El presidente estadounidense Barack Obama ha desarrollado significativamente el uso de los asesinatos selectivos.
Como ha revelado el New York Times [1], Obama se reúne diariamente con su estado mayor en el sótano de la Casa Blanca para decidir quiénes serán las próximas víctimas.
Este laureado del premio Nobel de la Paz justifica su acción afirmando que sólo está eliminando dirigentes de la nebulosa terrorista designada bajo el nombre de al-Qaeda [2].
Según un estudio del Bureau of Investigative Journalism realizado conjuntamente con Amnistía Internacional, el grupo Reprieve y el Centre for Civilians in Conflict, en lo que va de año Estados Unidos asesinó ilegalmente en Pakistán 2 379 personas, de las que sólo 704 han podido ser identificadas.
Pero sólo 84 de esas personas eran conocidas como miembros de al-Qaeda, o sea únicamente un 4% de las víctimas [3].
Con un presupuesto anual de más de 10 000 millones de dólares, el UsSoCom (United States Specials Operations Command o Mando de Operaciones Especiales de Estados Unidos) interviene ilegalmente en 78 países, sobre todo en Pakistán, Afganistán y Yemen, para «eliminar la amenaza terrorista» [4].
Es evidente que ante esta información sólo quedan 2 opciones:
1‑Seguir fingiendo creer que el ejército de Estados Unidos se compone de incapaces que violan el derecho internacional sin querer y por casualidad
2- o empezar a preguntarse cuáles son los verdaderos objetivos de esta «guerra contra el terrorismo».
[2] “The future of our fight against terrorism”, por Barack Obama, Voltaire Network, 23 de mayo de 2013.
[3] “Only 4% of drone victims in Pakistan identified as al Qaeda members”, Jack Serle, Bureau of Investigative Journalism, 16 de octubre de 2014.
[4] «La globalización de las Fuerzas Especiales», por Manlio Dinucci, Il Manifesto (Italia), Red Voltaire, 30 de mayo de 2014.