Los y las compañeras de Askapena quieren debatir hoy sobre el marxismo y la lucha de clases. Askapena es un movimiento popular internacionalista que tiene como uno de sus objetivos ayudar a que los pueblos explotados y oprimidos entrelacemos nuestras luchas en una ágil e irrompible red que acabe con el imperialismo. Es un objetivo hermoso y necesario, y también lleno de peligros y de riesgos. Sabemos de lo que hablamos, y sabemos como nadie cual es el precio de la libertad. Cargamos sobre nuestras espaldas, en nuestro corazón y en nuestro pensamiento, con el dolor y el sufrimiento causado por la ferocidad del imperialismo. Allí donde haya una prisionera o prisionero por razones humanitarias e internacionalistas, por razones de justicia y de ética, allí estará y está Askapena. No puede ser de otro modo.
Al ser un movimiento internacionalista, la exposición que voy a hacer sobre marxismo y lucha de clases se centrará sólo en la situación mundial y no en la vasca. La tesis que voy a exponer en cuatro apartados sostiene que el marxismo es la teoría-matriz que explica la naturaleza del capitalismo y sus efectos destructores e inhumanos. Por teoría-matriz entiendo el cuerpo teórico que articula todos los restantes conocimientos críticos que estudian explotaciones e injusticias específicas de la civilización del capital. El racismo, por ejemplo, se comprende sólo si conectamos los sentimientos racistas y xenófobos, los miedos de los machos por perder «sus» mujeres a manos de hombres de otras culturas, las excusas para sobreexplotar a las personas migrantes, los sistemas represivos especialmente orientados contra los migrantes, etc., con la necesidad del capital de saquear y esquilmar a todas las sociedades del mundo dotándose de una justificación ética y cultural que no es otra que el racismo. Algo parecido a la xenofobia existía antes del capitalismo, en las culturas clásicas griega y china, pero sólo la burguesía ha creado el racismo y, lo que es peor, lo ha intentado justificar científicamente inventado la sociobiología, el darwinismo social, los supuestos «test de inteligencia», el determinismo genético, etc.
Podemos seguir citando ejemplos ‑ecología, feminismo, arte, tecnociencia, religión, sexualidad… – y siempre volveremos a la misma pregunta inevitable: ¿qué relaciones internas existen, si las hay, entre estas y otras realidades del sistema capitalista? Antes de responder vamos a recurrir a un último ejemplo especialmente valioso para un movimiento internacionalista como Askapena: la FAO afirma que un tercio de la producción mundial de alimentos, alrededor de 1.300 millones de toneladas, se desperdician todos los años debido a un conjunto de problemas. Para cualquier persona con un mínimo de sensibilidad estos datos son insoportables. Son varias las razones que explican semejante despilfarro insostenible, pero todas ellas nos remiten en el momento de la síntesis a la irracionalidad global del capitalismo.
Para el tema que tratamos en esta reunión de Askapena, el marxismo y la lucha de clases y de los pueblos, la teoría-matriz dispone de los conceptos necesarios para explicar, primero, por qué las clases sociales se han de definir siempre en movimiento, como relaciones activas, en vez de cómo cosas pasivas y estáticas, de modo que definir qué es le proletariado mundial a comienzos del siglo XXI exige analizar cómo se ha movido el capitalismo en los dos últimos siglos y cómo, a pesar de esos cambios, sigue siendo el mismo; segundo, que las clase sociales no son sólo relaciones en movimiento sino a la vez unidad y lucha de contrarios irreconciliables, de manera que definir a la clase obrera exige definir en el mismo acto a la clase burguesa y viceversa; tercero, que definir las clases a comienzos del siglo XXI exige considerar los cambios en las formas de opresión y explotación precapitalistas que han sido subsumidas en el capitalismo, sobre todo y fundamentalmente la patriarcal y la nacional, para ver cómo se plasman en la lucha de clases actual; cuarto, que definir las clases sociales exige definir los movimientos de su alienación y de su conciencia, de su estado pasivo en cuanto clase en sí, y de su dinámica activa como clase para sí; quinto, que definir la realidad clasista actual exige, además, estudiar los movimientos de las «clases intermedias» entre la burguesía y el proletariado; y sexto y último, que la historia de la lucha de clases en el capitalismo y en el presente exige analizar la permanente presión del Estado burgués para debilitar en lo posible al proletariado y reforzar en lo posible a la burguesía.
Por último, es vital recuperar y desarrollar el marxismo como teoría-matriz ya que en los últimos lustros la fábrica burguesa de mercancías ideológicas ha producido en serie toda una gama de ofertar «teóricas» de usar y tirar antimarxistas que, por diversas circunstancias, han calado en amplios sectores de las viejas izquierdas desilusionadas, a la vez que han frenado cuando no impedido la toma de conciencia de grupos juveniles, disolviéndolos. Nos enfrentamos a una decisiva batalla práctica y teórica para derrotar la ideología burguesa, batalla que en realidad es parte del conflicto mundial entre el capital y el trabajo.
Dado que tenemos poco tiempo y que existen en Askapena diferentes niveles de formación y de opciones, por cuanto es un movimiento popular, voy a dividir mi charla en cuatro partes. La primera reflexión que quiere provocar es que, mirado el mundo a simple vista, parece que está sometido a fuerzas absurdas e incoherentes, que las atrocidades imperialistas no responden a planes meticulosos sino a los caprichos egoístas de una minoría. La segunda reflexión intentará explicar las razones de fondo que sustentan la brutalidad imperialista y a qué contradicciones capitalistas responder. La tercera reflexión tratará sobre qué es y cómo es la lucha de clases mundial a comienzos del siglo XXI según la cronología cristiano-occidental, y por último, la cuarta reflexión versará sobre por qué el marxismo es la teoría-matriz que no sólo explica estas situaciones sino que además argumenta cómo se puede luchar contra el imperialismo.