En las últimas horas han vuelto a ser denunciados crímenes de guerra y de lesa humanidad contra ciudadanos vascos. Desde privación sensorial, golpes, amenazas, introducción forzada de drogas y diversos tratos degradantes.
Relató que los guardias civiles le propinaron golpes en los testículos y en otras partes del cuerpo desde el primer instante del arresto. Además, declaró haber notado cómo los agentes preparaban una masa que luego quemaban y le obligaban a inhalar. No pudo verla ya que los guardias civiles le mantenían con un antifaz cubriéndole el rostro. Esta sustancia le habría producido mareos, pérdida del equilibrio y un intenso frío en las manos. Incluso llegó a tener la sensación de que le introducían algo en el ano, después de bajarle los pantalones a la fuerza.
Entre los malos tratos denunciados están el haber sido obligado a permanecer sin dormir durante más de 40 horas y todo tipo de amenazas, entre ellas, la de sufrir vejaciones sexuales. [1]
Casos que se cuentan por millares en la historia reciente de Euskal Herria. La tortura, una práctica ininterrumpida desde el alzamiento militar fascista de la derecha española, asentada durante la dictadura y continuada con mayor intensidad tras la reforma franquista que dio a luz a la pseudo-democracia española ideada por ese mismo franquismo.
Tortura realizada y permitida por los poderes del estado español por acción u omisión. Para ello cuentan con una herramienta más que eficaz para llevar a cabo esta práctica degradante; la ley antiterrorista, un auténtico espacio-tiempo de impunidad total para torturar. Sin abogados, sin control, sin nada.
De este crimen de guerra tienen absoluta y plena conciencia partidos políticos como PP, PSOE, UPN y PNV. Pero la tienen plenamente asumida. Los medios de comunicación españoles que tanto se llenan la boca hablando de democracia, paz y derechos humanos tampoco darán cuenta ni en una mísera columna de esta práctica tan normalizada.
Aquellos que dudan de la existencia de estas torturas alegando que no se pueden probar me gustaría preguntarles si estarían dispuestos a pasar varios días en manos de varios desconocidos en las mismas y exactas condiciones legales de la ley antiterrorista y que les fuera aplicada la bolsa y diversos procedimientos de tortura y si serían capaces de demostrarlo. ¿Alguien quiere hacer la prueba?. ¿Queréis hacer la prueba?. No hace falta responder, nadie se prestaría. Para eso tienen la ley antiterrorista.
El congreso de los diputados, otro estamento que tiene plena conciencia de la práctica de la tortura intenta dar clases de resolución de conflictos, todos juntitos, y de gestión de la paz mientras que mantienen a las cloacas del estado a pleno rendimiento. El gobierno ilegítimo de patxi lopez y las caras amables del PSE no pestañean ante esta situación. Los erkorekas y urkullus se sitúan al lado del PP y PSOE a la hora de “gestionar el nuevo tiempo” obviando la violencia de estado con gesto cínico. Como el de Gesto por la paz que realiza su última manifestación porque jamás le ha importado que se torturen a ciudadanos vascos. Amnistía internacional sin pelos en la lengua para denunciar todo acto violento que ataque al estado español, es totalmente dócil y sugerente hacia la barbarie de la tortura, contrastando con la efusividad que en otras latitudes emplea. Lokarri y todos los grupos internacionales habidos y por haber de diálogo, acuerdo, negociación, desmilitarizacion etc etc etc (etc) no elevan el tono ante estas prácticas que tumbarían de cuajo cualquier proceso de paz en el mundo, pero cuidado que arda una mierda de contenedor en una calle perdida. Mientras el mundo aplaude a deportistas famosos españoles se oyen gritos en agujeros oscuros de esa misma nacionalidad. Por la mañana saldrán en la televisión con relucientes uniformes y nos hablarán de la violencia en el país vasco. ¿Quién la trajo?.
Demagogia, falsedad, hipocresía.
Impotencia, rabia y dolor.
¿Saben por qué sigue existiendo la tortura en el estado español, por qué la tortura es regia, por qué los forenses cierran los ojos, los jueces la amparan y los verdugos premiados?
Porque este señor, Juan Antonio Gil Rubiales, premiado, loado, elevado a Comisario Jefe Provincial del Cuerpo Nacional de Policía y honrado a su muerte como héroe español fue uno de aquellos que torturaron hasta la muerte en la Dirección General de Puerta del Sol aquel febrero de 1981 a Joseba Arregi. [2]
La tortura no es simplemente lo que realizan contra ciudadanos vascos bajo la ley antiterrorista sino un modelo de trabajo global e integral que tienen puesto en efectivo para condicionar la vida en Euskal Herria. Utilizando la violencia y la amenaza quieren que hagamos lo que ellos dicen. Quieren que digamos lo que ellos desean, quieren en definitia que hagamos la declaración que ellos quieren que hagamos. Premian a los que siguen sus dictados y machacan a los que viven libres aunque no lo sean. Métodos de adiestramiento animal. Psicología del terror envuelta en celofán podrido de democracia.
Por muy lejos que parezca, venceremos a la tortura. Que no les quepe duda. Y rendirán cuentas ante Euskal Herria y el mundo. Esa cuenta atrás ya empezó hace tiempo. Antes incluso de que los torturadores, cigarro en mano, quemarán los pies del cuerpo magullado de Joseba Arregi. Cuerpo al que unos héroes del pueblo hasta hace poco anónimos fueron capaces de sacar a la luz mediante fotografías.
Lo torturaron y mataron, lo entregaron a la familia, en un ataúd de cinc. Sin permiso para ver el cuerpo. Enterraron a su hijo en el cementerio de Zizurkil, su pueblo. Lloros, manis, protestas, lo normal en esta situación. Y a los varios dias, la prensa recibió unas fotos. Siempre pensaron que habia sido una mano amiga la que en el hospital las sacó. Pero no. La noche siguiente al entierro, bajo la ocupación policial del pueblo, tres personas se pusieron de acuerdo y entraron clandestinamente en el cementerio. ¿Cuántas historias estarán esperando para ser contadas?. [3]
Venceremos a la tortura porque existe una determinación para ello que les arrollará. Aceleremos esa cuenta atrás.
Desde la asfixia y la oscuridad de la bolsa
Crimen de guerra
Violación de las protecciones establecidas por las leyes y las costumbres de la guerra, integradas por las infracciones graves del Derecho Internacional Humanitario cometidas en un conflicto armado y por las violaciones al Derecho Internacional.
Delitos contra la humanidad
En sentido coloquial, son las conductas que agravian directamente la esencia del ser humano, las que afectan su dignidad como ninguna otra acción u omisión. También son denominados como delitos de Lesa Humanidad.
Tales son los casos de desapariciones forzadas, ejecuciones extrajudiciales, las torturas, las detenciones arbitrarias, entre otras.
En el art. 7 del Estatuto de la Corte Penal Internacional se prescribe:
Crímenes de lesa humanidad
1. A los efectos del presente Estatuto, se entenderá por “crimen de lesa humanidad” cualquiera de los actos siguientes cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque:
- Tortura
- Otros actos inhumanos de carácter similar que causen intencionalmente graves sufrimientos o atenten gravemente contra la integridad física o la salud mental o física.
En razón de la naturaleza de estos crímenes, como ofensa a la dignidad inherente al ser humano, los crímenes contra la humanidad tienen varias características específicas. Son crímenes imprescriptibles, lo que significa que el paso del tiempo no imposibilita ni la investigación y procedimiento, juzgamiento y sanción de los responsables por tribunales de justicia.
El delito de tortura como crimen internacional
La Comunidad Internacional es agraviada o afectada cuando se producen estos delitos. Desde la Declaración Universal de Derechos Humanos formulada en 1948, y luego de la experiencia de los Tribunales Militares de
Nuremberg y Tokyo, existe conciencia de no tolerarse ciertas conductas.
La tortura es entonces uno de aquellos delitos que destruyen lo más preciado de la persona humana. “Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes”.
Ello significa que, a diferencia de la regulación de otros derechos humanos, no existe ninguna justificación para admitir la tortura. En consecuencia, inclusive en situaciones excepcionales se preserva la protección de
la persona de esa práctica. Tal disposición es recogida en el art. 4.2 del Pacto, relativa a la exclusión de restricciones relativas a ese derecho.