomintang.
  4. Al mis­mo tiem­po, en el tra­ba­jo de pro­pa­gan­da, sub­es­ti­man la impor­tan­cia de los equi­pos de pro­pa­gan­da. En cuan­to a la orga­ni­za­ción de las masas, no se preo­cu­pan de crear comi­tés de sol­da­dos en el Ejér­ci­to ni de orga­ni­zar a las masas obre­ras y cam­pe­si­nas loca­les. Como resul­ta­do de ello, se encuen­tran aban­do­na­dos el tra­ba­jo de pro­pa­gan­da y el de organización.
  5. Se enva­ne­cen al ganar una bata­lla y se des­alien­tan al sufrir una derrota.
  6. Sec­cio­na­lis­mo. Se preo­cu­pan úni­ca­men­te por el IV Cuer­po de Ejér­ci­to y no com­pren­den que armar a las masas loca­les cons­ti­tu­ye una tarea impor­tan­te del Ejér­ci­to Rojo. Esta es una for­ma amplia­da del grupismo.
  7. Sin ver más allá del limi­ta­do medio del IV Cuer­po de Ejér­ci­to, unos cuan­tos cama­ra­das creen que fue­ra de él no exis­te otra fuer­za revo­lu­cio­na­ria. De ahí su extre­ma­do ape­go a la idea de con­ser­var su fuer­za y evi­tar toda acción mili­tar. Esta es una super­vi­ven­cia del oportunismo.
  8. Algu­nos cama­ra­das hacen caso omi­so de las con­di­cio­nes sub­je­ti­vas y obje­ti­vas, pade­cen del mal de la pre­ci­pi­ta­ción revo­lu­cio­na­ria, no quie­ren entre­gar­se al tra­ba­jo duro, cui­da­do­so y minu­cio­so entre las masas y, lle­nos de ilu­sio­nes, sólo aspi­ran a rea­li­zar gran­des cosas. Esta es una super­vi­ven­cia del put­chis­mo1.

El pun­to de vis­ta pura­men­te mili­tar se ori­gi­na en:

  1. Un bajo nivel polí­ti­co. De ahí la fal­ta de con­cien­cia sobre el papel de la direc­ción polí­ti­ca en el Ejér­ci­to y sobre la dife­ren­cia radi­cal que exis­te entre el Ejér­ci­to Rojo y el Ejér­ci­to Blanco.
  2. La men­ta­li­dad de tro­pas mer­ce­na­rias. En dife­ren­tes bata­llas hemos hecho gran núme­ro de pri­sio­ne­ros, y estos ele­men­tos, al incor­po­rar­se al Ejér­ci­to Rojo, traen con­si­go una mar­ca­da men­ta­li­dad mer­ce­na­ria, crean­do así en los nive­les infe­rio­res un terreno favo­ra­ble al pun­to de vis­ta pura­men­te militar.
  3. De las dos cau­sas ante­rio­res sur­ge una ter­ce­ra: exce­so de con­fian­za en la fuer­za mili­tar y des­con­fian­za en la fuer­za de las masas populares.
  4. El hecho de que el Par­ti­do no haya pres­ta­do una efi­caz aten­ción al tra­ba­jo mili­tar ni lo haya dis­cu­ti­do en for­ma acti­va, es tam­bién cau­sa de la apa­ri­ción del pun­to de vis­ta pura­men­te mili­tar entre cier­to núme­ro de camaradas.

Méto­dos de rectificación:

  1. Ele­var el nivel polí­ti­co de los miem­bros del Par­ti­do por medio del tra­ba­jo de edu­ca­ción, extir­par las raí­ces teó­ri­cas del pun­to de vis­ta pura­men­te mili­tar y hacer cla­ri­dad sobre la dife­ren­cia radi­cal que exis­te entre el Ejér­ci­to Rojo y el Ejér­ci­to Blan­co. Al mis­mo tiem­po, eli­mi­nar las super­vi­ven­cias del opor­tu­nis­mo y del put­chis­mo y aca­bar con el sec­cio­na­lis­mo en el IV Cuer­po de Ejército.
  2. Inten­si­fi­car la pre­pa­ra­ción polí­ti­ca de los ofi­cia­les y sol­da­dos y, en espe­cial, la edu­ca­ción de los ex pri­sio­ne­ros. Para­le­la­men­te, hacer que los orga­nis­mos loca­les del poder selec­cio­nen, en la medi­da de lo posi­ble, a obre­ros y cam­pe­si­nos expe­ri­men­ta­dos en la lucha para incor­po­rar­los al Ejér­ci­to Rojo, con el obje­to de debi­li­tar e inclu­so erra­di­car, en el plano orga­ni­za­ti­vo, el pun­to de vis­ta pura­men­te militar.
  3. Lla­mar a las orga­ni­za­cio­nes loca­les del Par­ti­do a cri­ti­car a las orga­ni­za­cio­nes del Par­ti­do en el Ejér­ci­to Rojo, y lla­mar a los orga­nis­mos del poder popu­lar a cri­ti­car al Ejér­ci­to Rojo, a fin de influir sobre las orga­ni­za­cio­nes del Par­ti­do en el Ejér­ci­to Rojo, así como sobre sus ofi­cia­les y soldados.
  4. El Par­ti­do debe pres­tar una efi­caz aten­ción al tra­ba­jo mili­tar y dis­cu­tir­lo acti­va­men­te. Todo tra­ba­jo debe ser dis­cu­ti­do y deci­di­do por el Par­ti­do antes de ser pues­to en prác­ti­ca por las masas.
  5. Ela­bo­rar los regla­men­tos del Ejér­ci­to Rojo, en los que se defi­ni­rán con cla­ri­dad sus tareas, las rela­cio­nes entre su apa­ra­to mili­tar y su apa­ra­to polí­ti­co, las rela­cio­nes entre el Ejér­ci­to Rojo y las masas popu­la­res, y los pode­res y fun­cio­nes de los comi­tés de sol­da­dos y sus rela­cio­nes con los orga­nis­mos mili­ta­res y políticos.
  1. Duran­te un bre­ve perío­do des­pués de la derro­ta de la revo­lu­ción en 1927 sur­gió en el Par­ti­do Comu­nis­ta una ten­den­cia put­chis­ta de «izquier­da». Con­si­de­ran­do que la revo­lu­ción chi­na era, por su carác­ter, una «revo­lu­ción per­ma­nen­te» y que se encon­tra­ba en una situa­ción de «ascen­so inin­te­rrum­pi­do», los put­chis­tas se nega­ron a orga­ni­zar una reti­ra­da orde­na­da y, adop­tan­do méto­dos auto­ri­ta­rios y con­fian­do sólo en un peque­ño núme­ro de miem­bros del par­ti­do y un peque­ño sec­tor de las masas, tra­ta­ron erró­nea­men­te de rea­li­zar en todo el país una serie de levan­ta­mien­tos loca­les que no tenían pers­pec­ti­va algu­na de éxi­to. Tales accio­nes put­chis­tas se exten­die­ron has­ta fines de 1927, pero fue­ron cesan­do hacia comien­zos de 1928, aun­que entre algu­nos mili­tan­tes sub­sis­tie­ron sen­ti­mien­tos en favor del putchismo.

Artikulua gustoko al duzu? / ¿Te ha gustado este artículo?

Twitter
Facebook
Telegram

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *