A raíz de la presentación de la Gazte Koordinadora Sozialista y de la reacción dada por sextores cercanos a Sortu hemos recogido las respuestas a la carta publicada en Gara (que también reproducimos al final) por Eneko Comains al respecto
En respuesta a Eneko Compains
Tras leer con atención el artículo de Eneko Compains «Gaztetxes y lucha obrera. Sobre el naciente izquierdismo en la Euskal Herria de hoy» me dispongo a contestar con algunas de las reflexiones que se me han venido a la cabeza. Reconozco, pero, que la profundidad del artículo puede que no esté a la altura, pero a veces hay que dar rienda suelta a los impulsos de plasmar las ideas en un papel. Desde el respeto militante y desde la convicción de que la lucha de las ideas se debe visibilizar en debates como estos, entiendo la crítica política como un elemento imprescindible para avanzar y profundizar en la lucha por la emancipación de las oprimidas. Pienso, además, que este tipo de debates no se deben quedar ni en la academia, ni en un asunto entre dirigentes y/o intelectuales de diferentes corrientes o estructuras. Animo, pues, a que cada vez más militantes de base demos nuestra opinión, más allá de en tweets con mala sangre, en artículos con, al menos, un poco más de profundidad.
Soy una de esas militantes que sigue y participa con emoción e ilusión estos tiempos que nos ha tocado vivir. Entiendo que para muchas, sean tiempo vacíos, complicados, llenos de nostalgia y sin un horizonte claro, pero opino que lo que está sucediendo los últimos años en Euskal Herria esta preconfigurando las próximas décadas de la lucha en este pueblo. Tenemos la responsabilidad de relanzar la lucha o al menos, de crear las condiciones para que las próximas generaciones lo hagan, ya que las revolucionarias, hasta en los momentos de más desconcierto y confusión, debemos tener la capacidad de, con la mente fría y el corazón caliente, repensar, debatir, plantear y actuar en la dirección correcta, por muy duro que sea levantarse de una derrota como la que hemos sufrido.
En mi humilde opinión, Eneko, habéis querido borrar toda la identidad subjetiva que durante décadas se ha forjado en este pueblo y en la que la Izquierda Abertzale ejercía como punta de lanza. Considero que este antagonismo era, al fin y al cabo, la lucha de clases adaptada a este pueblo. Aquí ha habido un «nosotras» (pueblo) y un «ellos» (los estado y todos sus tentáculos) y este antagonismo ha sido el que ha mantenido la llama de la lucha más encendida mientras se apagaba, una por una, en la mayoría del países de occidente.
La idea de la «confrontación democrática» que colasteis en Zutik Euskal Herria podría haber mantenido, sin lugar a dudas, ese «nosotras» (en aquel momento muchas de nosotras nos lo creímos) pero en vez de eso, ha quedado claro que la única opción es la unión con el PNV y es ahí donde ese «nosotras» se desmenuza y disuelve como un azucarillo en las aguas de la clase opresora. Me parece bastante grave que cuando se habla de construir mayorías no se cuente a cambio de qué, a qué precio y con qué objetivo. ¿De qué mayorías estamos hablando? Es obvio que la dinámica de Gure Esku Dago busca unir entorno al derecho a decidir (¿Dónde quedó la autodeterminación?) a la base social del PNV con la de la Izquierda Abertzale, «construir mayorías», sí. Pero no nos engañemos, la historia ha dejado bien claro en multitud de ocasiones que los intereses del PNV son antagónicos a los de la clase trabajadora de Euskal Herria. ¿En serio pretendéis que nos demos de la mano con ellos? Si cuando hablas de «construir mayorías» te refieres a eso, estáis expulsando, de facto, a los sectores más desfavorecidos y aplastados de este pueblo, y por lo tanto, haciendo el juego a la burguesía.
Valoro positivamente las autocríticas que realizas (la verdad es que cuesta escucharlas por parte de gente «del aparato») pero creo que omite ciertos elementos claves para entender cuál ha sido el viraje tan radical que ha realizado la Izquierda Abertzale. Creo realmente que hoy en día la Izquierda Abertzale no busca tener una militancia formada, critica, comprometida… Para vuestra estrategia basta una gran masa de gente que acuda a un par (o tres) de citas multitudinarias al año y que vote siempre. Esto esta haciendo que una gran cantidad de militantes hayan ido dejando paulatinamente vuestras estructuras y claro está, parte de esta gente no se iba a ir a casa. Como coloquialmente se dice, «os están creciendo los enanos», y mes a mes es más palpable vuestra perdida de hegemonía en los espacios políticos de este país. Quien no lo quiera ver, que siga con su ceguera (o que siga en los despachos sin pisar la calle). Dices que «no hemos acertado en formular una oferta de lucha suficientemente atractiva para los sectores más combativos», pero no es verdad, ya que simplemente, ni os conviene ni hay sitio para esos sectores más combativos en vuestra estrategia. Así de simple.
Muchas de nosotras saltamos del nido hace tiempo, y sí, fuera hacía un frío helador, pero poco a poco, la temperatura está subiendo. Estoy segura además, de que cuanto más calor tengamos, mas gente saltará sin miedo a pasar frío. No se puede aspirar a construir mayorías por la derecha y a mantener a la militancia más comprometida. Una u otra, y parece que ya habéis hecho la elección.
Un opción puede ser GKS, por qué no, al fin y al cabo están llenando un espacio que habéis abandonado intencionadamente. Y sí, comparto (con matices) las críticas por ejemplo hacia la cuestión de las compañeras presas y la desconexión con el hilo histórico de la lucha de este pueblo, tal y como apuntabas. Aún así, quieras que no, están consiguiendo formar militantes en multitud de eskualdes, creando y reproduciendo la ilusión, haciendo apología de la lucha y el compromiso… y aunque tú digas que no, esta gente se está manchando las manos en el barro día a día. Todo esto que he nombrado, no veo que lo esté haciendo la Izquierda Abertzale ni veo ninguna intención de hacerlo.
Ahora toca convivir entre los diferentes espacios políticos que se estan gestando (y que se gestarán) en Euskal Herria. Pero aceptémoslo, la desconexión de la estructura de la Izquierda Abertzale con los sectores más combativos es total, y estos sectores combativos no van a renunciar a la lucha por mucho que se les criminalice desde la estructura (me viene a la cabeza el artículo contra Ikasle Abertzaleak que firmaban varias dirigentes de la Izquierda Abertzale. Pienso que en vez de debilitar a Ikasle Abertzaleak, la fortaleció).
El tiempo pondrá a cada cual en su sitio. No perdamos de vista el enemigo y cuidémonos, pues cuanto más calor haga, con más dureza nos golpeará el enemigo.
Burkidetxo
9 de marzo de 2019
Socialismo o barbarie, respuesta a Eneko Compains y a la burocracia de Sortu
INTRODUCCIÓN: CONTEXTO POLÍTICO DEL DEBATE Y CUESTIONES DE DECENCIA QUE NUESTROS INTERLOCUTORES ESTÁN LEJOS DE CUMPLIR
La «ponencia» escrita por Eneko Compains al hilo de la sencilla presentación de la organización socialista Gazte Koordinadora Sozialista parece ser la última escena de la famosa y ya conocida ofensiva general orquestada por la burocracia de Sortu contra las organizaciones comunistas. El objetivo: impedir toda organización proletaria independiente, tildándola y catalogándola de lo primero que se les ocurra, apoyándose en falacias, mentiras y manipulación mediática. Una vez más, la generación de la derrota en todos los frentes pretende aleccionar, con la superioridad moral y el tufo burócrata que le caracteriza, a la nueva generación de militantes socialistas de Euskal Herria.
Antes que todo quiero dejar clara una cosa: nuestra resolución política por la organización comunista es definitiva, no nos vais a acobardar ni con vuestra actitud mafiosa, ni con vuestras amenazas, ni con vuestro intento de poner a toda la opinión pública en nuestra contra. Nuestra iniciativa política se fundamenta en una clara conciencia de nuestra situación, de la dificultad real en la que nos encontramos como clase, y del fundamento ético de nuestras convicciones. Sabemos también que como generación política tenemos la carga añadida de vuestra generación derrotada, que nos embiste y estorba a cada paso, tórpemente, con todos sus miedos, sus resentimientos, y sus fantasmas del pasado, todo su imaginario de impotencia, de generación derrotada y humillada. Grotesco espectáculo contra la vida, contra la verdad, contra lo nuevo y contra el futuro de la nación.
En este contexto, Eneko Compains ha decidido ejercer de abogado «leninista» del sentido común más adocenado, promovido por el PNV durante décadas de violencia sistemática sobre el proletariado vasco. Es una verdadera pena, Eneko, que hayas caído tan bajo, cuando haces falta para lo contrario, para proteger a los sectores proletarios que intentan levantar la cabeza, y no para deslegitimarlos y tratar de humillarlos.
Es muy importante, por otro lado, fijarse en cómo Gara, un periódico financiado en el pasado por todas nuestras familias, ejerce ahora una función clasista, riéndole las gracias al PNV, promocionando las oposiciones a la ertzaintza, y ninguneando a las organizaciones más combativas y comprometidas de base; aun vulnerando el derecho de información de sus lectores. No parece importarle a la dirección de este periódico publicar un extenso artículo de opinión de un burócrata de partido, sin publicar antes información real y objetiva alguna sobre la nueva organización que es atacada por dicho artículo. Difícilmente puede un medio de manipulación de masas semejante llamarse «periódico», que ni siquiera tendenciosamente se digna a dar la noticia real que es objeto del artículo de «opinión». A lo mejor la empresa Gara considera totalmente prescindible que la juventud combativa vasca no monitorizada por Sortu, que ha decidido constituirse en organización, pueda hacer llegar su voz, su propio mensaje, a sus lectores «con criterio». A lo mejor el periódico del Partido no se fía del criterio de sus lectores, por mucho que lo reivindique en la portada, y pretende substituir dicho criterio por el control sistemático de la información a la que tienen acceso sus lectores (no vaya a ser que realmente tengan criterio propio). O a lo mejor la dirección revisionista de Sortu, que utiliza de forma partidista el derecho de los lectores de Gara a la información (lo cual también hace con su propia militancia), pretende salvar su culo de las miserias que la aplastante ética organizativa de esta nueva generación está poniendo al descubierto. Para eso es importante deshumanizar y presentar como una banda de estúpidos, charlatanes y arrogantes a la nueva generación, allá donde los medios burocráticos lleguen. En cualquiera de los casos: el nivel de ética 0 y ombliguismo intelectual a todos los niveles al que está llegando la gigantesca secta demócrata es lamentable.
Llendo al grano, mediante una valoración general de la «ponencia» de Eneko Compains, hay que decir:
- Se basa totalmente en mentiras. Mentiras prefabricadas por su propia estructura cultural de partido para producir una realidad paralela y falsa: el Gara, el profesorado universitario despolitizado, el profesorado despolitizado de secundaria, un ejército de poteadores-opinadores y una banda de tertulianos a sueldo en redes sociales y medios de comunicación.
- Confunde conceptos políticos del marxismo o no los maneja en absoluto aunque no tiene vergüenza alguna de usarlos de forma arrogante para aleccionarnos a los demás
- Consiste como artículo en una defensa de la línea de actuación real, de un partido del ordenamiento jurídico español con un programa idealista de clase media como es Sortu; por mucho que lo adorne con una mezcolanza ingobernable de referencias «marxistas» sacadas de contexto y que en general no ha demostrado comprender ni en su contexto ni en su significado político.
Pero vayamos paso a paso, pues hay que impugnar cada párrafo de esta obra de arte de manipulación mediática.
Para empezar, sobre cuestiones de método, me voy a detener un rato, porque es muy importante: «Crítico soy un rato». Así nos dice el crítico Compains. Olvida este crítico que los dos presupuestos fundamentales de la crítica son: 1‑Ponerse en duda a sí mismo como crítico, como sujeto que ejerce la crítica y 2‑Conocer con exhaustividad el objeto de crítica. El primer requisito ya lo incumple al demostranos la percepción desproporcionada de sí mismo que tiene: nunca nadie puede pensar eso de sí mismo, es una contradicción en términos: toda persona crítica debe poner continuamente en tela de juicio su capacidad crítica, y su opinión constituida. En lo que respecta al segundo requisito, es curioso que un político y científico como el profesor Compains construya todo un enjuiciamiento «crítico» de una organización recién presentada, que apenas ha tenido ninguna posibilidad de ejercer su práctica ni de dar su opinión sobre los diversos temas centrales de la vida política del país. Parece, más que un ejercicio de crítica real, un ejercicio de protagonismo, de llevarse el mérito de ser quien imparte «justicia teórica» ante todo un sector de opinión que aplauda tu habilidad. Es preocupante esta actitud ya que está muy extendida en la base militante de la izquierda abertzale: una autopercepción desproporcinada, unida a un muy deficiente conocimiento de la materia sobre la que se habla, que produce actos de protagonismo letales, atiborrando el debate de falsos discursos y desorientando a la base social.
Para no ser meramente un ejercicio irresponsable y apresurado de protagonismo, el texto del profesor Compains debería de constar de mucha más argumentación, de no tantas afirmaciones categóricas sin fundamento, ni de tantas suposiciones, empezando por haber esperado un tiempo considerable para observar la práctica real de GKS, y los distintos comunicados que GKS saque sobre las distintas cuestiones de importancia política. Pero algunos parecen tener mucha prisa por ejercer la «crítica», tanto es así que destruyen los propios presupuestos de la misma. Lo que pasa, profesor Compains, cuando disparas antes de apuntar es que con las prisas la presa se te escapa, o peor: que puedes disparar al objetivo equivocado. La crítica sistemática no tiene nada que ver con esta forma apresurada, tosca, infundamentada e impulsiva de construir discurso, muy habitual en los cuadros dirigentes de la izquierda abertzale. Esperemos que las generaciones futuras corrijan esa construcción egocéntrica y errónea del discurso, y sean capaces de hablar cuando es necesario y callarse cuando no es necesario escucharles, y todo ello de la manera más adecuada a las necesidades de su clase, sin partidismos, coleguismos ni egocentrismos de ningún tipo.
Pero ojo, cuando estas cuestiones fundamentales de procedimiento honesto se les señalan, estos críticos profesionales se resguardan en su muy abstracto y discutible «derecho a la crítica», que más parece ser la licencia de agredir a todo lo que se mueva fuera del sentido común sin tener que argumentar demasiado. Mención aparte merece disfrazar de supuesto «humor» las mayores bajezas y tretas políticas ejercidas desde el anonimato pero que no engañan a nadie. Ya sabemos que sois vosotros.
En una sociedad no afectada de infantilismo todo este espectáculo sería realmente impresentable.
Pero es que además, a GKS no le corresponde como organización juvenil detallar un programa integral del proletariado vasco, y menos hacerlo en su acto de presentación, pues es, en sus propias palabras, una organización constituida para hacer frente a la problemática juvenil.
En todo caso el profesor Compains y su grupo de apoyo no parecen tener ninguna duda de la doctrina estratégica que se esconde tras la organización recién presentada, con lo que se creen en condiciones de hacer un juicio sumario a una organización de la que no saben nada. Las ganas de destruir parecen haber substituido en la burocracia de Sortu al buen juicio que recomienda prudencia antes de hacer el ridículo.
GKS ha explicado en su presentación lo que tiene que explicar: que es una herramienta para abordar en perspectiva de clase la problemática juvenil, y detallando concretamente en qué puntos identifican esa problemática. ¿Tienes alguna objeción a lo realmente dicho por estos jóvenes, Eneko Compains, o sólo a lo «no dicho» y que tu consideras que tiene que ser su programa (programa que por el momento no han presentado y que tú desconoces)? Es decir: aparte de reprocharles no ser directamente Ernai y obedecer vuestras órdenes, no ser una plataforma juvenil de propaganda de vuestro partido revisionista y de vuestra república vasca imaginaria, de no ser una organización burocrática sin efectividad real ninguna, ¿Tienes algo que reprochar al planteamiento real de estas jóvenes, que es fruto de la articulación de numerosos colectivos juveniles proletarios de Euskal Herria que se lo curran en sus barrios y pueblos, y que viene delimitado por su ámbito de actuación: la problemática juvenil?
Pues bien: dicho todo esto, bienvenido sea el debate político, con el profesor Compains o con quien sea. Ahora bien, difamar no debe ser confundido con presentar un texto con objeciones críticas. Y el texto que el profesor Compains nos presenta está lamentablemente muy lejos de cumplir los requisitos para poder ser catalogado de crítico.
DE OBRERISMO, PRESOS Y DOGMAS
Vamos a la primera acusación: Compains cataloga de obrerista a la joven organización. Pero el «obrerismo» es una doctrina que identifica la vanguardia revolucionaria en los empleados de fábrica, y fue importante en las décadas de los 50 – 60 en Italia (y en los 60 – 70 en Euskal Herria, por cierto), cuando efectivamente la figura central de la producción era el obrero de fábrica (tanto en Italia como en el estado Español, ya que los procesos de industrialización fabril se dieron en gran escala en esas décadas en ambos estados). En realidad, el obrero de fábrica nunca ha sido la vanguardia revolucionaria en el centro imperialista, y desde luego ni siquiera es ya hoy la figura central en la producción, además de que los obreros de fábrica en general son un sector pequeño de la clase obrera que cobra sueldos muy por encima de la media. En todo caso, quizá alguno de estos tertulianos de Sortu, o el profesor Compains mismo, nos puede explicar qué tiene que ver esta doctrina política de mediados del siglo XX con el concepto de clase que emplea GKS en el siglo XXI, y que también emplean otras organizaciones marxistas y comunistas vascas, como por ejemplo Ikasle Abertzaleak. Y más deberían de explicárnoslo, teniendo en cuenta que en Euskal Herria también existió una perspectiva obrerista (a veces disfrazada con terminología marxista, aunque lejos del nivel de profundidad analítica de la italiana), perpectiva obrerista vasca que se identifica demasiado a la ligera con el sector españolista, pero que también arraigó con fuerza en el sector independentista en todo el proceso de constitución ideológica de lo que es hoy la izquierda abertzale, provocando una comprensión errónea y hoy históricamente desfasada del carácter y amplitud real de la lucha de clases, de lo que singnifica la clase obrera. Perspectiva obrerista que todavía hoy nuestros grandes «críticos» de partido arrastran y esparcen a su alrededor, condenando la lucha de clases a mera lucha sindical en los puestos de trabajo, con centralidad indiscutible de la industria.
¿Se puede pensar mayor absurdo que acusar a los demás de tus ignorancias y errores? Valga un ejemplo de obrerismo: decir que «los explotados» no están en los centros educativos, sino en las fábricas, como hace el profesor Compains en este mismo artículo, es una expresión obrerista y contraria a la realidad del capitalismo en general, y muy en particular al capitalismo desarrollado actual. El profesor Compains deja constancia de la radical incomprensión de la amplitud del proletariado, de sus luchas del presente, y de los progresos que existen en la comprensión de su composición de clase a nivel internacional.
De tal manera que no, Eneko, que GKS instituya una perspectiva proletaria a la problemática juvenil demuestra precisamente que está en condiciones de enfocar correctamente la problemática juvenil, que es una problemática capitalista, y transformar la realidad social en este ámbito, y desde luego esto se contrapone con la comprensión obrerista y fragmentaria que vosotros manejáis de la realidad social y los distintos campos de lucha. Los jóvenes, los inmigrantes, las estudiantes, las madres, son sectores proletarios y explotados, no son sectores para desarrollar una propaganda demócrata, esterilizada en la lucha y capitalizable electoralmente. Y proletario no significa trabajador de fábrica.
Pasamos al siguiente punto: Decir que no se hace mención a los presos o a los represaliados y que eso demuestra desconexión con la Historia de lucha de este país, cuando en la foto aparece gente que ha sido represaliada, que ha sido torturada, gente que tiene familiares en la cárcel, gente que ha chupado cárcel como tú eneko, es una falta de respeto inadmisible. Que lleguéis a estas bajezas morales, faltando al respeto del sufrimiento de la gente, dice mucho de vuestra falta de escrúpulos. ¿Quién eres tú para exigir que se hable de eso donde tú lo crees conveniente, tú que perteneces a la dirección de un partido que chantajea a los presos políticos, tú que perteneces a la dirección de un partido que da la espalda e invisibiliza a un grupo de presos políticos que se han sacrificado para que tu hoy estés dando tu opinión? Sobre los presos, no sois los más autorizados para dar lecciones Eneko. Lo que GKS piensa al respecto, como organización, lo dirán ellos cuando lo consideren oportuno, y no tú, Eneko Compains.
Que «nuestra doctrina no es un dogma, sino una guía para la acción», es hasta donde mi estudio del marxismo me permite saber una frase de Engels, no de Lenin. La frase no se refiere al marxismo, sino a la teoría en general, y precisamente para defender la validez permanente del marxismo. En la carta a Sorge de 1886, donde aparece la frasecita, Engels dice también esto:
El primer gran paso de importancia para todo país que entre en el movimiento es siempre la organización de los obreros como partido político independiente, no importando cómo, siempre que sea un partido netamente obrero (…) Y si hay a mano gente de mentalidad teóricamente clara, que pueda explicarles de antemano las consecuencias de sus propios errores y hacerles comprender que todo movimiento que no tenga en vista constantemente y como objetivo final la destrucción del sistema asalariado está destinado a descarrilarse y fracasar, entonces pueden evitarse muchas tonterías y puede acortarse considerablemente el proceso.
A lo mejor Compains no conoce la procedencia de la frase que emplea, pero la carta es contundente contra posiciones políticas como la de su partido revisionista. Es decir: la teoría es guía para la acción, pero para eso tiene unos conceptos fundamentales, como por ejemplo la independencia organizativa del proletariado, esa que vosotros atacáis, esa que os provoca tanta angustia. Como por ejemplo la necesidad constante de tener a la vista la destrucción del sistema asalariado. Algo muy distinto de blanquear la explotación, o hablar de que el país necesita «empresarios decentes» como hace otro miembro dirigente de su partido. Algo muy distinto de acudir a ferias empresariales, o de dar la mano al presidente de la patronal, como hace otro miembro dirigente de su partido.
Por otro lado Lenin insiste en esa idea en el escrito «¿Ningún compromiso?» (1920), en el que dice, en conexión con el significado de la frase, lo siguiente:
El capitalismo dejaría de ser capitalismo si el proletariado «puro» no estuviese rodeado de una masa abigarradísima de elementos que personifican la transición del proletario al semiproletario –el que obtiene la mitad de sus medios de existencia vendiendo su fuerza de trabajo – , del semiproletario al pequeño campesino –y al pequeño artesano, al obrero a domicilio y al pequeño patrono en general – , del pequeño campesino al campesino medio, etc., y si en el seno mismo del proletariado no hubiera sectores de un desarrollo mayor o menor, divisiones de carácter territorial, profesional, a veces religioso, etc. De todo eso se deduce la necesidad –una necesidad imperiosa para la vanguardia del proletariado, para su parte consciente, para el partido comunista– de recurrir a la maniobra, a los acuerdos, a los compromisos con los diversos grupos proletarios y con los diversos partidos de obreros y de pequeños patronos. El quid de la cuestión está en saber aplicar esta táctica para elevar, y no para rebajar, el nivel general de conciencia del proletariado, su espíritu revolucionario y su capacidad de lucha y de victoria.
Es decir, que la maniobra central de los acuerdos es la organización independiente del proletariado, el Partido Comunista, y los acuerdos en ausencia de Partido Comunista, la disolución organizativa del proletariado en partidos controlados por la clase media, con un programa hecho a medida de los intereses de la clase media, es absolutamente contrario a las ideas de Lenin. Pero el profesor Compains, el primer leninista sin necesidad de partido comunista, parece más bien trabajar por humillar la conciencia revolucionaria y reforzar la confianza de las masas en las instituciones burguesas existentes, más que por generar adhesión a la conciencia revolucionaria, a la confianza en la organización proletaria y a la conciencia de clase.
Nadie se opone a los acuerdos tácticos, Eneko Compains, pero para ello tiene que existir el partido netamente proletario (Engels), el Partido Comunista (Lenin) que los dirija, y en su defecto, promover los acuerdos, o más bien promover la subordinación organizativa del proletariado disperso y desestructurado en un partido controlado por las clases medias como hacéis vosotros es absolutamente contrario a la doctrina marxista, y en general, a los intereses del proletariado. Hacer esto es liquidar toda la capacidad política del proletariado, es la traición de clase consumada. Y eso nos ha llevado a la derrota social y nacional en Euskal Herria, a la claudicación social, cultural, económica y política del proletariado vasco.
Además, citar a Lenin para defender lo contrario que defendía es una infamia científica. La independencia organizativa del proletariado, su articulación organizativa bajo un programa proletario, antecede como presupuesto estratégico en todas las cuestiones tácticas que grandes comunistas como Lenin o Gramsci planteaban, y lo que hacéis vosotros con Lenin y Gramsci se llama prostitución de cadáveres. Y ya basta de llenar de serrín la cabeza a la gente.
Por último con este tema, una cosa: los acuerdos ni son, ni serán en ningún caso con los partidos reaccionarios de la oligarquía como el PNV. Eso es totalmente inconcebible, y una aberración postmoderna desde el punto de vista comunista.
En definitiva, la cuestión es que el marxismo como ciencia es una guía para la acción del proletariado, a diferencia de lo que es para vosotros: un dogmaobrerista, anclado en los setenta, sin ninguna validez para la realidad actual, ni siquiera para la lucha sindical, que no lo empleáis para nada, que ni siquiera lo estudiáis, y que sólo os sirve para adornaros de propaganda cuando aparecen los comunistas de verdad rebuscando unas cuantas citas de libros que o bien no habéis leido, o no habéis querido entender, con el objetivo de poner trabas a la organización independiente del proletariado vasco. Porque al fin y al cabo, vosotros estáis cómodos sustituyendo al proletariado autoorganizado, vosotros estáis cómodos siempre que no aparezca en escena un Partido Comunista que sea la expresión centralizada del proletariado organizado.
SOBRE TRANSFORMACIONES SOCIALES Y EL RÉGIMEN DEL 78
Vamos a pasar al siguiente tema: Decir que una organización creada hace medio mes es ineficaz para generar transformaciones sociales apenas merece comentario, ya que es un dogma de fe absolutamente indemostrable porque no ha habido tiempo para que podamos comprobar su efectividad. Pero sobre las «transformaciones sociales», y su uso indiscriminado y repetitivo en tu doctrina, quisiera hacer algunas observaciones:;
- El capitalismo genera transformaciones sociales de forma permanente, para eso no hace falta ningún partido de «izquierdas», o más bien: el capitalismo utiliza a la izquierda socialdemócrata para impulsar las transformaciones sociales que necesita en periodos de auge de negocios y en la fase de modernización de las colonias. Lamentablemente en periodos de repliegue como el actual la izquierda socialdemócrata no sirve para nada ni a la burguesía ni a nadie, las transformaciones sociales las lideran los partidos reaccionarios, esa es la razón por la que resultáis aburridos y carecéis de personalidad política, a remolque de la dirección reaccionaria. Esto vale igualmente para Podemos.
- Las únicas «transformaciones sociales» que nos interesan a los comunistas son las que interesan al proletariado: el aumento de control del proletariado sobre la estructura social y de producción, la mejora de las condiciones de vida del proletariado y siempre la orientación de todo ello a la toma del poderpor parte del proletariado para desarrollar la forma de la nueva sociedad, que ya está en esta como potencia. Toda otra transformación social no nos interesa porque o no nos afecta o nos afecta negativamente. Sortu no plantea en el sentido proletario el concepto de transformación social, y la mayor prueba de ello es que su aliado fundamental para la «transformación social» es el PNV en Hego Euskal Herria y el PSOE en Madrid. No son cosas abstractas, son hechos. Os habéis alineado con el enemigo y desde esa posición: ¿De qué tranformación social nos habláis? Es de una evidencia aplastante que PNV y PSOE son partidos reaccionarios que nunca pactarían por transformación social alguna que beneficie al proletariado: mientras que en Iparralde vais improvisando pues no tenéis nada que hacer, sois una fuerza irrelevante, y en tu escrito demuestras, dicho sea de paso, lo irrelevante que es para vosotros iparralde, ya que ni lo mencionas. En cualquier caso, la estrategia de articular mayorías institucionales, de poner en el centro las instituciones, es lo que os invalida totalmente para ejercer como una fuerza real para la transformación social que beneficie a la inmensa mayoría del país, porque dependéis de mayorías institucionales y para eso necesitáis a los partidos reaccionarios.
- Vosotros mismos, como partido sois totalmente incapaces de generar transformación social alguna en sentido proletario (y cada vez es más evidente que os oponéis a la constitución de fuerzas que si tengan esa capacidad). Es decir, o más bien al contrario: atacáis con ferocidad cualquier expresión política independiente del proletariado, os oponéis como partido, por ejemplo, a la solución proletaria al problema de la vivienda mediante la ocupación (única solución posible para decenas de miles de personas sin ingresos hoy por hoy); en vuestros programas los mayores paquetes de medidas y vuestra prioridad de inversiones se las lleva la industria con propuestas jugosísimas de estimulación empresarial, y en menor parte el funcionariado; negáis la posibilidad de que el proletariado se organice para la toma del poder político, incluso negando la necesidad de un partido proletario…
Prosigamos con otras observaciones tuyas: «Estoy convencido de que la unidad de España es la clave de bóveda del sistema de dominación concreto que se nos impone.» Y después: «no se trata de ninguna opción caprichosa, sino de una opción impuesta por la realidad». Sobre estos «convencimientos» tuyos, que olvidas argumentar lo más mínimo, pretendes imponernos a los demás tu «hoja de ruta». Pero es que el convencimiento del profesor Compains, del portavoz Otegi o de ningún profeta no puede ser la guía para la acción, sino como decíamos más arriba, en una cita de Engels que tú mismo empleas, el marxismo, o más específicamente: la ciencia, colectivamente articulada y fusionada con los distintos sectores proletarios, es y debe ser la guía para la acción.
Analicemos la afirmación en sí: «La unidad de españa es la clave de bóveda del sistema de dominación concreto que se nos impone.» Es decir, que ni siquiera el estado español (¿y el francés por cierto?), sino la unidad de españa. Dejando de lado tu olvido de la parte norte de nuestro territorio nacional, estoy realmente interesado en escuchar como fundamentas una afirmación tan importante, aparte de las citas de hace un siglo de gente que entiendo que es una autoridad intelectual para tí (Calvo Sotelo, etc.) pero que sinceramente, para mí no lo es en absoluto, y lo que afirmase coyunturalmente ese señor no me parece prueba sistemática de ningún tipo, y menos para defender un juicio sobre la «actual clave de bóveda de la dominación concreta». En cualquier caso, yo de entrada tengo algunas objeciones importantes a tu formulación que por otra parte me parece de lo más idealista y contraria a la realidad, y que fundamenta la doctrina estratégica revisionista de tu partido.
- El sistema de dominación concreto que se nos impone es la dominación capitalista, que se diferencia de la dominación feudal, o de la dominación patriarcal (como modo de producción, no hegemonía social y cultural del hombre sobre la mujer, que coexiste con el capitalismo), o de la dominación esclavista. Este sistema capitalista opera a través de la fuerza organizada del capital, enfrentando a los poseedores de dinero contra los que no tienen nada, o no tienen suficiente para sobrevivir sin trabajar. Esto no tiene nada de abstracto, y lo sabemos perfectamente quienes nos pasamos el día buscando trabajo y aguantando todo tipo de autoritarismo burocrático, para conseguir titulaciones, para conseguir trabajo, para mantener el trabajo, etc. Esto es así en Euskal Herria, en Caracas y en Moscu; precisamente porque es un sistema de carácter mundial, una sociedad económica mundial. Para que tu y yo nos vistamos más barato o tengas coltán para tu móvil hay 168 millones de niños trabajando, creando poder económico, ese mismo poder económico está en los centros de poder imperialistas, como Euskal Herria. El poder fundamental de la sociedad actual, también de la sociedad vasca, es el Capital, no el parlamento estatal, el gobierno de la nación, o el ejército, sino quién tiene dinero para pagar el parlamento, el gobierno o el ejército. El poder lo ostenta una oligarquía internacional, que forma bloques de competencia internacional de capitales, y su forma más concreta son los fondos de inversión y las corporaciones financieras (asociaciones de empresarios), que se articulan en grandes bloques territoriales de estrategia financiera imperialista. Nosotros pertenecemos al Europeo, hoy subordinado al Estadounidense pero en permanente tensión con el mismo, no a un supuesto ´regimen del 78» provinciano y español. Ese régimen sólo es una pantalla territorializada del imperialismo de Washington y Berlín.
- La forma concreta en la que se nos impone esa dominación Capitalista, de Clase, no es sólo mediante la unidad de españa, sino mediante un complejo entramado de formas de opresión, desde la cuestión patriarcal, hasta la cuestión juvenil, de ahí que existan distintas problemáticas (tal como aparecen para los jóvenes, las mujeres, las naciones oprimidas como la nuestra, etc… en sus condiciones reales de vida) pero esas condiciones de vida, opresivas en especial para el proletariado pero en general para toda la clase obrera, están totalmente condicionadas por el capital, por la función que cumplen en su forma de organizar la sociedad, y sirven a la dominación fundamental, que es una dominación económica de clase. La forma concreta como aparece esta dominación es por ejemplo: a través de la infantilización, aplastamiento y evaluación permanente y disciplinaria del estudiantado (o fuerza de trabajo en formación), a través de las gigantescas técnicas de control social (cámaras, redes sociales, etc…), de la represión fulminante de toda expresión de comunismo a nivel internacional, de la devaluación sistemática del trabajo femenino, del exterminio en los puestos de trabajo de dos millones de personas al año, del exterminio de millones de mujeres pobres a manos de la violencia machista, etc… y todo esto se sintetiza en los bloques de gobierno geoestratégicos que en nuestra zona representa la Unión Europea y su entramado institucional, y no las cámaras y las instituciones del Estado Español, que son una delegación del bloque imperialista occidental, yanqui-europeo. Así que Eneko, si estas y otras formas concretas de la dominación del capitalismo tienen su síntesis en la idea de la Unidad de España, y no en la realidad de la Sociedad de Clases como un todo de opresiones organizado en torno a la dominación económica del proletariado, tendrás que probarlo con pelos y señales, porque lo vamos a mirar con lupa. De momento las pruebas que tu y tus compañeros de partido habéis presentado para defender este dogma nacionalista son iguales a 0.
- Combatir jurídicamente y por vías legales a un Estado sin tener posiciones de lucha real y efectiva en todos los frentes reales de la dominación concreta es un acto de idealismo jurídico que no lleva más que a la ilusión de que se progresa cuando en realidad el enemigo de clase es quien está progresando, incluso ideológicamente en eso que llamas «izquierda», desorganizándola y desmovilizándola como bloque de clase, y reorganizándola y removilizándola bajo falsas banderas y con la ideología burguesa como horizonte y campo de visión, poniendola en la calle masivamente, en torno a grandes significantes, movilizándose por nada concreto sino por proclamas culturales, legitimando el orden social burgués sin mover ni un milímetro la estructura real del poder.
- Si por forma concreta mediante la que se nos impone la dominación, te refieres a la síntesis estatal, política, a través de la que ejerce la dictadura la burguesía en nuestro territorio, entonces estás también diametralmente equivocado. Profundizo en la idea: La forma político-estatal de esta dominación no está en el Estado Español, mucho menos en la «unidad de España», sino en Europa, de ahí que toda utilización de referencias políticas de la fase emergente del imperialismo esté históricamente desfasada cuando hablan de la centralidad del estado nacional (por ejemplo el leninismo como doctrina táctica). La Unión Europea, las cámaras europeas y las instituciones europeas, las oficiales y las ocultas (especialmente la Comisión Europea y el BCE), tienen todas las compentencias fundamentales de la política que a principios del siglo XX pertenecía a los estados nacionales; y sólo por delegación los estados nacionales ejercen competencias hoy. Te enumero las más importantes: entre las competencias exclusivas, unión aduanera, normas de competencia interior, política monetaria, política comercial; entre las competencias compartidas (pero que sólo es efectiva si la unión se abstiene de intervenir); mercado interior, política social, transportes y energía, seguridad, justicia, investigación y desarrollo…; competencias para complementar a los estados miembros (similar status de superioridad al anterior); industria, cultura, turismo, etc…; competencias de coordinación de los estados miembros (la Comisión dicta y los estados acatan): políticas económicas, empleo, políticas sociales. La cosa está clara y distinta. El aparato político, el «régimen» estatal operativo en Euskal Herria es Europa.
La Unidad de España, por otra parte, es funcional a Europa y Estados Unidos como formas reales «estatales», «políticas» del conjunto de compentencias fundamentales de la dictadura burguesa. La República Burguesa Vasca que sólo existe y existirá en vuestras cabezas no es funcional ni a ningún bloque de capital internacional, ni al superestado europeo, ni al proletariado interno, ni a la oligarquía interna, ni tiene la menor posibilidad de serlo, por lo que vuestra formulación del problema estratégico es totalmente idealista, una mera ilusión de la clase media vasca en descomposición, sin fundamento real en las fuerzas del presente.
El provincianismo de Sortu es similar, aunque algo más grave que el de Podemos, pretendiendo desarrollar una estrategia en clave nacional, con el agravante de que Sortu confunde la cuestión nacional, el derecho a la autodeterminación y a crear un estado, que hoy ya no tiene el peso que tenía en la época de Lenin, con el proceso de toma del poder, que hoy ya no está en los estados. Al menos Podemos reduce su provincianismo revisionista a un estado real. La vía jurídico burguesa, demócrata, para solucionar la opresión nacional en Euskal Herria o Cataluña es una quimera idealista alejada de las fuerzas reales que constituyen el poder fundamental de la sociedad: el Capital internacional y sus intereses territoriales. En el estado real, el superestado europeo, no hay democracia. El parlamento europeo, única institución elegida por sufragio universal, no tiene ninguna función efectiva.
El «régimen del 78» fue y es un producto del choque de intereses entre Estados Unidos y la naciente Comunidad Económica y Política Europea, relación que viene siendo dinámica y tensa como bloque imperialista unitario y a veces no tan unitario, pero en ningún caso se puede explicar el «final» del franquismo excepto por la necesaria adecuación a una nueva división internacional del trabajo y del Capital del Estado Español y su estructura productiva. Nos guste o no, Eneko, el marco mínimo de lucha de clases para el proletariado vasco, tanto de Iparralde como de Hegoalde, es Europa. Vuestra estrategia está históricamente desfasada y basada en el imaginario nacional español (¡qué ironía!). El «régimen del 78» es una pantalla jurídica del choque internacional de capitales, TODOS los partidos políticos españoles están controlados y financiados por agentes del capital internacional. O no lo sabéis, o formáis parte de eso y nos mentís a la cara. Pero ya basta de llenar de serrín la cabeza a la gente y de películas sobre el todopoderoso régimen. La cuestión vasca, el apaleamiento de vascos y de todo lo vasco, es un entretenimiento de fin de semana para oligarcas nacionalistas españoles, como darse un paseo en yate, es un coto de caza para los ricachones carpetobetónicos. Lo que importa a la burguesía española (y vasca y navarra) y a la burguesía de Bayona o de Biarritz, es la política internacional y subordinrse a todas las políticas fundamentales marcadas desde la Comisión Europea y sus instituciones ocultas de clase para formar parte del reparto del pastel imperialista.
- La independencia nacional de Euskal Herria es absolutamente imposible en el marco jurídico burgués internacional, y particularmente en Europa como superestado en vigor: España y no digamos Francia son las realidades de referencia nacionales y estatales para el bloque geopolítico dominante de la zona Europea, para el ordenamiento burgués internacional, y lo va a seguir siendo si China en un futuro se convierte en el referente imperialista hegemónico de la zona, porque el entramado de empresas español existe, es poderoso y es un agente con quien negociar, y el entramado de pequeñas empresas nacionalistas vascas o catalanas es un fraude pequeño burgués sin ninguna proyección ni realidad substantiva en el orden social burgués internacional. Sin un orden socialista internacional no hay posibilidad ninguna de una Euskal Herria independiente ni de ejercer derecho de autodeterminación ninguno. La única posibilidad para la independencia de Euskal Herria pasa por un proceso revolucionario proletario a escala europea que hoy está muy lejos. Pero desde luego la independencia burguesa de Euskal Herria no es más que un fraude idealista sin ninguna base real que lo sustente, es un producto de marketing para vuestra propaganda electoral. Científicos como tú tenéis culpa doble, porque tenéis el deber de como científicos no engañar a la gente y decirles siempre la verdad, por dura que sea. Los reyes son los padres.
Obviamente, que no sea posible un estado vasco a corto plazo (que sólo puede ser si es socialista, en el contexto de rearticulación de Europa en un proceso socialista internacional), no quiere decir que no sea posible la construcción nacional desde ya, y ahí también estamos en desacuerdo, pues no es lo mismo construir instituciones nacionales proletarias, que construir una nación empresarial, clasista e imperialista, dividida territorialmente y en la que el proletariado es minoritario y está desarticulado, por muchos adornos democráticos que le pongas.
Prosigamos: otro supuesto argumento que utilizas consiste en afirmar que el mayor desafío que tiene hoy el régimen del 78 es Cataluña. En primer lugar eso es notoriamente falso, el Estado ha vencido y ha salido reforzado, en Europa los catalanes son el hazmereir, el estado español tiene todos los medios violentos, económicos, internacionales y mediáticos para incluso representar ante el mundo su verdad. Para que me entiendas con mayor plasticidad: algo así como lo que vosotros intentáis hacer con nosotros, pero en mucha mayor escala. En segundo lugar no prueba la premisa mayor tuya: que el régimen del 78 «sea» la ¡clave de bóveda! del sistema de dominación concreto actual. De hecho por mucha falta de normalidad que haya habido en Cataluña en momentos puntuales, el régimen de dominación real no se ha puesto en entredicho en ningún momento, sino el barniz nacional de la dominación. La sociedad catalana, su forma, su contenido, y su sistema de partidos, sus correlaciones de fuerzas, no estaban en juego.
Por eso pasas de puntillas y vas directamente a demostrar que el régimen del 78 corre riesgo en Cataluña. Pero como digo eso también es notoriamente falso, ya que el régimen del 78 ha salido hasta tal punto reforzado que la chapuza catalana es uno de los elementos claves para el resurgimiento del nacional fascismo en España, de la cohesión social reaccionaria de grandes sectores depauperados en España, que ahora cierran filas con la ultraderecha gracias a la farsa del procés. El procés, basado en la misma doctrina táctica falsa del derecho a decidir que manejáis vosotros, es la causa de un bloque más amplio, cohesionado y plebiscitario a escala estatal de la derecha más rancia, anticomunista y reaccionaria, que de hecho está llamada a desarrollar efectivamente grandes cambios sociales y políticos, llevándoos a los partidarios de la reforma democrática a rebufo. Hoy Cataluña es más vulnerable que antes, y quienes más vulnerables van a ser a la violencia de estado son los comités proletarios, la gente de base, las organizaciones socialistas e independentistas, etc. En lo que respecta a reforma jurídico burguesa, existen las mismas dos posibilidades que hace diez años en Cataluña, aunque con una correlación de fuerzas mucho peor para los intereses catalanistas: o un proceso de recentralización de compentencias, o un proceso de descentralización de competencias, pero ahora lo segundo está más cuesta arriba que antes. En ningún caso existe la posibilidad de un proceso de independencia o de ruptura de la unidad de España (que era la clave de bóveda del sistema de dominación actual, según nos señalabas, aunque sin argumentos). No sabemos cuál va a ser el desenlace final, pero lo que es evidente es que con centralización o descentralización de competencias, el sistema de dominación actual no se verá en absoluto cuestionado, ni tampoco la Unidad de España: más bien es el sistema de dominacióin burgués actual quien decidirá, en última instancia, por la correlación de fuerzas de capitales, si la pantomima acaba en un proceso de centralización o descentralización de competencias en el Estado Español. Exactamente igual sucederá con el proceso estatutario español que tenéis entre manos con el PNV.
Lo que dices de que una supuesta izquierda «verdadera», en su dejadez, es la causante de que no haya habido suficiente fuerza para un proceso de independencia real en cataluña ignora hasta tal punto las fuerzas reales de la sociedad burguesa que no merece más comentario que éste: la chapuza idealista del derecho a decidir y sus consecuencias negativas son responsabilidad de los pequeños empresarios demócratas y sus representantes políticos, ¡y no de la joven organización GKS! Un poco de autocrítica no vendría mal, pero de la de verdad.
En un proceso de competencia entre capitales como el catalán los empresarios nacionalistas, o mejor dicho, sus emocionados representantes políticos y culturales, pueden ir a la cárcel. En toda guerra de capitales pasan cosas de éstas: también hay políticos y empresarios españoles en la cárcel, incluso del PP. A veces cuando juegas a los negocios pierdes, en la sociedad burguesa el pez grande se come al pez pequeño. Es una sociedad bestial, prehistórica. Pero eso no justifica el empleo de la palabra «opresión». Confundir un fenómeno de opresión nacional, como el que sufre la clase trabajadora catalana, con un fenómeno de compentencia entre capitales, liderado por un sector empresarial catalán, nos lleva a denominar opresión al hecho de que un conglomerado de capitales catalán ha echado un órdago para conseguir una estructura de estado propia y poder crecer como bloque de Capital, y que ha perdido. Los comunistas estamos a favor del derecho de autodeterminación, y no nos opusimos al procés, al contrario, por muy chapucero que fuera, le dimos nuestro apoyo, no hay más que ver la campaña de Ikasle Abertzaleak en apoyo del pueblo trabajador catalán y el derecho de autodeterminación en el momento crítico y sin dudar ni un instante. ¡Ahora se nos achaca a nosotros la derrota fulminante de vuestra táctica errónea y suicida! Pues bien: ¿Queréis saber cómo no se libera a una nación? Aprended de Cataluña, o estáis condenados a repetir esa catastrofe.
SOBRE EL MAZO DE LA CLASE OBRERA, LAS CUESTIONES TÁCTICAS Y ESTRATÉGICAS, SOBRE BARRO Y OTRAS METÁFORAS
En otro orden de cosas: hablas Eneko de dirigir el «mazo» de la clase obrera al eslabón más débil. Para eso primero tiene que constituirse ese mazo. Pero el «mazo» de la clase obrera son las organizaciones comunistas proletarias, esas que hoy están resurgiendo en Euskal Herria, y que tantos quebraderos de cabeza parecen provocaros. Mientras tanto el único mazo político articulado de que disponéis los grandes estrategas de la generación de la derrota consiste en el funcionariado y sus ideales de justicia, igualdad de empresa, democracia y libertad, ideales por los que no están dispuestos a sacrificar practicamente nada, llegando a justificar la colocación de banderas españolas en las instituciones lideradas por ellos/vosotros.
Después afirmas que ese eslabón más débil es la cuestión nacional. ¿No habíamos dicho que los dogmas no proceden? Con razón se ha dicho tantas veces que el nacionalismo es un sentimiento. Y un sentimiento que cuanto interfiere en el análisis táctico, es peligroso. Una cosa es ser vasco, y como vasco tener derecho legítimo a un estado propio, a una organización territorial propia, a la restitución del euskera y la cultura vascas, a conformar la unidad social de Euskal Herria. Una cosa es que esos sean nuestros objetivos. En esto coincidimos todos los que nos sentimos vascos en términos nacionales. Pero otra cosa es confundir ese deseo con la realidad, y convertir ese deseo, esos objetivos, en la prioridad política para combatir al poder real, en la táctica inmediata. Porque el poder real es el dinero y el capital, y no la nación. Somos obligados a ser españoles y franceses porque es la apuesta «nacional» del Capital: no es que seamos capitalistas porque sea la apuesta «social» de España y Francia. Las fuerzas internas nacional reaccionarias de estos paises que en el proceso histórico se opusieron a la modernización capitalista fueron aplastadas implacablemente. Las naciones podrían haber sido otras, el modelo de dominación capitalista no, es un modelo histórico universal del desarrollo de la humanidad, de su forma social, que condiciona aplastantemente toda la formación social. Si no combates la causa la consecuencia persiste, es tan fácil como entender eso. ¡Y vosotros queréis construir una República Vasca con quienes ya han hecho su apuesta por España y Francia! De verdad que agradecemos vuestro esfuerzo por impartirnos lecciones de táctica, estrategia, y óptica analítica… pero creo que no estáis en condiciones de darlas.
Además, la voluntad independentista es minoritaria en la CAV, muy minoritaria en Navarra, y prácticamente inexistente en Iparralde. Hay cuestiones que generan una adhesión social muchísimo mayor: A la gente lo que le preocupa es la luz, la vivienda, la comida, el transporte, la libertad de movimientos, la educación de sus hijos, no ser excluida socialmente, la felicidad. Ese es el eslabón más débil para más de un millón de proletarios en Euskal Herria, y de la mano de rentistas, funcionarios y empresarios es imposible que vuestro partido sea la herramienta para abordar el eslabón más débil de esta sociedad: el proletariado y su situación real, el proletariado y sus condiciones de vida. Un proletariado que desde la última crisis crece inexorablemente en número incluso en el centro imperialista. Por eso hace falta un partido proletario, en todas las naciones de Europa, y una unión internacional de partidos proletarios. Partidos proletarios independientes de las ensoñaciones fabricadas por funcionarios de partido o por gente que no tiene problemas para llegar a fin de mes. Ahora explícanos a todos eneko, ¿Vaís a buscar la alianza con el PNV y a seguir atosigando al proletariado organizado, o vais a permitir la estructuración de un aliado real, del Partido Comunista? Porque la respuesta es obvia: primero tenéis que depurar vuestro partido, y después tenéis que dejar de combatir la posibilidad de construcción de la fuerza real que puede liderar ese proceso en Euskal Herria, vuestro único aliado independentista posible en el futuro. Lo contrario es una traición a la clase obrera, y una traición a Euskal Herria y sus aspiraciones nacionales. Reflexionad bien estas palabras.
Prosigamos:
Txabi, Argala, etc… os sirven mucho para adornar el discurso. Apropiarse del pasado siempre es un acto inescrupuloso, típico de la política electoral. Para nosotros son referencias que estudiar, como otras miles en el mundo y en la historia del movimiento socialista. Sobre todo a nivel político, ya que a nivel teórico estas en concreto no eran grandes figuras. En el caso de Txabi ni siquiera a nivel político, pues la figura central fue su hermano; pero entiendo que para la política basada en mitos y cuentos tiene mayor potencialidad el joven Txabi Etxebarrieta, como mártir. En cualquier caso, ya digo que tanto ellos como todo el proceso internacional del socialismo, su Historia, y sus figuras principales a nivel político y teórico son material de estudio para la jóven generación, algo que la generación de la derrota jamás hizo: estudiar en serio. Para nosotros no son un adorno, Eneko. Si nos parecen razonables, aprendemos de ellos. Si nos parecen discutibles, los discutimos. Si nos parecen rechazables, los rechazamos.
Otra de tus observaciones: «Se trata de generar mayorías rupturistas; y como digo, con nuestras contradicciones, en esas estamos». Y yo te pregunto: ¿mayorías rupturistas con el PNV? Eso no es una contradicción, eso es una ingenuidad. Si no hay condiciones para constituir una mayoría no se constituye ninguna mayoría de forma cortoplacista, se trabaja a medio o largo plazo para constituir las fuerzas reales que puedan converger en una mayoría. El PNV hoy es indispensable para una mayoría política institucional en la CAV, en Navarra ni siquiera llega (sólo esta vez por carambola) y no digamos en Iparralde. En cualquier caso por encima de las palabras, del independentismo de palabra y del adorno progresista, esa es la apuesta real de vuestro cortoplacismo tacticista: el PNV. Y con un partido como el PNV la ruptura es imposible. Pero algunos no aprendéis nunca, por eso fuisteis, sois, y seréis la generación de la derrota, del post-lizarra garazi, que pretende arrastrarnos a todas al mismo pozo.
Pasemos a la hoja de ruta que propones/proponéis: «ruptura democrática con el régimen del 78, independencia y proceso constituyente para cambiarlo todo. ¿reformismo? Yo no lo veo por ninguna parte». Efectivamente Eneko, el reformismo presupone la capacidad de cambiar las cosas por vías institucionales y legales, capacidad que vosotros ni tenéis ni vais a tener. En la medida en que sois un mero partido visagra para la gobernabilidad del país dirigida por el PNV, jamás seréis un partido de gobierno, a no ser que directamente substituyáis u os fusionéis con el PNV. Y sin gobierno no hay reformas. Por lo que no, yo tampoco veo reformismo por ninguna parte. Como mucho llegáis a un timidísimo reformismo municipal… ¡Ni siquiera reformismo…! El PNV os echará mano cuando os necesite, y os dejará en la oposición cuando no os necesite. Sobre la hoja de ruta idealista que propones, que no interesa a nadie en la sociedad vasca más que a los militantes de tu partido y a su ejército de poteadores (aunque con un entusiasmo muy discutible), no la comento, porque es imposible que se convierta en mayoritaria social y políticamente, y además es imposible realizar una correlación de fuerzas internacional que la apoye en el orden jurídico burgués, como ya he dicho anteriormente, y como demuestran los hechos históricos.
La extrapolición de los procesos constituyentes de latinoamérica es absurda y difícilmente justificable para objetivos distintos (conformación de un nuevo estado nacional burgués en forma de república en el centro imperialista y en el contexto de la Unión Europea). Análisis concreto de la realidad concreta Eneko, extrapolaciones abstractas están fuera de lugar. Y mira que no entro ni a valorar los procesos mismos de cambio en latinoamérica, porque es que no tienen ninguna aplicabilidad en Europa, ni siquiera en marcos estatales ya existentes, y no hay ni un sólo caso que lo demuestre, más bien es evidente lo contrario. Los partidos afines a esos cambios, y financiados o apoyados por ese bloque geopolítico no han conseguido nada, o como mucho hacer el ridículo y defraudar a sus bases (Grecia). Te pido por favor que justifiques tus ideas con más rigor, porque me da la impresión de que diseñáis políticas generales, que afectan a cientos de militantes y a toda la base social, partiendo de meros deseos e intuiciones que acaban en nada.
Vuestra hoja de ruta es totalmente inviable, y realmente en lo que consiste es en un intento de transferencia de competencias interburguesas, que en realidad esconde un nacionalismo idealista de clases medias, reaccionario y en retirada, que se corresponde con la descomposición de la clase media vasca y de su imaginario social idealista y demócrata. Hoy sois fuertes y útiles al poder pero vuestra inevitable derrota os llevará a la perdición cuando la realidad se imponga por encima de vuestro discurso.
Sobre el tema de «echarse al barro» y «cambiar la realidad desde ya»: el barro son los estudiantes de secundaria que luchan y luchan por sus condiciones de estudio, contra el sistema de dominación clasista, contra su rostro autoritario en la educación, contra la manipulación de su lucha que hace el gara desinformando, y teniendo en contra a todos los partidos políticos (incluidos por supuesto vosotros), a sus padres, al gobierno vasco, al gobierno navarro y a la opinión pública general y despolitizada. El barro son las chavalas y chavales que se enfrentan a miles de euros de multa en Gernika, en Iruñea, a peticiones de cárcel por defender sus espacios autogestionados, teniendo en contra a todos los partidos políticos (incluidos por supuesto vosotros). El barro son las familias que okupan para salir adelante, o que resisten a los desahucios, el barro son las palataformas antideshaucios, la solidaridad proletaria; el barro es la militancia comunista aunque te pueda costar la represión, aunque te coste una escolta indeseada permanentemente; el barro es defender lo correcto aunque todo el mundo piense lo contrario, con perseverancia y paciencia, aunque tu propia familia te retire el saludo; el barro es rallarte porque no llegas a fin de mes y no encuentras la manera de estabilizar tu vida; el barro es decir lo que consideras que es incorrecto aunque pierdas amistades; el barro es pudrirse en celdas oscuras, en aislamiento mientras tu gente, por la que lo has dado todo, te da la espalda por no decir amén a lo que una burocracia ordene. El barro son muchas cosas que vosotros habéis olvidado hace tiempo.
«Cambiar la realidad desde ya» es conseguir mejoras por medio de la lucha, el derecho a huelga de las estudiantes, la relajación de la soga de la evaluación, instituir la lucha organizada como herramienta para las mejoras, como hace el movimiento estudiantil al que tanto odiáis los burócratas; cambiar la realidad desde ya es abrir todo un ámbito de potencialidades mediante una oleada de okupación de centros sociales y gaztetxes; cambiar la realidad es transformar la mentalidad de miles de proletarios que creen en ideas falsas, que están desmoralizados, y organizarse para ello; cambiar la realidad es la autoformación teórica que cientos de jóvenes desarrollan colectivamente hoy en Euskal Herria; cambiar la realidad es plantear convertir el 8 de marzo en huelga feminista con objetivos concretos a conseguir, frente al intento de los partidos burgueses y la monarquía de convertirlo en día de fiesta; cambiar la realidad es ir creando poco a poco redes de autodefensa que consiguen que a los currelas que no cubren los sindicatos se les pague y no se les chulee; cambiar la realidad es organizarse para ello, sobre todo: cambiar la realidad es reconstituir las condiciones de lucha de la clase trabajadora, esas que vosotros habéis dilapidado.
Pero para cambiar realmente la realidad, Eneko, es necesaria la unidad de acción estratégica del proletariado, y reconsitutir al proletariado social, cultural y políticamente. Para cambiar la realidad es importante decir siempre la verdad, aunque sea durísima, aunque desmoralice, para fundamentar las cosas con una base objetiva, alejada del idealismo y el sentimiento, para tener una amplia base militante consciente y mentalizada de su tarea. Porque la calidad de la base militante lo es todo, la dirección sólo es una herramienta. Para cambiar la realidad es necesaria la toma del poder del proletariado, y para eso su organización independiente desde ya, las organizaciones proletarias, y construir las condiciones del partido. Infantilizar al proletariado que se expresa políticamente como algunos hacéis, ningunear sus victorias reales, con los escasos medios que hoy tiene, es todo lo contrario a cambiar la realidad, o al menos a cambiarla en el sentido y orientación adecuadas. Porque se trata de cambiar la realidad en la dirección correcta.
Carece de fundamento alguno decir que la independencia que defendemos es burguesa
En eso también tienes toda la razón Eneko. De hecho, vosotros no defendéis ninguna independencia en la realidad. Quizá sea ese el motivo por el que habláis tanto de ella. En la práctica, todos sabemos que habéis aceptado la división territorial de Euskal Herria, que defendéis un pacto por un «nuevo modelo de relaciones» (Rafa Díez dixit) con España, un nuevo pacto estatutario que negociáis con el PNV y el PSOE, y ya nos gustaría a algunos saber qué les ofrecéis a cambio. En todo caso, al final os conformaréis para largas décadas con una mejora del autogobierno y sin derecho a decidir, independientemente de si este proceso dura 2 o 10 años. Y lo mismo en Cataluña. El estado es fuerte, y vosotros débiles.
Menos lecciones de independentismo de quienes aceptan la legalidad de los estados nacionales constituidos, colocan sus emblemas nacionales, y negocian con ellos estatutos de autonomía, aceptando la partición territorial de nuestra nación y la subordinación pactada. Jamás os lo perdonaremos.
Sobre la constitución, no es como afirmas «la expresión de la correlación de fuerzas existente al interior de un estado». La constitución es primero la expresión de la dictadura de clase, de quién está al mando; después de qué facción de clase está al mando, qué bloque de poder, y sólo después y en tercer lugar recoge la correlación de fuerzas con los sectores subordinados. Y además, en ningún caso la constitución es la expresión de las fuerzas internas, sino sobre todo, y como he defendido y es necesario defender desde el punto de vista marxista, de las fuerzas internacionales y su proyecto para un espacio territorial definido. En ningún caso se puede explicar el poder constituyente con una óptica política tan horizontal y abstracta, casi diría que cuantitativa. Es una pena que un experto en derecho constitucional como tú defienda un entendimiento tan desclasado de los fundamentos del derecho burgués y del poder constituyente, entendiéndolo como mera correlación de fuerzas, sin comprender el papel determinante de la fuerza dominante. Dice mucho también de la forma demócrata e idealista en la que comprendéis la naturaleza del estado. Es que incluso la filosofía del derecho burguesa mediante la escuela schmittiana hoy tan valorada comprende esta verdad evidente sobre el poder constituyente. Desde luego estás muy lejos del marxismo en tu forma de entender el derecho.
Total, que esto provoca que vuestra estrategia no sea más que un fraude, porque está basada en la incomprensión del poder real, de la dictadura del capital que encierra la constitución, y de la correlación internacional de fuerzas reales, de fuerzas del capital, de la que es producto. Y además, se basa en el provincianismo que cree que España es el campo de poder real, en el que se daría una especie de mera correlación de fuerzas en la que legal-institucionalmente es posible cambiar esa correlación de fuerzas. Pero el único motivo por el que sois un partido legal «formalmente independentista» es que vuestro programa es imposible.
SOBRE EL CAMBIO EN NAFARROA, EL ANTAGONISMO CENTRAL, Y LA VERBORREA SOBRE LAS CONTRADICCIONES
Sobre el cambio en Nafarroa unos breves apuntes: pensar que eso que llamáis mayoría del cambio va a desplazarse a posiciones de ruptura es de lo más inocente, teniendo en cuenta que la parte hegemónica de ese bloque del «cambio», que ya de por sí no es un bloque mayoritario socialmente en Nafarroa, es el PNV.
- El PNV es a la vez régimen y cambio, con lo que vuestra dicotomía es falsa y carece de capacidad para explicar la realidad.
- El PNV prefiere gobernar con PSN que con Bildu. Con lo que es más régimen que cambio.
- El PNV es un partido de cuneteros. Los pocos que se libraban los fusilaron en la guerra civil. El PNV Navarro es el partido del abuelo de Aznar, es un partido reaccionario que apoyó el alzamiento nacional franquista y convivió con el franquismo, incluso participó de su red clientelar.
- Participáis en un gobierno de cambio dirigido por un partido autonomista español, fascista en los métodos represivos en la calle, patriarcal, heredero del alzamiento nacional, capitalista, y golpista en Venezuela.
- El concepto del cambio no explica la realidad navarra en absoluto. Y no sólo porque realmente no haya cambiado gran cosa para el proletariado del gobierno anterior a este. Es que la supuesta contradicción cambio ‑vs- cuneteros no está en la calle, no tiene entidad social ninguna. Se fundamenta totalmente en un resultado electoral, y ese resultado electoral acaba en mayo. No sabemos lo que va a pasar, pero lo que está claro es que el fundamento de tu contradicción principal imaginaria, un resultado electoral, desaparece, y con él la correlación de fuerzas meramente institucional. Es posible que ya no seáis necesarios para nadie. El PNV desaparece de vuestra ecuación, hasta tal punto que ni tu mismo te atreves a meterlo en la concatenación «cambio». Aunque tampoco lo metes en la concatenación «régimen» (upn-psn-ccoo-ugt-cen-opus dei) cuando es evidente que el PNV es el elemento clave del «régimen del 78» en Euskal Herria. Mientes, y te mientes a tí mismo, lo que es más grave. Mientes porque sacas de la clasificación al elemento central de vuestra estrategia y hoja de ruta: el PNV, que es a la vez el elemento central del régimen del 78. Con lo que vuestra estrategia de acumulación de fuerzas contra el régimen es absurda.
Vosotros sois responsables junto con el PNV de una serie de medidas de desalojo, de fascismo policial en las calles del casco viejo, de mirar hacia otro lado cuando la policía nacional atosiga y amenaza con furgones blindados a los estudiantes en los centros educativos de Iruñerria día si y día también, de la prohibición de actos publicos en centros okupados firmada por vuestro alcalde, de amenazas a bertsolaris y a grupos de música con cuantiosas multas, de chantajear al proletariado y apalearlo con la policía que cumple vuestras órdenes en distintos desalojos, de chantajear en momentos críticos al movimiento popular con dividir sus fuerzas entre quienes os obedecen y quienes no, de tener la caradura de condenar publicamente vuestra propia política represiva, y de muchas otras cosas. La consejera Beaumont dirigió el operativo policial fascista en el casco viejo de Iruñea, en contra del Gaztetxe Maravillas. Esa es vuestra consejera, colocada a dedo por vosotros. Sin embargo, tu has pedido públicamente su dimisión tras estos actos, y yo te pregunto: ¿pediste esa dimisión en el consejo nacional de EH Bildu? Porque hay dos posibilidades: o habéis perdido el control de la consejera, con lo cual sois un partido de pandereta que pone en cargos de máxima importancia a cualquiera, de modo que no sois de fiar; o la consejera sigue obedeciendo vuestras órdenes,con lo cual hace falta tener la cara de cemento para pedir en público su dimisión, cuando está en tus manos cesarla. ¿Cuál de las opciones es la correcta, Eneko?
Sobre las contradicciones principales y el marxismo una aclaración: esa verborrea de las contradicciones que usas para legitimar vuestro servilismo al PNV no tiene nada que ver con el marxismo, desde luego nada que ver con Marx ni tampoco con la tradición marxista proletaria y revolucionaria que tuvo su auge en los años 10 y 20 del XX (fechas de las que extraes siempre tus citas descontextualizadas). Quien patentó esa metafísica barata de las contradicciones, que no es más que una formulación de la política de colaboración de clase del stalinismo, fue Mao. En cualquier caso, esa doctrina falsa y antiproletaria se refería a la colaboración de clase en condiciones de opresión imperialista, en periferia y semiperiferia, en ningún caso en el centro imperialista, y sólo tiene sentido en el maoismo en conexión con la lucha de dos líneas (requisito que para nada cumples, es más, si tu partido lo cumpliría seríais expulsados toda la dirección). Pero ni siquiera a Mao se le pasó por la cabeza tal disparate de usar ese esquema de contradicciones en el centro imperialista, e insisto que no tiene nada que ver con el marxismo.
Para el marxismo no hay «contradicciones» principales y secundarias determinadas por la coyuntura más inmediata. Y lo que es más importante, si las hubiera el marxismo dejaría de ser una herramienta comunista, una herramienta del proletariado.
Dicho esto, el antagonismo fundamental en la sociedad Navarra es entre la clase trabajadora y la burguesía, entre una Navarra a medida de los trabajadores y las trabajadoras, o una Navarra a medida de propietarios, rentistas, empresarios, banqueros y fascistas. Que este antagonismo central, decisivo, se oculte sistemáticamente por parte de los partidos políticos oficiales, financiados por esa capa burguesa, no lo niega en absoluto. La supuesta oposición cambio ‑vs- cuneteros no cumple para nada con el antagonismo social fundamental, no responde a los intereses de la gente, sólo responde, como ya he dicho, a las necesidades oportunistas de unos partidos a raíz de un resultado electoral.
Lo mismo vale para toda Euskal Herria. La cuestión consiste en acertar con la forma política de organizar ese descontento de clase, que es mucho más mayoritario que el apoyo que pueda recibir tal o cual gobierno interclasista, tal o cual coalición de partidos carente de personalidad política alguna. En acertar con la forma política de organizarlo socialmente, y no sólo en una pantalla institucional desconectada de la calle, nadie ha acertado todavía, es un problema generalizado de nuestra época, pero es una desviación confundir dificultad con imposibilidad, y dedicarse a otra cosa, como a reunir las ilusiones de la gente en torno a una dicotomía falsa «cambio ‑vs- cuneteros». Eso es pura y simplemente blanquear al PNV y multiplicar tus enemigos y sus fuerzas, mientras descuidas las tuyas. Cuando hablas de «evitar que en Navarra vuelva la derecha» me hace pensar que lleváis tanto tiempo dorándole la píldora al PNV que os habéis tragado vuestro propio cuento, hasta tal punto que consideráis que el partido que hoy gobierna Navarra es de izquierdas. Pero eso es evidentemente erróneo con el máximo grado de objetividad. La derecha no puede volver porque ya está gobernando Navarra.
Sobre el tema de la dimensión nacional, eso es precisamente lo que criticamos del nacionalismo de las clases medias, el concepto ese del aquí que empleas, como si fuera garantía de progreso. Existen, sí, grandes movilizaciones de la clase media, pero cada vez más despolitizadas y que podrían derivar en cualquier cosa. La superioridad con la que hablas sobre otros territorios del estado español, como si Euskal Herria estuviese más avanzada… Euskal herria está plagada de mafia, todas las metrópolis vascas son estructuras mafiosas, entramados empresariales llenos de clientelismo político, de vista gorda, de negocios turbios,.. la plataforma política de todo esto es el PNV pero también otros partidos, el control fiscal y de fraude en Euskal Herria es irrisorio o prácticamente inexistente, ni siquiera hay según creo fiscal anticorrupción, y no hay ningún movimiento social y político que haga nada. El bloque político dominante está en contra de los convenios laborales, del aumento de las pensiones, etc… que estas sean competencias vascas no garantiza una mejor correlación de fuerzas, y además EH Bildu no es un partido de fiar para desarrollar esas políticas y esos pactos, porque está plagado de burguesitos y antiobreros. En cualquier caso nadie se opone a un marco de relaciones laborales propio ni a que la competencia de las pensiones se transfiera, no al menos entre el sector comunista. El hecho es que gastar las energías en eso, como ya se hizo con las reivindicaciones vacías en el ciclo de huelgas de la crisis impulsado por ELA, LAB, etc. en vez de organizar (que no sólo movilizar) al proletariado para condicionar por la fuerza realmente lo que son las pensiones y lo que son los convenios, para victorias concretas reales, lo desorganiza y lo desmoraliza porque no consigue ninguna victoria material a corto plazo con esa película del día D» del marco de relaciones laborales propias y la caja de pensiones propia (esto si que encaja en ese concepto). Esa es una táctica totalmente errónea, que peca de idealismo nacionalista, y que se queda en el cascarón jurídico, en vez de poner en el centro de la táctica inmediata la organización de la fuerza real para la transformación social, que son las organizaciones proletarias, único motor posible de la independencia de Euskal Herria.
La prioridad es organizar la fuerza real, la fuerza social de nuestra clase, no educar al proletariado en que con una transferencia jurídica institucional entre partidos mejorará sus problemas. Por cierto, una transferencia de competencias no tiene nada de independentista. Por muy centralizada o descentralizada que sea, España sigue siendo España.
En todo caso, si la competencia en pensiones y convenios se busca para asegurar una mejor posición en el reparto del pastel imperialista para la clase trabajadora vasca, no nos interesa. Eso es lo que el PNV tiene en mente, pacificar lo máximo posible su territorio. La política de convenios y de pensiones debe descargarse totalmente sobre la imposición fiscal a la burguesía, y no sobre las espaldas de los trabajadores de la periferia imperialista. Y para doblegar a la burguesía y a sus partidos a semejante política de clase hace falta un poder proletario organizado, un Partido Comunista, no un ecléctico partido de clases medias totalmente dependiente del imperialismo y de su situación nacional privilegiada en el mapa mundial. Vosotros ni tenéis ni tendréis fuerza social para determinar cómo se va a utilizar esa competencia, porque lo que quiere vuestra base son salarios más altos y pensiones más altas sin importarle cómo se pagan, y eso en el muy dudoso escenario de que el estado se descentralice en esa dirección, a menos que tengáis a vuestro lado un partido proletario dirigiendo el proceso socialista, único escenario en el que el marco de relaciones laborales propio serviría al proletariado para algo, que no puede ser más que para abolir las relaciones laborales, la relación de Capital, que son una indignidad, una humillación y una barbaridad, la esclavitud en su forma capitalista.
La disyuntiva está en general entre un imposible proceso democrático (que incluye el derecho a decidir burgués) en todo el estado español y un proceso socialista en el superestado Europeo (que incluye la realización de la autodeterminación nacional de las naciones oprimidas), muy difícil pero indispensable para la clase trabajadora. El proceso socialista, de organización proletaria en la dirección a la toma del poder, no es un proceso subordinado a un día d», es un proceso de victorias permanentes, gota a gota. Parciales primero, de carácter cada vez másglobal y general después, como lo han demostrado todos los procesos revolucionarios, y defender lo contrario, mofarse hablando de un día D», ningunear el carácter dialéctico y la potencialidad real del poder proletario no es más que un acto de fe contrarrevolucionario, no es más que revisionismo anticomunista. Es en realidad una clara muestra de ninguneo y desprecio sobre las capacidades del proletariado como clase explotada, oprimida y sistemáticamente vejada.
Es por ahí por donde hay que entender tu falta de respeto hacia el comunismo cuando nos llamas anarquistas, utópicos, etc… desde una posición de supuesta objetividad, cuando como he demostrado toda tu política se construye sobre un océano de opiniones, de idealismo académico y deseos sin ningún sustento real en las fuerzas objetivas que se esconden tras la política de partidos burguesa, financiada por las empresas y blindada con los medios de comunicación, los jueces y la policía.
Hablas de que GKS pone en el centro a los gaztetxes y centros de estudio. Esto es totalmente falso y no hay más que escucharles a ellas. Los gaztetxes, en cualquier caso, al igual que todos los centros sociales expropiados, instituidos mediante la organización puramente proletaria, son un elemento importante de la estrategia socialista. ¿Te recuerdo la importancia de las expropiaciones de edificios y locales en la revolución soviética, no sólo después de la toma del poder, sino también antes, y durante? Lo más importante de los gaztetxes, de errekaleor, o de cualquier otro espacio expropiado por proletarias, es precisamente su carácter de control proletario fuera de la ley burguesa y de la propiedad privada establecida, su carácter de educación política para el proletariado.Justamente el elemento que tu partido no tolera.
En lo que respecta a los centros de estudio, por ahí pasan todas las nuevas generaciones de la clase trabajadora a ser moldeadas, idiotizadas, formateadas y desprovistas de toda humanidad. Es lógico, por lo tanto, que los centros educativos y la lucha en ellos sean de vital importancia para una estrategia socialista del proletariado (por supuesto junto con los centros de trabajo, los barrios, las calles, lo espacios de ocio, las cárceles, y todos los espacios de vida). Sólo un obrerista puede negarse a semejante obviedad. En todo caso, GKS no dice nada de eso, sino que más bien cita estos casos como ejemplos del incipiente interés de distintos sectores por el socialismo. Y de ninguna manera se puede achacar a la jóven generación la retirada de la lucha por el socialismo que la generación de la derrota ha efectuado en los puestos de trabajo, en las calles y en todos los espacios en los que le correspondía dar la cara.
De cualquier manera muy lejos de «pretender que esos dos ámbitos de lucha (gaztetxes y centros educativos) sean el centro de la lucha de clases». Desde luego la expropiación en general, que no su forma particular de «gaztetxe», si que lo es, como táctica de constitución de un poder proletario, de reapropiación del poder social por parte del proletariado. De hecho la toma del poder es ante todo la toma de control, la expropiación del territorio y los medios de producción a la burguesía. Pero antes que eso hay muchas fases que completar, y la política general y fundamental de principio a fin es reapropiarse de lo que nuestro enemigo de clase ha acumulado en forma privada.
De modo que tu frase: «es, además, una cuestión puramente matemática: la inmensa mayoría de la clase obrera jamás ha pisado ni va a pisar un gaztetxe» nos dice TODO lo que necesitamos saber sobre las verdaderas intenciones de vuestro partido:
- No confiáis en la posibilidad real de la revolución socialista.
- La inmensa mayoría de la clase obrera jamás ha pisado ni pisará un parlamento pero eso no os preocupa tanto cuando ponéis a las instituciones burguesas en el «centro de vuestra prática». Lo que os preocupa es que se haga eso con los centros expropiados por el proletariado. MENSAJE CAPTADO.
El barniz de autocrítica, que se puede resumir en tus lamentos de que no habéis acertado con el marketing a la hora engañar a la gente para que siga vuestras órdenes burocráticas, no te salva, profesor Compains. Reflexionad bien sobre las objeciones que se os señalan, y empezad a respetar a la gente.
Por nosotros podéis estar tranquilos, la autocrítica nos la hacemos permanentemente donde correponde, que no es en público, lo mejor que podemos, y recogemos las enseñanzas de nuestros interlocutores, siempre que no sean mera propaganda para su propia gente.
La Construcción del Socialismo a todos los niveles, la construcción de instituciones nacionales proletarias y la estructuración organizativa de todos los sectores proletarios oprimidos en torno a un Partido con un programa real, de clase, es la prioridad inmediata para la clase obrera vasca si no queremos seguir en la más absoluta de las incapacidades políticas, por mucha gente que se junte para foto en distintas manifestaciones y concentraciones y poteos políticos de fin de semana, por muchos votos que se junten en las urnas. Y en segundo lugar, abandonar el provincianismo que sitúa el centro de nuestra práctica política en España y saltar a la arena Europea, tejiendo alianzas de clase con todas las organizaciones con un carácter proletario mínimo.
Esperemos que GKS pueda suponer una pequeña aportación de la juventud trabajadora vasca en esa dirección, en la construcción de una Euskal Herria y un mundo en el que la mentira, el disfraz, las agresiones y la dominación de clase no sean el combustible de la sociedad.
Por mi parte simpatizo enormemente con ellas y considero que son una razón para la esperanza en que no todo está perdido.
Kolitza
Yo también he leído tu (vuestro) texto Eneko
Aupa Eneko, no te conozco pero creo que hemos compartido en el pasado algunos lugares comunes aunque en otros tiempos y espacios diferentes. Lo primero que quería decirte es que me parece extraño y significativo que escribas un artículo dirigido a GKS en un medio de noticias (Gara) en el que son invisibles y ni siquiera informaron de su nacimiento (al contrario que el resto de medios generalistas vascos como Berria o Argia) y la primera noticia que han tenido de ello sus lectores sea filtrada a través de ti. Por lo que sin ningún prejuicio y dando por descontado que eres un tipo inteligente se ha de extraer de ello que no te dirigías a GKS sino a los simpatizantes de tu partido para cerrar filas ante la desorientación y pérdida de ilusión creciente. Ya que de lo contrarío, sería idiota intentar «apartar diferencias» desde un centro marginador (y en mi opinión hostil, aunque todo el mundo tiene el derecho a ser hostil con los planteamientos que desee, a cualquier posicionamiento que esté al margen del sector mas conservador de tu partido). Y como no creo que seas idiota pienso que lo escribiste no por lo que puedas pensar o dejar de pensar de GKS aunque hayas escrito una tesis doctoral de una organización que acaba de presentarse, es decir sin base, sino porque el contraste de la realidad con las propuestas y acciones de tu propio partido hace tiempo que está inmerso en una pérdida de adhesión y referencia apreciable. Y además ganada a pulso, entre otros factores por la dinámica tóxica, marginadora y de señalamiento con quien no comulga con posicionamientos partidistas determinados y por haber expulsado, silenciado y apartado con éxito de una forma u otra al ala izquierda revolucionaria de lo que fue la izquierda abertzale tras la liquidación del MLNV.
Y es que al contrario de lo que das a entender, la izquierda abertzale como movimiento nunca fue un grupo monolítico ni mucho menos «leninista«ni nada parecido, sino un movimiento que agrupaba desde el comunismo y el socialismo revolucionario hasta sectores de la socialdemocracia, y hoy lo que representa Sortu es a estos últimos en exclusiva independientemente de que aún queden militantes de paciencia infinita no alienados con la socialdemocracia, pues todo el programa e ideología es prácticamente calcada a la que antaño tuvo Aralar. Por eso entre otros motivos la decisión de acabar con organizaciones desde fuera y a través de militantes con responsabilidad desdoblados en otras estructuras no conocidas y ajenas a ellas mediante grupos creados sin información a la propia militancia. Algo que también ocurrió de iguales o diferentes formas con unas cuantas organizaciones y movimientos hoy desaparecidos. El objetivo era crear un partido centralizado clásico y prototipo de la socialdemocracia anulando la forma de movimiento y de unidad popular. Y en torno a la figura de un líder y su grupo cercano de afinidad para una estrategia institucionalista prioritaria (las derivas institucionalistas no caen del cielo). Por eso creo que resultará importante para la socialdemocracia abertzale que personas relacionadas de alguna manera con los antiguos referentes y sectores revolucionarios sean vocales en defensa de sus postulados a parte de ponerlos y mantenerlos cerca.
Y ante esa pérdida de adhesión y referencia, a veces en vez de dar solución a las problemáticas que le impiden avanzar se tiende a crear un «enemigo«que sirva de cohesionador interno. De esta ‚manera, se construye un muñeco de paja hecho a medida al que se le adjudica todo tipo de epítetos, miedos atávicos, lugares comunes con la intención de poner una pantalla ante la realidad cual avestruz escondiendo la cabeza en un hoyo: españolistas, obreristas, izquierdistas, ultraizquierdistas, puristas, que pasan de los presos… y todo ello rodeado con un compendio de citas y referencias como si el pobre de Lenin en un par de párrafos pudiera volver de la tumba y servir de parapeto y justificación a la falta de hechos y pruebas. No es la primera vez que desgraciadamente algunos sectores de la izquierda abertzale lo han hecho. Algunas ocasiones con consecuencias trágicas de hondo calado como acusar y difamar a gudaris asesinados en emboscadas aun con su sangre caliente derramada por el suelo de para-policiales, solo por disputas ideológicas, y han tenido que pasar décadas y el peso abrumador de la realidad para que quede desmentido. Si de algo sirve la memoria histórica es para no cometer errores en el presente, y el engaño es uno de ellos. No podemos perder más décadas.
Eneko, yo no he ido a la universidad y no soy académico, pero creo que el «obrerismo«es un concepto que inicialmente estaba relacionado con una etapa ya hoy acabada del capitalismo. Hoy «el obrerismo«solo es una degeneración que se suele producir al interior de algunos sindicatos que tienen una visión corta de lo que supone la clase trabajadora en su conjunto. Generalmente se produce en la aristocracia obrera que para intentar salvaguardar sus propios intereses mimetiza a toda la clase trabajadora con su propia y exclusiva condición, restando y excluyendo de la clase trabajadora a la mayoría del conjunto de la clase. Uno de los arquetipos del «obrerismo«sería el trabajador de martillo al cinto como sujeto exclusivo de la clase y además de forma identitaria. Pero la clase trabajadora también lleva una plancha en mano en el hogar, un bolígrafo en el centro de estudios, un teclado, o no lleva nada porque está en el paro o completamente excluida. El obrerismo hoy en día principalmente está representado por los sindicatos socialdemócratas que se circunscriben a las mejoras salariales sin una estrategia de toma de poder para la clase trabajadora en su conjunto. Creo que esto no tiene nada que ver con GKS (más bien lo que se desprende de GKS es terminar con el «obrerismo«a través de la unidad e independencia de clase), y en los actuales sindicatos vascos si que habría que echar un ojo hasta que punto está interiorizada la tendencia «obrerista«. Teniendo en cuenta que hay unos vacíos estancos inmensos entre juventud trabajadora – estudiantado – mujer trabajadora no asalariada y sindicalismo de asalariados. Es una pista muy grande de que «el obrerismo«es un problema actual del sindicalismo vasco, y no precisamente de la juventud trabajadora que intenta tratar de revertirlo globalizando al completo la clase y no «sectorializandola«como es costumbre en la socialdemócracia para que la pequeña y la mediana burguesía controle a los «sectores«.
Tanto izquierdismo como ultraizquierdismo en sí mismo son palabras bastante vacías. Generalmente empleadas a modo de auto-justificación. El «izquierdismo«no supone una teoría política ni estratégica sino de ejecución de la táctica y prácticamente todos los movimientos políticos revolucionarios fueron acusados de «izquierdismo«y «ultraizquierdismo«en algún momento de su historia. Incluido Lenin previamente a la revolución de octubre por los que decían que no existían condiciones para ello. Es más, Lenin tuvo que hacer las tesis de Abril porque el movimiento bolchevique al completo estaba incrustado en la otra cara del izquierdismo, en la demora, e incluso cuando se empezó a superar no pocas veces el movimiento fue a su vez superado por las masas con lo que trajo rápidas reorganizaciones para remar a favor de ello y en otras ocasiones al contrario las masas pusieron el freno ante ciertas dinámicas.
El «izquierdismo«en esencia sería el subjetivismo frente al materialismo histórico. Es decir, la no labor previa de preparación y formación para emprender luchas decisivas haciendo planes precipitados. En honor a la verdad hay que decir que todo movimiento de izquierda es «izquierdista«hasta que no demuestra lo contrario, es decir, hasta que vence y por tanto demuestra que estaban dadas las condiciones. Por lo que es común que los movimientos se precipiten o al contrario que se demoren y pierdan oportunidades. Por lo tanto ningún movimiento que no haya vencido y conseguido sus objetivos puede dar demasiadas lecciones de «izquierdismo«. Y por supuesto, a una organización que acaba de nacer como GKS, que todavía estará apunto de desplegar su táctica y estrategia organizada realizar una crítica de «izquierdismo«está plenamente fuera de lugar. Ya que se necesita una práctica organizada y extendida en el tiempo que pueda probar tal acusación. La critica al «izquierdismo«en los tiempos que hoy corren no suele ser más que una vulgar palabra usada por la socialdemocracia, pero no en el sentido real de su significado sino como crítica al proyecto estratégico revolucionario que es diferente al socialdemócrata y eso es lo que se intenta críticar.
Desafortunadamente no va bastar con mover unas ikurriñas o arranos al aire para conseguir la liberación nacional. En Euskal Herria tenemos un problema grave de cara a crear a eso que llamas «mayorías«. Y uno de los fallos históricos de la izquierda abertzale ha sido el no poder unificar a la clase trabajadora que no es nada mas y nada menos que la mayoría. Una de las razones principales ha sido el no desplegar una estrategia con todas sus consecuencias que deje atrás el identitarismo, lo cual ha sido aprovechado por los estados para intentar trasladar el conflicto nacional y social a uno identitario «vascos contra españoles««abertzales contra nacionalistas españoles««nacionalistas contra no nacionalistas««terroristas contra demócratas«. Y nosotros acabamos siguiéndoles el juego. En la época de Argala y un poco antes se hicieron muchos esfuerzos para solventar este dilema (De ahí las formulaciones de PTV que con el tiempo se abandonaron sin explicación). Esa batalla nos la ganaron por incompetencia (y porqué mataron a Argala con todo lo que suponía y ahí empezó el lento declive teórico que pasaría factura). Lo cierto es que 1 de cada 3 vascos y vascas vive en el «gran bilbao«y si le unimos las zonas macro-industriales del resto de Euskal Herria ahí encontramos nuestra imposibilidad que paradójicamente tendría que ser nuestro baluarte.
Fusionar definitivamente a las capas trabajadoras vascas que hasta ahora han estado bajo la manipulación españolista o la regionalista de la burguesía en un proyecto atractivo y palpable de liberación nacional con alternativas más que claras y contundentes en lo social. Única forma de acabar con la división de la clase trabajadora. Créeme que eso muy difícil se hará elogiando a Arzalluz, defendiendo el foralismo o el concierto y chupando rueda del jeltzalismo sino que nos aleja de esa unidad de clase nacional. Confirma al regionalismo burgués en la centralidad porque existen cientos de miles de personas que en sus propias carnes han sufrido y sufren las consecuencias de la derecha vasca, la reacción y la miseria, esa derecha vasca nunca ha sido anti-fascista porque no existe anti-fascismo sin anti-capitalismo, y si nunca se han acercado a un proyecto nacional vasco no lo van a hacer con otra versión del PNV a modo de su sector crítico y cada vez menos crítico. Lo único que produce son mayorías, pero electorales para el PNV. Hay que romper los muros construidos que con tanto ardor la burguesía vasca en sus diferentes variantes levantó desde lo de los «maketos«hasta la guetización españolista como forma que se retroalimenta para mantener dividida a la clase trabajadora vasca. Y eso no se puede hacer desde el hotel carlton.
Si eso ocurre, Euskal Herria estará muy cerca de la ruptura. Esta batalla no partidista se va a decidir principalmente en las márgenes del Nerbion y Bilbo (precisamente donde surgió el nacionalismo vasco y el nacionalismo revolucionario) así como en las macrozonas industriales y de mayor densidad obrera de Euskal Herria. La transición de movimiento abertzale a movimiento nacional constituyente y el surgimiento de la clase nacional constituyente van de la mano. Y para esa ruptura es acuciante que exista una unidad de clase lo más amplia posible con todas sus luchas que puedan dirigirse a la ruptura y que eso sea tractor y gasolina de los pasos a dar. Es el no basta con una conciencia nacional, sino con una conciencia nacional de clase.
En un pueblo donde haya opresión nacional, la lucha de clases adquiere forma de lucha nacional
Es bastante probable que algunos simpatizantes y militantes de la izquierda abertzale que lean esta frase piensen que corresponde a la genuina aportación teórica de la izquierda abertzale, incluso puede que algunos piensen que fue concretamente ETA la que sentenció semejante afirmación. Lo cierto es que ni una cosa ni la otra. Esa frase corresponde al chino Mao Tsetung décadas antes de que naciera ETA y la izquierda abertzale moderna. No se ni cuantas veces la habremos repetido como loros pese a que en realidad cuando Argala hablaba de las dos caras de la moneda o cuando Txabi y su hermano teorizaban el PTV estaban dejando atrás el paradigma maoísta de los primeros escarceos teóricos de la V asamblea dirigidos a asentar el concepto de marco autónomo de la lucha de clases frente a otros posicionamientos. Y con el tiempo se convirtió en un lema vacío para los que piensan que la lucha de clases no es relevante para la conformación fundacional de nuestra independencia.
Y es que la realidad es la que es. Hoy por hoy si tu te diriges por ejemplo al movimiento feminista y les dices que hagan prioridad de la lucha nacional y guarden sus banderas moradas para tiempos mejores lo mas probable es que se rían de ti. Lo mismo frente a banderas rojas o cualquier otro tipo de actividad del proletariado vasco. Y es que eso de las dos caras significa que no existe una patria en el aire por un lado, en un mapa o en una bandera y la clase trabajadora por el otro. La nación trabajadora es una sola, no dos monedas diferentes y de lo que se compone materialmente esa nación no es ninguna otra cosa que el pueblo trabajador vasco que levanta sus banderas por lo que ninguna opresión es secundaria ni prioritaria sino una misma cosa que tiene que combatirse al completo y romper todos sus topes sin ninguna pausa. Responsabilidad de los y las que tomamos a Euskal Herria como marco autónomo y nuestra nación, que la clase trabajadora vasca acabe optando radical y decididamente por su completa soberanía y libertad con decisión para enfrentarse a los estados. Y es muy difícil de visualizar tal cosa a través de acuerdos en despachos entre partidos mediante vías institucionalistas poniendo en dependencia a todo lo demás, y es del todo factible aunque al mismo tiempo rigurosamente difícil que el pueblo se organice y sea la catapulta y punta de lanza de su propia liberación estando en dependencia todo lo demás. Sin embargo ese es el único camino.
La frase de Mao es compleja de explicar, ni el propio Mao supo explicarla bien porque para empezar no existe lucha de clases sin forma nacional (toda lucha de clases opera en una realidad nacional concreta) y la lucha nacional puede ser contraria a los intereses de la clase trabajadora, si la lucha nacional no es real y es direccionada a modo de excusa para fortalecer a la burguesía. En cualquier caso habría que hacer un análisis conciso de que se entiende por lucha nacional y por lucha de clases para poder entender la frase misteriosa de Mao y hay que conocer el contexto donde fue dicha. Que no fue otro que en la inminente invasión militar por tierra, mar y aire de las fuerzas armadas imperiales japonesas. Debido a ello Mao optó por la necesidad de una alianza militar entre el partido comunista y patriotas de derecha. Una necesidad coyuntural táctica necesaria para repeler la invasión, (algo que interesaba objetivamente a burguesía como a clase trabajadora), pero no desde luego suficiente como para que alguien lo sentencie teóricamente de tal manera haciendo de ello un paradigma estratégico sacado de contexto cuando no pasaba de necesidad oportunista (aunque acuciante debido a la situación). Entre otras cosas, esa alianza acabó en guerra civil y con la expulsión de los nacionalistas burgueses a Taiwan de una patada. Por lo que en este caso la clase trabajadora se pudo valer de la burguesía para después patearla. Algo que desgraciadamente han sido excepciones en la historia de la humanidad en las que sobran dedos de una mano.
Este tipo de alianza coyuntural en países ocupados nacionalmente solo es probable o factible cuando partes de esa burguesía realmente tienen mucho que perder ante la lógica de la ocupación o de ser destruidas y absorbidas por la otra burguesía ocupante. Es decir , en una situación prácticamente de vida o muerte o en un abismo de pérdida constante de poder monetario.
En realidad el origen real de este planteamiento teórico precede a Mao y viene de los procesos históricos independentistas frente a España principalmente en América. La metrópoli de las colonias españolas en América ejercían una fuerte presión sobre las burguesías nacionales a las cuales no les salía rentable su situación y en muchos casos se producían procesos de radicalización o incluso desclasamiento poniéndose al servicio de la clase trabajadora y sus intereses objetivos tanto nacionales como sociales dando paso a procesos de liberación nacional.
Pero este no es el caso de Euskal Herria, ni por contexto ni por situación geo-política. De haber sido el caso el momento quizás lo fue «la era de las carlistadas«pero nunca fue una guerra nacional de liberación porque la burguesía vasca optó por hacerse parte intrínseca del proceso que llevaría al capitalismo español y al hecho fundacional estatal español (a partir del liberalismo) y las clases humildes vascas no tenían desarrollada aun la conciencia nacional de clase. Sino que estaban envenenadas por la reacción cristiana y el foralismo. Así que sufrimos unas guerras imperialistas (entre otras cosas por el hierro, o petróleo de la época) que tenían por objetivo la creación del mercado y estado español moderno sin la conciencia anti-imperialista requerida para una salida favorable por la liberación nacional.
Muy especialmente hoy en día la burguesía vasca y sus intereses corren de la mano del interés del capitalismo español del cual son partícipes y beneficiarios. Tanto la burguesía clásica españolista como la vinculada al PNV. Esta es la razón por la que el PNV está incapacitado para desarrollar cualquier proceso de independencia. Estando cubiertos sus objetivos estratégicos con autonomía, UE, conciertos y convenios (con «foralismo«). Por lo que una estrategia interclasista focalizada de cara a la burguesía vasca por la socialdemocracia abertzale ha desestructurado el proceso de liberación nacional y social en los últimos años, mientras que el propio socialismo revolucionario abertzale ha sido desestructurado a conciencia para tal labor.
Para la creación de una clase nacional constituyente habría que decir que todos los estados se constituyen con una, pues un estado es el monopolio de la violencia en un territorio por una clase concreta dirigente (eso es lo que significa que un estado no es neutral), pese a ser abertzale pienso que la concepción del nacionalismo vasco como fetiche que ha usado la socialdemocracia abertzale está plenamente agotada y no así el de la nación trabajadora que apenas está explorado en profundidad aunque ya lo fuera explicitado por nuestros antecesores. Por lo que no por mas gritar independencia y mover ikurriñas se va avanzar un ápice, mas bien desde la crisis se está retrocediendo y no es casual, como no es casual que hoy por hoy el independentismo puede que esté en su bajo más histórico de adhesión.
Desde esa perspectiva entiendo que se debe de operar un marco teoríco-político renovado que de una nueva praxis para dar una solución a una fase completamente nueva que es la que se ha operado tras los cambios transcendentales del capitalismo y hoy por hoy recetas del pasado tanto socialdemócratas como revolucionarias no van a ser suficientes para la consecución de los objetivos. Por lo que se debería prestar mucha atención y respeto a los intentos de la juventud vasca que aboga por un estado socialista independiente por coger las riendas de su presente y no desatar ciertas campañas criminalizadoras, robar sedes, marginar, mentir etc.. algo que está muy lejos de un debate e intercambio de ideas.
Hoy Sortu, tu partido, en mi opinión está momificado en el pasado, paralizado en Txiberta o Lizarra. Cosa que lleva hasta idealizar a Ibarretxe (que no tiene nada que ver con Telesforo Monzón).Con la creencia de que «la vía maltzaga«, es decir, la unidad «abertzale«plana con el PNV-Geroa Bai es paso fundamental e ineludible para una estrategia de liberación nacional que además debe ser con el beneplácito de la pequeña y mediana burguesía en igualdad de condiciones. Pero el tiempo pasa, y a algunos les pasa por delante, las frustraciones de generaciones viejas que no pudieron lograr ciertas cosas no pueden hipotecar el presente ni el futuro, solo recrea el colapso.
De ahí que se haya pasado a una estrategia estatutista que no sería otra cosa que reformismo nacional (la otra cara de la moneda del reformismo social) que no avanza en la ruptura sino que la hace retroceder y asienta y legitima el status-quo independientemente de que haya mas o menos votos. Creer en definitiva que a través del estatuto, a través de la unidad con el regionalismo burgués vasco se crearán condiciones hacia la independencia o de negociación con el estado Cosa que ocurre al revés, se están perdiendo y para el estado en estos momentos Euskal Herria no es ningún problema, sino que un ejemplo de la victoria que aducen.
La táctica y estrategia del nuevo socialismo revolucionario vasco que abogue por la liberación nacional y social en todas sus vertientes es algo que en estos momentos está en construcción y que ineludiblemente irá tomando diversas formas estructuradas. Ya que para tener estrategia primero hay que tener organización. Y ante esos diferentes espacios que se están e irán abriendo, obviamente ajenos al aparato de Sortu (porque no fue lo suficientemente inteligente para intentar agrupar sino que prefirió la destrucción de puentes rompiendo así una comunidad) intentar poner puertas al mar o mediante la difamación intentar crear espacios estancos, aunque le diera resultados en el pasado ya no los está dando, ni los puede dar para la socialdemocracia abertzale. Por lo que lo más sensato sería hacer fuerza allá donde exista concordancia y no hacerla en ningún sentido donde no exista. Es entonces cuando los debates cobran sentido, no reduciéndose a meros actos de propaganda.
No creo que nadie en su sano juicio piense que con los gaztetxes exclusivamente se puede dar la vuelta a todo, pero cada vez somos más los y las que pensamos que la base requerida para ello se encuentra en estos momentos en desplegar el poder obrero y popular dando una nueva vuelta de tuerca a la construcción nacional y social a través de los movimientos populares de base (siendo las dinámicas que puedan desplegar los gaztetxes una parte importante de ello, al fin y al cabo los gaztetxes okupados son la única Euskal Herria ya independiente que conocemos aunque a mucha socialdemocracia no le importe sacrificarlos, co-optarlos para la legalidad española o que se hundan en la represión mientras al mismo tiempo nos dicen que eso ocurre caído del cielo y que no tienen responsabilidad en los cuerpos policiales que gestionan, en las decisiones municipales de prohibición que toman o en los gobiernos en los que participan.
Esos pasos y la globalización de las luchas desde el abajo y con los y las de abajo va a requerir un esfuerzo brutal para la constitución de una nueva Euskal Herria plenamente libre, y los pasos a dar si bien en estos mismos momentos se pueden empezar a configurar (y de hecho se está haciendo en múltiples debates que se están realizando por toda Euskal Herria), se está en una fase de construcción de las herramientas nuevas necesarias para ese nuevo futuro. Y como bien decía uno, quedan cosas por descubrir, y para ello da más resultados jóvenes con ilusión que algunos viejos con ambición o frustración.
De joven me prometí que no seguiría la costumbre de aquellos,algunos con medallas incluso, que aprovechándose del poder mediático y fáctico que nosotros y nosotras (las bases) les ayudamos y les proporcionamos con trabajo (a parte de pegarles todos sus carteles por si con los nuestros no fuera suficiente), que desde la grada se dedicaban un día si y otro tal vez a malmeter y enredar contra la juventud vasca combativa. Es por ello que difícilmente alguien habrá leído aquí en mis letras nunca alguna muestra de desprecio a las dinámicas políticas de la juventud vasca que pretende cambiar las cosas. Yo creo que la juventud si tiene algún derecho claro es a equivocarse o a acertar, a experimentar y a vivir con libertad. Y que es ella misma la que debe solucionar sus problemas y sus diferencias de haberlas. De esta manera yo ahora con 43 años apoyo a Ikasle Abertzaleak, a todas las gazte asanbladas, a Ernai, a GKS.. y a cualquier forma organizativa que se dote la juventud trabajadora vasca.. y las cosas que no me resulten claras o tenga dudas, creo que a partir de cierta edad es bueno reconocer las lucha juveniles y dar el apoyo donde se crea conveniente y mejor callarse ante dudas que puedan surgir que la juventud vasca se encargará si la dejan de solucionarlas. Es decir, creo en la autonomía organizativa de la juventud, hasta cuando ésta no esté al 100% con lo que pueda pensar, sino no tiene gracia el asunto. De hecho, soy de los que piensa que es mas lo que se puede aprender de ella que lo que la supuesta experiencia te pueda dar para ofrecérsela. Pero esta es una opción personal. Una opción que no se la ofrezco a nadie que tenga más de 30 años o que peine canas.
Las formas pero sobre todo el camino que quiere operar Sortu resultan ya intransitables, probablemente desde hace ya bastante tiempo, aunque mucha gente haya pensado que podría haber alguna posibilidad de intentar arrimar opciones y tejer lazos, yo fui una de esas personas, pero la realidad que habéis impuesto y vuestras tijeras dedicadas exclusivamente a romper lazos no da ninguna otra opción que a la constitución del nuevo movimiento revolucionario vasco, de la nueva izquierda abertzale revolucionaria. Lo único que espero en ese sentido es que antiguos compañeros no tomen las armas de la represión o de las cárceles, no porque no nos vayamos a deshacer de ellas, que lo haríamos, sino porque retrasaría en el tiempo lo inaplazable. Y los ejemplos que habéis dado en relación al ataque al gaztetxe Maravillas no augura un futuro prometedor, sino que recuerda a los primeros pasos del PNV en la represión de estado y sus primeras justificaciones como si no tuviera que ver con ellos. Espero que cuando empiecen a eclosionar los diferentes focos de poder popular la militancia honesta que aun quede no solo sean participes de ellos sino que se opongan con determinación a las derivas institucionalistas y a las represiones que estas siempre generan. No tengo duda de que existirán y os deseo toda la suerte del mundo para reconducirlo.
He leído el texto de Kolitza que lo ha mandado poco antes de que terminara éste y para acabar este texto que se me ha alargado bastante solo decir un par de cosas.
Es totalmente cierto de que no existen apenas opciones objetivas para la independencia nacional en nuestra contexto que no sean a través de la clase trabajadora dirigente y que nuestra situación concreta en el centro imperialista no va a abrir espacio a tal opción. Es decir, que el independentismo socialista en su sentido amplio es el eje antagónico a todo lo que nos tienen montado, Y que de no existir procesos de desestabilización del estatus-quo por toda Europa a los que además podamos aliarnos y beber de ellos mientras ellos hacen lo propio con lo nuestro, la imposibilidad es grande.
Una imposibilidad que también es similar al propio contexto europeo para que se produzcan procesos socialistas. Pero a pesar de ello, está demostrado que aun en el centro de la imposibilidad y de una multiplicación de factores en contra hasta el infinito se han podido abrir espacios de resistencia que han dado ciertos frutos. Y se han hecho de imposibilidades realidades por todo el mundo en las peores circunstancias. Creo que la aportación que corresponde a la clase trabajadora vasca ‚esa misma que fue ejemplo y referencia de multitud de luchas por toda Europa, precisamente consiste en ponerse a la cabeza de nuevo y servir otra vez de ejemplo, pero esta vez ya con las enseñanzas recogidas y dispuestos para vencer. No podemos esperar a que triunfe nadie, sino que nuestra propia acción sea un elemento que ayude al triunfo en nuestro contexto cercano (o lejano) mientras que al mismo tiempo ofrezcamos la máxima ayuda posible a todo aquel o aquella que luche. En estos tiempos de posibilismo que convierte precisamente la política en el arte de lo posible haciéndola inútil… necesitamos agarrarnos fuertemente a la afirmación del argentino Ernesto de que la política es el arte de hacer posible lo imposible. Una Euskal Herria socialista fuera de la UE y de los estados español y francés como ariete para que muera la Europa del capital e interconectados con todos y todas las oprimidas del planeta.
En cuanto al proceso catalán, si bien es cierto que el «procesismo«y gran parte de la clase política junto a la represión de estado lo ha paralizado y dejado KO, no hay que olvidar que cuando este se inició lo hizo con una CiU en bancarrota y en su mínimo de influencia histórica, con una ERC desnortada y en crisis y con un asqueamiento generalizado con la clase política apreciable. Fueron las clases populares sin apoyo partidista ni de las fracciones de la burguesía las que prendieron la chispa y empezaron a dar saltos, fue más tarde cuando partes de la clase política y cierta fracción burguesa (es decir el procesismo) se arrimaron y se inició una batalla por el control entre el independentismo popular y los que querían y quieren renegociar con el estado una nueva ubicación para sus intereses (procesismo). Es decir, se produjo una lucha por y contra la independencia de clase. Que desgraciadamente perdieron los sectores populares, pero por algunos momentos ganaron. Hoy ya ERC y los restos de CiU están a otras cosas, mientras que las clases populares algo desmoralizadas se curan sus heridas, sacan conclusiones del pasado reciente y tratan de retomar un camino de ruptura con las lecciones aprendidas. El ascenso «ultraderechista«al interior del estado es una respuesta a tres fracasos, un avance y una situación objetiva: los fracasos son el proceso de liberación nacional y social vasco que ha colapsado, el fracaso del ascenso de la lucha de clases en el estado que ocurrió en el pasado reciente (15m, y mas elementos), y el fracaso de la ejecución del derecho de autodeterminación en Catalunya (los tres por cierto con el componente común de la vehiculización y absorción institucionalista), el avance corresponde al movimiento feminista. Y la situación objetiva está relacionada con las necesidades del capitalismo español.
Borroka Garaia da
2019/03/10
GAZTETXES Y LUCHA OBRERA. SOBRE EL NACIENTE IZQUIERDISMO EN LA EUSKAL HERRIA DE HOY
Para llevar a cabo la ruptura democrática es imprescindible generar mayorías en todos los ámbitos: en el social, en el sindical, en el político y en el institucional. No se trata ahora de hacer un ejercicio de esencialismo proletario sino de generar mayorías rupturistas.
«La tradición de todas las generaciones pasadas pesa como una pesadilla sobre el cerebro de los vivientes. En el momento preciso en que parecen ocupados en transformarse a sí mismos, en trastornar todas las cosas, en realizar las creaciones nuevas, llaman ansiosamente en su ayuda a los espíritus del pasado, recibiendo de sus antecesores, justamente en estos tiempos de crisis revolucionaria, su nombre, su grito de guerra, su costumbre, para representar con este antiguo y venerable disfraz y con un lenguaje que no es de ellos, la escena nueva de la Historia universal». Karl Marx, «El XVIII de Brumario de Luis Bonaparte».
Introducción:
El pasado día 16 de febrero, un nutrido grupo de jóvenes llegados de distintas partes de Euskal Herria presentó en Gasteiz la nueva Gazte Koordinadora Sozialista (GKS). Tomaba así cuerpo un movimiento obrerista que viene gestándose desde hace años en distintos gaztetxes y centros educativos de nuestro pueblo, y que, por lo menos en teoría, reivindica la centralidad política de la lucha de clases.
Ante eso, nada que objetar. Que decenas de jóvenes se reúnan para reivindicar la lucha obrera frente al individualismo y la desideologización rampantes debiera ser motivo de alegría para cualquier militante de la izquierda vasca. Sin embargo, leí el comunicado con atención y la lectura me dejó perplejo, sobre todo, por dos omisiones.
La primera: no se realizaba mención alguna a las presas y presos políticos vascos. Que un movimiento que aspira a cambiar el statu quo se presente ante la opinión pública olvidando (consciente o inconscientemente) la existencia de cientos de personas presas y exiliadas muestra, por lo menos en parte, que existe una desconexión con la lucha de su generación precedente.
La segunda: el documento no mencionaba la independencia de Euskal Herria entre los objetivos políticos de la nueva coordinadora. No me parece un olvido menor, y como tal, así lo hice saber vía Twitter en euskera: «Me parece significativo (y lamentable) que GKS ni tan siquiera mencione como objetivo la República vasca; como si fuese posible solucionar los problemas de la juventud y la clase obrera vasca sin un Estado propio. Mucha retórica obrerista pero poca práctica leninista. Según parece, una vez más, izquierdismo».
Las reacciones a mi crítica
La primera sorpresa que me llevé fue la reacción de algunos y algunas, que gustan mucho de criticar a los demás pero que tienen la piel muy fina a la hora de recibir críticas. Uno está harto de ver cómo día sí y día también lo llaman reformista, revisionista e incluso menchevique a través de las redes sociales (las últimas «perlas»: que soy el nuevo «Kautsky» de Euskal Herria y el Joseba Egibar de Sortu) y oye, no pasa nada; se encaja con deportividad y punto. Porque la crítica, como bien diría el renegado Gorbachov, «es una amarga medicina; uno tuerce la cara, pero se la traga»; y se la traga porque generalmente hace bien.
Es por ello que siempre escucho y leo detenidamente las críticas que se nos hacen, sobre todo, desde la izquierda. De hecho, soy el primero en ver algunas carencias en la lucha anticapitalista de la izquierda abertzale y Sortu. Cualquiera que conozca mi vida militante sabe que crítico soy un rato. Pero dicho esto, estoy plenamente convencido de que muchas de las críticas que hoy se nos realizan con base en textos clásicos del marxismo son un claro ejercicio de dogmatismo, y se resumen, además, muy bien, en esto que Lenin decía:
««Nuestra doctrina no es un dogma, sino una guía para la acción» decían siempre Marx y Engels, burlándose con justificación de quienes aprendían de memoria y repetían, sin haberlas digerido, «fórmulas» que en el mejor de los casos, solo podían trazar las ideas generales, que necesariamente cambian en correspondencia con la situación económica y política concreta de cada periodo particular del proceso histórico».
Ser puro y carecer de contradicciones es lo más fácil que hay en el mundo, como fácil es quedarse, sin moverse un milímetro, en el córner izquierdo del campo político. Puro y «verdadero», sí, pero absolutamente ineficaz para generar transformaciones sociales (no digamos ya para desencadenar una revolución). No hay más que ver lo desconectados que viven de la sociedad grupos como Reconstrucción Comunista y similares.
Lo difícil, pues, no es eso. Lo difícil es transformar la sociedad haciendo que la izquierda se haga con todo el centro del campo, que es desde donde se ganan los partidos. Y guste o no a algunos, con nuestros aciertos y nuestros errores, en esas estamos en la izquierda abertzale.
¿Alguien cree que hoy en Europa occidental se puede transformar la sociedad si no es generando mayorías en el terreno político, social, sindical e institucional? ¿Y alguien cree que eso se puede hacer desde el purismo, sin asumir contradicción alguna, sin embarrarse hasta las trancas en todos (y repito, todos) los espacios de lucha?
Cuando tras su presentación en sociedad critiqué el comunicado inaugural de Gazte Koordinadora Sozialista no fue de mala fe, por nerviosismo o por enfangar el terreno (tal y como se afirmó en varias críticas a mis palabras). Nada más lejos de mi voluntad que generar división o poner obstáculos a la colaboración entre distintas izquierdas, pero el trabajo en común no puede ser al precio de eliminar la crítica legítima. Somos todos suficientemente adultos y hemos de estar por encima de ello, como creo generalmente ha estado la izquierda abertzale.
Para mí, en este caso el problema es el siguiente: no se trata simplemente de que la nueva coordinadora juvenil no marcase como objetivo prioritario la independencia de Euskal Herria; es que ni siquiera lo mencionaba entre sus objetivos políticos. Eso, en el país que vivimos, no es un olvido cualquiera, y viene a poner blanco sobre negro, en mi opinión, una desorientación ideológica grandísima.
¿Por qué afirmo esto? Porque estoy convencido de que la unidad de España es la clave de bóveda del sistema de dominación concreto que se nos impone (el Régimen del 78), y en consecuencia, la independencia resulta no sólo importante sino vital. El día que rompamos esta unidad que se nos impone por la fuerza, a la clase trabajadora vasca (y por extensión a la de los demás pueblos del Estado) se nos va a abrir un campo lleno de oportunidades, porque habremos demostrado que el Régimen ya no es intocable y que se le puede ganar. Es la razón principal que tengo para ser independentista además de abertzale.
Haciendo un poco de memoria, no hay más que recordar lo que afirmaba el conocido diputado derechista José Calvo Sotelo allá por la década de los 30: «Antes una España roja que rota». O las sabias palabras de Castelao, padre del nacionalismo gallego: «Para que España pueda ser roja, antes tendrá que ser rota».
Pero no se trata de hacer memoria. Basta con mirar a la realidad hoy día y preguntarse: ¿Cuál es, sin ningún género de dudas, el mayor desafío que tiene hoy el Régimen del 78? La respuesta es obvia: Catalunya. Es cierto que el procés es interclasista y nos gustaría que fuese eminentemente obrero, pero… dejando de lado que los procesos de independencia así han sido históricamente, ¿nos hemos preguntado quiénes son los mayores enemigos del procés? La Caixa, Banco Sabadell, la gran burguesía españolista y todos sus lacayos: medios, políticos de diverso signo, policías de todos los colores… En serio, ¿de todo esto la izquierda anticapitalista crítica o distante con el procés no saca una sola lección? Nadie me negará que como mínimo es desconcertante: mientras los de la izquierda «verdadera» critican el procés por ser «interclasista», denostan su potencial rupturista y miran hacia otro lado frente a la represión actuando como si nada grave ocurriese, los «burgueses y socialdemócratas» catalanes pagan con cárcel y exilio haber puesto en jaque al Régimen. Por si esto fuera poco, después de haberse quedado mirando los toros desde la barrera te recuerdan que el procés ha fracasado y que ya te advirtieron de que «esto iba a pasar», en lugar de preguntarse qué hubiese sucedido de haberse sumado toda la izquierda en bloque y con determinación. Vivir para ver.
Golpear el eslabón más débil
Lenin lo afirmó con una metáfora clarificadora: la cadena que nos oprime, que nos ata al pasado, se romperá por el eslabón más débil. Para librarse no es necesario destrozar toda la cadena, basta con un solo eslabón. Por ello, la tarea primordial de toda izquierda ha de ser detectar cuál es ese eslabón y dirigir el «mazo» de la clase obrera contra el mismo.
¿Y cuál es ese eslabón? Hoy y aquí, en 2019, ese eslabón es la cuestión nacional. Esa es la razón por la cual decimos que en Euskal Herria la lucha de clases adopta la forma concreta de proceso de liberación nacional. No se trata de ninguna opción caprichosa, sino de una opción impuesta por la realidad. Sólo por ahí podrá solucionarse de forma completa la cuestión de la clase obrera en Euskal Herria, ya que, de lo contrario, seguiremos careciendo de herramientas políticas para hacer valer nuestra voluntad y resolver la cuestión de clase. Así lo afirmaban los destacados líderes del independentismo vasco, Txabi Etxebarrieta y Jose Miguel Beñaran Ordeñana, Argala.
Según algunos sectores afines a Gazte Koordinadora Sozialista, esto que acabo de decir es defender un concepto «burgués» de independencia. Nada más lejos de la realidad y de mis aspiraciones. Lo que ocurre es que, guste o no, la prioridad hoy es culminar la ruptura democrática que no conseguimos culminar en 1978. Las siguientes palabras de Lenin pueden ilustrar lo que digo:
«El socialismo es imposible sin la democracia, en dos sentidos: 1) el proletariado no puede llevar a cabo una revolución socialista si no se prepara para ella luchando por la democracia; 2) el socialismo triunfante no puede consolidar su victoria y llevar a la humanidad hacia la desaparición del Estado, sin la realización de una democracia completa. Por eso, decir que la autodeterminación está de más en el socialismo es tan absurdo e implica el mismo embrollo que si se dijera: la democracia está de más en el socialismo».
Para llevar a cabo la ruptura democrática, claro, es imprescindible generar mayorías en todos los ámbitos: en el social, en el sindical, en el político y en el institucional. No se trata ahora de hacer un ejercicio de esencialismo proletario sino de generar mayorías rupturistas; y como digo, con nuestras contradicciones y errores, en esas estamos.
Nuestra hoja de ruta
¿Cuál es, pues, nuestra hoja de ruta? Ruptura democrática con el Régimen del 78, independencia y proceso constituyente para cambiarlo todo. ¿Reformismo? Yo no lo veo por ninguna parte. Y es que tenemos bien presentes, por ejemplo, los procesos constituyentes latinoamericanos de la primera década del siglo XXI (Venezuela, Bolivia y Ecuador), donde la articulación de mayorías plurales y muy heterogéneas permitió fraguar proyectos de ruptura con la larga noche neoliberal de los 80 y 90.
No han sido estas revoluciones perfectas, desde luego, pero sí revoluciones reales; y la izquierda ha perdido ya demasiado tiempo en busca de una revolución perfecta sin entender que esta no existe, y que de lo que se trata es de echarse al barro y transformar la realidad desde ya. Es, en cierta medida, lo que trata de explicar en su libro «Democracia, Estado, Revolución» el vicepresidente del Estado Plurinacional de Bolivia Álvaro García Linera, renovador, en pleno siglo XXI, de muchas de las ideas de Lenin en torno a la democracia, el estado y la revolución.
Por ello, carece de fundamento alguno decir que la independencia que defendemos es «burguesa». Es precisamente en ese proceso donde se determinará la forma concreta que adquiera la futura república vasca, y huelga decir que en opinión de la izquierda abertzale será una república socialista. Sin embargo, dependerá de la correlación de fuerzas con la que materialicemos la ruptura cuánto de izquierdas o de derechas tendrá ese nuevo Estado (o si gusta más, cuánto de burgués u obrero). A fin de cuentas, ¿qué es una constitución sino la traslación al ámbito de lo jurídico de la concreta correlación de fuerzas existente al interior de un estado en un determinado momento histórico?
Se ha afirmado también, de manera despectiva, que creemos ingenuamente «en la neutralidad del Estado», como si no fuésemos conscientes de que estamos ante el aparato de dominación de la burguesía. Para contestar tal astracanada no necesitamos ni argumentos, y no los necesitamos porque los hechos hablan por nosotras: esa supuesta «neutralidad» la hemos conocido en cuarteles de la Guardia Civil y comisarías de la Policía Nacional durante décadas, y la siguen sufriendo cientos de compañeras en lejanas celdas de España y Francia o en el exilio. Lo digo claramente; en eso no se nos pueden dar muchas lecciones.
Por todo lo anterior, nuestra prioridad política hoy es poner en marcha un proceso soberanista en Euskal Herria que permita materializar la ruptura democrática con el Estado; y para ello, generar las mayorías que lo hagan posible en el terreno social, sindical, político e institucional.
El cambio en Nafarroa
La primera estación de dicha apuesta en el lugar donde vivo (Navarra) es lo que se viene conociendo como el «cambio». Un cambio muy plural y contradictorio; no exento de grandes errores; menos radical y más lento de lo que nos gustaría a los hombres y mujeres de la izquierda abertzale, pero que ha dejado también importantes avances en el terreno social y político, con más de 100 leyes aprobadas (entre ellas Renta Garantizada, Contratos Públicos, LGTBI, Mapa Local o dos que están por llegar: igualdad y participación democrática).
Nuestra tarea es ahora llevar a esa mayoría social y política que apuesta por un simple «cambio» a posiciones de ruptura con el Régimen del 78. No parece una empresa fácil, pero nadie dijo que lo fuera a ser.
Como marxistas, además, sabemos lo importante de distinguir entre contradicciones primarias y secundarias, y sabemos que la contradicción primaria en Nafarroa es entre Régimen y Cambio, y no como algunos pretenden, entre el cambio y las minorías ultraizquierdistas. O gobierna el cambio o gobiernan los cuneteros que nos han gobernado durante décadas. En el terreno de lo real, no hay más.
Por ello, la tarea de la izquierda navarra en este momento histórico no es poner en riesgo el cambio, sino radicalizarlo desde las instituciones, desde la calle, desde los movimientos sociales. Y si no hemos sabido o podido llevarlo más lejos, no ha sido por falta de ganas, sino porque hasta la fecha, no hemos sido capaces de generar otro tipo correlación de fuerzas. Tiempo al tiempo.
Por supuesto, en ese camino hemos cometido y vamos a cometer errores; y han aparecido y van a aparecer contradicciones. No hay más que ver lo sucedido con el gaztetxe Maravillas o la contracampaña que nos está haciendo parte de la Policía Municipal de Iruñea reprimiendo los gaztetxes un día sí y otro también (por citar dos ejemplos relacionados con el movimiento juvenil).
Sin embargo, es en esos momentos precisamente donde tenemos que tener mirada larga y hacer prevalecer la estrategia sobre la coyuntura. Lenin nos da una idea:
«Y si los bolcheviques obtuvieron este resultado, fue exclusivamente porque desenmascararon y expulsaron a todos los revolucionarios de palabra, obstinados en no comprender que hay que retroceder, que hay que saber retroceder, que es obligatorio aprender a actuar legalmente en los parlamentos más reaccionarios, en las organizaciones sindicales, en las cooperativas, en las mutualidades y otras organizaciones semejantes, por más reaccionarias que sean».
No quiero decir con esto que haya que aceptar las contradicciones sin más. Las contradicciones hay que combatirlas y tratar de eliminarlas (por eso denunciamos el desalojo de Maravillas y la ocupación policial del Casco Viejo, por ejemplo). Sin embargo, ello no nos puede llevar a pensar que como existen contradicciones hay que echar el cambio a la basura y permitir que vuelva la derecha. Está en nuestras manos que el cambio sea más profundo y por ello vamos a trabajar.
¿Cómo? Profundizando en la labor de desmantelar el Régimen UPN-PSN-CCOO-UGT-CEN-Opus Dei. ¿Con quién? De la mano de todos los sectores populares de Nafarroa (jóvenes, trabajadores, mujeres, jubilados, migrantes etc.). ¿Con qué herramientas? Con las herramientas de lucha que nos hemos dotado: lucha de masas (en su más amplia expresión), lucha ideológica y lucha institucional (en esto también, siguiendo las tesis de Lenin).
La lucha institucional la quiero reivindicar especialmente, porque no han sido pocas las críticas fuera de lugar a quienes trabajan en las mismas, metiendo a todos los representantes políticos en un mismo saco, el de la «clase política» (concepto muy funcional a la derecha), simplemente por desarrollar su trabajo en «instituciones burguesas». ¡Buen remedio! Las instituciones en las que trabajan son burguesas porque así es el sistema que se nos impone, pero en Euskal Herria desde decenas de ayuntamientos se ha hecho y se hace herrigintza al servicio de las clases populares del que debemos estar orgullosas. No me cansaré de recordarlo. Me acuerdo de los concejales de mi pueblo, Otsagabia, de los de Ezkaroze, Atarrabia, Barañain, Iruñea… con o sin sueldo, pero todos ellos metiendo «peonadas» al servicio del pueblo… en fin.
La lucha de clases en la Euskal Herria de hoy
Por supuesto, y para que quede bien claro: todo lo que vengo diciendo a lo largo de este artículo no significa que haya que dejar de lado la lucha de clases (algo fundamental para seguir avanzando), sino que es necesario darle a ésta una dimensión nacional, ya que toda dinámica, guste o no, fortalece un sujeto; y ese sujeto puede ser España o puede ser Euskal Herria.
Si como ya he dicho, para nosotros la solución es la República Vasca, tenemos que fortalecer ese sujeto en todas nuestras dinámicas. Si no lo hiciéramos así, estaríamos tirando al traste las condiciones propias que hemos generado durante décadas de lucha, condiciones que no existen (por ahora) en buena parte de los pueblos del Estado: un sindicalismo de clase y combativo (al margen del tándem CCOO-UGT); un movimiento feminista ejemplar; un movimiento juvenil activo y organizado, unas mayorías políticas distintas…
¿Y qué significa darle una dimensión nacional? Por ejemplo: exigir un marco vasco de relaciones laborales para que los convenios se negocien aquí, un sistema público de pensiones vasco para nuestras jubiladas, etc. Probablemente escuchar a decenas de trabajadores del campo de origen magrebí gritar «Jo ta ke irabazi arte» en la huelga de Huerta de Peralta sea la expresión más «poética» de lo que digo.
Claro está que la dimensión nacional no puede borrar la dimensión internacionalista. Ningún reparo en ir de la mano del resto de pueblos del Estado o de Europa, pero desde el respeto a lo que somos y a las dinámicas y ritmos que tenemos.
Por todo ello, en mi opinión, la lucha obrera que se viene promoviendo hoy día desde distintos gaztetxes y centros de estudio tiene bastante más de socialismo utópico o anarquismo (vienen a mi mente los falansterios de Fourier) que de socialismo científico. Por supuesto, me parece genial promover ideas y prácticas socialistas entre la gente joven, pero si toda esa labor no va estrechamente unida a una estrategia real de conquista del poder político, no es más que puro utopismo.
Lo voy a decir más claro: lo que viene ocurriendo en todo este espacio que he calificado de «izquierdista» (GKS, algunos gaztetxes y otros espacios como Herritar Batasuna) es que bajo una radicalidad discursiva más o menos atractiva (desde luego para una parte de la juventud más combativa lo está siendo) se está tratando de esconder una desorientación estratégica total. Más allá de palabras grandilocuentes y apelaciones genéricas a la lucha de clases, no existe un «norte» creíble. Nadie explica además cómo se quiere destruir el «estado burgués», el Régimen del 78, si no es preparándose para un supuesto día D que nunca llega, en el que se alinearán los astros y saltará la chispa de la revolución.
Mención aparte merece el pretender colocar en el centro de la estrategia obrera los gaztetxes y centros de estudio, en lugar de las fábricas, los centros del trabajo o, simplemente, las calles. Se pretende liderar la lucha de las explotadas pero sin las explotadas. Es, además, una cuestión puramente matemática: la inmensa mayoría de la clase obrera jamás ha pisado ni va a pisar un gaztetxe.
Para acabar, autocrítica
Por ir terminando, no quisiera publicar este artículo sin hacer autocrítica. Que espacios como GKS surjan al margen de la izquierda abertzale significa que existe una parte de la juventud de nuestro pueblo que no ha visto en nosotros un referente anticapitalista claro con el que hacer frente a la ola neoliberal que padecemos, y ello nos debe llevar a cuestionarnos por qué. Dejo varias pistas:
El gran poder institucional que hemos adquirido en los últimos años ha generado tendencias «institucionalistas» en nuestro movimiento, con el consiguiente alejamiento de algunos movimientos sociales. No ha sido algo buscado ni querido, pero ha ocurrido y se ha de trabajar por solucionarlo.
Hemos acertado en promover (junto a otros sectores sociales y de forma horizontal) dinámicas amplias capaces de activar a sectores mayoritarios de la sociedad cuyo compromiso político es, por así decirlo, «pequeño» (la lucha por los jóvenes del Altsasu puede ser un buen ejemplo). Sin embargo, probablemente no hemos acertado en formular una oferta de lucha suficientemente atractiva para los sectores más combativos de la sociedad, sectores dispuestos a llevar la confrontación democrática a estadios superiores. Corregir esto también es fundamental para nuestra hoja de ruta.
Nos falta épica. Nuestra práctica política no sólo ha de convencer, sino que ha de emocionar, algo que sí han conseguido en Catalunya. Se han de tocar las teclas adecuadas.
Nada más por hoy. Más pronto que tarde nos tendremos que encontrar en el camino y, pese a las grandes diferencias, así espero que sea. En el centenario de la muerte de Rosa Luxemburgo, acabo con su epitafio: «Oprimidos, oprimidas, enterrad (aquí mismo) vuestras diferencias».
ENEKO COMPAINS SILVA
2019/03/07
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