Si no lo veo no lo creo. Y aunque vi la foto, tampoco me lo creí. Tuve que ir a la sección de vídeos oficiales de Camela 3 para contrastarlo. Pues si, al parecer en el programa concurso la ruleta de la fortuna no solo preguntan por el tema la mandanga del Fary o el Ave María de Bisbal. Aunque tampoco es para echar cohetes. Ya en Telecinco hacían una defensa férrea de la territorialidad vasca en series como Los Serrano.
Casi 30 años han pasado desde que Kortatu compuso la canción Don Vito y la revuelta en el frenopático y posiblemente ésta sea la primera referencia que aparece en una televisión española. No se quien decía que “los punkis tenían razón”. Y tiene razón quien lo dijo. Pues nadie con más exactitud supo visionar tanto su presente como el futuro de la sociedad como en aquellas letras de La polla, Eskorbuto y demás cuadrilla. Y no es porque fueran especialmente visionarios, sino porque simplemente vivir en el centro de las contradicciones sociales, en ese cruce de caminos donde margen y supuesta normalidad chocan produce una agilidad analítica que aun expresada de forma contundente o cruda no deja de tener veracidad.
Lo supuestamente correcto socialmente y lo pragmático pocas veces se han acercado a la raíz de toda problemática. Porque lo supuestamente correcto en un sistema corrompido es igualmente corrupción y lo pragmático no escapa casi nunca de un intento de acomodarse a esa corrupción. Los intentos de cambiar la sociedad desde esa perspectiva acaban cambiando al que lo intenta. El pragmatismo generalmente gestiona los triunfos de los de las crestas pero las derrotas siempre caen a las espaldas de los mismos.
Vivimos la época del minimalismo político en Euskal Herria, de la frase estudiada, del asesor de imagen y propaganda, del mejor espera, del a ver que pasa. De la mediocridad de la casta política y del aniquilamiento de ideas. Cada vez me recuerda más a aquello de la rana que metían en una olla con agua hirviendo y saltaba para escapar pero si ponían el agua con menos grados acababa muriendo atontada ya que no llegaba a saltar.
Si aquellos punkis tenían razón, y siguen teniéndola, ¿Por qué no acaba de cascar lo viejo? ¿Qué hace que importantes sectores de la sociedad sigan anestesiados? ¿Acaso no hay condiciones objetivas para una revuelta tanto en lo nacional como en lo social?
Bien, podría dar para largo algunas de las respuestas a estas preguntas. Pero lo que si tengo claro es que la clave sigue estando en salirse de lo cuadriculado y levantarse las crestas, y no por los viejos caminos de la adaptación y la palabra suave.
Si bien los “punkis” acertaron el diagnóstico en su día, hoy les toca acertar en lo siguiente. Hacer que definitivamente casque lo viejo y que se abra una nueva realidad. No vendrá por el camino del “pop”, que a parte de haber errado en su diagnóstico no tiene herramientas necesarias para el reto de la ruptura.
Está por componer aún la la canción, pero los acordes sabemos muy bien cuáles son.