El pasado 18 de agosto, el preso Biguri y sus familiares de avanzada edad, tuvieron problemas con los funcionarios de la cárcel de Martutene (la madre tiene 82 años y su tía 76). Ellas dos y otros dos familiares iban a realizar un vis a vis familiar con Biguri, pero cuando se reunieron en la sala de vis a vis, un funcionario se les acercó y les indicó que en esa sala no podían realizar la visita y que tenían que subir al segundo piso, puesto que Biguri se encontraba en primer grado y las comunicaciones las tenía intervenidas y grabadas, y que les correspondía una sala para poder intervenir las conversaciones. Biguri le contesto que era la tercera vez que pedían esa sala, puesto que su madre está incapacitada para subir las escaleras del segundo piso. Y que hasta entonces habían utilizado esa sala sin ningún problema por parte de los funcionarios.
Después de discutir con el funcionario, tuvieron la oportunidad de estar con el jefe de servicios. Este les hizo dos propuestas; que la madre incapacitada físicamente de Biguri no realizara el vis a vis (realizar la visita en la sala del segundo piso), realizar esa visita otro día (después de conducir160 kilómetros hasta la cárcel) o que realizaran una comunicación ordinaria (con cristal). Biguri y sus familiares decidieron realizar la visita ordinaria (se quedaron sin vis a vis familiar).
Una vez dentro de la pequeño habitáculo de la visita ordinaria, un funcionario se dirigió a donde ellos y les dijo que tenían que cambiar de cabina, puesto que en la que estaban la cintra de gravar las conversaciones se había terminado. En esa situación de tanta molestia por parte de los funcionarios, tuvieron otra discusión con el jefe de servicios, denunciando así la nefasta actitud de los funcionarios.
A consecuencia de lo sucedido, el pasado 21 de agosto, Biguri recibió la notificación de que su tía de 76 años de edad tenía prohibido realizar cualquier tipo de visitas con él durante tres meses.