¿Por qué plan­tea­mos la cues­tión de la estra­te­gia de la gue­rra de guerrillas?

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El segundo problema estratégico de la guerra de guerrillas es su coordinación con la guerra regular. Se trata de aclarar la relación entre la guerra de guerrillas y la guerra regular en el plano operacional, partiendo de la naturaleza de las acciones guerrilleras concretas. Comprender tal relación es muy importante para derrotar de manera efectiva al enemigo.
Existen tres tipos de coordinación entre la guerra de guerrillas y la guerra regular: coordinación en la estrategia, en las campañas y en los combates.
El papel que desempeña en la retaguardia enemiga la guerra de guerrillas en su conjunto -debilitamiento del enemigo, contención de sus fuerzas y obstrucción de su transporte-, el estímulo moral que da a las fuerzas regulares y al pueblo de todo el país, etc., constituyen la coordinación estratégica de la guerra de guerrillas con la guerra regular. Tomemos como ejemplo la guerra de guerrillas en las tres provincias del nordeste. Antes del estallido de la Guerra de Resistencia de amplitud nacional, no existía, naturalmente, el problema de la coordinación, pero desde que comenzó la resistencia, la significación de dicha coordinación se ha hecho obvia. Cada soldado enemigo que matan las guerrillas del nordeste, cada bala que hacen gastar al enemigo, cada soldado que le impiden enviar al sur de la Gran Muralla, puede considerarse como una contribución a la Guerra de Resistencia en su conjunto. También está claro que esas guerrillas producen un efecto desmoralizador en todo el ejército y el país enemigo, y un efecto alentador en todo nuestro ejército y nuestro pueblo. Más claro aún es el papel que desempeña la guerra de guerrillas en la coordinación estratégica a lo largo de los ferrocarriles Peiping-Suiyuán, Peiping-Jankou, Tientsín-Pukou, Tatung-Puchou, Chengting-Taiyuán y Shanghai-Jangchou. Las guerrillas no sólo actúan en coordinación con las fuerzas regulares en la defensa estratégica de este momento, cuando el enemigo se encuentra a la ofensiva estratégica; no sólo actuarán en coordinación con las fuerzas regulares, estorbando las operaciones del enemigo, cuando este haya concluido su ofensiva estratégica y pasado a la consolidación del territorio ocupado, sino que se coordinarán también con las fuerzas regulares cuando estas lancen la contraofensiva estratégica, para expulsar a las fuerzas enemigas y recuperar todo el territorio perdido. El gran papel de la guerra de guerrillas en la coordinación estratégica no debe ser ignorado. Deben comprenderlo con nitidez los mandos de las guerrillas así como los de las fuerzas regulares.
Además, la guerra de guerrillas cumple otro papel: coordinarse con la guerra regular en las campañas. Por ejemplo, en la campaña de Sinkou, al norte de Taiyuán, las guerrillas desempeñaron un notable papel de apoyo, tanto al sur como al norte de Yenmenkuan, al destruir el ferrocarril Tatung-Puchou y las carreteras que pasan por Pingsingkuan y Yangfangkou. Tomemos otro ejemplo: después de la ocupación de Fenglingtu por el enemigo, la guerra de guerrillas (realizada principalmente por fuerzas regulares) que se había extendido por toda la provincia de Shansí, desempeñó un papel aún más importante al actuar en coordinación con las campañas defensivas a lo largo de las orillas oeste y sur del río Amarillo, en las provincias de Shensí y Jonán, respectivamente. Otro ejemplo: cuando el enemigo atacaba el sur de la provincia de Shantung, la guerra de guerrillas en las cinco provincias del norte de China hizo una considerable contribución al actuar en coordinación con las campañas de nuestro ejército en esa parte de Shantung. Para realizar esta tarea, los dirigentes de cada base de apoyo guerrillera situada detrás de las líneas enemigas, o los mandos de los cuerpos guerrilleros destacados allí temporalmente, deben disponer bien sus fuerzas y, mediante diversos métodos adecuados al momento y lugar, actuar enérgicamente contra los puntos más vitales y vulnerables del enemigo, a fin de debilitarlo, contener sus fuerzas, obstaculizar su transporte, alentar a nuestras tropas a que llevan a cabo campañas en las líneas interiores, y cumplir así con su deber de coordinarse en las campañas. Si cada zona guerrillera o cada guerrilla actúa sola, sin prestar atención a coordinarse con las fuerzas regulares en las campañas, disminuirá la significación de su papel en la coordinación estratégica, aunque seguirá desempeñando cierto papel de apoyo en la estrategia general. Todos los mandos de la guerra de guerrillas deben prestar seria atención a este punto. A fin de poder coordinarse con las fuerzas regulares en las campañas, es completamente necesario que todas las unidades y cuerpos guerrilleros de alguna importancia posean equipos de radiocomunicación.
Finalmente, la coordinación con las fuerzas regulares en los combates, o sea, en sus operaciones en el campo de batalla, es tarea de todas las guerrillas que actúan en las inmediaciones de un campo de batalla en líneas interiores. Esto, por supuesto, se aplica sólo a las guerrillas que operan cerca de las fuerzas regulares o a las unidades regulares encargadas temporalmente de misiones guerrilleras. En dichos casos, las guerrillas deben cumplir, de acuerdo con las instrucciones del mando de las fuerzas regulares, las tareas que se les asignen, tareas que, por lo general, consisten en contener una parte de las fuerzas del enemigo, obstaculizar su transporte, efectuar reconocimientos, servir de guía a las fuerzas regulares, etc. Aun en el caso de que no reciban instrucciones del mando de las fuerzas regulares, las guerrillas deben realizar dichas tareas por su propia iniciativa. Es absolutamente inadmisible permanecer indiferentes, no moverse ni combatir o moverse sin combatir.

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