Imagínense que eso mismo ocurre en el 100% de los municipios españoles. Desde el gaditano Barbate de Franco a la cántabra Ramales de la Victoria o desde la malagueña Rincón de la Victoria a la toledana Alberche del Caudillo. Pueblos españoles grandes, ínfimos, ciudades… en los que candidaturas de gente totalmente ajena pero con grandes recursos lizan con los candidatos locales por el gobierno municipal.
Probablemente el rebote popular sería importante. ¡Cómo puede presentarse una candidatura de gente ajena al pueblo, que desconoce todo de este, para, se supone, gobernar el municipio y buscar lo mejor para los y las vecinas!
Imagínense que además de ese evidente insulto a la inteligencia, y a la democracia, de los sufridos moradores de dichos enclaves, las candidaturas extrañas priorizan sobre las locales y los candidatos oriundos se las ven y desean para poder presentarse a las elecciones pese a no tener respectivamente en su contra ninguna pena ni castigo legal, por vete a saber que pajas mentales.
Nadie, ¡nadie! en ningún pueblo español de los mencionados aceptaría unas elecciones bajo esas premisas. Nadie hablaría de democracia ni por lo tanto de elecciones democráticas.
Pero por lo visto lo que nunca sería democrático en España, lo es en mi pueblo, y en el resto de Euskal Herria. Y los vecinos conscientes de ello nos tenemos que fastidiar con j. En mi pequeño pueblo llevamos ocho años con ayuntamiento monocolor. Partido Único sin oposición que aprueba por unanimidad, eso sí en JEL, toda decisión municipal. La alternativa local ha sido y es por ahora ilegal por imperativo político jurisdiccionalizado. El resto de posibles opciones legales que hacen de esto “algo plural” son la misma con doble candidatura PPSOE, compuestas por sujetos que probablemente no encuentren mi pueblo en un mapa y que nunca llegarían a tiempo a pesar de tener GPS, ya que son muy pero que de muy lejos.
Uno se cabrea cuando a esta patraña le llaman democracia. Cuando se ríen de tu impotencia ante la impune imposición de los deseos de cuatro amiguetes “que gobiernan el municipio” sin dar cuentas, sin oposición, sin control popular. Pero la “democraciaesasí”, son “lasleyesquenoshemosdado”. “Qué pena” que mi pueblo no sea nada de “Franco”, “el Caudillo” o “la Victoria” porque dicen que “confrancoviviamosmejor” aunque…
Los 35 años de propina demodura tras los 40 de dictadura solo han servido para que la patraña política y económica española sea más evidente que nunca y para que el páramo al que ha derivado el inconcluso proyecto nacional español solo ofrezca caricaturas y espejismos de lo que no es más que un desierto absoluto de conciencia política libre, ilusión democrática, esperanza social o futuro emprendedor.
“La Transición” o ese proceso de maquillaje del Movimiento Nacional hacia el actual Partido Unico de doble faz era el colchón de apariencia que minimizaba lo que es ahora más obvio que nunca, la flagrante impunidad con la que los dirigentes de las dos ramas de dicho Partido se dirigen al cautivo pueblo español. Un único Dios, digo Partido, con dos «naturalezas» distintas.
Enredados y narcotizados por meras zanahorias disuasorias, los españoles se ahogan en el desierto y aunque son conscientes de que tras la apariencia, la clase política es el correveidile de los verdaderos poderes oligárquicos del siglo XXI: los grandes capitales especulativos transnacionales y los oligopolios des-informativos, otorgan mediante su sumisión política y su inacción ante el saqueo social, eso que eufemísticamente llaman crisis, por lo que probablemente deban de adaptarse al erial o esperar eternamente a un Mesías con más capacidades que “La Esteban”.
Y así, España, esa Patraña cada vez más visible tras la vetusta careta “democrática” se enfrenta a un reto vital: la próxima independencia de Euskal Herria, la Navarra Plena.
Como bien decía un lema de Falange, “España sin Euskalerria no es España”, y en efecto España como proyecto nacional parido desde la violencia y la colonización depende de modo vital para su legitimación y viabilidad del sometimiento de las naciones vasca y catalana.
De ahí que ante el avance imparable de las dinámicas sociales y políticas del independentismo la Patraña de España, la pamema de la democracia española sea más manifiesta que nunca.
Comienza un ciclo apasionante en el que Euskal Herria va a rentabilizar de modo explícito tantos años de lucha, trabajo y sufrimiento. Nunca ha habido tantos euskaldunes, tantos euskaldunes formados, tantos euskaldunes con conciencia nacional. Goazen denok Korrika! Nunca ha habido tanta noción colectiva de que en efecto esta Patraña no sirve para articular futuro alguno, de que sin duda seguir siendo súbditos del yermo español solo garantiza el fin de nuestra cultura milenaria, de nuestra democracia popular, de nuestra identidad solidaria y abierta.
Están rodeados, bil gaitezen, Euskal Herria es un vergel y ningún carroñero, ninguna tormenta de arena, ni ningún pozo envenenado podrán desertizar lo que hemos decidido construir: una nación, Euskal Herria, con un estado propio, la República de Navarra. Es nuestro deseo, nuestro derecho, nuestro futuro.