Existen en España dos movimientos de emancipación nacional de vitalidad indudable: el de Cataluña y el de Euskadi. El de Galicia, por el momento, no es más que un balbuceo regionalista, falto del calor de las grandes masas, y refugiado, por ello, en los cenáculos literarios y en las academias. Para que se convierta en un movimiento nacional, en el verdadero sentido de la palabra, le faltan las premisas económicas necesarias. En todo caso, hoy no es todavía una realidad y, mientras no lo sea, carece de interés para los marxistas, los cuales deben operar siempre con hechos. De Euskadi hablaremos en otra ocasión. Por hoy, nos limitamos a examinar someramente, aplicándole el criterio teórico esbozado, el problema concreto de Cataluña.
España, como hemos indicado ya más arriba, pertenece a la categoría de los Estados plurinacionales, cuya formación ha precedido al desenvolvimiento capitalista. En todos los grandes Estados de Europa —como hace observar Marx en sus luminosos estudios sobre la revolución española— las grandes monarquías se crearon sobre las ruinas de las clases feudales, la aristocracia y las ciudades. En los demás países, «la monarquía absoluta apareció como un centro de civilización, como un agente de unidad social. Fue como un laboratorio en el cual los distintos elementos de la sociedad se mezclaron y transformaron, hasta tal punto que les fue posible a las ciudades sustituir su independencia medieval por la superioridad y la dominación burguesa»1. En cambio, en España la monarquía absoluta «hizo todo cuanto dependió de ella para entorpecer el aumento de los intereses sociales, que trae aparejada consigo la división natural del trabajo y una circulación industrial múltiple, y así suprimió la única base sobre la cual podía ser fundado un sistema unificado de gobierno y de legislación común. He aquí por qué la monarquía absoluta española puede ser más bien equiparada al despotismo asiático que comparada con los otros Estados europeos»2.
La poderosa inteligencia de Marx señaló magistralmente, en estas líneas, el carácter regresivo de la unidad española, en el cual hay que buscar la causa de su inconsciencia y de la agudeza extraordinaria adquirida por los problemas de emancipación nacional. A la luz de esta interpretación y de las consideraciones expuestas en la primera parte de este estudio, aparecerán claramente los motivos por los cuales los focos más considerables del movimiento de liberación nacional se han concentrado, principalmente, en Cataluña y en Euskadi, es decir, en los dos centros industriales más importantes del país.