Kim Jong Un, vicepresidente de la Comisión Militar Central del Partido del Trabajo de Corea y máximo dirigente de nuestras fuerzas armadas revolucionarias, volvió a expresar el 24 de diciembre su profundo dolor ante el féretro de Kim Jong Il. Lo acompañaron miembros de la misma Comisión y el Comité de Defensa Nacional de la RPDC, importantes dirigentes del Ejército Popular de Corea, funcionarios de mando de operaciones de la Comandancia Suprema y comandantes de alto nivel de las grandes unidades combinadas del EPC.
Se cumplen 20 años del nombramiento de Kim Jong Il como Comandante Supremo del EPC en este momento histórico cuando todos los miembros del Partido, militares y otros sectores del pueblo convierten su enorme tristeza por el fallecimiento del padre de la nación en fuerza y coraje para impulsar con más dinamismo la construcción de un Estado poderoso y próspero y defender firmemente la fortaleza socialista.
Nuestras fuerzas armadas, guiadas por Kim Jong Il, han garantizado la victoriosa continuidad de la causa revolucionaria del Juche iniciada con armas por el Presidente Kim Il Sung.
El Palacio Memorial Kumsusan estaba sumido en un ambiente luctuoso.
Los restos mortales del Comandante Supremo Kim Jong Il con su imagen de siempre estaban rodeados de flores y cubiertos de una bandera roja.
Al pie del féretro aparecían las cifras “1942−2011” que significan su vida y el escudo nacional, así como las charreteras de Mariscal de la RPDC, Orden Kim Il Sung, Premio Kim Il Sung, las medallas de Héroe de la República y Héroe del Trabajo y otras muchas condecoraciones que le fueron conferidas en reconocimiento a sus destacados méritos.
Se hallaba impuesta una ofrenda floral dedicada por Kim Jong Un, además de otras muchas enviadas por el Comité Central y la Comisión Militar Central del Partido, el Comité de Defensa Nacional, el Presidium de la Asamblea Popular Suprema y el Consejo de Ministros de la RPDC, oficiales y soldados del EPC y otros sectores del pueblo, jefes de Estado y personalidades de muchos países.
A los lados del féretro se situaban miembros de la Comisión Estatal para los Funerales y la guardia de honor de las fuerzas terrestre, naval y aérea del EPC y la Guardia Roja Obrero-Campesina.
Mientras se escuchaba la música fúnebre, Kim Jong Un, junto con los acompañantes mencionados, entró en el salón mortuorio, guardó un rato de silencio ante el féretro deseando la eternidad para Kim Jong Il como muestra de la voluntad de todos los miembros del Ejército Popular y caminó con infinita tristeza alrededor del féretro.
Los participantes hicieron más firme su decisión de considerar como fundamento esencial para el fortalecimiento y desarrollo de los potenciales militares del país lo que Kim Jong Il había hecho durante más de 20 años al convertir al Ejército Popular en una invencible tropa revolucionaria y materializarlo en todos los aspectos de la construcción de las fuerzas armadas y las actividades militares y seguir con lealtad la dirección de Kim Jong Un enarbolando la consigna “¡Defendamos a vida o muerte al Comité Central del Partido encabezado por el querido camarada Kim Jong Un!” para garantizar con las armas la defensa de la patria socialista y la construcción de un Estado poderoso y próspero.