El conocido y querido tío Hó, el gran lider vietnamita HO CHI MINH nace en Hoang Tru en la aldea Kim Lien de Nam Dan, en la norteña provincia de Nghe An (Annam) en Vietnam, un 19 de mayo de 1890. Su verdadero nombre al nacer era Nguyen Sinh Cung, luego de la muerte de su madre (1901) el jovencito Cung comienza a usar el nombre de Nguyen Tat Than, pero más tarde la clandestinidad en que vivió siempre, le obligó a utilizar más de cien apodos diferentes para escapar de la extremada persecución policial. El nombre de Ho Chi Minh, con el cual pasó a la posteridad significa «El que ilumina el camino»; otras muchas veces se hizo llamar Nguyen Ai Quoc, «El patriota».
Era hijo de un médico herborista de Nghe An que ya luchaba contra el colonialismo francés, quienes habían invadido Vietnam en 1860. Hó Chi Minh estudió en Hué y en Saigón, hasta que en 1912 emigró como mozo en un paquebote francés. Fue un largo viaje de dos años de puerto en puerto hasta que arribó a Londres, donde trabajó en el hotel Carlton durante tres años.
De allí es que pudo ir más tarde a París, donde trabajó como retocador de fotografías. Conoció a muchos dirigentes internacionales como Chu En Lai, León Blum, Marcel Cachin y Longuet (sobrino de Karl Marx), entre otros destacados dirigentes del movimiento obrero internacional. Se afilió al Partido Socialista Francés, en cuyo congreso de Tours votó con la mayoría internacionalista que decidió la adhesión del Partido a la Tercera Internacional. Comenzó a escribir artículos en «L“Humanité», y luego fundó el periódico «El Paria», donde escribirían los dirigentes revolucionarios de los países coloniales.
De París se trasladó a Moscú, y allí participó en varios Congresos de la Internacional Comunista hasta que, con la ayuda de Borodin, encargado por la Internacional de las organizaciones comunistas asiáticas, formó una escuela militar en China para enseñar a los comunistas el arte de la guerra revolucionaria. El director era el coronel Chiang Kai Chek y el jefe del departamento político era Chu En Lai. En la noche del 3 de abril de 1927, cuando Chaing Kai Chek cambió de cara, brincando la talanquera hacia el bando contrario, y se apartó de los comunistas conjurando una cruel y enorme matanza de sus excompañeros de lucha.
Ho Chi Minh consiguió huir de la masacre y siguió en la clandestinidad organizando la revolución en Birmania, en China y en Siam, pasando de cárcel en cárcel y de tortura en tortura, impulsando huelgas, motines y levantamientos armados. En 1930 se produjo el levantamiento de Yen Bai, poniendo de manifiesto la urgente necesidad de un destacamento revolucionario capaz de dirigir la lucha popular hasta la victoria final.
Por eso, aquel mismo año Ho Chi Minh fundó en Hong Kong el Tanh Nien o Partido Comunista de Vietnam, pero fue detenido una vez más. A finales de la década de los treinta, Vietnam padece un giro importante en su situación, con la sustitución del dominio de los imperialistas franceses negociado con uno de sus aliados en la primera guerra mundial, los japoneses, que ocupan el país con 50.000 mercenarios.
Liberado de la cárcel por los aliados en 1940, regresó a su país 28 años después de haber salido de él. Luchó en la guerra de guerrillas durante los cinco años de la ocupación japonesa. Para liberar a su paíria de la nueva invasión, funda el Vietnam Doc Lap Dong Minh Hoi, más conocido por Vietminh, o Frente para la Liberación de Vietnam. También crea un ejército guerrillero dirigido por c uno de los generales revolucionarios más prestigiosos de todo el mundo que pronto cumplirá sus 100 años de vida el próximo 25 de agosto del 2011.
Concluida la guerra y derrotados los japoneses, los planes imperialistas para la región no contemplaban la independencia sino un nuevo reparto del mundo, que en el caso de Vietnam suponía que los nacionalistas chinos del Kuomintang ocuparan el norte del país, mientras los ingleses harían lo propio con el sur. Pero los franceses querían recuperar sus dominios coloniales y volvieron a ocupar el país, mientras los guerrilleros vietnamitas rechazaban a los chinos en el norte y liberaban aquella zona.
El 2 de setiembre de 1945 Ho Chi Minh lanzó su llamamiento: «Desde hace más de ochenta años la banda de colonialistas franceses, bajo los tres colores que simbolizan la libertad, la igualdad y la fraternidad, ha ocupado nuestro territorio y oprimido nuestro pueblo […] Los franceses no nos han dado ninguna libertad política, han instituido una legislación bárbara, han creado más prisiones que escuelas, han ahogado en sangre todas nuestras revueltas, han pisoteado la opinión y utilizado la sangre y el alcohol para embrutecer a nuestro pueblo».
El Vietminh organizó la insurrección general, logró la independencia nacional y fundó la República Democrática de Vietnam, un Estado obrero y campesino que trataba de construir el socialismo. Pero al retornar los colonialistas franceses se desató una nueva y cruenta lucha del pueblo vietnamita que se prolongó nueve años. El 24 de noviembre de 1946 los franceses bombardearon Haiphng asesinando a más de 6.000 personas y el pueblo reaccionó el 19 de diciembre con una insurrección en Hanoi.
Los imperialistas comenzaron a retroceder: cae Dong Khi, evacúan Cao Bang, luego Lao Kay, y posteriormente Dinh Lap. Francia claudicó y tuvo que pedir el apoyo de los Estados Unidos. El presidente Eisehower dijo en 1953: «Admitamos ahora que perdemos Indochina. Se cederían varias cosas. La península sería difícilmente defendible. El estaño y el tungsteno de esta región, a los que concedemos tanta importancia, dejarían de llegarnos».
El apoyo norteamericano a los franceses, incluso con la oferta de tropas de ocupación, bombarderos B2 y la bomba atómica, no les sirvió de nada a la Francia imperialista en total decadencia. En 1954 los franceses son derrotados en la batalla de Dien Bien Fu y, aunque en los acuerdos de Ginebra dividieron el país en dos, contra los intereses de las potencias imperialistas, el gran lider del pueblo vietnamita HO CHI MINH se convirtió en el jefe del nuevo Estado vietnamita del norte, y comandante del proceso revolucionario de soberanía popular. Dieciocho millones de conciudadanos saludaron a quien había abierto la brecha de la liberación social y nacional. El querido «tío Ho», Hó Chi Minh, como lo dice su nombre: el que ilumina el camino.
A la guerra contra Francia sucedió la guerra contra los Estados Unidos, por lo que los vietnamitas derrotaron sucesivamente a tres de las potencias imperialistas más poderosas de todo el mundo: a Francia, a Japón y a los Estados Unidos. Los norteamericanos no escatimaron medios de destrucción masiva y bombardearon cruelmente Vietnam del Norte: «Derrotados los yanquis ‑diría Hó- construiremos una patria diez veces más hermosa. Nuestro país tendrá el señalado honor de ser una pequeña nación que, a través de una lucha heroica, ha derrotado a dos grandes imperialismos ‑el francés y el norteamericano- e hizo una digna contribución al movimiento de liberación nacional».
Nunca tuvo un momento de inquietud por la desproporción de fuerzas. Como buen comunista sabía que un ejército popular es superior al mejor ejército moderno, la mas grande en potencia bélica, la mejor equipada, con el mayor desarrollo científico técnico para arrasar incluso con el mundo entero. Desde el principio de la intervención americana, Hó Chi Minh declaró que los Estados Unidos no serían capaces de soportar una guerra popular prolongada: «En la lucha patriótica contra la agresión norteamericana, en realidad tendremos que soportar más dificultades y sacrificios, pero estamos seguros de que obtendremos la victoria total. Esta es una certeza absoluta».
Sus predicciones se cumplieron, aunque Vietnam tuvo que soportar años de atrocidades contra su población. El territorio vietnamita fue convertido por los gringos en el mayor campo de experimentación de armas sofisticadas y de criminales bombardeos contra la población indefensa. Estados Unidos descargó sobre Vietnam más bombas que las arrojadas durante toda la Segunda Guerra Mundial por todos los países del planeta. Por eso Ho Chi Minh y el pueblo vietnamita se convertieron en símbolos de las luchas del Tercer Mundo contra el imperialismo, el colonialismo y la explotación.
El querido tío Hó murió en Hanoi el 3 de setiembre de 1969 sin poder ver culminada la obra de toda una vida dedicada a la revolución. En su testamento dejó escrito: «Durante toda mi vida, he servido con todas mis fuerzas y con todo mi corazón a la Patria, a la Revolución y al Pueblo. Ahora, si debo partir de este mundo, no hay nada que sienta más que no poder servirlos más tiempo».
El proceso liberador vietnamita, que concretaría sus esperanzas de siempre, continuó. Cuando apenas a seis años después de su muerte, los comunistas derrotaban a los invasores norteamericanos, los tanques de la gran victoria popular llevaban una bellísima pancarta: «Tú siempre marchas con nosotros, Tío Hó».
En su honor, las autoridades vietnamitas pusieron el nombre de Ciudad Ho Chi Minh a la antigua capital de Vietnam del Sur, Saigón (1975). Su nombre destaca por encima de entre los grandes referentes mundiales del proletariado, mucho más allá de los límites de su país.
El triunfo vietnamita contra Estados Unidos demostró que era posible derrotar al imperialismo pese a la enorme disparidad de recursos. En el mundo entero grandes contingentes populares se movilizaron en solidaridad con la revolución vietnamita y la figura de Hó Chi Minh alcanzó un merecido prestigio mundial. Fue un gran dirigente de su partido y del proletariado internacional. Hó Chi Minh y los comunistas trazaron el camino; los obreros y campesinos vietnamitas lo han seguido recorriendo hasta el final, hoy la República Socialista de Vietnam, haciendo honor a su gran legado, es lo que él soño.
¡¡¡ VIDA ETERNA A HO CHI MINH