En todo el mundo en el mes de marzo hay una fecha muy marcada en el calendario del movimiento revolucionario, el día 8, jornada mundial de la mujer trabajadora, pero en Euskal Herria, además, añadimos el día 3, aniversario de la matanza de obreros en Gasteiz a manos de la policía española en 1976.
Son muchas las lecciones que debemos extraer de aquel luctuoso 3 de marzo de 1976. Los trabajadores vascos y sus numerosos familiares que estaban celebrando una asamblea en el interior de la iglesia de Zaramaga, no eran personas que estuviesen practicando la lucha armada. No respondían a ninguna convocatoria de ningún colectivo armado. Eran lisa y llanamente Pueblo Trabajador Vasco defendiendo unos derechos laborales que como trabajadores les correspondían. Pero la respuesta del Estado español a esas justas reivindicaciones fue la violencia reaccionaria y una receta «a base de plomo» que ocasionó cinco asesinados y decenas de personas heridas. En ese sentido quedó claro que nadie está libre de la violencia del Estado capitalista, aunque no sea participe en una estrategia armada. Esta violencia está siempre presta a caer sobre un pueblo que lucha ya sea con las armas en la mano ya sea a través de otros métodos de lucha. Lo que el Estado teme es que los y las oprimidas se organicen y luchen.
Cuarenta y dos años después de los acontecimientos sangrientos de Zaramaga, la impunidad ha estado presente en todo momento. Ningún cargo político, ningún responsable policial ni ningún «número» de la entonces Policía Armada española ha tenido que dar cuenta de este auténtico crimen de Estado. Quienes tanto hablan de relato y reparación, parecen tener lagunas en la memoria y no parece que en ese «relato» tengan cabida estos cinco trabajadores vascos asesinados por el Estado.
Y decimos «Estado» porque aquel Estado español de 1976 y este Estado español de 2018 son básicamente el mismo. Tras un toque de barniz y mucha auto propaganda a través de unos medios de incomunicación que trabajan para hacernos creer que aquel Estado era dictatorial y este democrático, lo cierto es que los mismos derechos (nacionales y sociales) que se reprimían en 1976 se siguen reprimiendo hoy día y la misma receta que usaron (la violencia reaccionaria) la continúan usando hoy, teniendo en cuenta las diferentes violencias de las que es capaz de ejercer el Estado capitalista.
En ese sentido creemos necesario recordar los hechos de Gasteiz de 1976, saber comprenderlos como un episodio de la lucha de nuestro pueblo en pos de una Euskal Herria independiente y socialista, y comprender que los cinco trabajadores asesinados fueron víctimas del salvajismo del Estado en pos de continuar con su dominación nacional y social. Es la violencia de la burguesía en defensa de sus privilegios, que se garantizan en esa España «unida» y «capitalista».
Este año además el día 8 de marzo tenemos un día diferente al de otras veces. Las mujeres trabajadoras organizadas a través del mundo convocan una huelga feminista.
No se trata de un gesto hacia la galería. Se trata de volver a darle al 8 de marzo su auténtico sentido, que es ni más ni menos una fecha de combate en pos de la igualdad de género en todos los campos de la vida, tanto laborales, como afectivos o de otras índoles.
La mujer trabajadora sufre una triple opresión. Nacional, de clase y de género. Y estamos hartas. Estamos hartas porque son demasiadas mujeres asesinadas por el terrorismo machista. Demasiadas mujeres agredidas, discriminadas, ninguneadas, usadas como mano de obra barata o gratuita por el Estado, el patrón e incluso la pareja. Y esta huelga debe ser un ¡basta ya!, un puñetazo en la mesa a ese patrón, pareja o Estado machista que paga menos salarios, agrede e incluso llega a asesinar a una mujer por el mero hecho de ser mujer. Un Estado capitalista que permite y desarrolla la trata de mujeres, que permite y hasta llega a regular la prostitución en tanto que un negocio muy lucrativo que mueve millones de euros. Esta huelga es una lucha contra el sistema capitalista, contra el sistema racista, clasista y heteropatriarcal, es una lucha revolucionaria que debemos apoyar.
Por eso, Boltxe Kolektiboa llama a participar de las convocatorias tanto por el 3 como el 8 de marzo, en el camino hacia ese Estado vasco, socialista y feminista por el que apostamos.
<em>Boltxe Kolektiboa</em>
28 de febrero de 2018