El caso se reabrió tras varias informaciones publicadas en 1995 que certificaban que Zabalza murió torturado a manos de la Guardia Civil
Mikel Zabalza fue detenido por la Guardia Civil y posteriormente apareció muerto
Auto de la Audiencia Provincial de Gipuzkoa
La Audiencia Provincial de Gipuzkoa ha confirmado el auto de conclusión del sumario por la muerte de Mikel Zabalza, dictado inicialmente el 14 de mayo de 2009 y ahora ratificado al rechazarse el recurso interpuesto por las acusaciones (familia, ayuntamiento de Donostia y TAT). En la sentencia se admite que tras 25 años de investigación judicial «siguen vigentes hasta tres hipótesis» para explicar la muerte de Mikel Zabalza» (muerte por ahogamiento en el Bidasoa, muerte por ahogamiento en otro lugar, muerte en otras circunstancias), pero el caso se cerrará por haber quedado «agotada» la investigación.
El tribunal también reconoce que las pruebas aportadas por las acusaciones pueden poner en duda la versión oficial, pero concluye que no existen pruebas suficientes para que esta versión quede totalmente excluida, ni tampoco para abrir procesamiento contra los guardias civiles acusados de tomar parte en las torturas y muerte de Zabalza, ya que todos ellos han negado las informaciones periodísticas que les incriminaban. «No obstante lo insatisfactorio que tal resultado conlleva tomando como referente axiológico el valor justicia (…), en el plano estrictamente procesal está justificado que, una vez agotada la investigación respecto a las circunstancias concurrentes en el óbito investigado, se concluya que no ha quedado debidamente justificada la perpetración de los hechos que motivó la apertura de la causa penal». Por lo tanto, el tribunal confirma el auto de conclusión del sumario dictado el 14 de mayo de 2009, decretando el sobreseimiento provisional de la causa.
Cadaver de Mikel Zabalza en el depósito de Iruñea en 1985
Torturado hasta la muerte
Mikel Zabalza fue detenido por la Guardia Civil el 26 de noviembre de 1985, junto a su primo, su novia y una cuarta persona. La versión oficial dice que «fruto de una manifestación espontánea relativa a la existencia de un zulo», Zabalza fue sacado de Intxaurrondo a las 6 de la mañana y llevado a la zona de Endarlaza, acompañado únicamente por tres guardias civiles. Llegaron al túnel de Endarlaza a las 6.30, salieron de los vehículos con linternas y con Zabalza esposado, momento en que éste golpeo a uno de los guardias y se dio a la fuga por un hueco del túnel, que terminaba en una pendiente vertical hasta el río Bidasoa. A pesar de que esa zona del río fue rastreada al detalle, el cuerpo de Mikel Zabalza no apareció hasta veinte días después de su desaparición, y lo hizo flotando a 150 metros del citado túnel.
La autopsia certificó la muerte por «asfixia por sumersión», y un auto de la Audiencia Provincial del 18 de julio de 1988 llegó «a la inequívoca conclusión de que toda la investigación abona la explicación de la huida de Mikel Zabalza por el agujero del túnel de Endarlaza, las periciales médicas y analíticas son coherentes y abonan la versión dada en el sentido de que Mikel Zabalza murió por sumersión y que ésta lo fue en el río Bidasoa». Por lo tanto, decretó el archivo del caso, aunque dejaba la puerta abierta a reabrir la investigación «si en el futuro hubiera méritos suficientes para ello, en virtud de nuevos hechos de los que en este momento no hay ni constancia ni indicios».
Iñigo Iruin, en el lugar donde supuestamente Mikel Zabalza habría escapado
Reapertura en 1995
En 1995, en plena oleada de acusaciones de guerra sucia y corrupción contra el gobierno de Felipe González, el diario El Mundo publicó dos reportajes de investigación que revelaban que Zabalza no murió ahogado al intentar escapar de la Guardia Civil, sino mientras Enrique Dorado Villalobos y Felipe Bayo Leal le hacían la bañera. Además, se señalaba que la versión oficial había sido preparada por los interesados en el despacho del abogado Jorge Argote. Por otra parte, documentos hallados en el registro de la celda del ex Coronel del CESID Luis Alberto Perote también hacían referencia a que Zabalza fue muerto mientras era torturado, señalando la existencia de un informe del servicio de espionaje que informaba de los hechos. Posteriormente, el diario Egin amplió la información al asegurar que el cadaver de Mikel Zabalza permaneció escondido en una bañera sita en el propio cuartel de la Guardia Civil en Intxaurrondo, en donde los buzos hacían prácticas.
Ante estas informaciones, el Juzgado de Instrucción número 1 de Donostia decretó la reapertura de la instrucción el 2 de noviembre de 1995. Tras ello, un nuevo dictamen médico-forense emitido el 4 de julio de 1996 estableció «que no es posible afirmar el fallecimiento como consecuencia de una sumersión vital en medio líquido con las características del descrito en el río Bidasoa». Para hacer esta afirmación, los forenses se apoyaban en elevada cantidad de trietanolamina que apareció en el estómago del fallecido (3,60 microgramos/100ml, frente a los 0,32 microgramos/100ml existentes en el agua del río), así como en la ausencia de lesiones cutáneas en el cuerpo de Mikel Zabalza, cuando lo habitual es que los cadáveres sumergidos durante tantos días presenten lesiones por arrastre, rozamiento contra el fondo del río o por acción animal.
Sin embargo, en la sentencia recientemente publicada se señala que aunque en el plano científico no sea posible afirmar que el fallecimiento se produjera por ahogamiento en el Bidasoa, ello no equivale a excluir tal hipótesis. «Por ello, no es factible concluir, como hace la acusación particular y popular, que las razones que justificaron los autos de archivo de 1988 hayan quedado invalidados por el informe médico-forense de 1996».
Funeral en Orbaizeta, donde nadie cree la versión oficial
Más pruebas frente a la versión oficial
Junto a este informe médico, las acusaciones basaban la petición de procesamiento contra los guardias civiles en varios elementos que pondrían en duda la versión oficial y apuntarían a que Zabalza «se les fue de las manos» mientras lo torturaban:
– El hecho de que sólo 3 miembros de la guardia civil acompañasen a Zabalza al hallazgo de un zulo, en plena noche, en un lugar no conocido por los guardias, tratándose de un presunto miembro de ETA que constituía el objetivo fundamental de la operación.
– La declaracion de Idoia Aierbe, novia de Mikel, que aseguró que el detenido no sabia nadar y tenía terror al agua.
– Las declaraciones de Idoia Aierbe y Jon Arretxe, que sufrieron la bolsa y la bañera en los interrogatorios de aquella operación policial..
– El testimonio de Manuel Bizkay, primo de Zabalza y también detenido en la operación, que oyó vomitos y gritos de una voz que le pareció la de su primo
– La declaración de un cazador, que sostuvo que el día de la supuesta fuga estuvo varias horas cerca del túnel de Endarlaza, no viendo ninguna maniobra de búsqueda ni presencia de guardias civiles.
– El hecho de que el cadáver fuera hallado en un tramo del río que ya había sido rastreado por buceadores de la Cruz Roja.
Desestimado el procesamiento contra cuatro guardias civiles
Del mismo modo, las acusaciones han sostenido los siguientes indicios incriminatorios contra los guardias civiles Antonio Espejo Valero, Fernando María Castañeda Vals, Enrique Dorado Villalobos y Felipe Bayo Leal.
– Testimonio de Pedro Luis Migueliz «Txofo», que aseguró que Dorado le comentó su intervención en la muerte de Mikel Zabalza y aportó fotografías que corroboran su declaración.
– Imputaciones hacia Dorado y Bayo provenientes de informaciones del diario El Mundo, publicadas el 30 y 31 de octubre de 1995.
– Declaraciones del ex Coronel del CESID Luis Alberto Perote respecto a una grabación en la que el capitán Pedro Gómez Nieto admite que Zabalza murió tras ser torturado.
No obstante, la Audiencia Provincial de Gipuzkoa no encuentra pruebas concluyentes en los anteriores puntos, ya que los imputados han negado los testimonios de Txofo y las informaciones publicadas por El Mundo, basadas en fuentes de información que no han sido conocidas al acogerse los periodistas al secreto profesional. En cuanto a las declaraciones de Perote, el tribunal establece que «no presentan una mínima calidad convitiva», ya que el Capitán Gomez Nieto negó que existiera tal conversación y el Ministro de Defensa Eduardo Sierra, mediante escrito de 11 de julio de 1996, indicó que «no existe en el centro documento alguno que contenga información que pueda contribuir al esclarecimiento de las circunstancias en que se produjo la muerte de Mikel Zabalza».
En las informaciones publicadas por El Mundo también aparecía una conversación mantenida por los periodistas con el ex guardia civil Vicente Soria (que vio el traslado de Zabalza ya muerto cuando se encontraba reparando una avería en el ascensor). No obstante, en su declaración Soria no ratificó ninguna de las informaciones, ni se reconoció en la cinta de la entrevista que los periodistas aportaron como prueba en abril de 1996. Respecto a la transcripción de la cinta, el tribunal estableció que no tiene relevancia incriminatoria, ya que «no puede servir como fuente de prueba una testifical prestada extraprocesalmente».
Según la investigación de El Mundo, Vicente Soria también reveló que el guardia civil José Juan Pastor Muñoz era el titular del Renault 18 (SS-9856‑N) en el que se habría trasladado a Mikel Zabalza ya muerto hasta la zona de Endarlaza, suponiéndose que se habría mantenido el cuerpo en los locales de la Unidad de Buceadores, cuyo jefe era el citado Pastor Muñoz. No obstante, el imputado negó igualmente los hechos.
Finalmente, en los reportajes se adjuntaba la declaración de Miguel Gómez Pastrana, médico de la Guardia Civil, por tener supuestamente conocimiento de la existencia de las torturas al ser requerida su intervención como facultativo, llegando el periodista José Macca (Diario 16) a poner en su boca la frase «se nos muere», supuestamente mencionada por el testigo Soria al coincidir con el citado en el ascensor. No obstante, Gómez Pastrana también lo negó todo en su declaración.