Hace unos días nos despertamos con la «feliz» noticia de que ayuntamientos nuestros como el de Bilbao cerraba las cuentas del 2010 habiendo liquidado sus cuentas, ¡déficit cero!, y en breve el contador de la deuda pública también a punto de situarse en cero.
A la hora de publicar este artículo, nos enteramos que Odon Elorza, para no ser menos, nos ha dicho que las cuentas del 2010 del ayuntamiento de Donostia tienen un superavit de 7,7 millones de euros.
Nos lo presentan como una feliz noticia y salen rápidamente a la palestra a hacer gala de su buen saber gestionar. Lo que no nos dice ni Azkuna ni Elorza es qué se esconden tras ese objetivo de déficit y deuda pública cero; no nos dicen cuál es la otra cara de la moneda.
Lo que no nos dice por ejemplo Azkuna, es que en el municipio de Bilbao hay 26.633 personas desempleadas, que más del 40% no cobran subsidio de desempleo; la oferta de servicios sociales se ha reducido, las horas del servicio de ayuda a domicilio en un 15% generando un claro perjuicio a las personas usuarias y destruyendo puestos de trabajo y es cada vez mas cara; los servicios residenciales no llegan a cubrir el 25% de las necesidades sociales y son en su mayor parte privadas, más caras y de peor calidad; el programa de viviendas públicas de alquiler es simbólico y existen grandes franjas de infravivienda y con insuficientes dotaciones; es el ayuntamiento con la oferta de escolarización del ciclo 0 – 2 más insuficiente de toda la CAV, se han reducido las sustituciones de personal y a la plantilla municipal se le ha bajado el sueldo en un 5% en 2010 y un 7,8% en 2011.
Los Ayuntamientos de Bilbao y Donostia ni tienen ni quieren tener información significativa alguna que aflore los déficit sociales y de infraestructuras educativas, sanitarias, asistenciales, de vivienda, culturales, medioambientales… y del nivel de cumplimiento de la exigencia de euskaldunización de los servicios municipales.
No nos dicen que ese déficit público cero no es otra cosa sino déficit social en aumento y la otra cara de la moneda del incremento de las desigualdades sociales y la injusta distribución de la riqueza. Es un déficit saldado con la reducción del gasto social; el presupuesto de 2011 es similar al de 2007 aunque la carestía de la vida se ha incrementado, las necesidades sociales han crecido y la asistencia educativa, sanitaria y de protección social está muy por debajo de la media europea.
¿Cuándo van a saldar los consistorio que presiden Azkuna y Elorza esta deuda social? Los datos del Ministerio de Economía y Hacienda sobre el grado de consecución del objetivo de reducir el déficit público son la excusa para sacar pecho. Desde Madrid nos comunican que en ese «loable» ejercicio de reducción del déficit público la CAV va bien encaminada pero debe continuar en el esfuerzo, y que Nafarroa sin embargo suspende, y por lo tanto en este caso nos exigen redoblar esfuerzos.
Desde dicho ministerio se presenta como aprobados a quienes han reducido el déficit, y se presenta como suspendidos a los otros. Es decir, aprueba y suspende en función de quién paga a la banca olvidándose por completo de que para ello el gasto social se ha tenido que reducir, y que por lo tanto, y especialmente en una coyuntura de crisis como la que estamos viviendo donde las necesidades sociales a atender han crecido exponencialmente, están abandonando a la gente a su suerte. Porque no nos engañemos, la reducción del déficit público no se está haciendo aumentado la presión fiscal sobre las rentas de quienes más tienen, el déficit público se está reduciendo a costa del recorte de servicios públicos y del gasto social.
La clase trabajadora vasca, sin embargo, hace tiempo que suspendimos a todos ellos, tanto a los alcaldes de Bilbao y Donostia, como a los Gobiernos de Gasteiz e Iruñea, y les pusimos un suspenso precisamente por hacer simplemente de correa de trasmisión de los mandatos de Madrid que no son otros que los de la gran banca. Les pusimos suspenso por utilizar el déficit público para reducir el gasto social, mientras no les ha importado endeudarse hasta el 65% del PIB para mejorar la cuenta de resultados de los accionistas de los bancos a costa de ingentes cantidades de dinero público y olvidarse de lo verdaderamente importante, de las necesidades de las personas y los derechos sociales.
Desde Madrid la banca y la patronal os felicitarán por conseguir el objetivo de déficit cero, pero la clase trabajadora vasca sólo os premiará por conseguir el objetivo de déficit social cero. Resulta curiosa la terrible disociación que hay entre una clase trabajadora y una mayoría social vasca que estamos peleando por nuestro derecho a decidir (no a las imposiciones de Madrid), y por unas políticas públicas que beneficien a las personas en lugar de al capital, y una clase política que gobernando nuestras instituciones hace oídos sordos a ambas reivindicaciones.
Es momento de que verdaderamente decidamos y bien haríamos empezando por sacar a estos gobernantes de nuestras instituciones.