Iñaki IRIONDO
Cuando se conoció la sentencia inicial del 30 de junio avalando la ilegalización, escribí que un fallo contrario contra el Estado español hubiera supuesto una revolución, pero que aquella decisión, a efectos prácticos, apenas cambiaba nada en el escenario. A lo que se añadía que, en cualquier caso, las esperanzas de superar la actual fase de confrontación no pueden estar puestas en lo que dicten los tribunales europeos, ni tampoco en que esporádicamente puedan superarse las trampas y obstáculos que las sucesivas instancias ilegalizadoras españolas puedan poner a una determinada candidatura. Lo que hay que hacer es agitar el tablero. La izquierda abertzale está analizando y debatiendo la fórmula con la que superar el bloqueo que en estos momentos se padece; no para ver cómo se puede plantear una lista legal en las próximas elecciones municipales y forales, sino ‑yendo al fondo- para articular una estrategia eficaz que permita avanzar políticamente al independentismo vasco. Lo que valía entonces cobra ahora mucho más sentido. La izquierda abertzale avanzará mirándose a sí misma y no a Estrasburgo
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