Tesis sobre cam­bios y prioridades

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Si algo carac­te­ri­za a Lenin es su uso sis­te­má­ti­co de la dia­léc­ti­ca mate­ria­lis­ta en su esen­cia: la uni­dad y lucha de con­tra­rios como «motor» del movi­mien­to, del cam­bio den­tro de la per­ma­nen­cia y de la nece­sa­ria cadu­ci­dad de lo per­ma­nen­te para dar paso a lo nue­vo que, de inme­dia­to, en el mis­mo ins­tan­te de su irrup­ción cua­li­ta­ti­va, sufre ya en su inte­rior la lucha entre sus con­tra­rios unidos.

Este pri­mer párra­fo no es un jue­go de pala­bras abs­tru­sas ni tam­po­co es ver­bo­rrea hege­lia­na: se quie­ra reco­no­cer­lo o no, el méto­do mate­ria­lis­ta dia­léc­ti­co es ya de mane­ra irre­fu­ta­ble la base epis­te­mo­ló­gi­ca de la pra­xis eman­ci­pa­do­ra huma­na. No exis­te hoy nin­gún avan­ce cien­tí­fi­co, teó­ri­co, filo­só­fi­co, tec­no­ló­gi­co, cul­tu­ral y social que no se sus­ten­te en el empleo de la dia­léc­ti­ca mate­ria­lis­ta, lo diga o no lo diga. Pues bien, apli­can­do este méto­do, afir­man­do que solo con su empleo pode­mos enten­der qué suce­de y por qué, que solo así avan­za­re­mos en la recons­truc­ción de la estra­te­gia revolucionaria.

El capi­ta­lis­mo vas­co está sufrien­do a su modo todas las trans­for­ma­cio­nes y cam­bios que con mayor o menor inten­si­dad está impo­nien­do el capi­ta­lis­mo mun­dial. Entre la izquier­da aber­tza­le cir­cu­lan tex­tos de deba­te que ana­li­zan estas varia­cio­nes. Aquí las sin­te­ti­za­mos en cin­co blo­ques escue­ta­men­te desarrollados:

El pri­mer blo­que tra­ta, obvia­men­te, sobre los cam­bios mun­dia­les del capi­ta­lis­mo. La izquier­da aber­tza­le los ha estu­dia­do con deta­lle, pero el refor­mis­mo aber­tza­le lle­va bas­tan­tes años negán­do­se a oír sus cru­ji­dos, sin estu­diar sus con­tra­dic­cio­nes y sin hablar, sin teo­ri­zar, sobre ellas, dejan­do en la intem­pe­rie géli­da a su base. Duran­te años hemos ana­li­za­do minu­cio­sa­men­te el ale­ja­mien­to de la reali­dad del refor­mis­mo aber­tza­le, su caí­da en el autis­mo y nos remi­ti­mos a nues­tros tex­tos. Lo que aho­ra resu­mi­mos son las refle­xio­nes crí­ti­cas de la izquier­da aber­tza­le, no del refor­mis­mo aber­tza­le por la sen­ci­lla razón de que no hemos encon­tra­do nin­gún tex­to de cali­dad al respecto:

  1. Por pri­me­ra vez en su his­to­ria, el capi­tal no pue­de por aho­ra, y pese a los esfuer­zos del Trump feli­ci­ta­do por Bil­du, recu­rrir a otra gue­rra mun­dial devas­ta­do­ra y exter­mi­na­do­ra que faci­li­te reabrir una nue­va fase u onda expan­si­va. Las cada vez más fre­cuen­tes gue­rras loca­les, pese a su fero­ci­dad, no con­si­guen des­truir las sufi­cien­tes fuer­zas pro­duc­ti­vas como para dete­ner, rever­tir y hacer ascen­der la tasa media mun­dial de ganan­cia, que es de lo que se trata.
  2. Las razo­nes que, por aho­ra, impi­den una nue­va gue­rra mun­dial no son solo la de la auto­des­truc­ción mun­dial del capi­ta­lis­mo, que tam­bién, sino sobre todo el hecho de que las con­tra­dic­cio­nes entre el impe­ria­lis­mo, los subim­pe­ria­lis­mos y las poten­cias medias, refle­jan que la pro­duc­ción mun­dial de valor ade­más de cho­car fron­tal­men­te con las vie­jas rela­cio­nes de poder impe­ria­lis­ta, tam­bién está fre­na­da por una sobre­pro­duc­ción gigan­tes­ca de mer­can­cías que des­bor­da la capa­ci­dad de con­su­mo de la huma­ni­dad empo­bre­ci­da por una impa­ga­ble deu­da mun­dial, por el des­con­trol de la masa ingen­te de capi­tal fic­ti­cio y espe­cu­la­ti­vo, por la inme­dia­tez de la catás­tro­fe socio­eco­ló­gi­ca, por el poten­cial gigan­tes­co de la tec­no­cien­cia de des­truir tra­ba­jo vivo en can­ti­da­des casi incal­cu­la­bles, por el ago­ta­mien­to ace­le­ra­do de las reser­vas mate­ria­les y ener­gé­ti­cas a pesar de los «mila­gros» que se atri­bu­yen a la cuar­ta revo­lu­ción tecnocientífica…
  3. La inter­pre­ta­ción refor­mis­ta de esta cri­sis, des­co­no­ci­da por su com­ple­ji­dad, es que se tra­ta de una cri­sis finan­cie­ra más dura que otras ante­rio­res. Pero no es así. La cri­sis finan­cie­ra fue solo la pun­ta del ice­berg del sos­te­ni­do des­cen­so de la tasa media de bene­fi­cio des­de la déca­da de los años 70, des­cen­so que se man­tie­ne a pesar de los repun­tes fuga­ces, de la sobre­ex­plo­ta­ción gene­ra­li­za­da, del saqueo de la natu­ra­le­za, de las des­re­gu­la­cio­nes y faci­li­da­des dadas al capi­tal finan­cie­ro, de las pri­va­ti­za­cio­nes sin fin, etcé­te­ra: nada de esto ha con­se­gui­do por aho­ra reini­ciar una nue­va expan­sión prolongada.
  4. La inter­pre­ta­ción refor­mis­ta cree que, al ser una cri­sis finan­cie­ra con más o menos pro­ble­mas pun­tua­les de sobre­pro­duc­ción, sub­con­su­mo, debi­li­dad de inver­sio­nes pro­duc­ti­vas, etc., pue­de resol­ver­se con medi­das de con­trol de los «abu­sos finan­cie­ros», de inver­sio­nes públi­cas al esti­lo neo­kei­ne­siano, de racio­na­li­za­ción de los gas­tos y de aumen­to de los sala­rios, etc. Estas medi­das son par­ches, tiri­tas que solu­cio­nan algu­nos pro­ble­mas ais­la­dos –Por­tu­gal, Islan­dia, etc.– pero inca­pa­ces de aca­bar con la cri­sis mundial.
  5. El capi­tal es valor que nece­si­ta valo­ri­zar­se per­ma­nen­te­men­te, por eso el capi­tal es una rela­ción social de explo­ta­ción social para pro­du­cir plus­va­lor. Muy en sín­te­sis, las cri­sis mues­tran que el valor no se valo­ri­za y que la explo­ta­ción social no pro­du­ce el plus­va­lor sufi­cien­te por­que no es sufi­cien­te­men­te dura en inten­si­dad y en dura­ción. Yen­do a la raíz del pro­ble­ma, el capi­tal solo tie­ne una solu­ción efec­ti­va: estru­jar lo más posi­ble a las cla­ses y pue­blos, a las muje­res, a la natu­ra­le­za, y tam­bién apro­piar­se de los capi­ta­les obso­le­tos, no ren­ta­bles, vie­jos. Estruc­tu­ral e his­tó­ri­ca­men­te, el capi­ta­lis­mo mun­dial no tie­nen otras solu­cio­nes que estas, solu­cio­nes que con­lle­van en su inte­rior las guerras…

El segun­do blo­que tra­ta de las for­mas con las que se pre­sen­ta esta cri­sis mun­dial en Eus­kal Herria:

  1. Liqui­da­ción del grue­so de la base eco­nó­mi­ca sus­ten­ta­da en la tec­no­lo­gía de la segun­da revo­lu­ción indus­trial, la de los altos hor­nos, gran­des asti­lle­ros, meta­lur­gia en gene­ral, es decir, la que for­mó al pue­blo tra­ba­ja­dor vas­co des­de fina­les del siglo XIX has­ta la déca­da de 1970. Una liqui­da­ción impues­ta no tan­to por la lógi­ca inter­na del capi­ta­lis­mo en su ley de la ren­ta­bi­li­dad, cuan­to por los intere­ses polí­ti­cos del Esta­do nacio­nal­men­te opre­sor y por los intere­ses de cla­se de la bur­gue­sía autóctona.
  2. La reduc­ción de las gran­des y media­nas empre­sas que son los moto­res de arras­tre de las gran­des movi­li­za­cio­nes obre­ras y popu­la­res. Aun­que en momen­tos de la lucha de cla­ses, pare­ce que los con­flic­tos fun­da­men­ta­les se cen­tran en las opre­sio­nes que sur­gen en las áreas de la cir­cu­la­ción y rea­li­za­ción del bene­fi­cio, que siem­pre gene­ran con­di­cio­nes de lucha, sin embar­go es en la deci­si­va área de la pro­duc­ción de valor y de la repro­duc­ción de la fuer­za de tra­ba­jo en don­de sur­gen las bata­llas deci­si­vas. Pues bien, el debi­li­ta­mien­to de las media­nas y gran­des empre­sas supo­ne un reto fun­da­men­tal a superar.
  3. De igual modo, se mul­ti­pli­can las mul­ti­di­vi­sio­nes que afec­tan a la uni­dad del pue­blo tra­ba­ja­dor. Sabe­mos de sobra que la cla­se tra­ba­ja­do­ra de «mono azul» está redu­cién­do­se mucho, pero mucha izquier­da des­co­no­ce aún que en el capi­ta­lis­mo impe­ria­lis­ta el «mono azul» es refor­za­do por el «mono blan­co» en la pro­duc­ción de valor, que es de lo que se tra­ta. Tam­bién se mul­ti­pli­can otras for­mas de tra­ba­jo en los sec­to­res que no pro­du­cen valor direc­ta­men­te, pero sin los cua­les no podría pro­du­cir­se valor, que es de lo que se tra­ta, como decimos.
  4. La pre­ca­rie­dad vital es una carac­te­rís­ti­ca de la vida pro­le­ta­ria, pero en el pre­sen­te capi­ta­lis­ta a la pre­ca­ri­za­ción incre­men­ta­da hay que aña­dir­le el empo­bre­ci­mien­to rela­ti­vo y abso­lu­to, espe­cial­men­te de la mujer tra­ba­ja­do­ra y de la juven­tud. Jun­to al empo­bre­ci­mien­to y la pre­ca­ri­za­ción actúa el uni­ver­so expan­si­vo del anal­fa­be­tis­mo fun­cio­nal, que se agran­da en la medi­da en que se ace­le­ra la espi­ral tecnocientífica.
  5. La des­truc­ción deli­be­ra­da de las for­mas de vida y repro­duc­ción de la fuer­za de tra­ba­jo al lle­var­se el capi­tal la pro­duc­ción fue­ra de las anti­guas barria­das obre­ras y popu­la­res des­in­dus­tria­li­za­das, e inclu­so al expul­sar a pobla­cio­nes ente­ras de sus barrios –gen­tri­fi­ca­ción– para ven­dér­se­los a la bur­gue­sía, pues bien, estos cam­bios bus­can rom­per la vital uni­dad entre la lucha obre­ra y la lucha veci­nal y popular.
  6. A los cam­bios que hemos expues­to debe­mos aña­dir el sin­fín de mane­ras de explo­ta­ción en, como míni­mo, tres áreas: la eco­no­mía legal, con­tro­la­ble por el fis­co, la sumer­gi­da e incon­tro­la­ble y la lla­ma­da ale­gal situa­da entre ambas y que va en aumen­to. Como resul­ta­do de ello nos encon­tra­mos lo que se ha lla­ma­do la cla­se tra­ba­ja­do­ra glo­bal­men­te explo­ta­ble, que alcan­za al 80% de la pobla­ción mun­dial como media.
  7. Por si fue­ra poco, las cla­ses medias, que en reali­dad son fran­jas tra­ba­ja­do­ras con altos sala­rios y con­di­cio­nes espe­cia­les de explo­ta­ción, se debi­li­tan y empo­bre­cen en su mayo­ría, lo que hace que por su ante­rior ideo­lo­gía sec­ta­ria y engreí­da, giren al cen­tro y a la dere­cha, o al nihi­lis­mo paso­ta, sien­do pocos los que se izquierdizan.
  8. Esta ten­den­cia dere­chi­za­do­ra es refor­za­da por la pro­le­ta­ri­za­ción de sec­to­res de la vie­ja y obso­le­ta peque­ña bur­gue­sía que no pue­den resis­tir la com­pe­ten­cia mun­dial ni los cre­cien­tes cos­tos de las nue­vas tecnologías.
  9. La cen­tra­li­za­ción y con­cen­tra­ción de capi­ta­les a esca­la mun­dial tam­bién tie­nen su peque­ño refle­jo en la bur­gue­sía vas­ca. El incre­men­to de los «nue­vos ricos» des­de la cri­sis de 2007 es cohe­ren­te con lo suce­di­do en otras cri­sis por­que esta es una de sus carac­te­rís­ti­cas menores.

El ter­cer blo­que de cam­bios es el que ata­ñe espe­cial­men­te a la vida coti­dia­na del pue­blo trabajador:

  1. Ya hemos habla­do del empo­bre­ci­mien­to, que tie­ne efec­tos demo­le­do­res sobre toda la coti­dia­nei­dad, y más cuan­do va uni­do a la pre­ca­ri­za­ción. Ambas redu­cen el tiem­po libre y pro­pio del que habla­re­mos des­pués, y que es el úni­co que nos per­mi­te cons­truir la libertad.
  2. La pre­ca­ri­za­ción de la exis­ten­cia requie­re un tra­to espe­cial, sobre todo cuan­do va uni­da al empo­bre­ci­mien­to. Ade­más de redu­cir el tiem­po libre, la pre­ca­rie­dad gene­ra inse­gu­ri­dad e incer­ti­dum­bre, temo­res que en ausen­cia de for­ma­ción polí­ti­ca refuer­za la sumi­sión al poder auto­ri­ta­rio por­que otor­ga segu­ri­dad, protege.
  3. La cla­se tra­ba­ja­do­ra glo­bal­men­te explo­ta­ble nece­si­ta aumen­tar su tiem­po de tra­ba­jo acep­tan­do explo­ta­cio­nes varias para man­te­ner sus con­di­cio­nes de vida siem­pre en retro­ce­so. La sobre­ex­plo­ta­ción direc­ta, en el cen­tro de tra­ba­jo sea asa­la­ria­do o no, y/​o indi­rec­ta, el esfuer­zo dia­rio de reci­cla­je, bus­car un empleo, etc., va ocu­pan­do todos los segun­dos de la existencia.
  4. Lógi­ca­men­te, si la sobre­ex­plo­ta­ción va ocu­pan­do todos los segun­dos de la vida coti­dia­na, esa inva­sión del tiem­po bur­gués –y fran­co­es­pa­ñol– es a cos­ta del tiem­po pro­pio, libre, del pue­blo tra­ba­ja­dor. Se con­fun­de el tiem­po libre con el ocio, con el tiem­po de recom­po­si­ción de la fuer­za de tra­ba­jo, con el tiem­po dedi­ca­do a tareas antes rea­li­za­das por los ser­vi­cios socia­les y públi­cos, con el tiem­po de tras­la­do de una explo­ta­ción a otra, etc. Este pro­fun­do error difi­cul­ta al máxi­mo la pra­xis de la liber­tad crí­ti­ca, que solo pue­de desa­rro­llar su enor­me poten­cial en el tiem­po propio.
  5. La sobre­ex­plo­ta­ción requie­re de las repre­sio­nes ade­cua­das a cada una de sus áreas de mate­ria­li­za­ción, La repre­sión, que aquí sim­pli­fi­ca­mos, es par­te de un pro­ce­so ascen­den­te, múl­ti­ple y que tien­de a la tota­li­dad. Lo que ocu­rre es que muchas de ellas son invi­si­bles por­que actúan en lo más ínti­mo, otras son jus­ti­fi­ca­das por el poder y por el refor­mis­mo, otras son nor­ma­li­za­das por la alie­na­ción y el feti­chis­mo, de modo que, al final, las men­tes sumi­sas y obe­dien­tes se nie­gan a rela­cio­nar el sufri­mien­to que pade­cen por las repre­sio­nes con la lógi­ca represora.
  6. La repre­sión cul­tu­ral es una de las más efec­ti­vas por­que la cul­tu­ra abs­trac­ta, pero bur­gue­sa y fran­co-espa­ño­la, es pre­sen­ta­da como demo­crá­ti­ca y tole­ran­te, aun­que en reali­dad se tra­ta de una gue­rra cul­tu­ral cen­tra­li­za­da estra­té­gi­ca­men­te por los Esta­dos espa­ñol y fran­cés, en estre­cha cone­xión con la indus­tria cul­tu­ra impe­ria­lis­ta. La gue­rra cul­tu­ral es par­te de la gue­rra psi­co­ló­gi­ca y eco­nó­mi­ca por­que el capi­ta­lis­mo ha hecho de su cul­tu­ra no solo una mer­can­cía sino tam­bién un arma opresora.
  7. Uno de los peo­res efec­tos de los cam­bios que esta­mos sufrien­do es el de la desin­te­gra­ción de los espa­cios de con­vi­ven­cia indi­vi­dual y colec­ti­va del pue­blo tra­ba­ja­dor. La desin­te­gra­ción de la coti­dia­nei­dad, de la vida en el barrio, de las rela­cio­nes fami­lia­res y en gru­po, por efec­to de los cam­bios des­cri­tos, supo­ne un arma pode­ro­sí­si­ma en manos del capi­tal. No hace fal­ta decir que la bur­gue­sía está libre de esta situa­ción por­que es ella mis­ma la que la pla­ni­fi­ca y apli­ca con­tra el pue­blo tra­ba­ja­dor, y espe­cial­men­te con­tra las muje­res que son las que sufren sus peo­res consecuencias.
  8. Un cam­bio que reco­rre a muchas socie­da­des impe­ria­lis­tas es que enve­je­ce su pobla­ción por razo­nes que sería lar­go de deta­llar. Cuan­do la bur­gue­sía recor­ta los dere­chos socia­les, las asis­ten­cias públi­cas, los sala­rios, etc., las per­so­nas de ter­ce­ra edad, las muje­res mayo­res, son las que más sufren, pero tam­bién las muje­res que tie­nen la tri­ple jor­na­da labo­ral –domés­ti­ca, asa­la­ria­da y de cui­da­dos – , todo lo cual tien­de a mul­ti­pli­car las ten­sio­nes y frus­tra­cio­nes coti­dia­nas: el con­ser­va­du­ris­mo social sale refor­za­do en estas cir­cuns­tan­cias si no es com­ba­ti­do en su mis­mo medio por la izquierda.
  9. La socie­dad capi­ta­lis­ta vas­ca pro­ba­ble­men­te ya habría esta­lla­do si los pro­ble­mas que hemos des­cri­tos actua­ran al des­nu­do, cru­da­men­te, pero hemos vis­to que esa socie­dad tie­ne meca­nis­mos inter­nos que anu­lan la crí­ti­ca y ocul­tan las razo­nes de la mise­ria real, ade­más del mie­do a la repre­sión. La teo­ría del feti­chis­mo es la que mejor expli­ca por qué no se suble­va el pue­blo explo­ta­do, por qué aguan­ta pasi­va­men­te limi­tán­do­se a votar cada cua­tro años y par­ti­ci­par en algu­na mani­fes­ta­ción lega­li­za­da al año. Pero la izquier­da des­co­no­ce la teo­ría del feti­chis­mo, que tam­bién es recha­za­da fron­tal­men­te por la bur­gue­sía por su radi­ca­li­dad explosiva.
  10. La izquier­da des­co­no­ce la teo­ría del feti­chis­mo de la mer­can­cía debi­do al aban­dono de las lec­cio­nes de la lucha revo­lu­cio­na­ria. Des­de la déca­da de 1970 has­ta la de 2000, apro­xi­ma­da­men­te, la izquier­da ha retro­ce­di­do acom­ple­ja­da ante las modas inte­lec­tua­les bur­gue­sas. En Eus­kal Herria sigue retrocediendo.

El cuar­to blo­que de cam­bios es pre­ci­sa­men­te el rela­cio­na­do con la domi­na­ción ideo­ló­gi­ca, teó­ri­ca y cul­tu­ral bur­gue­sa, ante la indi­fe­ren­cia del refor­mis­mo aber­tza­le por saber qué es y cómo fun­cio­na el capitalismo:

  1. La cla­se domi­nan­te es muy celo­sa de su mono­po­lio de la pro­duc­ción de ideo­lo­gía, de cul­tu­ra, de cien­cia, de saber en suma. El con­trol del sis­te­ma edu­ca­ti­vo es una prio­ri­dad para ella por razo­nes obvias. Este poder inte­lec­tual, eco­nó­mi­co y polí­ti­co, hace que las cien­cias socia­les estén dise­ña­das para ocul­tar la explo­ta­ción y legi­ti­mar al explotador.
  2. El tra­ba­jo con­jun­to de la indus­tria de la pro­pa­gan­da y de la indus­tria del saber bur­gués se lan­zó des­de media­dos de los años ochen­ta para des­pres­ti­giar todo lo que sona­ra a socia­lis­mo, cla­se obre­ra, etc., ofen­si­va que tam­bién lan­zó con­tra el pue­blo tra­ba­ja­dor vas­co. Uno de los obje­ti­vos cen­tra­les del ata­que era impo­ner la creen­cia de que no exis­te una lógi­ca mate­rial –la pro­duc­ción de plus­va­lía– que estruc­tu­ra la socie­dad capi­ta­lis­ta, que esta care­ce de cen­tro cohe­sio­na­dor –la acu­mu­la­ción de capi­tal – , que en reali­dad la socie­dad es un puz­le caó­ti­co de tro­zos que se agi­tan por sí mis­mos: si no exis­te una fuer­za que diri­ja la socie­dad inver­te­bra­da, enton­ces tam­po­co exis­te la lucha de clases.
  3. La opre­sión nacio­nal, la domi­na­ción polí­ti­co-cul­tu­ral de los Esta­dos fran­cés y espa­ñol, es la que dota de con­te­ni­do espe­cí­fi­co de mar­co nacio­nal de lucha de cla­ses a la fría lógi­ca de la acu­mu­la­ción de capi­tal que rige a nivel mun­dial. La lucha entre el tra­ba­jo y el capi­tal en Eus­kal Herria, que es la que dota de sen­ti­do real a la nación vas­ca, sin embar­go está ausen­te de las inquie­tu­des de la cas­ta inte­lec­tual refor­mis­ta y bur­gue­sa, y es muy débil den­tro del refor­mis­mo aber­tza­le. El refor­mis­mo espa­ñol no quie­re enfren­tar­se al hecho de que el capi­tal espa­ñol es él mis­mo el opre­sor nacio­nal y el refor­mis­mo aber­tza­le ha aban­do­na­do cual­quier crí­ti­ca del capi­tal en gene­ral por­que ello supo­ne cri­ti­car a la bur­gue­sía vas­ca en su con­jun­to, sobre todo a la peque­ña y media­na con la que sue­ña aliarse.
  4. La crí­ti­ca del capi­tal des­de la radi­ca­li­dad de la izquier­da aber­tza­le no se limi­ta a su natu­ra­le­za esta­tal sino tam­bién a que cues­tio­na la tota­li­dad de la civi­li­za­ción del capi­tal tal cual ope­ra en Eus­kal Herria, es decir, como civi­li­za­ción que des­tru­ye la nación vas­ca median­te la domi­na­ción fran­co-espa­ño­la. Es por esto que solo la izquier­da aber­tza­le pue­de recons­truir en su pra­xis revo­lu­cio­na­ria la cul­tu­ra popu­lar en su sen­ti­do pleno: el refor­mis­mo aber­tza­le no pue­de hacer­lo por­que ha asu­mi­do la ideo­lo­gía bur­gue­sa «pro­gre­sis­ta». Pon­ga­mos dos ejem­plos: EiTB como mues­tra de la cul­tu­ra bur­gue­sa y Gara como mues­tra de la «crí­ti­ca progresista».
  5. Los ins­tru­men­tos de domi­na­ción cul­tu­ral que tan rápi­da­men­te hemos resu­mi­do nos remi­ten siem­pre a los Esta­dos opre­so­res como cen­tra­li­za­do­res estra­té­gi­cos de las repre­sio­nes tal cual se expo­nen en este tex­to. La sis­te­má­ti­ca opo­si­ción de los Esta­dos, sea abier­ta o disi­mu­la­da según sus intere­ses, tie­ne como úni­co obje­ti­vo derro­tar al inde­pen­den­tis­mo socia­lis­ta. Las débi­les y no esen­cia­les pro­tes­tas del refor­mis­mo aber­tza­le en esta pro­ble­má­ti­ca cru­cial solo sir­ven para entur­biar y con­fun­dir las con­cien­cias del pue­blo trabajador.

Y el quin­to, y últi­mo, blo­que es el de los cam­bios en las fuer­zas socio­po­lí­ti­cas para ade­cuar­se a los cam­bios del capi­ta­lis­mo mun­dial y vasco:

  1. Las bur­gue­sías autóc­to­nas de Ipa­rral­de, Nafa­rroa y Vas­con­ga­das han opta­do deci­di­da­men­te por el capi­ta­lis­mo en su fase actual, mal lla­ma­da neo­li­be­ral, lo que refuer­za aún más su sim­bio­sis con los Esta­dos espa­ñol y fran­cés, pero tam­bién con la Unión Euro­pea, lo que es una reali­dad cua­li­ta­ti­va­men­te nue­va. Intro­du­ci­mos a las media­nas y la casi tota­li­dad de las peque­ñas bur­gue­sías en la mis­ma acep­ta­ción y sobre todo en la iden­ti­fi­ca­ción abso­lu­ta con la Unión Euro­pea. Esta es una de las razo­nes por las que el refor­mis­mo aber­tza­le no se atre­ve a cri­ti­car a la Unión Europea.
  2. Solo una muy redu­ci­da par­te de la peque­ña bur­gue­sía se ha resis­ti­do a no ser engu­lli­da por los can­tos de sire­na de la Unión Euro­pea, que es el «nue­vo dora­do» con el capi­tal ha dado excu­sas a las bur­gue­sías auto­no­mis­tas y regio­na­lis­tas, y al refor­mis­mo en todas sus gamas, para clau­di­car pre­ci­sa­men­te aho­ra cuan­do se recru­de­ce la cri­sis sistémica.
  3. En Hegoal­de las fuer­zas espa­ño­lis­tas están uni­das en la defen­sa de su Esta­do, aun­que varían lige­ra­men­te en los méto­dos: muy duros los del PP-UPN, duros por aho­ra los del PSOE que vol­ve­rán a ser sal­va­jes como otras veces cuan­do sea nece­sa­rio, e hipó­cri­tas y cíni­cos los de Pode­mos mien­tras que no ten­gan que salir abier­ta­men­te en defen­sa de Espa­ña. Sobre IU no mere­ce la pena hablar. El mito de la Unión Euro­pea les otor­ga una gran baza pro­pa­gan­dís­ti­ca y de poder, como se está demos­tran­do con la repre­sión des­ata­da con­tra Catalunya.
  4. Estas adap­ta­cio­nes a las nue­vas reali­da­des no son opor­tu­nis­tas ni pasa­je­ras, son incon­di­cio­na­les y abso­lu­tas como lo fue­ron ante­rior­men­te, en las fases capi­ta­lis­tas pre­ce­den­tes. La dife­ren­cia del aho­ra con res­pec­to al pasa­do es que aho­ra el capi­ta­lis­mo no con­ce­de ya ren­di­ja algu­na para las velei­da­des demo­cra­ti­cis­tas de las media­nas y peque­ñas bur­gue­sías de los Esta­dos débi­les, como lo ha demos­tra­do el caso de Gre­cia, y la situa­ción empeo­ra cua­li­ta­ti­va­men­te para estas frac­cio­nes de cla­se de la bur­gue­sía que no tie­nen Esta­do pro­pio que les pro­te­ja, como ocu­rre en estos días con Catalunya.

Los cin­co blo­ques expues­tos nos per­mi­ten, pese a su bre­ve­dad, expo­ner las siguien­tes ideas:

  1. A dife­ren­cia de la cri­sis del fran­quis­mo, de 1974 – 1978, la actual tie­ne con­te­ni­dos y for­mas nue­vas que, en con­tra de lo que cree el refor­mis­mo, con­fir­man la base teó­ri­ca dura de la izquier­da revo­lu­cio­na­ria y ade­más mues­tran cómo se están agu­di­zan­do las con­tra­dic­cio­nes capi­ta­lis­tas más allá de lo que se sos­pe­cha­ba que podría lle­gar a ser­lo hace un ter­cio de siglo. Des­de fina­les del siglo XIX que­da­ron cla­ras las tres dife­ren­cias abso­lu­tas entre refor­mis­mo dia­rio y pra­xis revo­lu­cio­na­ria, y des­de media­dos del siglo XX se han agu­di­za­do otras tres cri­sis que sepa­ran fron­tal­men­te al refor­mis­mo dia­rio con la pra­xis revolucionaria: 
    1. La socie­dad capi­ta­lis­ta vas­ca se sus­ten­ta sobre la explo­ta­ción social, opre­sión nacio­nal y domi­na­ción patriar­co-bur­gue­sa de la mujer tra­ba­ja­do­ra den­tro del capi­ta­lis­mo mun­dial. Las bur­gue­sías autóc­to­nas viven gra­cias a esa explo­ta­ción. La izquier­da revo­lu­cio­na­ria sos­tie­ne que la explo­ta­ción ver­te­bra la socie­dad, el refor­mis­mo sua­vi­za, rela­ti­vi­za la explo­ta­ción o inclu­so el refor­mis­mo más débil nie­ga direc­ta­men­te la exis­ten­cia de la explo­ta­ción. El refor­mis­mo nie­ga la teo­ría mar­xis­ta de la plus­va­lía, de la ley del valor, del valor, del capitalismo.
    2. La socie­dad capi­ta­lis­ta vas­ca se sus­ten­ta en la ocu­pa­ción mili­tar ejer­ci­da por los Esta­dos espa­ñol y fran­cés, con el apo­yo deci­si­vo de la OTAN y, a otra esca­la, de las fuer­zas repre­si­vas pres­ta­das por los pode­res deci­si­vos. La izquier­da revo­lu­cio­na­ria sos­tie­ne que el capi­ta­lis­mo vas­co es un capi­ta­lis­mo mili­ta­ri­za­do en su esen­cia, y sobre­vi­ve gra­cias a la vio­len­cia opre­so­ra direc­ta y/​o pre­ven­ti­va en la coti­dia­nei­dad del y con­tra el pue­blo tra­ba­ja­dor. El refor­mis­mo nie­ga esta reali­dad, esca­pán­do­se de todo deba­te al res­pec­to. El refor­mis­mo nie­ga la teo­ría mar­xis­ta del Esta­do, de la demo­cra­cia y de la violencia.
    3. La socie­dad capi­ta­lis­ta vas­ca se sus­ten­ta sobre la ideo­lo­gía bur­gue­sa, sobre su indi­vi­dua­lis­mo meto­do­ló­gi­co, sobre la lógi­ca for­mal, sobre la cas­ta inte­lec­tual asa­la­ria­da que fabri­ca las jus­ti­fi­ca­cio­nes de la «cien­cia social» fun­cio­na­les al capi­tal, sobre la indus­tria cul­tu­ral impe­ria­lis­ta expre­sa­da median­te EITB y otros medios regio­na­lis­tas… La izquier­da revo­lu­cio­na­ria sos­tie­ne que estos medios están idea­dos para ocul­tar y fal­sear las con­tra­dic­cio­nes socia­les. El refor­mis­mo cree que los medios y la ideo­lo­gía son más o menos «neu­tra­les», cree que las «cien­cias socia­les» no son bur­gue­sas sino «cien­tí­fi­cas», no entra al deba­te entre lógi­ca for­mal y lógi­ca dia­léc­ti­ca, entre idea­lis­mo y mate­ria­lis­mo. El refor­mis­mo nie­ga la teo­ría mar­xis­ta del cono­ci­mien­to, de la praxis.
    4. La socie­dad capi­ta­lis­ta vas­ca se sus­ten­ta sobre un capi­ta­lis­mo depre­da­dor, car­ni­ce­ro y con­su­mis­ta que mer­can­ti­li­za la vida y ha des­ata­do ya la sex­ta extin­ción de la vida en la his­to­ria del pla­ne­ta. Des­de media­dos del siglo XX y en espe­cial des­de la cri­sis de fina­les de los años sesen­ta, esta diná­mi­ca irra­cio­nal se ha dis­pa­ra­do de mane­ra incon­te­ni­ble, sobre todo con el impul­so polí­ti­co dado por el impe­ria­lis­mo a la libe­ra­li­za­ción total del capi­tal finan­cie­ro, espe­cu­la­ti­vo y fic­ti­cio des­de la mitad de la déca­da de 1980, para des­atas­car la cri­sis ini­cia­da vein­te años antes. La izquier­da revo­lu­cio­na­ria sos­tie­ne que esta deri­va eco­ci­da sur­ge de la esen­cia del modo de pro­duc­ción capi­ta­lis­ta y se sos­tie­ne en ella, de mane­ra que el pre­sen­te y el futu­ro de Eus­kal Herria es par­te de este des­qui­cia­mien­to, lo que hace urgen­te la lucha radi­cal con­tra el eco­ci­dio coti­diano. El refor­mis­mo sua­vi­za esta tra­ge­dia, o se esca­pa de ella ate­mo­ri­za­do de que la lucha radi­cal con­tra la sex­ta extin­ción le supon­ga pér­di­da de votos. El refor­mis­mo supe­di­ta así el valor eman­ci­pa­dor de la cien­cia-crí­ti­ca al posi­bi­lis­mo electoralista.
    5. La socie­dad capi­ta­lis­ta vas­ca se sos­tie­ne sobre la agu­da dife­ren­cia y opo­si­ción, y ape­nas algu­nas con­tra­dic­cio­nes secun­da­rias, entre el poder polí­ti­co del capi­tal finan­cie­ro mun­dia­li­za­do y el poder polí­ti­co de la Unión Euro­pea como área de acu­mu­la­ción del capi­tal finan­cie­ro euro­peo y de los sobre­be­ne­fi­cios que obtie­ne con el euro­im­pe­ria­lis­mo. Las bur­gue­sías autóc­to­nas asu­men la Unión Euro­pea y la OTAN como nece­si­da­des insus­ti­tui­bles para ellas, y por tan­to a los Esta­dos espa­ñol y fran­cés sub­su­mi­dos en la Unión Euro­pea. La izquier­da revo­lu­cio­na­ria sos­tie­ne que la cau­sa de estas nue­vas cade­nas no es otra que la ley obje­ti­va a la cen­tra­li­za­ción y con­cen­tra­ción de capi­ta­les, lo que impo­si­bi­li­ta cual­quier tesis refor­mis­ta de que la inde­pen­den­cia bur­gue­sa es posi­ble: no lo es ni inclu­so fue­ra de la Unión Euro­pea por­que la mun­dia­li­za­ción de la ley del valor y la obje­ti­vi­dad de la ley de con­cen­tra­ción y cen­tra­li­za­ción de capi­ta­les lo impi­den. La izquier­da revo­lu­cio­na­ria sos­tie­ne que la inde­pen­den­cia solo es posi­ble sobre la base de un poder popu­lar diri­gi­do al socia­lis­mo. El refor­mis­mo recha­za todo deba­te sobre la Unión Euro­pea por­que sabe que su con­clu­sión es úni­ca: defen­der des­de aho­ra la sali­da inme­dia­ta de la Unión Europea.
    6. Por últi­mo, la socie­dad capi­ta­lis­ta vas­ca se basa en el papel cen­tral del mili­ta­ris­mo impe­ria­lis­ta como úni­ca sali­da extre­ma del capi­tal a su cri­sis. La posi­bi­li­dad de una catas­tró­fi­ca esca­la­da béli­ca incon­tro­la­ble es mayor aho­ra que hace seten­ta años. La indus­tria vas­ca de arma­men­to es muy impor­tan­te y está intere­sa­da en que, como míni­mo, de man­ten­ga la actual ten­sión caó­ti­ca. La izquier­da revo­lu­cio­na­ria sos­tie­ne que la mili­ta­ri­za­ción del capi­tal empe­zó ya con el siglo XVIII, que va uni­da al Esta­do y a la acu­mu­la­ción de capi­tal, y que se acre­cien­ta con la suce­sión de cri­sis. El refor­mis­mo se encuen­tra tam­bién atra­pa­do en sus incon­gruen­cias cuan­do se enfren­ta a esta reali­dad: ¿cómo com­ba­tir­la? El paci­fis­mo elec­to­ra­lis­ta ha fra­ca­sa­do siempre.
  2. Las lec­cio­nes acu­mu­la­das en las expe­rien­cias de Que­bec, del Plan Iba­rretxe en la CAV, de Gre­cia, de Esco­cia y aho­ra mis­mo de Cata­lun­ya, son con­clu­yen­tes. Todas ellas han sur­gi­do en el capi­ta­lis­mo impe­ria­lis­ta: Cana­dá y la Unión Euro­pea, y a lo lar­go del ciclo de cam­bios que aquí ana­li­za­mos, por lo que sus lec­cio­nes son válidas: 
    1. El capi­ta­lis­mo dis­po­ne de medios de alie­na­ción, coop­ta­ción y repre­sión sufi­cien­tes como para rom­per la ini­cial uni­dad inter­cla­sis­ta, sepa­rar a los sec­to­res bur­gue­ses de los obre­ros y popu­la­res, sobor­nar y ate­mo­ri­zar a los pri­me­ros y des­ilu­sio­nar, divi­dir y ate­mo­ri­zar a los segun­dos. El capi­ta­lis­mo tie­ne una cohe­ren­cia inter­na que impo­ne la dis­ci­pli­na a las media­nas y peque­ñas bur­gue­sías que, por razo­nes dife­ren­tes, quie­ren cons­truir sus pro­pios Esta­dos, demos­trán­do­les que para ellas es mejor man­te­ner­se den­tro de los Esta­dos domi­nan­tes, que arries­gar­se a la fuga de capi­ta­les y a la lucha de cla­ses interna.
    2. El refor­mis­mo aber­tza­le se enfren­ta a una situa­ción que había nega­do y que sigue negan­do: la exis­ten­cia de un capi­ta­lis­mo con una impla­ca­ble dis­ci­pli­na inter­na­cio­nal que hace que las bur­gue­sías débi­les acep­ten su lugar en la jerar­quía impe­ria­lis­ta. El refor­mis­mo aber­tza­le no pue­de basar­se en estos ejem­plos para inten­tar demos­trar la razón de su deri­va y tam­po­co pue­de recu­rrir al ejem­plo de Irlan­da y del IRA por­que allí sí se logró un acuer­do como garan­tía de futu­ros pasos –al mar­gen aho­ra de otras valo­ra­cio­nes crí­ti­cas más exten­sas que supe­ran los lími­tes de este tex­to – , mien­tras que aquí no se ha con­se­gui­do ni siquie­ra algo leja­na­men­te pare­ci­do a los Acuer­dos de Vier­nes Santo.
  3. La agu­di­za­ción de estas y otras con­tra­dic­cio­nes mar­can una nue­va inten­si­dad en el deve­nir capi­ta­lis­ta. Como suce­de en estos casos, la des­orien­ta­ción gol­pea con dure­za a la izquier­da, sobre todo si es dog­má­ti­ca, de mane­ra que un gran sec­tor de ella gira más o menos rápi­da­men­te al refor­mis­mo, otro sec­tor más redu­ci­do se enro­ca en su dog­ma­tis­mo y solo un sec­tor muy redu­ci­do se esfuer­za por com­pren­der qué ha sucedido: 
    1. El refor­mis­mo aber­tza­le no ha podi­do ni que­ri­do enfren­tar­se a los cam­bios des­cri­tos. No que­re­mos per­der aho­ra tiem­po repi­tien­do lo que lle­va­mos dicien­do en los últi­mos años: des­de media­dos de los años noven­ta, bajo los gol­pes repre­si­vos con­tra el «entorno civil», tras el hun­di­mien­to de la URSS y las modas post, se ini­ció el giro refor­mis­ta impa­ra­ble has­ta aho­ra, con la ren­di­ción de armas al impe­ria­lis­mo, con el aban­dono a su suer­te de mucha mili­tan­cia encar­ce­la­da y exila­da, y con la pró­xi­ma liqui­da­ción defi­ni­ti­va a peti­ción de la lla­ma­da «socie­dad civil».
    2. El dog­ma­tis­mo aber­tza­le se ha que­da­do ancla­do en la año­ran­za de un pasa­do heroi­co que debe­mos asu­mir y hon­rar, pero que debe ele­var­se a la altu­ra de las nue­vas tareas tras bucear crí­ti­ca y auto­crí­ti­ca­men­te en los cam­bios que se están pro­du­cien­do. Pro­du­ce tris­te­za ver cómo este dog­ma­tis­mo ape­nas se auto­crí­ti­ca, recha­za todo inten­to de actua­li­za­ción, ve con des­con­fian­za la irrup­ción del poder juve­nil y tie­ne difi­cul­ta­des para evi­tar el per­so­na­lis­mo dirigista.
    3. La izquier­da aber­tza­le que no ha sido fago­ci­ta­da por el sis­te­ma se enfren­ta a la urgen­cia de conec­tar con la nue­va mili­tan­cia joven for­ma­da en la últi­ma déca­da, jus­to cuan­do se ini­ció el giro al refor­mis­mo. Por un lado, la izquier­da crí­ti­ca se esfuer­za por inves­ti­gar qué suce­de y por­qué, y cómo poner esos cono­ci­mien­tos a dis­po­si­ción de las nue­vas luchas; y por el otro lado, la nue­va mili­tan­cia vive ya en un mun­do coti­diano mar­ca­do por los cam­bios des­cri­tos, con un pre­sen­te y con una pers­pec­ti­va de futu­ro cada día más difí­cil de enten­der para el refor­mis­mo y para la izquier­da dog­má­ti­ca, que enve­je­ce men­tal­men­te día a día.
  4. La izquier­da aber­tza­le en su con­jun­to, el sec­tor dog­má­ti­co y el crí­ti­co, se enfren­ta al mayor peli­gro de todos: no supe­rar sus pro­pios fan­tas­mas. Que­re­mos decir que la urgen­te nece­si­dad de cons­truir la orga­ni­za­ción revo­lu­cio­na­ria está sufrien­do retra­sos injus­ti­fi­ca­bles tan­to por la tar­dan­za en estu­diar los cam­bios que se están pro­du­cien­do y lan­zar alter­na­ti­vas revo­lu­cio­na­rias, cosa a la que ha renun­cia­do el refor­mis­mo aber­tza­le; como por la repe­ti­ción de for­mas de actuar lógi­ca­men­te recha­za­das por la juven­tud mili­tan­te y por sec­to­res de mili­tan­cia con expe­rien­cia que con razón se nie­gan a repe­tir erro­res dañinos.
  5. Con­clu­yen­do, hace alre­de­dor de dos años pusi­mos la fecha de 2017 como el pla­zo máxi­mo para dar con­te­ni­do y for­ma a la nue­va orga­ni­za­ción revo­lu­cio­na­ria. Es incues­tio­na­ble que hemos avan­za­do en algu­nas cues­tio­nes, pero tam­bién ha habi­do estan­ca­mien­tos y retro­ce­sos en otras que nos están hacien­do per­der el tiem­po, que nos están marean­do y des­orien­tan­do, y que debe­mos supe­rar cuan­to antes.

Petri Reka­ba­rren

30 de octu­bre de 2017

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