El capitalismo está en crisis, más bien está en diversas crisis que se combinan. No se trata sólo de una crisis financiera debida a la caída de la tasa de ganancia y la superproducción sino que también es una crisis energética, ecológica, cultural… esto le da a esta crisis un carácter sistémico nuevo que plantea a las mujeres, a los pueblos y a los trabajadores la necesidad de la construcción/consecución de un nuevo sistema que supere las contradicciones que dentro del capitalismo son irresolubles y que son las causantes de esta crisis. Si estudiamos anteriores periodos similares, vemos que siempre las salidas de las crisis han sido guerras interimperialistas, dirigidas por la burguesía, poniendo el proletariado los millones de muertos. Posteriormente los vencedores se repartían el mundo para apropiarse sus riquezas en beneficio propio.
Esta crisis además de generar toda una serie de salvajes guerras, periféricas en relación al centro occidental, está acabando con la independencia de algunos Estados que a pesar de ser aparentemente independientes están sometidos al diktat de otros Estados. Un ejemplo claro lo tenemos en la Unión Europea, en donde países que tienen su Estado propio, como son Grecia, Italia, Portugal, Irlanda, el Estado español, en el fondo han perdido su independencia y tienen que aplicar las medidas económicas que Alemania les dicta. Un Estado puede ser formalmente independiente, pero si no tiene una verdadera independencia económica es un Estado sometido.
¿Y estas medidas económicas para qué sirven? ¿Son realmente medidas que pueden sacar de la crisis a estos Estados? Rotundamente no, su objetivo no es otro que acelerar los flujos económicos a la esfera financiera en una auténtica huida hacia adelante sabiéndose incapaces de encontrar nuevos mercados y con un agotamiento energético y natural en verdadero proceso de agravamiento. El capitalismo, como siempre, ha decidido que es el pueblo trabajador quien va a pagar por todos los desaguisados realizados por él. Su único objetivo es primar los beneficios de una minoría «a cambio de empobrecer a la mayoría de la población, recortando los salarios, precarizando el empleo, aumentando el paro, recortando las prestaciones sociales, las pensiones y el gasto público en sanidad, educación y en servicios sociales» como denuncian los colectivos sociales y las centrales sindicales de Euskal Herria en su llamamiento a la huelga general para el próximo 29 de marzo.
Pero no olvidemos objetivos «secundarios» como es debilitar las interrelaciones interpersonales, de tal manera que las personas pasemos a ser números, sin poder de decisión. Objetivo principal: maximizar la plusvalía que extraen de cada trabajador, de tal manera que volvamos a las condiciones laborales de la Inglaterra de finales del siglo XIX, en las que las personas que no producían no eran útiles para el sistema.
Y es que se demuestra que el mal llamado Estado del bienestar no fue un regalo que hicieron las burguesías europeas sino que fue un logro mínimo que se arrancó a los Estados con la lucha de millones de trabajadores y trabajadoras. Los años en los que se fundó el Estado del bienestar eran años de efervescencia del movimiento popular, de la consecución del socialismo real en algunos países y la burguesía de Occidente se veía amenazada por que se demostraba que otro sistema era posible. Debemos analizar entre todos nosotros cómo hemos llegado a esta situación y ser conscientes de que únicamente con la potenciación del movimiento popular, es decir, con el trabajo de todas las personas que formamos el pueblo trabajador, podremos cambiar la situación: debemos controlar los medios de producción y financiación, porque de otra manera estaremos siempre en las manos de banqueros corruptos que manejan la economía según intereses bastardos.
Es evidente que ante una situación tan grave el pueblo vasco debe plantearse la necesidad de poder decidir su futuro y de tomar las medidas que crea necesarias para salir de las garras de los Estados español y francés. La reclamación de un marco vasco de relaciones laborales es un primer paso para hacer frente a las medidas antiobreras en el camino hacia un Estado propio independiente y popular que se plantee ponerse al servicio de la mayoría y hacer una política en favor del pueblo y no de una minoría.
Para avanzar hacia esa independencia es necesario organizarnos y luchar contra esos Estados que nos oprimen. Los diferentes gobiernos tanto españoles como vascongados, estén presididos por el PP, el PSOE o el PNV no han cesado en sus ataques a los más elementales derechos laborales del pueblo trabajador vasco. Las condiciones de trabajo que tanto esfuerzo y tanta lucha nos costó lograr, que costó incluso vidas de trabajadores y trabajadoras, ahí esta el recuerdo a los cinco trabajadores asesinados en Gasteiz, están siendo una y otra vez torpedeadas. Cada vez el capital, de mano de su organizaciones empresariales, logra acercarse más a una especie de esclavismo laboral en el cual, nuestros derechos sean mínimos y sus márgenes de beneficios máximos.
Con un despido libre y casi gratuito, los contratos basura campan a sus anchas y las jornadas inacabables de trabajo se convierten en lo habitual.
Las mujeres, al reducirse las ayudas públicas, ven aumentar la carga de trabajo doméstico. La burguesía echa sobre la mujer el grueso de los costes de su salida de la crisis. Su explotación se acrecienta, sueldos más bajos y peores contratos, cuando no nos encontramos con la utilización vergonzosa de su condición de mujer o el acoso puro y duro.
La juventud se ve abocado a no poder independizarse, debido a los bajísimos salarios, precisamente por su condición de jóvenes.
En definitiva, pretenden dar una vuelta de tuerca a nuestras condiciones de vida que no podemos ni debemos aceptar.
Lucha y organización son las herramientas de las que se debe dotar la clase obrera vasca y el pueblo trabajador vasco para darle la vuelta a todo esto. Recuperar la calle, convencer a los trabajadores, que miran con recelo las medidas que Madrid impone, que la libertad de Euskal Herria es la mejor posibilidad de llegar a un Estado popular que escape de intereses ajenos a los de los habitantes de este pais. Responder día a día a estos y a futuros ataques que el capitalismo ya tiene previstos. El próximo día 29 tenemos una extraordinaria ocasión de estar presentes en la calle, dinamizando y participando en la huelga general convocada por la mayoría sindical vasca en Euskal Herria, por diversas organizaciones sindicales en las naciones oprimidas por el Estado español y posteriormente por las propias organizaciones estatales.
Por ello, Boltxe, llama a que el próximo día 29 los tajos se vean sin trabajadoras ni trabajadores y que todos nos veamos en las calles y en los piquetes. Dando una respuesta contundente a la reforma laboral y a los recortes y en pos de una Euskal Herria independiente, feminista y socialista.