Dentro de la serie de articulos que desde Boltxe estamos publicando para dar a conocer en Euskal Herria las luchas de otros pueblos ofrecemos en esta ocasión este trabajo que nos han enviado l@s compañer@s de Izquierda Castellana.
Aunque históricamente se haya identificado desde muchos sectores a la nación castellana con el estado español y todo lo que este ha supuesto para Euskal Herria y otros pueblos oprimidos, lo cierto es que Castilla es una nación histórica y un pueblo trabajador también oprimido y explotado por el estado español y la burguesia castellana. Castilla es un pueblo además muy rico culturalmente hablando y que ha visto como el estado español se ha apropiado incluso de su idioma.
Seria muy complicado entender la historia de Euskal Herria, por otra parte, sin la aportación que miles de personas llegadas desde Castilla y que aportaron trabajo y esfuerzo, integrandose muchos de ellos y ellas a la pelea de Euskal Herria por la independencia y el socialismo.
En definitiva, queremos agradecer a Izquierda Castellana el esfuerzo que les ha supuesto la elaboración de este trabajo para Borrokak Ezagutzen/Boltxe.info. Eskerrik asko!!
Breve historia de Villalar y la construcción del movimiento popular castellano
Es los años setenta, se abre un nuevo ciclo de las luchas populares en el Estado Español, con unos objetivos formalmente comunes, la lucha contra el franquismo y por la mejora de las condiciones de vida de las clases trabajadoras, pero en el que aparecen ya claramente lo que van a ser las diferentes estrategias políticas que se van a expresar después con toda nitidez en el proceso de Reforma del Régimen puesto en marcha con la muerte de Franco el 20 de noviembre de 1975, pero cuya planificación y preparación es bastante anterior y en la que tiene una especial incidencia la ejecución del Almirante Carrero Blanco, en el momento, primer presidente de un gobierno del Régimen Franquista, ya que hasta aquel entonces, Franco había acumulado todos los poderes incluyendo la Jefatura de Estado y la Presidencia del gobierno.
Es decir el propio Régimen a su manera había iniciado un proceso de transición para su reproducción a la muerte de Franco, que como hecho biológico era inevitable, ese primer proyecto de Reforma del Franquismo bajo la batuta de Carrero Blanco, fue lo que quedó abortado con la desaparición del almirante, esta fue la gran importancia de aquella acción.
Esa ejecución política, trastocó considerablemente los proyectos de futuro del franquismo, pero fue también elemento de debate muy intenso y enconado entre las fuerzas antifranquistas, así el PCE y CCOO, sindicato que en aquel momento estaba muy directamente bajo la influencia de ese partido, condenaron enérgicamente aquella acción y además hicieron correr la teoría de que la ejecución de Carrero Blanco, poco menos que había sido un favor al Régimen franquista, porque justo en aquellos días se iba a iniciar el llamado proceso 2001, juicio ante el Tribunal de Orden Público, de la dirección de CCOO entre los que se encontraban Marcelino Camacho y Nicolás Sartorius entre otros; y ese sindicato y el PCE habían programado algunas movilizaciones de apoyo, que se apresuraron a desconvocar para desmarcarse claramente de la ejecución del Presidente del gobierno del Régimen Franquista..
Bien pues como decíamos con los años setenta se abre un ciclo fuertemente expansivo de las luchas populares en el Estado Español, en las que se aprecian ya claramente orientaciones ideológico-políticas diferentes que a grandes rasgos podríamos clasificar en cuatro categorías:
* La Corriente estatalista-reformista: encabezada por el PCE y CCOO; en esos momentos el PSOE como estructura organizativa era prácticamente inexistente salvo en algunas localidades muy concretas.
* La Corriente estatalista autodefinida como revolucionaria, compuesta fundamentalmente por el PTE (Partido del Trabajo de España), la ORT (Organización Revolucionaria de Trabajadores), el MCE (Movimiento Comunista de España), LCR (troskistas) y el PC(ml)-Frap.
* Las Corrientes nacionalistas revolucionarias, con implantación significativa en Euskadi y Galicia y en menor medida en Cataluña.
En el caso de Euskadi, la actividad político-militar de ETA, aún siendo una organización de ámbito vasco, obviamente tenía gran repercusión en el conjunto del Estado, tanto desde el punto de vista de la repercusión de sus acciones, como en el debate ideológico-político en el seno del movimiento antifranquista.
* Además existía una cuarta corriente ideológica pero ciertamente en esa época con una estructuración organizativa mínima, y por tanto con poca capacidad operativa, salvo algún territorio, tal era el movimiento anarco-sindicalista, aunque a partir de esos momentos tendría un importante crecimiento y gran importancia en la forja del movimiento antifascista en la década de los ochenta, especialmente en Madrid.
La corriente estatalista-reformista, encabezada por el PCE y CCOO; tenían muy claros sus objetivos y estos no eran otros que conseguir una transición pactada con el franquismo, en la que ellos tuvieran un lugar al sol y no a la sombra, su prioridad por tanto era la absoluta beligerancia con las fuerzas situadas a su izquierda. Desde muy pronto sabían y defendían que esa transición pactada con el franquismo implicaba la legitimación de la monarquía encabezada por Juan Carlos, tal como el propio Franco había propuesto.
Estos planteamientos les llevaron a tener una actitud de boicot absoluto a las movilizaciones que se convocaron para intentar impedir los fusilamientos del 27 de septiembre de 1975 así como a las respuestas populares que hubo después de esos asesinatos del Régimen. En esa misma línea impidieron que cualquiera de los abogados que estaban en su órbita participaran en los consejos de guerra que dictaron aquellas sentencias de muerte.
Por cierto Franco era un fascista, pero no un estúpido, como algunos pretenden hacernos creer ahora; y nunca tuvo la menor duda de que Juan Carlos tenía que ser su heredero a titulo de Rey, esas »historias» de que si en algún momento tuvo dudas sobre la posibilidad de nombrar heredero al difunto Alfonso de Borbón, casado en ese momento con su nieta Carmencita, la de »mira quien baila», son puras invenciones tendentes a justificar el servilismo de Juan Carlos hacia Franco y su complicidad en los últimos crímenes del franquismo.
No es admisible pues desde el punto de vista metodológico, establecer el inicio de la estrategia de claudicación del PCE, en el debate constitucional del 77⁄78, la cosa obviamente viene de antes.
La segunda corriente, la estatalista autodefinida como revolucionaria, tiene unos orígenes y una evolución más compleja en esos años, pero finalmente dada la falta de una auténtica estrategia propia, o al menos apropiada para la realidad del Estado Español, condiciona su subordinación en lo político a la estrategia del reformismo español y a su práctica desaparición organizativa, salvo alguna excepción territorial, al finalizar la primera etapa de la transición y muy especialmente después del golpe de Estado del 23F de 1981, no sin antes realizar un daño muy considerable en lo ideológico y político al movimiento popular. Actualmente vuelven a reaparecer y curiosamente con planteamientos de fondo y a veces de forma similares a los de aquel entonces.
Esas fuerzas políticas fueron elementos de gran confusión ideológica en los años más críticos de la transición 76 – 82, en la medida en que intentaban aparecer como un tercer polo de referencia en el seno del movimiento popular, formalmente críticas por la izquierda con la izquierda reformista española, pero sin cuestionar su estrategia de fondo, sino por el contrario en alianza con ella (nos estamos refiriendo especialmente al MCE, PTE-ORT ), caso relativamente diferente es el del PC(ml)-Frap; y frontalmente enfrentados a los movimientos nacional-populares-revolucionarios, en los Pueblos del Estado en los que estos tenían un nivel de desarrollo significativo.
En esos años, 77, 78, 79… pudimos asistir al espectáculo de esta «izquierda revolucionaria española» cogida de la mano no solo del PCE y del PSOE que ya en esos momentos con la estrecha colaboración de la socialdemocracia alemana y del propio bloque dominante español, bien asesorado por la CIA, habían conseguido montar una gran estructura partidaria con la única finalidad de ir ocupando las parcelas de poder institucional «de libre elección» que se iban creando.
Porque es bien sabido que aquí en el Estado Español, no hubo nunca un proceso constituyente en su sentido formal.
Hubo un referéndum para la «ley de la reforma política del franquismo», convocado en el año 76 sin ninguna garantía democrática. Toda la actividad de oposición estaba absolutamente prohibida, solo se le dejó hablar unos minutos a Tierno Galván en TVE, y por supuesto que ganaron el referéndum. Bajo esa ley de Reforma del franquismo se convocaron elecciones generales en junio de 1977, y las Cortes Generales ya bicamarales Congreso y Senado salidas de esas elecciones, que por cierto en esa segunda cámara, el Senado, una parte muy significativa de sus miembros (treinta) fueron nombrados directamente a dedo por Juan Carlos, como garantía de que habría una mayoría favorable al proyecto de Reforma del bloque dominante español, se plantearon la tarea de hacer una Constitución, que resultó la de 1978, bajo la dirección de un gobierno enmarcado directamente en la legitimidad franquista.
Pues bien, como decíamos asistimos al espectáculo de ver de la mano a la llamada «izquierda revolucionaria española», a la «izquierda reformista española» y a los sectores aperturistas del régimen franquista, pidiendo «estatutos de autonomía» para las respectivas comunidades, en muchos casos aún no bien delimitadas, en el marco de la Constitución Monárquica recientemente aprobada.
Mientras, en los Pueblos en que existían movimientos nacional-revolucionarios, las gentes salían a la calle a luchar por la soberanía de sus respectivas naciones.
Ni que decir tiene que estas movilizaciones, en Euskadi, en Galicia, en Países Catalanes, eran masacradas por la policía, mientras que las de los «autonomistas constitucionales», en los que la «izquierda revolucionaria española», iba de guinda, eran respetuosamente tratadas.
Eso no era obstáculo para que esas mismas organizaciones fueran ocasionalmente reprimidas cuando impulsaban alguna movilización por reivindicaciones sociales que fueran mas allá de lo que CCOO y el PCE señalaban, naturalmente sin eso hubieran perdido antes de tiempo toda su credibilidad social.
Si hacemos un repaso de las personas represaliadas y asesinadas durante estos años que fueron much@s, vemos como en su inmensa mayoría pertenecen a los movimientos nacional-populares y muy particularmente al Pueblo Vasco; y obviamente esto no fue por casualidad.
Esta consideración ideológico-política, no va dirigida a los militantes de base de esas organizaciones entre los que habían cientos y cientos de personas con auténticos sentimientos antifascistas y revolucionarios.
En Castilla, desgraciadamente en los años 70 y primeros de los 80, hasta el año 84⁄85, en que se constituye la UPC, no existe un movimiento nacional-popular, ni tan siquiera embrionariamente, que propugne una estrategia soberanísta y rupturista con el régimen franquista en el proceso de transición. Existe una »izquierda española institucional» y una »izquierda española revolucionaria» que no cuestiona la división de Castilla en cinco comunidades autónomas, que no cuestiona la negación de la soberanía de nuestro Pueblo y acepta sin apenas resistencia la imposición de unas autonomías de tercera categoría a través del articulo 143 de la Constitución. En el mejor de los casos su reivindicaciones se limitan a que la autonomía se instaure a través del articulo 151 en vez de a través del articulo 143, aunque eso se hace sin ninguna convicción ni esfuerzo. Y es en ese marco político en el que se inicia la celebración de Villalar en 1976, con una brutal represión, ¿por que? Porque en Villalar una parte de la sociedad castellana, su parte mas consciente, expresa los deseos de libertad del Pueblo, de la recuperación de las libertades de Castilla, y eso es un caldo de cultivo social muy propicio para la formación de un movimiento popular castellano, políticamente estructurado; y así fue con el paso del tiempo. La formación y desarrollo del movimiento popular castellano y la propia evolución de Villalar están intrínsecamente unidas.
VILLALAR COMO EXPRESIÓN DEL ANSIA DE LIBERTADES DEL PUEBLO CASTELLANO.
La celebración de Villalar expresa desde 1976, la demanda social de un movimiento popular castellano y demuestra la potencialidad de iniciar su proceso de construcción. El bloque dominante español tiene una especial preocupación por la aparición de un movimiento popular castellano, soberanista y solidario con los demás movimientos nacional-populares-revolucionarios del Estado. Cuenta con que en las naciones que se denominan periféricas: Euskal Herria, Cataluña, Galicia e incluso Andalucía y Canarias puedan surgir movimientos de esa naturaleza, pero que en lo que ellos consideran el sustento ideológico y político principal de su proyecto nacional y de clase »España», es decir en Castilla, surja un movimiento que desde las »entrañas mismas de su criatura», reivindique su identidad, su soberanía y su unidad territorial y además sin chauvinismos y con posiciones internacionalistas, les parece simple y llanamente intolerable. Y es por ello que desde los inicios de su construcción tienen una actitud desproporcionadamente represiva con el movimiento popular castellano. Es muy ilustrativa de esta concepción la frase de Aznar cuando llega a la presidencia de la Junta de Castilla y León en 1987 »mientras de mi dependa, luchare con todas mis fuerzas para que en Castilla y León no haya nunca un partido regional» (no se atreve ni a llamarle nacionalista) El bloque dominante español olvida que fue el Pueblo Castellano el primero que se levantó masivamente en contra del Proyecto Imperial de Carlos V a través de la Revolución Comunera, considerada por el propio Karl Marx como el proceso revolucionario más serio de los habidos en la historia del Estado Español.
Reproducimos textualmente del libro »Castilla y León autonomía dividida» de Federico Pérez y Perez. Página 158.
Considera la UPC que el nacionalismo español carece hoy de una identidad moderna y progresista y que la evolución hacia un nacionalismo español democrático se halla bloqueada. Y dice aún algo más grave:
Depositar en Castilla las esperanzas de los españoles es, cuando menos, una desvergüenza. De nada sirve considerar a Castilla ese sentimiento unificador de España, por que ya casi nadie se lo cree. A estas alturas ya nadie se cree la vieja cantinela de la Castilla unificadora de España, pues basta comprobar el deterioro de nuestras estructuras y la atomización de nuestro territorio para darse cuenta de la subordinación de Castilla a las actuaciones políticas y económicas del estado. Por desgracia nuestro sentimiento de nacionalidad es débil y ello agrava la contundencia de las agresiones que padecemos. En ninguna otra nacionalidad peninsular se muestra con mas crueldad el carácter opresor de las instituciones políticas españolas sobre los pueblos: la oligarquía, al amparo del PSOE, traza a su antojo los designios de Castilla y la condena a un eterno anquilosamiento y subdesarrollo, a pesar de su recurrente discurso modernizador; por otra parte, las redes caciquiles, dirigidas por el aparato del PP, someten a continuas vejaciones y clientelismo a comarcas enteras en línea con la tradición más arcaica valleinclanesca.
DE LA HEGEMONÍA POLÍTICA DEL AUTONOMISMO HETEROGÉNEO (HEGEMONÍA COMPARTIDA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA ESPAÑOLA » IZQUIERDA REFORMISTA») AÑOS 76⁄77 A LA HEGEMONÍA PURA Y DURA DEL PSOE AÑOS 83⁄85
En los primeros Villalares desde el año 76 hasta el año 81, Villalar tiene una gran afluencia de gente que expresa en las campas sus demandas de consecución de las libertades para Castilla, pero no existe movimiento político alguno en esos momentos que articule esos sentimientos, salvo algún intento regionalista de derechas, el Pancal.
En Villalar están presentes la izquierda reformista española y la izquierda revolucionaria española, con una hegemonía progresiva de la primera que va a ser total en el año 1982/1983, en el que el PSOE gana las elecciones autonómicas y convierten a Villalar en una conmemoración meramente folclórica e institucional.
Obviamente esta evolución crea mucho malestar entre amplios sectores populares y genera las condiciones para intentar darle un vuelco a esos planteamientos.
En el año 1984 comienza el proceso de constitución de la UPC (Unidad Popular Castellana) que finalizaría en 1985, pero ya en 1984 desde la plataforma que finalmente daría lugar a la UPC, se convoca un Villalar soberanísta e internacionalista, que aparece así descrito en el libro antes citado. (Pagina 375)
UPC. Este grupo radical , que aparece en diversas ocasiones de nuestro ensayo, se niega a participar en el corrupto sistema de partitocracia española. Se le ha asimilado a Herri Batasuna por su ideas de choque frente a la degradada sociedad, pero quizá el parangón no sea acertado. Son simplemente castellanos libres que luchan por una sociedad más justa y muy diferente de la capitalista neoliberal que nos ha tocado vivir.
A través de la crónica de Villalar hemos podido ver sus actuaciones folklóricas, sus mítines políticos y masivos y sus enfrentamientos con las FOP. Su mensaje choca frontalmente con la sociedad actual. Ellos defienden una Castilla más justa, menos imperialista y capitalista, más comunera y rebelde, menos pasota. Sus proclamas y bravatas podrán ser tachadas de utópicas, de agresivas, pero son libres y no están mediatizadas por el centralismo de Madrid o Valladollid.
Iniciaron su andadura en 1983 y desde entonces siempre han ido a Villalar, inasequibles al desaliento. En el mitin de 1984 ante Herri Batasuna, Bloque nacionalista Gallego. PSAN, Bloque popular Extremeño, Izquierda Castreña e Izquierda Mirandesa y otros grupos nacionalistas se denunciaba que »el pueblo trabajador, inicialmente expectante, se ha convertido en desilusionado y desconfiado porque todo ha terminado en las manos de los nuevos capitalistas, de los nuevos caciques». Para este bloque el estado de las autonomías ha descafeinado los deseos de autogobierno de Euskadi, Galicia, Cataluña y Canarias. También muestra solidaridad con el nacionalismo escoces, irlandés y catalán.
Su regionalismo de choque tiene un destino en Castilla y León: »detener el bastión del chauvinismo españolista, el militarismo patriotero y el unitarismo a ultranza, porque ni la »reforma» de la UCD, ni el »cambio» del PSOE paralizaron el deterioro de las condiciones socio-económicas de la clase trabajadora».
Con algunas correcciones como que lo nuestro no es regionalismo, la descripción en líneas generales es bastante acertada.
Ya en 1986 con la UPC formalmente constituía, consideramos que se dan las condiciones sociales y políticas para dar un vuelco a Villalar para conseguir que Villalar, vuelva a ser lo que el Pueblo Castellano demandaba en 1976 y 1977, y se hace una convocatoria a concentrarse durante el acto institucional de la Junta de Castilla y León gobernada aquel entonces por el PSOE y presidida por Demetrio Madrid, procesado por el cierre ilegal de una empresa de su propiedad en Zamora que supuso el paro para varias docenas de familias.
La convocatoria fue un éxito de asistencia con la participación de muchos centenares de personas; denunciando la política antipopular y anticastellana de la Junta de Castilla y León y del PSOE.
En 1986 el mensaje se hace más social indicando que »la razón de nuestros problemas regionales está en la misma existencia del capitalismo y el imperialismo como sistema de explotación con un intrínseco desarrollo desigual».
La convocatoria de Villalar para UPC tiene el sentido de recuperar el espíritu anticentralista, anticaciquil y aniimperialista de los primeros villalares.
Ante el panorama »desolador» de la OTAN y la CEE, nefastos para Castilla y León según ellos, a la Junta »regional de títeres y chupatintas», no se le ha ocurrido otra filosofía para la convocatoria de 1986 que la de su despolitización , solo música y trajes regionales.
Estos mensajes enrabietaban a la Junta e incluso a ciertos partidos de izquierda, a lo que la UPC responde: »Amamos este lugar, queremos esta tierra, por eso vamos a luchar para no irnos de ella». Los de la UPC, mal que pese a muchos ‑alguien los ha llegado a considerar »engendros» castellanos- quieren también a Castilla y más que muchos de los que se empecinan en ser ante todo y sobre todo españoles, minusvalorando la realidad propia o supeditándola a los intereses del Estado. Ahora bien, es la UPC la que ha enervado mas los ánimos con sus mítines multitudinarios en los que se ataca al régimen corrupto establecido, a la monarquía connivente, a los políticos que se sirven del pueblo, a la burguesía.
Sus polémicas ofrendas florales acompañadas con un excesivo montante de guardias civiles han irritado a los concurrentes. resultan muy duras algunas proclamas reflejados en amplios carteles. En 1986 D. Madrid fue zarandeando vertiéndose frases virulentas como estas: »PSOE y GAL sois igual», »Este gobierno ni es obrero, ni es socialista», »Demetrio, cabrón, trabaja de peón», »Los 8000.000 son de Guardia Civil» (Hace referencia a los puestos de trabajo que iba a crear el PSOE y que luego no creo), »Sois burgueses, os quedan pocos meses». A la subida al poder del PP en 1987 no han cesado los ataques hasta hoy.
De nuevo recurrimos a la descripción de los hechos que se hace en el libro antes citado (pagina 375). Pero es muy interesante recordar como por ejemplo el Norte de Castilla en una crónica de Miguel Angel Aguilar, el que despues sería portavoz del gobierno con Aznar recogía la celebración de Villalar 1986. La extrema izquierda intentó boicotear la fiesta de Villalar y el mal tiempo no ayudó a impedirlo:
El presidente de las Cortes, Dionisio Llamazares, cayó al suelo por empujones de extremistas de izquierda cuando las autoridades procedían a realizar al ofrenda floral ante el Monumento a los Comuneros de Castilla, en Villalar. Las agallas de Jose Federico de Carvajal y Demetrio Madrid enfrentándose a los extremistas violentos gritando »viva la libertad» y »Castilla entera se siente comunera» puedo sofocar el intento de agresión de los miembros de UPC, que habían invitado a su mitin particular a individuos de Herri Batasuna. El mal tiempo no impidió el boicot de esas 150 personas, aproximadamente, y la fiesta de Villalar careció de la brillantez de otros años.
Con la destacada presencia de los violentos y la destacada ausencia de los partidos conservadores, el Día de Castilla y León se ensombreció y ni la alegría de »Candeal» pudo levantarlo. (sigue)
En los años siguientes la UPC, mantiene su clara hegemonía en la convocatoria de Villalar, ello se ve facilitado por la retirada de la Junta de Castilla y León, ya en manos del PP, a partir de 1987 y presidida por Jose Maria Aznar.
Esta hegemonía aparece claramente reflejada en las crónicas de la prensa institucional, como ejemplo el titular del Norte de Castilla de 1990 IU y UPC monopolizan Villalar ante la inhibición del resto de fuerzas políticas.
La retirada de la Junta de la celebración de Villalar va acompañada de una tremenda campaña de criminalización de la UPC y de la propia conmemoración del 23 de Abril, cuya pretensión es liquidar ambas cosas.
En los años 1987 y siguientes, hay sistemáticas provocaciones de las fuerzas de orden público aparte de de unos despliegues policiales absolutamente desproporcionados, tanquetas, helicópteros, fuerzas a caballo, etc.., los incidentes se suelen saldar con numerosos heridos de mucha gravedad.
Esta realidad también se recoge a su manera en los medios de comunicación del sistema, así el Norte de Castilla encabeza su información de 1988 con los siguientes titulares La Guardia Civil cargó varias veces contra miembros de la UPC en la plaza de Villalar.
Es la época también en que se inician diferentes procesos contra la UPC, algunos en los juzgados ordinarios y otros en la Audiencia Nacional, por los mas variopintos motivos: injurias al Jefe de Estado, injurias a la policía, injurias a la bandera española, atentado a la policía y como no colaboración con banda armada.
Cada uno de esos procesamientos y de esos juicios fue contestado por la UPC con campañas de resistencia y de denuncia de la represión sobre nuestro movimiento con un importante apoyo social y finalmente ganamos casi todas esas batallas.
Pero la intención, de toda esa ofensiva represiva, inducida desde la Delegación del Gobierno en Castilla y León, Gobierno que no hay que olvidarlo estaba en manos de Felipe Gonzalez, era criminalizarnos e impedir que la semilla del castellanismo popular germinara y simultáneamente liquidar la celebración de Villalar.
No hay que olvidar que estamos hablando de la época de los Gal, de la época en que había una tremenda ofensiva represiva del Estado obre los movimientos nacional-populares en Euskadi, pero también en Cataluña y Galicia, en Castilla la UPC era el objetivo prioritario de la represión.
Asi aparece reflejado en el libro ya citado ese ambiente (Pagina 375)
Este año las desproporcionadas fuerzas de la guardia civil prácticamente tomaron Villalar con caballos, jeeps y tanquetas merodeando por los aledaños de la campa durante el mitin de la UPC. Decía que »la provocación la hacen ellos y nosotros nunca hemos provocado a nadie».
Doris Benegas, abogada vasca instalada en Valladolid y »alma mater» de la coalición, erró al considerar que la bandera de España no debía de colgar en el Ayuntamiento. Si bien España ha sido una mala madrastra para Castilla y León, el tema de la bandera nacional no se cuestiona ‑salvo en casos aislados- como ocurre en el País Vasco y Cataluña-.
En la tribuna de oradores había campesinos de la Moraña abulense y el alcalde de Ura (Burgos) denunciando el problema económica que padece la Castilla agrícola con un desindustrialización progresiva, una reconversión agraria y una emigración permanente. Allí se dijo que »si el campo se hunde, Castilla se hunde» y que »era hora de que los castellanos (que tenemos mala »hostia»), la saquen». »Es la hora de exigir, no de pedir.
Su discurso siguió poniendo el dedo en la llaga de la Castilla humillada y se preguntaba: ¿Quien impide este desarrollo armónico?. :»En primer lugar los »listos» de las cajas y bancos, a los que se atribuye esta máxima: Tu ponme dinero donde haya, que de especular me basto yo. Nuestro dinero se debe invertir aquí y no en Cataluña o Madrid». Es uno de los mensajes clave de la Constitución de Ávila.
Después atacaba duramente al poder político al que se asen personajes como: JJ Lucas, Laborda y Aznar, sumisos políticos sometidos al Poder central y que causan la sangría de nuestra tierra. Dijo Doris Benegas que había que barrer a los corruptos y ladrones (se corea: »los chupones a los tiburones»). E incluso: »Los que sobran son ellos, hay que volver al pueblo lo que es del pueblo».
Finalmente, dentro de esta corruptela generalizada, asociaba al estado monárquico como cómplice coreando el eslogan: »Castilla mañana será republicana». Prescindimos de otras alusiones porque su mensaje se repite cada año en términos parecidos. ¿Tiene de extraño que Iberdrola dejase sin luz, completamente a oscuras el tradicional concierto de la noche anterior? La UPC molestaba sobre todo a los órganos que detentan el poder. Los ataques contra »el Gobierno de la rapiña y sus camarillas de turno» indicaban el estado de corrupción a nivel político social y religioso, siempre según la UPC – es que este Gobierno de la descomposición fue suscrito por Aznar »amamantado por las generosas ubres de la Falange, del nacional catolicismo y del Opus Dei».
No consiguieron ni una cosa ni la otra, Villalar se consolidó como el Día Nacional de Castilla, como el día de la Patria Castellana y despúes de unos años donde la asistencia se redujo aunque siempre con la presencia de muchos millares de personas, la presencia de gente que asistía volvió a aumentar de una forma significativa.
En el año 1990, se convoca Villalar conjuntamente con Tierra Comunera que se había constituído posteriormente a la UPC y ciertamente la asistencia de gente ese año al acto organizado por ambas fuerzas castellanistas fue impresionante y puso de manifiesto la grandísima potencialidad de un movimiento castellanista progresista unido.
Evidentemente las fuerzas de la reacción que captaron inmediatamente el riesgo de ese avance estratégico, iniciaron una intervención tenaz e intensa sobre el eslabón más débil ideológicamente de esa alianza, Tierra Comunera, para romperla y ciertamente lo consiguieron, incluso consiguieron utilizar a TC como un instrumento contra la propia UPC, pero l@s revolucionari@s somos pacientes en lo que hay que serlo y sabemos que antes o después el propio movimiento popular obligará a las fuerzas que de verdad sean castellanistas a agruparse.
La plataforma Ahora Castilla y la posible candidatura castellanista en Madrid, »Madrid es Castilla», es la demostración palpable de que las cosas antes o después, si hay una estrategia nacional-popular revolucionaria acertada, acaban saliendo.
A pesar de todo, el Sistema español no solo no consigue acabar con Villalar, sino que este se consolida. Después de varios años de ausencia, en el año 1996 el PP inicia un proceso lento y progresivo de intento de reconquista institucional de Villalar, primero a través del Ayuntamiento de la localidad y después a través de la fundación Villalar.
Desde el movimiento popular castellano se desarrolla una estrategia de defender Villalar como símbolo de lucha por las libertades de Castilla, pero simultáneamente intentando impedir la criminalización de la celebración para facilitar la mayor participación ciudadana posible.
En el año 2000, coincidiendo con la constitución de la Izquierda Castellana »IzCa», se da un paso adelante en la celebración de Villalar, especialmente desde el punto de vista organizativo, la carpa de la IzCa, con mucha diferencia sobre las demás es un punto de referencia principal entre l@s asistentes a las conmemoración del 23 de abril.
La constitución de la IzCa, supone la apertura política y organizativa del castellanismo revolucionario, con la voluntad de incorporar a sectores y colectivos a este proyecto que procedían de otras corrientes del castellanismo, o de otras corrientes ideológicas, ese objetivo se consigue solo parcialmente, pero lo que si se consigue es que el castellanismo político progresista, sea una referencia significativa no sólo en Villalar el 23 de abril sino en una buena parte de Castilla los 365 días del año.
La constitución de las JCR- Juventudes Castellanas Revolucionarias (en el año 1992), actualmente Yesca, tuvieron un papel principal en la extensión del castellanismo revolucionario entre la juventud popular castellana.