Anto­nio Maceo fren­te al autonomismo

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Es real que nin­gu­na figu­ra del inde­pen­den­tis­mo cubano des­co­lló tan­to como Mar­tí en la com­pren­sión del fenó­meno auto­no­mis­ta. No hubo quien lo com­ba­tie­ra con tan­ta recu­rren­cia e inten­si­dad, ni quien lo enfren­ta­ra con tan­to sen­ti­do de la tác­ti­ca y la estra­te­gia polí­ti­ca en pos de la cau­sa revo­lu­cio­na­ria y de la Repú­bli­ca que que­ría fun­dar y cons­truir. Pero no sólo José Mar­tí, sino tam­bién otras rele­van­tes figu­ras del inde­pen­den­tis­mo cubano y los que aca­ri­cia­ban el mis­mo ideal, tan­to en la mani­gua como en la emi­gra­ción, fue­ron tam­bién pro­ta­go­nis­tas del encar­ni­za­do enfren­ta­mien­to entre el inde­pen­den­tis­mo y el auto­no­mis­mo, que tuvo lugar en la segun­da mitad del siglo XIX.

Antonio Maceo, como representante de los sectores populares, adoptó una posición contraria, pero a la vez estratégica desde el punto de vista político, con respecto a los autonomistas. Ya desde la histórica protesta de Baraguá, había dejado claro cuál era su parecer respecto a cualquier paliativo que no significase la independencia absoluta. Conocía la contumacia del gobierno español y no se detendría a suplicar ningún tipo de limosna a la Metrópoli. Para él solo había un camino para Cuba, luchar con denuedo por su definitiva constitución histórica con las armas empuñadas; así lo dejó plasmado años después en una de sus cartas al coronel Federico Pérez Carbó:

De Espa­ña jamás espe­ré nada; siem­pre nos ha des­pre­cia­do, y sería indigno que se pen­sa­se en otra cosa. La liber­tad se con­quis­ta con el filo del mache­te, no se pide, men­di­gar dere­chos es pro­pio de cobar­des inca­pa­ces de ejer­ci­tar­los […] Anto­nio Maceo: Car­ta a Arca­dio Ley­te Vidal, Kings­ton, 16 de agos­to de 1879, en Ideo­lo­gía polí­ti­ca. Car­tas y otros docu­men­tos, Edi­to­rial de Cien­cias Socia­les, La Haba­na, 1998, t. 1, p. 104.

También en unas de sus misivas dirigida a Arcadio Leyte Vidal, criticó a los que con candidez aguardaban las ansiadas reformas, quedando «desengañados al ver el largo tiempo transcurrido sin haber obtenido nada absolutamente…»<span class="fn"> Antonio Maceo: Carta a Fernando Figueredo Socarrás, Puerto Cortés, 16 de diciembre de 1883, ibídem, p. 189.</span>.

Pero Maceo, al igual que Martí, anidó el criterio de consentir a los autonomistas que decidieran unirse al torrente revolucionario, pues por encima de los sinsabores existentes, eran por igual cubanos que sufrían la explotación colonial. Asimismo, acarició la idea de que muchos de ellos eran de vital importancia para la causa independentista por sus virtudes intelectuales y patriotismo, y hasta en su momento confió en que con el paso del tiempo estarían unidos, junto a él, en las filas emancipadoras. Ya en 1883, en una carta dirigida el 16 de diciembre a Fernando Figueredo Socarrás, había lanzado la siguiente interrogante: «¿No podemos envolver a los autonomistas en nuestros principios de independencia? ¿No habrá medio de lanzarlos a la lucha armada?»<span class="fn"> Antonio Maceo: Carta a Fernando Figueredo Socarrás, Puerto Cortés, 16 de diciembre de 1883, ibídem, p. 189.</span>.

De la misma forma, tres años más tarde, Maceo hizo énfasis en que los revolucionarios debían, para bien de la causa común, asegurar la incorporación a las filas independentistas de los autonomistas y que había que dar «tiempo al tiempo», sin ser «impacientes en la espera», pues «ningún cubano» era «español de corazón». Resaltaba que entre los autonomistas había «hombres de ciencia, saber y cultura; muchos con probidad y virtuosas dotes de patriotismo» que probarían «más y más llegada la hora feliz» de la «lucha redentora»<span class="fn"> Antonio Maceo: Carta a José A. Rodríguez, Kingston, 1 de noviembre de 1886, en José. A Portuondo: <em>op. cit.</em>, pp. 88-90.</span>.

A similitud de los criterios del Apóstol, Maceo sostuvo que el Partido Autonomista debía su existencia a la revolución independentista, al respecto señalaba: «Ellos deben su existencia política al Partido Independiente y se sostienen a nuestro calor… ¿Qué sería del Partido Autonomista, si no existiera el nuestro?»<span class="fn"> Ibídem, p. 88.</span>.

Sin embargo, una de las diferencias entre Martí y Maceo radicó en el nivel de comprensión sobre el problema autonomista. Al inicio, el Titán erró al pensar que los autonomistas, al igual que los revolucionarios, querían la independencia, así lo manifestó en su carta a José A. Rodríguez<span class="fn"> Director de <cite>El Imparcial</cite> y General, compañero de Maceo en la Guerra Grande. En esos momentos se encontraba en New York.</span> el 1 de noviembre de 1886:

[…] pero enten­die­ron que era nece­sa­rio reco­ger nues­tra ban­de­ra, ente­rra­da en el Zan­jón, y no sien­do ellos de armas tomar, adop­ta­ron ese medio, con la pers­pec­ti­va de una nue­va con­tien­da, cre­yén­do­la segu­ra, para sos­te­ner en jaque a nues­tros contrarios…
[…] quie­ren, como noso­tros la inde­pen­den­cia de Cuba, y ansían el triun­fo de nues­tra revo­lu­ción y aman las liber­ta­des patrias […] José Anto­nio Por­tuon­do: op. cit., p. 89..

No obstante, en la misma carta se percibe que Maceo aprecia con claridad la inviabilidad de la solución autonómica para la realidad imperante en la Isla, donde sus ilusos exponentes se encontraban «rodeados de bayonetas e inconvenientes»<span class="fn"> Ibídem.</span>, sin optar por la insurrección armada, único remedio verdadero en dicha coyuntura.

Igualmente señalaba en la misiva, que antes de que los autonomistas se unieran a las filas irredentistas era probable la repetición, por miedo a España, de su actitud contraria a la revolución, como la habían hecho en 1879. En esto no se equivocó, pues esa fue la actitud de los autonomistas frente a los distintos intentos redentores que se produjeron durante la Tregua Fecunda, así como en el transcurso de la Guerra Necesaria que se inició en 1895.

Maceo transitó hacia una posición menos flexible en relación a los autonomistas, al comprobar que estos no deponían su actitud antirrevolucionaria, y su proespañolismo se hacía cada vez más lacerante. De esta forma, enérgico como solía serlo, no escatimó, llegado el momento, fuerzas para combatir el autonomismo, y manifestó que este se encontraba plagado de servidumbre colonial. A sus miembros los calificó de contrarios a lo «[…] proclamado en Yara, a nuestro decoro, antecedentes y necesidades públicas»<span class="fn"> Citado por Mildred de la Torre Molina en <em>op. cit.</em>, p. 222.</span>.[

La radicalidad de Maceo frente a esta corriente se hizo visible de nuevo el 19 de mayo de 1894, en una carta dirigida a su abogado en Cuba y antiguo independentista Antonio Zambrana<span class="fn"> El dr. Antonio Zambrana Vázquez era apoderado de Maceo; fue miembro de la Asamblea de Guáimaro en 1869, se afilió al Partido Autonomista en 1886,  y electo Diputado en 1887, fue rechazada su acta por no ser considerado español.</span>, donde le comunicó su terminación ante la representación de sus pequeños intereses en la Isla, entre otras cuestiones, por haberse unido a los autonomistas: «Circunstancia que espero ponga fuera de duda pública mi decoro personal y la dignidad cubana, mancillada ésta por esos tránsfugas de nuestra causa»<span class="fn"> Antonio Maceo: Carta a Antonio Zambrana, San José, 19 de mayo de 1894, <em>op. cit.</em>, t. 1, p. 341.</span>.

Ya de nuevo en los campos de Cuba, después de una larga espera, Maceo, ducho en las ya manidas intenciones de doblegar a los mambises con promesas de reformistas, ordenó a José Miró Argenter, Jefe de su Estado Mayor General, el 21 de abril de 1895:<br/><blockqote></blockqote>

[…] ten­go noti­cias de que el gene­ral Mar­tí­nez Cam­pos pien­sa poner en jue­go toda la astu­cia de que dis­po­ne a mara­vi­llas, para enta­blar con­fe­ren­cias con el pro­pó­si­to de lle­var­nos al deni­gran­te con­tu­ber­nio de un nue­vo Zan­jón man­chan­do así, ante el jui­cio sereno de la His­to­ria, la hon­ra­dez de los bue­nos patrio­tas y los esfuer­zos supre­mos por la san­ta cau­sa de la inde­pen­den­cia cuba­na; y como quie­ra que debe­mos estar pre­ve­ni­dos ante tales inten­cio­nes, por extre­mo bochor­no­sas si las acep­tá­ra­mos he juz­ga­do con­ve­nien­te mani­fes­tar­le que, según orden que ya debe obrar en su poder, sea ahor­ca­do todo emi­sa­rio del gobierno, penin­su­lar o cubano, que se pre­sen­te con pro­po­si­cio­nes de paz…; que nues­tro lema es la inde­pen­den­cia o la muer­te: yo asu­mo toda la res­pon­sa­bi­li­dad his­tó­ri­ca de la orden dic­ta­da Anto­nio Maceo: Car­ta a José Miró Argen­ter, Cuar­tel Gene­ral en Cam­pa­ña, 21 de abril de 1895, op. cit., t. 2, pp. 16 – 17..

Elier Ramí­rez Cañedo

20 de agosto de 2018

Fuente: <a href="https://dialogardialogar.wordpress.com/2018/08/20/antonio-maceo-frente-al-autonomismo/" rel="nofollow" target="_blank"><img class="extlink-icon" src="http://www.google.com/s2/favicons?domain=dialogardialogar.wordpress.com" style="display: inline-block; padding-right: 4px;"/>https://dialogardialogar.wordpress.com/2018/08/20/antonio-maceo-frente-al-autonomismo/</a>
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