Vale la pena recordar, porque sólo refrescando nuestra memoria, esa memoria de clase, es la que nos hace que seamos cada vez más humanos.
Este año se cumplen 25 años que los internacionalistas vasc@s iniciaran una lucha en el acompañamiento y hermanamiento con los pueblos del Sur. Iniciándose así un constante ir y venir de vasc@s que, dejaban a un lado las vacaciones puramente lúdicas para irse a bregar con el día a día de Nicaragua, Guatemala, El Salvador… este artículo lo hice el año pasado pero vale la pena recordarlo a 25 años del comienzo del internacionacionalismo vasco, y de esos internacionalistas anónimos que un día partieron – y siguen partiendo – a compartir las vicisitudes de tantas luchas surgidas por la historia en el mundo.
Vale la pena recordar y compartir. Vale la pena compartir con todo aquel que siente algún prurito interno contra las injusticias en cualquier parte del mundo. Y vale la pena recordar, porque sólo refrescando nuestra memoria, esa memoria de clase, es la que nos hace que seamos cada vez más humanos y solidarios.
La solidaridad entre los pueblos y el internacionalismo debe de ser un compromiso compartido…, lo que para un latinoamericano que también comparte ese internacionalismo pero aquí en Euskal Herria, y lo hace con la perspectiva de clase, pero desde el Sur, nos unen el mismo sentimiento de lucha, y es ese sentimiento de lucha el que nos hace también intentar llevar a la practica las palabras del Che en la última carta a sus hijos significan mucho “Sobre todo – decía – sean siempre capaces de sentir en lo más hondo cualquier injusticia cometida contra cualquiera en cualquier parte del mundo. Es la cualidad más linda de un revolucionario.”* y es precisamente ese sentimiento el que compartimos con aquell@s que desde el Norte van al encuentro de aquellas luchas latinoamericanas, que siguen tan vivas como hace 25 años. El internacionalista va confundirse con los que luchan sean de donde sean, ese y seguirá siendo una de los más nobles compromisos de cualquier ser humano…
Porque es el Che el que motiva a miles de internacionalistas por el mundo a comprometerse y luchar allí donde la injusticia campa a sus anchas. Allí donde el capitalismo se imponen y es sinónimo de injusticia y muerte. A los internacionalistas les repugna la hipocresía de los imperios… entre muchas más razones. El internacionalista cree en ese sentimiento que comparten con el Che. Porque saben que es el capitalismo y los imperios, los culpables de la sinrazón, de la falacia, de la injusticia, la desigualdad, la miseria, la pobreza, las guerras… etc.
… Askapena y la independencia de los pueblos
En América latina hubo durante muchos años movimientos populares y movimientos revolucionarios, los dos fueron sujetos activos, en primer orden, para hacer posible la segunda independencia. Por aquellas lindes, muchos que viven en el norte llegaron para solidarizarse con los pueblos en lucha de Centroamérica: Nicaragua dio el pistoletazo de salida al internacionalismo de nuevo tipo, y fue ahí precisamente donde el sufrimiento de los pobres, se hizo también el sufrimiento de los que, en cualquier parte del mundo, se conmueven con la muerte silente de millones que languidecen por culpa del capitalismo voraz, rapaz y destructor.
El internacionalismo es parte esencial de todo revolucionario. No se puede hablar de solidaridad si no va acompañada de una dosis de internacionalismo, y es este el compromiso que hace hermanar a los pueblos que luchan. La década de los ochenta fue una década de los países centroamericanos que libraron una dura batalla contra el imperio norteamericano, y ahí estaba Askapena. La de los noventa fue la de México en Chiapas y ahí estaba Askapena…, ahora, sin embargo, en estos primeros años del siglo XXI les ha tocado a los países del Sur de la América nativa; Venezuela, Bolivia, Ecuador, el pueblo Mapuche en Chile, etc. Ahora las luchas van por otras vías, pero siguen siendo válidas para llevar a la praxis esa solidaridad entre pueblos. Y ahí está Askapena,
El internacionalismo vasco jamás ha escondido su compromiso solidario por aquellos países. Jamás ha dejado de acompañar a los países latinoamericanos que luchan por su segunda independencia. De aquí, del pueblo Vasco, han salido miles en todos estos años para acompañar – en sus luchas – a esos pueblos. Askapena ha estado ahí, compartiendo vicisitudes con los pueblos del Sur. Nunca han escondido su internacionalismo porque en Askapena se sabe que para ser revolucionario, el internacionalismo, es la base primera y fundamental para construir férulas entre los pueblos, vasos comunicantes de una solidaridad, que ahora, puede, es y debe de ser reciproca.
Eso es lo que le pone nervioso a los imperios, que el internacionalismo y la solidaridad se irradien… se conviertan en uno dos y hasta tres países en lucha. Oír en boca de presidentes latinoamericanos, sea del color político que sea, pero oírles gritar ¡viva la independencia de…! pone nervioso al imperio yanqui y las burguesías imperiales.
Sabe el imperio que está construido en arenas movedizas. Sabe el imperio que el grito de independencia es contagioso. Sabe el imperio que ese grito hace que pueblos entre si se solidaricen, porque quienes luchan por la independencia de su nación, el internacionalismo, es parte esencial para gritar a una sola voz ¡Independentzia! allá donde lo requiere el encuentro y el hermanamiento de los pueblos…, como dice un poeta uruguayo: “una gota con ser gota, con otra se hace aguacero”.
A eso le tiene miedo el imperio a la soberanía y a la independencia de los pueblos. A la solidaridad y al internacionalismo. Y pondrán todas las excusas posibles, aunque éstas no tengan ni un atisbo de coherencia. Porque la lucha por la independencia es la razón de ser de todo internacionalista que se vive en cualquier parte del planeta.
*Última carta del Che a sus hijos