Es hora de aca­bar con las men­ti­ras, la hipo­cre­sia, el oscu­ran­tis­mo – Pan y Rosas

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Des­pués de una lar­ga jor­na­da de deba­te en el Sena­do, que comen­zó cer­ca del medio­día del miér­co­les 14 y ter­mi­nó a la madru­ga­da del día siguien­te, se apro­bó la ley de matri­mo­nio igua­li­ta­rio. Habla­mos con Andrea D’Atri, diri­gen­te nacio­nal del PTS que impul­sa la agru­pa­ción de muje­res Pan y Rosas, la que par­ti­ci­pó inten­sa­men­te en la cam­pa­ña a favor de este derecho.

¿Qué sig­ni­fi­ca­do tie­ne la apro­ba­ción de esta ley?

AD: Es el resul­ta­do de una lar­ga lucha del movi­mien­to de gays, les­bia­nas, tra­ves­tis y tran­se­xua­les, como tam­bién de dis­tin­tas orga­ni­za­cio­nes socia­les y polí­ti­cas que acom­pa­ña­mos per­ma­nen­te­men­te el recla­mo de igual­dad de dere­chos. Pero, tam­bién sig­ni­fi­ca un pri­mer paso muy impor­tan­te que nos pue­de per­mi­tir avan­zar en otros dere­chos y liber­ta­des demo­crá­ti­cas, como el dere­cho al abor­to o la sepa­ra­ción de la Igle­sia del Estado.

Jus­ta­men­te, la Igle­sia mon­tó una cam­pa­ña ultra­rreac­cio­na­ria, hablan­do de “gue­rra san­ta”. ¿Qué opi­nión te merece?

AD: La Igle­sia, como siem­pre que está ante la posi­bi­li­dad de per­der algo de su nefas­ta y reac­cio­na­ria influen­cia, pre­sen­ta bata­lla. Ya lo hicie­ron cuan­do se tra­tó la ley de divor­cio y aho­ra su enemi­go es la comu­ni­dad homo­se­xual. ¡Pero tam­bién con­de­na­ron a Gali­leo por decir que la Tie­rra se movía! Y aún con­de­na­do, les dijo: “Eppur si muo­ve” (“sin embar­go, se mue­ve”). Hoy, el 70% de la pobla­ción se mani­fes­tó a favor del matri­mo­nio igua­li­ta­rio. Eso quie­re decir que aun­que la Igle­sia no lo quie­ra, esto es un dere­cho conquistado.

En esta oca­sión, idea­ron una estra­te­gia para ata­car el dere­cho al matri­mo­nio igua­li­ta­rio, basán­do­se en la fala­cia de que sólo es ver­da­de­ra fami­lia la que tie­ne “una mamá y un papá”. Pero en Argen­ti­na, casi un 30% de los hoga­res son sos­te­ni­dos por muje­res solas. ¿Qué son? Tam­bién decían que no se sabía qué podía suce­der con niños cria­dos por dos mamás o dos papás. Lo cier­to es que las per­so­nas homo­se­xua­les son hijos de una mamá y un papá hete­ro­se­xua­les ¿y la Igle­sia pre­ten­de, aca­so, prohi­bir el matri­mo­nio tra­di­cio­nal para que no siga habien­do hijos “des­via­dos del plan de dios”? Es una ver­da­de­ra ridi­cu­lez. En las fami­lias que ellos lla­man “nor­ma­les” no son pocas las muje­res víc­ti­mas de la vio­len­cia machis­ta o las niñas y niños abu­sa­dos y vio­la­dos por sus pro­pios padres.

La Igle­sia nue­va­men­te mues­tra la pro­fun­da hipo­cre­sía que la corroe: ayer ini­ció jui­cio canó­ni­co con­tra el cura cor­do­bés que apo­ya el matri­mo­nio gay, mien­tras cubre con su man­to de impu­ni­dad a cien­tos de curas abu­sa­do­res y pedó­fi­los. ¿Se le ini­ció jui­cio canó­ni­co al cura Gras­si des­pués que fue con­de­na­do por abu­so de meno­res? ¿La Igle­sia sepa­ró de sus filas al cura Von Wer­nich que con­fe­sa­ba a los dete­ni­dos-des­apa­re­ci­dos que eran tor­tu­ra­dos por el geno­ci­da Camps en la dic­ta­du­ra? No, no lo hizo. Por eso, es hora de aca­bar con men­ti­ras, hipo­cre­sía, oscu­ran­tis­mo… Tene­mos que avan­zar en la sepa­ra­ción de la Igle­sia del Esta­do, por­que los curas lle­van ade­lan­te su cru­za­da de odio, mien­tras reci­ben sub­si­dios millo­na­rios que paga­mos todos los tra­ba­ja­do­res con los impues­tos. Si sos gay o hete­ro­se­xual, cató­li­co, judío o ateo, no impor­ta; con los impues­tos esta­mos pagan­do sala­rios de más de 10 mil pesos para los obis­pos, sub­si­dios a las escue­las cató­li­cas y mil cosas más. Des­de que ten­go memo­ria, los jubi­la­dos recla­man el 82% móvil y, sin embar­go, el Esta­do que dice que no pue­de pagar esas jubi­la­cio­nes, ¡paga la jubi­la­ción a los curas que nun­ca trabajaron!

Por eso, vol­vien­do a lo que te decía antes, el matri­mo­nio igua­li­ta­rio es un gran paso ade­lan­te que no debe que­dar ahí, sino que tie­ne que ser­vir para ir por más.

La Igle­sia inten­tó mon­tar una pro­vo­ca­ción en el acto a favor del matri­mo­nio igua­li­ta­rio, mien­tras se tra­ta­ba la ley en el Senado…

AD: Sí, pero fra­ca­sa­ron. Col­ga­ron una ban­de­ra en las mis­mas rejas del Con­gre­so, que decía “Ni adop­ción, ni unión civil, sólo VARON y MUJER” y unos trein­ta chu­pa­ci­rios se pusie­ron a rezar el rosa­rio en abier­ta pro­vo­ca­ción con­tra miles de per­so­nas que ya se encon­tra­ban mani­fes­tan­do su apo­yo a la ley. Final­men­te, con un gru­po de jóve­nes gays, las com­pa­ñe­ras de Pan y Rosas, mili­tan­tes de par­ti­dos de izquier­da y reco­no­ci­das acti­vis­tas del movi­mien­to GLTTB logra­mos que se reti­ra­ran con gri­tos y con­sig­nas. Huye­ron escon­di­dos detrás de un nutri­do cor­dón policial.

Pero la Igle­sia logró pola­ri­zar la dis­cu­sión sobre el matri­mo­nio igua­li­ta­rio, ponien­do como enemi­go al gobierno…

AD: Sí, una fal­sa pola­ri­za­ción, por­que el pro­yec­to de ley pro­vino de los blo­ques de cen­troiz­quier­da y fue con­sen­sua­do por el movi­mien­to GLTTB. El gobierno se negó a dar quó­rum en Dipu­tados en dos opor­tu­ni­da­des y, ade­más, bajo la figu­ra de la “liber­tad de con­cien­cia” inten­tó ocul­tar que, en sus filas, hay dece­nas de dipu­tados y sena­do­res cle­ri­ca­les y dere­chis­tas que están en con­tra de los dere­chos de gays y les­bia­nas. La pola­ri­za­ción que inci­tó Ber­go­glio ter­mi­nó favo­re­cien­do al kirch­ne­ris­mo, que pre­ten­dió arro­gar­se este pro­yec­to. La opo­si­ción tomó cuen­ta de que el gobierno podía salir for­ta­le­ci­do si se apro­ba­ba la ley y, enton­ces, insis­tió en remar­car que había un cor­te trans­ver­sal en todos los blo­ques, don­de todos tenían sena­do­res a favor y en contra.

Sin embar­go, des­de quie­nes siem­pre se mani­fes­ta­ron con­tra­rios al matri­mo­nio entre per­so­nas del mis­mo sexo, esta vez hubo una pro­pues­ta que deno­mi­na­ron “inter­me­dia”, de unión civil. ¿Cuál es tu opi­nión sobre esta alternativa?

AD: Que no es nin­gu­na alter­na­ti­va. Se tra­ta­ba de un pro­yec­to de dere­chos espe­cia­les para una comu­ni­dad a la que se con­si­de­ra “dife­ren­te a la nor­ma”. En sín­te­sis: una ley basa­da en la dis­cri­mi­na­ción. Le comen­ta­ba al perio­dis­ta de Cró­ni­ca TV que me entre­vis­tó duran­te el cor­te de calle que rea­li­za­mos con Pan y Rosas: “es como si dijé­ra­mos que la edu­ca­ción públi­ca es para toda la pobla­ción de Argen­ti­na, excep­to para los hijos de inmi­gran­tes, enton­ces a esos niños vamos a dar­les escue­las que se lla­men de otra mane­ra… ¿por qué?”. La con­sig­na que asu­mió el movi­mien­to GLTTB fue la de “El mis­mo dere­cho, con el mis­mo nom­bre”. Así debe ser.

Por otra par­te, la unión civil que pro­po­nía la oscu­ran­tis­ta y ultra­rreac­cio­na­ria sena­do­ra Lilia­na Negre, impe­día el dere­cho a la adop­ción e incluía la posi­bi­li­dad de “obje­ción de con­cien­cia” para los fun­cio­na­rios del Esta­do de quie­nes depen­die­ra esa unión civil. ¿Qué sig­ni­fi­ca esto? Que si un juez con­si­de­ra que va con­tra sus prin­ci­pios mora­les o reli­gio­sos unir civil­men­te a dos homo­se­xua­les, podría no hacer­lo. Es decir, ¡se le per­mi­ti­ría infrin­gir la ley misma!

Con res­pec­to a la adop­ción, los argu­men­tos medie­va­les se cho­can con la reali­dad, por­que en Argen­ti­na, cual­quier per­so­na sol­te­ra pue­de adop­tar indi­vi­dual­men­te, sin nece­si­dad de acla­rar cuál es su orien­ta­ción sexual. Lo que per­mi­ti­ría esta ley de matri­mo­nio es que las pare­jas pue­dan adop­tar, asu­mien­do ambos inte­gran­tes de la pare­ja los debe­res con res­pec­to al niño. Eso per­mi­ti­ría que, en caso de que fallez­ca el cón­yu­ge adop­tan­te o que la pare­ja se divor­cie, tam­bién el otro cón­yu­ge debe res­pon­sa­bi­li­zar­se por ese niño adop­ta­do. A los fun­da­men­ta­lis­tas cató­li­cos que andan voci­fe­ran­do sobre los dere­chos de los niños, hay que decir­les que esta ley amplía sus dere­chos, más que vulnerarlos.

Final­men­te, a pesar de haber con­se­gui­do media san­ción en Dipu­tados, de con­tar con el apo­yo de casi el 70% de la pobla­ción, la apro­ba­ción de la ley estu­vo per­ma­nen­te­men­te en situa­ción de “empa­te téc­ni­co” en el Sena­do, corrien­do el ries­go de no ser apro­ba­da y con la posi­bi­li­dad de que que­da­ra archi­va­da has­ta el año pró­xi­mo. ¿Por qué un pro­yec­to que cuen­ta con tan­ta apro­ba­ción social se encon­tró ante esta encrucijada?

AD: Creo que la for­ma en que, final­men­te, se apro­bó la ley-con un mar­gen muy peque­ño, hacien­do peli­grar has­ta últi­mo momen­to los dere­chos de gays y les­bia­nas al matri­mo­nio civil- mues­tra que no pode­mos dejar en mano de estos dipu­tados y sena­do­res, ofi­cia­lis­tas y opo­si­to­res, la con­quis­ta de nues­tros derechos.

La estra­te­gia del lobby par­la­men­ta­rio mos­tró sus terri­bles y peli­gro­sos lími­tes cuan­do fue la mis­mí­si­ma Igle­sia la que movi­li­zó a miles de per­so­nas en todo el país, pre­sio­nan­do a los sena­do­res, desa­fian­do con reti­rar­les el apo­yo. Lamen­ta­ble­men­te, la estra­te­gia pri­vi­le­gia­da por las orga­ni­za­cio­nes del movi­mien­to GLTTB fue la del lobby, es decir, con­fiar en que fue­ra esa cue­va de ladro­nes que es el par­la­men­to, la que legis­la­ra a favor de nues­tros dere­chos, y no poner el acen­to en nues­tras pro­pias fuer­zas. Ten­drían que haber con­vo­ca­do a mani­fes­ta­cio­nes que reu­nie­ran a cien­tos de miles de per­so­nas homo­se­xua­les y hete­ro­se­xua­les que ya dije­ron bas­ta a la dis­cri­mi­na­ción y que apo­ya­ron esta iniciativa.

Si con esta ley lle­ga­mos a una situa­ción de cua­si empa­te téc­ni­co, ¿cómo vamos a con­se­guir que se aprue­be el dere­cho al abor­to libre y gra­tui­to? ¿Cómo vamos a con­se­guir sepa­rar la Igle­sia del Esta­do? Evi­den­te­men­te, será nece­sa­ria una masi­va y com­ba­ti­va movi­li­za­ción de dece­nas de miles para arran­car­le al Con­gre­so nues­tros dere­chos. Con­si­de­ra­mos que ésta es la pri­me­ra con­clu­sión que debe­mos sacar si que­re­mos seguir avan­zan­do. Pan y Rosas siem­pre insis­tió en esta pers­pec­ti­va. ¡No pode­mos con­fiar en que estos par­ti­dos patro­na­les de la opo­si­ción y el ofi­cia­lis­mo apro­ba­rán las leyes, sin poner nues­tros dere­chos en ries­go de ser nega­dos o con­di­cio­na­dos por los dere­chis­tas y fun­da­men­ta­lis­tas recal­ci­tran­tes, si no es por nues­tra lucha acti­va, en las calles! Tene­mos que movi­li­zar­nos con inde­pen­den­cia del Esta­do, el gobierno y los par­ti­dos del régi­men para arran­car nues­tros dere­chos al Congreso.

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