Los pueblos y los acontecimientos históricos son la raíz, el nervio vital, la inmortalidad que reclama la vida de los que luchan diariamente por el sueño de una nueva sociedad sin miseria, por los que combaten rudamente hasta vencer.
Como hecho histórico, el Primero de Mayo es la fuerza que nos obliga a pensar en las villas miserias, en los cerros o favelas, en los pueblos jóvenes de nuestra América o en los guasmos o barrios marginales de nuestro Ecuador, renacen los testimonios, las confrontaciones y los signos que marcaron los acontecimientos, pero especialmente nuestra fe en el porvenir.
Todos los días tienen que ser Primero de Mayo, porque todos los días hay hambre e injusticias, todos los días hay madres desesperadas por dar de comer a sus hijos o padres que ante la necesidad se convierten en delincuentes o mujeres pobres que prefieren la prostitución en lugar del hambre, porque todos los días tiene que despertar el protagonismo de las masas y deben nacer líderes con vocación de servicio y capacidad de entrega a un ideal, por el cual es digno vivir y morir; por eso el Primero de Mayo debe aparecer y resonar como un cañonazo en el silencio majestuoso de un cementerio a media noche.
Mucho se ha escrito y dicho sobre la historia del Primero de mayo, y aun cuando creo que invocar las raíces es recordar, es convertir en acto de conciencia la presencia de la historia, también creo que la lectura del Primero de Mayo debe darse para el presente y el futuro, ya que es necesario que nuevas semillas y nueva savia fertilicen el camino de la lucha, especialmente en nuestro país en que la democracia es un pecado y un delito, la libertad una amenaza para el poder, las universidades un monstruo peligroso para los nuevos dueños del país; un Primero de Mayo que dignifique a los explotados y a los humildes, un primero de Mayo para la justicia y el derecho, para un nuevo modo de vida, un método de acercamiento entre los hombres en lugar de un sistema absoluto que se emplea como arma arrojadiza contra los que disienten.
Es necesario empatar los objetivos del Primero de Mayo con las perspectivas de una nueva sociedad, el proceso de la revolución popular, que parte del rechazo a la sociedad capitalista y de todo modelo de dominación económica social y política, fundado en la explotación de los trabajadores, este asunto solo le corresponde al proletariado mundial; es decir hay que mantener el compromiso de una visión humanista nacida en la misma clase explotada, todos los hombres somos iguales y repudia el hecho social de que en un proceso productivo hombres exploten a otros hombres de la sociedad, por eso todos los marginados y proletarios deben ponerse de pie en todas partes y juntos para construir la nueva Patria sin imperialismos ni capitalismos.
Quiero recordar un hecho histórico por el que soy orgullosos de ser proletario, cuando Augusto Spiés era llevado al cadalso con un ejemplo de rebeldía y heroicidad, se dirigió al juez para decirle “Si usted cree que ahorcándonos puede eliminar el movimiento obrero, el movimiento del cual millones de pisoteados, millones que trabajan duramente y pasan necesidades y miserias, si esa es su opinión, entonces ahórquennos. Así aplastará la chispa, pero aquí y allá y detrás y frente a usted, a su costado, en todas partes se encenderán nuevas llamas. Es un fuego subterráneo y usted no podrá apagarlo”
Este es un mensaje de fe en el porvenir que los proletarios lo sentimos.
Pero si para los trabajadores el asunto es difícil, es mucho más para lo que no lo tienen, por todo lado asoman hombres sin trabajo, los salarios reales se han deteriorado, los salarios mínimos son inferiores a la canasta familiar e inclusive a la canasta de la pobreza; los salarios que se devengan en la economía informal son apenas para sobrevivir, a los jubilados se les entrega pensiones de hambre, al indigenado, a la niñez trabajadora, a la mujer trabajadora se la explota, a los profesionales y técnicos se los proletariza.
De otro lado, en nuestra sociedad aparece un trasfondo cultural, la clase dominante elabora un modelo ideológico dependiente, legitimador y conservador de su posición de privilegio, e intenta impulsarlo mediante el sistema educativo, los medios de comunicación, las expresiones artísticas, académicas etc.
Es necesario y urgente un nuevo estallido como el Primero de Mayo, fuerte, radical, valiente donde los pobres consigan la igualdad social, económica y política.