El públi­co res­pon­de con aplau­sos en las dos sesio­nes de «Ven­ta­nas al interior»

Cin­co his­to­rias con­ta­das por cin­co direc­to­res; la tra­yec­to­ria per­so­nal de cin­co pre­sos polí­ti­cos vas­cos dis­pues­ta a modo de radio­gra­fía de una par­te del con­flic­to, eso es «Barru­ra begi­ratze­ko leihoak («Ven­ta­nas al inte­rior»), un docu­men­tal que se enfren­tó ayer por fin con el públi­co, aun­que, como siem­pre, con pro­ble­mas y peti­ción de ile­ga­li­za­ción incluida.

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Te pue­de gus­tar o no su men­sa­je ‑huma­ni­dad y recon­ci­lia­ción, básicamente‑, pue­des estar de acuer­do o no con lo que cuen­tan o man­ten­gan sus pro­ta­go­nis­tas, pero lo que no se pue­de decir de «Barru­ra begi­ratze­ko leihoak (Ven­ta­nas al inte­rior)» es que cine­ma­to­grá­fi­ca sea un mal docu­men­tal, ni que no de pie al deba­te, algo que siem­pre resul­ta enri­que­ce­dor. El docu­men­tal pro­du­ci­do por Zinez y diri­gi­do por Txa­ber Larrea­te­gi, Josu Mar­tí­nez, Mireia Gabi­lon­do, Ena­ra Goi­koetxea y Eneko Ola­sa­gas­ti se pro­yec­tó ayer por la tar­de-noche en dos pases pri­va­dos en el tea­tro Vic­to­ria Euge­nia de Donos­tia, alqui­la­do para la oca­sión a Donos­tia Kul­tu­ra y su pri­mer enfren­ta­mien­to a la gran pan­ta­lla y al públi­co no pudo ser más con­tun­den­te, ya que, en ambos pases, las pro­yec­cio­nes se cerra­ron entre aplau­sos y con el públi­co en pie, en el caso del pase de las 19.00.

Una pro­yec­ción que pare­cía inclu­so que podría haber peli­gra­do ante la peti­ción de prohi­bi­ción rea­li­za­da ante el fis­cal de la Audien­cia Nacio­nal por Car­los Urqui­jo, el dele­ga­do del Gobierno. Por­que de este docu­men­tal «se ha habla­do sin haber­lo vis­to», como se apun­tó ayer en la pre­sen­ta­ción. A tra­vés del exi­lio de la por­tu­ga­lu­ja miem­bro de Segi Ira­ti Tobar ‑por cier­to, ya en liber­tad, asis­tió ayer al pri­mer pase‑, se nos con­du­ce has­ta la vida en la calle el ex pre­so Jon Ugar­te Zin­ku­ne­gi ‑con momen­tos divertidísimos‑, pasan­do por la resis­ten­cia de Gotzo­ne Lopez de Luzu­ria­ga ‑con cán­cer y apli­ca­da la deno­mi­na­da ley Parot, cuya voz se escu­cha a tra­vés de los cien­tos de cin­tas gra­ba­das por su madre con sus lla­ma­das tele­fó­ni­cas-; el encar­ce­la­mien­to y enjui­cia­men­te del pro­fe­sor de Uni­ver­si­dad y miem­bro del con­se­jo de admi­nis­tra­ción de Egin Jesus Mari Zala­kain y el intere­san­te encuen­tro vein­te años más tar­de del pre­so y escri­tor Mikel Albi­su Antza con un ami­go, el cineas­ta Eneko Olasagasti.

A los pases habían sido invi­ta­das las per­so­nas que cola­bo­ra­ron en la rea­li­za­ción de la pelí­cu­la de mane­ra desin­te­re­sa­da apor­tan­do su pro­pio dine­ro en for­ma de crowd­fun­dig, cuan­do Zinez optó por renun­ciar a la sub­ven­ción de 9.000 euros otor­ga­da por el Ayun­ta­mien­to de Donos­tia vis­ta la tor­men­ta polí­ti­ca sus­ci­ta­da por PNV, PP y PSE por la sub­ven­ción de 9.000 euros que le había otor­ga­do el Ayun­ta­mien­to de Donos­tia. La cosa lle­gó a tal pun­to que has­ta el Gobierno espa­ñol ame­na­zó con la ile­ga­li­za­ción de Bildu.

Aque­llo fue en junio. En julio pasa­do, un nutri­do gru­po de per­so­nas vin­cu­la­das a la cul­tu­ra, como Nes­tor Bas­te­rretxea, Kir­men Uri­be o Fer­min Mugu­ru­za, sus­cri­bie­ron un mani­fies­to en el que denun­cia­ban la per­se­cu­ción y la cen­su­ra a la que ha sido some­ti­da Zinez, enti­dad encar­ga­da de pro­du­cir el lar­go­me­tra­je que ha sido obje­to de una cam­pa­ña de aco­so pese a que ni siquie­ra se ha estrenado.

A prin­ci­pios de este mes, se cono­cía que el Fes­ti­val de Cine de Donos­tia había deci­di­do no selec­cio­nar la pelí­cu­la ‑aun­que su direc­tor negó que hubie­ran reci­bi­do pre­sio­nes polí­ti­cas- y el par­ti­cu­lar vía cru­cis del docu­men­tal con­ti­nua­ba ayer, cuan­do el dele­ga­do del Gobierno en el País Vas­co, Car­los Urqui­jo, se des­col­ga­ba con una peti­ción y una ame­na­za en sen­das car­tas remi­ti­das al fis­cal de la Audien­cia Nacio­nal, Javier Zara­go­za, y al alcal­de de Donos­tia, Juan Kar­los Iza­gi­rre. Al pri­me­ro le infor­ma­ba de que había teni­do cono­ci­mien­to, a tra­vés de los medios de comu­ni­ca­ción, de la pro­yec­ción en pase pri­va­do «el mar­tes 11» de la pelí­cu­la sobre varios pre­sos de ETA, «entre ellos el his­tó­ri­co exje­fe Mikel Albi­su (Antza)». «Tal actua­ción ‑apun­ta­ba- podría vul­ne­rar lo pre­vis­to en la Ley 292011, de 22 de sep­tiem­bre, de Reco­no­ci­mien­to y Pro­tec­ción Inte­gral a las Víc­ti­mas de Terro­ris­mo y la ley del Par­la­men­to Vas­co 4/​2008, de 19 de junio, de Reco­no­ci­mien­to y Repa­ra­ción a las Víc­ti­mas del Terro­ris­mo, e inclu­so ser cons­ti­tu­ti­va de deli­to, por lo que lo pon­go en su cono­ci­mien­to a los efec­tos que con­si­de­re oportunos».

Al alcal­de de Donos­tia le exi­gía que impi­die­ra la exhi­bi­ción, «advir­tién­do­le de las res­pon­sa­bi­li­da­des admi­nis­tra­ti­vas, y en su caso pena­les, que podrían deri­var­se» si des­atien­die­se su orden.

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