Desde que el IV Cuerpo de Ejército del Ejército Rojo aceptó las directivas del Comité Central del Partido, las manifestaciones de ultrademocratismo han disminuido notablemente. Por ejemplo, las decisiones del Partido se ejecutan ahora relativamente bien; ya nadie presenta demandas erróneas tales como la de aplicar en el Ejército Rojo el «centralismo democrático de abajo arriba» o la de «someter todo asunto primero a la discusión de los niveles inferiores y luego a la decisión de los niveles superiores». Pero, en realidad, esta disminución es sólo temporal y aparente, y no significa aún la eliminación de las ideas ultrademocráticas. En otras palabras, el ultrademocratismo sigue profundamente arraigado en la conciencia de muchos camaradas. Prueba de ello es el desgano que se manifiesta en diversas formas al cumplir las decisiones del Partido.
Métodos de rectificación:
- Extirpar en el plano teórico las raíces del ultrademocratismo. Es preciso señalar, en primer lugar, que el peligro del ultrademocratismo consiste en que perjudica e incluso desintegra por completo la organización del Partido, y debilita e incluso destruye totalmente la capacidad combativa del mismo, imposibilitándolo para cumplir sus tareas en la lucha y causando, por consiguiente, la derrota de la revolución. En segundo lugar, hay que señalar que el origen del ultrademocratismo es la aversión individualista de la pequeña burguesía a la disciplina. Una vez introducida en él Partido, esta aversión se traduce en ideas ultrademocráticas en lo político y lo organizativo, ideas absolutamente incompatibles con las tareas de lucha del proletariado.
- Aplicar rigurosamente en el plano organizativo la democracia bajo una dirección centralizada. Esto se realizará conforme a las siguientes normas: 1) Los organismos dirigentes del Partido deben tener una línea correcta de orientación y encontrar soluciones cuando surgen problemas, a fin de erigirse en auténticos centros de dirección. 2) Los organismos superiores deben conocer bien la situación de los organismos inferiores y la vida de las masas, a fin de tener una base objetiva para dirigir con acierto. 3) Ningún organismo del Partido, cualquiera que sea su nivel, debe resolver los problemas a la ligera. Toda decisión, una vez adoptada, debe ponerse en práctica con firmeza. 4) Cualquier decisión de alguna importancia de los organismos superiores del Partido debe ser transmitida cuanto antes a los organismos inferiores y a los militantes de base del Partido. El método para hacerlo es celebrar reuniones de activistas, o asambleas de célula, o incluso reuniones generales de los miembros del Partido en una columna (cuando las circunstancias lo permitan), y designar camaradas para que presenten informes en dichas reuniones. 5) Los organismos inferiores y los militantes de base del Partido deben discutir en detalle las directivas de los organismos superiores, con el objeto de comprender a fondo su significado y determinar los métodos para llevarlas a efecto.