Las tendencias individualistas en la organización del Partido en el Ejército Rojo se manifiestan como sigue:
- Espíritu vengativo. Algunos camaradas, al ser criticados dentro del Partido por camaradas soldados, buscan oportunidades de vengarse fuera de él. Golpear e insultar es uno de los medios de venganza a que recurren. También buscan el desquite dentro del Partido: «Tú me has criticado en esta reunión, en la próxima hallaré la manera de que me las pagues». Semejante espíritu vengativo, nacido exclusivamente de consideraciones personales, pasa por encima de los intereses de la clase y del Partido en su conjunto. No está dirigido contra las clases enemigas, sino contra personas de nuestras propias filas. Es una especie de corrosivo que debilita la organización y su capacidad de combate.
- Grupismo. Algunos camaradas sólo se preocupan por los intereses de su pequeño grupo y hacen caso omiso de los intereses generales. Aunque en apariencia esta actitud no está movida por intereses personales, implica en realidad el más estrecho individualismo y tiene un fuerte efecto corrosivo y centrífugo. El grupismo ha estado siempre muy difundido en el Ejército Rojo. Esta situación ha mejorado ahora gracias a las críticas, pero aún quedan remanentes, y se requieren nuevos esfuerzos para superarlos.
- Mentalidad mercenaria. Algunos camaradas no comprenden que el Partido y el Ejército Rojo, a los que pertenecen, son instrumentos para realizar las tareas de la revolución. No comprenden que ellos mismos son protagonistas de la revolución, y se sienten responsables sólo ante sus superiores y no ante la causa revolucionaria. Esta mentalidad mercenaria y pasiva hacia la revolución es también una manifestación de individualismo. La existencia de tal mentalidad explica por qué no tenemos muchos activistas que dediquen incondicionalmente todas sus fuerzas a la revolución. Si no se elimina esta mentalidad, no podrá aumentar el número de activistas y la pesada carga de la revolución seguirá sobre los hombros de unos pocos, con gran perjuicio para nuestra lucha.
- Búsqueda de una vida cómoda. En el Ejército Rojo existen no pocas personas cuyo individualismo se manifiesta en su anhelo de comodidades. Siempre esperan que su unidad marche a las grandes ciudades. Quieren ir allí no a trabajar sino a pasarlo bien. Lo que más les desagrada es trabajar en las zonas rojas, donde la vida es dura.
- Pasividad en el trabajo. Algunos camaradas adoptan una actitud pasiva y dejan de trabajar apenas algo va en contra de sus deseos. Esto se debe principalmente a que nuestra labor de educación es insuficiente, pero a veces se debe también a la forma inadecuada en que algunos dirigentes resuelven los problemas, asignan las tareas o aplican las medidas disciplinarias.
- El deseo de abandonar el ejército. Va en aumento el número de personas que solicitan retirarse del Ejército Rojo para pasar al trabajo local. Esto no se debe exclusivamente a razones de carácter personal, sino también a lo siguiente: 1) condiciones materiales de vida demasiado penosas en el Ejército Rojo; 2) cansancio, producido por la larga lucha, y 3) forma inadecuada en que algunos dirigentes resuelven los problemas, asignan las tareas o aplican las medidas disciplinarias.
Métodos de rectificación: En primer lugar, intensificar el trabajo de educación a fin de superar ideológicamente el individualismo. Luego, resolver los problemas, asignar las tareas y aplicar las medidas disciplinarias en forma adecuada. Además, esforzarse por mejorar las condiciones materiales de vida en el Ejército Rojo y aprovechar todas las oportunidades posibles para el descanso y la reorganización: En nuestro trabajo de educación debemos explicar que, por su origen social, el individualismo es un reflejo dentro del Partido de las ideas pequeñoburguesas y burguesas.