El titular nada tiene que ver con las denuncias del periodista sueco Dick Emanuelsson- que está en el punto del mira de la inteligencia colombiana desde 2008- sobre el caso de Joaquín Pérez Becerra, ciudadano de origen colombiano y nacionalidad sueca, entregado por Venezuela a Colombia, una entrega a todas luces ilegal, una concesión política lamentable; sin embargo no es el motivo central de este escrito.
¡Traición! claman por ahí, refiriéndose a lo acontecido. Lamentablemente en España se suele recurrir a la vía externa para esconder las miserias internas. ¿Por qué no utilizan ese mismo mensaje «revolucionario» en apoyo de los presos vascos, comunistas revolucionarios y anarquistas que se pudren en las cárceles españolas? ¿Es mejor España que Venezuela? El clamoreo se basa exclusivamente en que el detenido no es miembro de las FARC ¿Y qué pasa si pertenece a las FARC? ¿Ya no sería «una traición a la solidaridad internacionalista»?
Quien esto suscribe, está en total desacuerdo con la actitud del gobierno venezolano, pero no la justifico porque el extraditado guardara, o no, relación con las FARC, una organización político-militar que recurre a la lucha armada contra un gobierno fascista. Les recuerdo a los pacifistas, a los “hombres de paz”, que el derecho a la lucha armada está recogido en la ONU.
Combatiendo al imperialismo en el centro del sistema, ayudaremos a que Cuba, Venezuela y otros países de la periferia, no se vean obligados a hacer concesiones para proteger sus procesos, limitados ante la constante amenaza imperialista.