El camino hacia la libe­ra­ción de Palestina

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El gran líder mar­xis­ta pales­tino Geor­ge Habash solía afir­mar que el camino hacia la libe­ra­ción de Pales­ti­na pasa­ba por las capi­ta­les de todos los Esta­dos árabes.

Duran­te déca­das, Habash fue el líder del Fren­te Popu­lar para la Libe­ra­ción de Pales­ti­na (PFLP), que se man­tu­vo influ­yen­te en ese par­ti­do polí­ti­co pales­tino has­ta su muer­te en 2008. Su pen­sa­mien­to fue pro­duc­to del aná­li­sis del PFLP de que las masas pales­ti­nas enfren­tan una tri­ple ame­na­za, entre los que des­ta­ca­ban los regí­me­nes ára­bes. La reali­dad de la per­se­cu­ción, la cen­su­ra y el encar­ce­la­mien­to que el PFLP a menu­do enfren­tó den­tro de esos Esta­dos lle­vó a sus cua­dros a adop­tar esta postura.

Como lo expre­só el por­ta­voz del PFLP, Ghas­san Kana­fa­ni, en su ensa­yo sobre la revuel­ta de 1936, estos tres enemi­gos fue­ron y siguen sien­do: «el lide­raz­go reac­cio­na­rio local; los regí­me­nes en los Esta­dos ára­bes que rodean a Pales­ti­na; y el enemi­go impe­ria­lis­ta-sio­nis­ta ». Este con­jun­to de enemi­gos que los pales­ti­nos enfren­tan en par­te expli­ca la difi­cul­tad de la lucha por la liberación.

Aun­que el ensa­yo de Kana­fa­ni se publi­có por pri­me­ra vez en inglés en 1972, muy poco ha cam­bia­do des­de enton­ces. La «direc­ción reac­cio­na­ria local» aho­ra está repre­sen­ta­da por la Auto­ri­dad Pales­ti­na (AP), una cla­se que se ha bene­fi­cia­do y cola­bo­ra con las fuer­zas de ocu­pa­ción israe­líes. El «enemi­go impe­ria­lis­ta-sio­nis­ta» tam­bién se man­tie­ne en su lugar: Israel está res­pal­da­do por sus defen­so­res euro­peos, y espe­cial­men­te esta­dou­ni­den­ses, polí­ti­cos, finan­cie­ros y militares.

Final­men­te, tene­mos los regí­me­nes ára­bes. Apar­te de algu­nas excep­cio­nes oca­sio­na­les (y poco con­fia­bles), los Esta­dos ára­bes nun­ca han sido alia­dos de la lucha pales­ti­na. Hoy más que nun­ca, las dic­ta­du­ras ára­bes con­vi­ven con Israel.

Israel ha inten­ta­do duran­te déca­das, con diver­sos gra­dos de éxi­to, cul­ti­var víncu­los secre­tos con las dic­ta­du­ras ára­bes monár­qui­cas en el Gol­fo. A pesar de que los pue­blos del mun­do ára­be se opo­nen de mane­ra abru­ma­do­ra a Israel (los pue­blos ori­gi­na­rios nun­ca van a ser bien­ve­ni­dos por un Esta­do de Apartheid y de colo­nos racis­tas), estos regí­me­nes no son de nin­gu­na mane­ra res­pon­sa­bles ante sus poblaciones.

En el pasa­do, algu­nos regí­me­nes ára­bes hicie­ron un cier­to cálcu­lo para des­ha­cer­se de actos sim­bó­li­cos de soli­da­ri­dad con Pales­ti­na para apa­ci­guar a las masas. En los últi­mos años, sin embar­go, gran par­te de esto ha ido por el camino. Des­de la serie de levan­ta­mien­tos popu­la­res por la demo­cra­cia en el mun­do ára­be que comen­za­ron a fines de 2010 y con­ti­nua­ron has­ta 2011, Ara­bia Sau­di­ta, en par­ti­cu­lar, ha renun­cia­do a cual­quier pre­ten­sión o apa­rien­cia para bene­fi­ciar o apo­yar a la cau­sa palestina.

La alian­za sau­dí-israe­lí es aho­ra tan abier­ta que la pri­me­ra ha hecho todo lo posi­ble por abrir una emba­ja­da en Tel Aviv, o inclu­so en Jeru­sa­lén, a la velo­ci­dad que está pasan­do. Otras dic­ta­du­ras del gol­fo han segui­do su ejemplo.

El vie­jo aná­li­sis de Habash de que la libe­ra­ción de Pales­ti­na ten­drá que pasar por las capi­ta­les ára­bes pare­ce más pro­fé­ti­co que nunca.

La alian­za sau­dí-israe­lí ha ani­ma­do a otros dic­ta­do­res ára­bes del Gol­fo a mani­fes­tar­se más abier­ta­men­te, reve­lan­do sus alian­zas con Israel. En los últi­mos meses se ha vis­to: el sul­tán de Omán aco­gió al pri­mer minis­tro racis­ta de Israel, Ben­ja­min Netan­yahu, en el país, la reve­la­ción de que Israel ayu­dó a los sau­díes a espiar a Jamal Khashog­gi (que segu­ra­men­te con­tri­bu­yó a su ase­si­na­to) y la reve­la­ción que hizo el jefe mili­tar israe­lí Gadi Eizen­kot Dos visi­tas secre­tas a los Emi­ra­tos Ára­bes Uni­dos (EAU) en noviembre.

Inclu­so Qatar se ha esta­do coque­tean­do con Israel, finan­cian­do a algu­nas de las orga­ni­za­cio­nes sio­nis­tas esta­dou­ni­den­ses de más extre­ma dere­cha por una suma de cien­tos de miles de dóla­res. Tam­bién se ha ren­di­do ante las deman­das israe­líes de que una impor­tan­te pelí­cu­la encu­bier­ta de su uni­dad de inves­ti­ga­ción sea archi­va­da per­ma­nen­te­men­te (afor­tu­na­da­men­te la pelí­cu­la se ha fil­tra­do en línea).

La últi­ma con­fa­bu­la­ción de este tipo es el minis­tro de rela­cio­nes exte­rio­res de Bah­réin que defien­de el reco­no­ci­mien­to de Jeru­sa­lén por par­te de Aus­tra­lia como la capi­tal de «Israel», en un tweet en ára­be, no menos. Estos regí­me­nes se están vol­vien­do más auda­ces y más des­agra­da­bles. Por supues­to, nin­guno de ellos res­pe­ta los dere­chos huma­nos bási­cos de sus pro­pias pobla­cio­nes, por lo que no es una sor­pre­sa que dese­chen a los pales­ti­nos a la pri­me­ra oportunidad.

El régi­men racis­ta israe­lí impo­ne una dic­ta­du­ra mili­tar a millo­nes de pales­ti­nos en toda la Fran­ja de Gaza sitia­da y la ocu­pa­da Cis­jor­da­nia, y un régi­men de apartheid en todos los pales­ti­nos del mun­do. El sio­nis­mo es, pues, una ideo­lo­gía y prác­ti­ca fun­da­men­tal­men­te anti­de­mo­crá­ti­ca. El sio­nis­mo y las dic­ta­du­ras en toda la región son, en muchos sen­ti­dos, un ajus­te natu­ral entre sí.

A pesar de todas las men­ti­ras y men­ti­ras de Israel acer­ca de ser «la úni­ca demo­cra­cia en el Medio Orien­te», en reali­dad tie­ne una lar­ga his­to­ria de finan­ciar, armar y apo­yar a las dic­ta­du­ras en todo el mun­do, y no solo en la región. En gran par­te, esto era una fun­ción de su esta­tus de pie­za fun­da­men­tal y cola­bo­ra­dor con el impe­ria­lis­mo esta­dou­ni­den­se. Sin duda, esto ayu­da a expli­car por qué, duran­te la Gue­rra Fría, Israel armó escua­dro­nes de la muer­te lati­no­ame­ri­ca­nos de dere­cha y car­te­les de la droga.

Sin embar­go, tam­bién hay una razón más bási­ca: la super­vi­ven­cia del régi­men. Un régi­men sin legi­ti­mi­dad popu­lar es un régi­men cuyos días están con­ta­dos, his­tó­ri­ca­men­te hablan­do. La demo­cra­cia genui­na en la región sería una ame­na­za para el régi­men israelí.

Asa Wins­tan­ley

22 de diciem­bre de 2018

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[Tra­duc­ci­do por Pales​ti​na​li​bre​.org]

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