Masacrar a 16 presos políticos no es motivo suficiente para extraditar con urgencia a su país de origen que lo reclama el autor de tan horroroso crimen. Ocho meses después de su arresto en Miami donde prosperaba vendiendo sus servicios al Pentágono, el teniente de navío argentino Roberto Guillermo “El Ñato “ Bravo, sigue libre bajo fianza esperando la decisión de un juez conocido por sus vínculos con la mafia cubanoamericana.
Según el Nuevo Herald de Miami, el caso del “Monstruo de Telew”, beneficiado con un proceso judicial dilatorio que se proseguía ayer – no es más que un “espinoso debate judicial en torno al castigo o el perdón” de los crímenes cometidos por militares argentinos.
La Masacre de Trelew, ocurrió el 22 de agosto de 1972 en la base naval Almirante Zar y Bravo fue identificado por tres sobrevivientes no solo como el oficial que tomo la iniciativa del crimen sino como quién dio los tiros de gracia a las víctimas. Unos meses después de la Masacre, “El Ñato” se apareció con su cómplice, el capitán Luis Emilio Sosa, encargo de la instalación militar al momento de los hechos crimen, en la Agregaduría Naval Argentina en Washington.
En una audiencia anterior, hace unos días, el abogado defensor, Neal Sonnet, argumentó que la masacre “no fue otra cosa que un tiroteo entre los militares y un grupo de guerrilleros que había tratado de escapar”, reporta la prensa mafiosa.
Sonnet se encontró un testigo a medida en la persona del argentino Alfredo Solari, profesor adjunto de la Facultad de Derecho de la Universidad de Buenos Aires cuya evicción del centro de estudios es reclamada por defensores de los Derechos Humanos.
Antes del caso Bravo, Solari ha defendido de la misma manera a varios otros militares acusados de delitos de lesa humanidad, entre los cuales Ricardo Miguel Cavallo, alias Serpico, acusado de violaciones de los derechos humanos ‑torturas y desapariciones- durante la dictadura y arrestado por INTERPOL en el 2008 en España.
“Bravo actuó apropiadamente al encarar una circunstancia muy difícil en la que debía cumplir su misión como líder de la guardia responsable de defenderse de los detenidos fanáticamente peligrosos”, afirmó el abogado fascista, reportado por el Herald.
El “show” judicial de Bravo comenzó en febrero de este año cuando la justicia argentina, tras enterarse por la prensa de la presencia de Bravo Miami, reclamó al ex militar de 67 años.
Desde su arresto, Bravo ha recibido los mismos privilegios judiciales regalados al agente CIA y terrorista internacional Luis Posada Carriles cuyo juicio, después de años de procedimientos, no llega a arrancar.
El juez Robert Dube que maneja su caso es bien conocido en Miami como un socio firme de la fauna cubanoamericana.
Dube fue entre otras cosas quién “resolvió” el caso de los “activistas anticastristas” Santiago Alvarez y Osvaldo Mitat cuando fueron acusados, en diciembre del 2005, de siete cargos por posesión ilegal de un enorme arsenal de armas y explosivos.
Increiblemente, después de su arresto, Bravo pidió un plazo en las audiencias porque tuvo que viajar a Guantánamo como jefe de la Fuerza de Tareas sobre Tratamiento de Enemigos Combatientes de la American Bar Association.
Miami alberga una verdadera colonia de ex cómplices de todos los regímenes de ultraderecha del continente.
Ayer mismo, se supo que la justicia boliviana determinará en los proximos días, in ausencia, la sentencia del ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, acusado en su país de genocidio junto a otros de sus colaboradores, y que sigue hospedado por Estados Unidos a pesar de las reiteradas solicitudes de las autoridades bolivianas.
Hace poco, el terrorista venezolano Raúl Díaz Peña, fue acogido en Miami después de fugarse de Venezuela aprovechando un permiso de salida de la prisión.
Entretanto el ex teniente de la Guardia Nacional venezolana José Antonio Colina, prófugo de la Justicia de su país por ser responsable de ataques terroristas, lanzó desde esta ciudad llamamientos subversivos con la complicidad del mismo Nuevo Herald, diario de Miami vinculado a la mafia terrorista cubanoamericana.
Aporrea