Algunas consideraciones a cuenta del sumario, juicio y «acuerdo» del 11⁄13 del pasado 16 de septiembre ya han sido suficientemente expuestas y no ahondaremos en ellas. Sí subrayar que muchas de las victorias que el complejo Sortu-EHBildu publicita como propias son precisamente parte sustancial de la línea política que nuestros enemigos diseñan para combatirnos.
En esa tarea que tiene la socialdemocracia, hoy nos quedamos con algunos de los intentos que hace para que sean asimiladas terminologías, ideas-fuerza, planteamientos y conceptos necesarios para la supervivencia de quien nos ocupa y explota.
«La Audiencia no puede marcar la iniciativa y el relato de este país.»
Formulación lógica y evidente. El problema es cuando se da por buena la iniciativa y el relato de nuestros enemigos. Eso significa negar el derecho a nuestra existencia y por lo tanto a la resistencia y a la legítima lucha de quien es ocupado y explotado. Es decir, condenan lo que seguidamente acatan, por el bien de ¿quién? Consideraron la constitución española y sus fuerzas represivas como democráticas y lo firmaron con luces y taquígrafos. Con la farsa del 16 aceptan el relato y la memoria de nuestros enemigos.
Por otra parte, los 45, los 5 y los 47 sí han marcado iniciativa con sus acuerdos y además se lo han puesto muy mal a las futuras comparecencias que a buen seguro habrá ante los tribunales vascos, españoles o franceses. Esto es, si en esas futuras comparecencias el hecho de defender la propia actividad militante, no reconocer al tribunal (por extranjero o por no tener la legitimidad de juzgar actos de índole política) o no contestar a las preguntas del fiscal son suficientes motivos de condena, la no aceptación de las tesis de la fiscalía, negándose a un «acuerdo» político, supondrá la condena fulminante.
«Nuestra voluntad ha sido desde el inicio hacer una contribución colectiva a la solución de problemas enquistados en nuestro país.»
No existen problemas en abstracto. Los problemas o las contradicciones no están enquistadas como si fueran una enfermedad de origen desconocido. La clase obrera vasca sufre la ocupación nacional, la opresión de clase, la opresión patriarcal, lingüística… íntimamente ligados a la lucha de clases y al marco autónomo de Euskal Herria donde se desarrollan. Las antagónicas contradicciones de clase no se pueden diluir en abstractos problemas.
Igual es que ya no existe la lucha de clases o igual la ocupación nunca existió, al fin y al cabo la Euskal Herria peninsular es ibérica y nos tenemos que «resituar» en el siglo XXI… Llegará el día en que esta socialdemocracia apoyará el envió de tropas de la OTAN a ocupar o agredir algún país e incluso participará con personal vasco. De momento, ya lo hace con armamento.
«[…] creyendo que también puede contribuir a que las personas presas y exiliadas tengan una vía de solución, que a día de hoy desgraciadamente no se ha dado.»
Por una parte, hace ya tiempo que desde las organizaciones periféricas y desde la propia EHBildu denominan «personas presas y exiliadas» a las y los presos y huidos políticos vascos. Eso no es otra cosa que intentar despolitizar a los presos/as y exiliados/as políticas y, con ello, su lucha. Por otra, pretenden decirnos (al igual que el PNV ¿casualidad?) que la vía Sortu se ha demostrado insuficiente, a pesar de la total sumisión a la línea político penitenciaria de nuestro enemigo. Es decir, es necesario otra vuelta de tuerca más para que quizá los y las presas políticas vascas puedan salir a la calle.
«Parece que cuando haces este tipo de acuerdos estás buscando tu solución…la sociedad vasca está situada es esos términos de búsqueda de soluciones.»
Personalmente no nos cabe duda que la mayoría de los del sumario español 11⁄13 han buscado su libertad pues saben perfectamente en qué estado han quedado los presos políticos vascos, esto es, en la sempiterna represión, en la indefensión y sin un referente político abertzale y revolucionario. Por si fuera poco, su teórica representación política está insertada hasta las cejas en los Estados español y francés y ofreciendo un claro «sálvese quien pueda». Es en ese contexto de desolación (mirando al interior de las cárceles), que las variadas estructuras oficialistas han contribuido a sostener, donde imaginamos se toma la decisión de no entrar a prisión. Pero, en nuestra opinión, eso no tiene nada que ver con la supuesta búsqueda de soluciones de la sociedad vasca.
Aquí la verdadera búsqueda de soluciones, también personal, la realizó el lobby que dio el golpe de Estado en el MLNV en el 2009 para asegurar una representación política en las instituciones y en la legalidad de nuestros enemigos, cerrando así la posibilidad de poder continuar luchando por la liberación nacional y social de Euskal Herria. Ese seguro billete en tercera clase le costó cargarse a todo el MLNV de una vez por todas y asegurarse que no quedaran rescoldos. Y eso no tiene que ver con la «sociedad vasca». Esa imprecisa afirmación la puede hacer cualquiera buscando un beneficio particular o personal.
Hablando de cargarse al MLNV (al menos en sus conocidas estructuras históricas), con este sumario 11⁄13 se han rematado los últimos colectivos de ayuda humanitaria, sanitaria, económica y social para los y las presas políticas vascas. De aquí en adelante ¿cómo actuar desde los colectivos que componían el sumario 11⁄13 si han reconocido su subordinación a ETA? Las cosas están así de feas porque así lo ha decidido Sortu, con el beneplácito de EHBildu en su conjunto. Y hablando de Sortu, no parece que otra estructura vaya a ser la que definitivamente se haga cargo de todo. Como hasta ahora, pero sin disimulo.
«El reto es ese: cómo hacemos para que diferentes sensibilidades, espacios y sectores confluyamos para que aquellos sufrimientos que a día de hoy siguen existiendo se superen. Que se acabe un ciclo y este país pueda abrir uno nuevo para poder abordar sus retos políticos y sociales como crea conveniente.»
Es decir, ¿nos vamos a poner de acuerdo sobre si era lícito que nos invadieran y, en consecuencia, nosotras/os lucháramos y luchemos? Y una vez que se ha cedido en lo principal, es decir, que la primera víctima es el pueblo trabajador vasco y más en concreto su clase obrera, se ha cedido en lo secundario y así hasta el infinito, ¿se abrirá «otro ciclo» en el que «el país… abordará sus retos políticos y sociales como crea conveniente? ¿Qué es el «país»? ¿la burguesía y el proletariado arreglando sus «cosillas»? Lo decimos porque esas «cosillas» no se arreglan sin una revolución. Y siendo así, ¿de qué país estamos hablando? ¿Quizá el de votando al GAL para que no salga el GAL? Jamás intereses antagónicos pueden confluir en lo fundamental. Eso no se arregla más que con la dictadura del capital o con la dictadura del proletariado vasco.
«Nuestra reflexión la hemos hecho teniendo en cuenta dónde está la gran mayoría de la sociedad vasca.»
Esto es tan viejo como la historia del PNV que se vanagloria de interpretar el «sentir» de la «sociedad vasca» para ajustar su línea política de intervención. Lo real es que el PNV lleva más de cien años haciendo la labor que le ha encomendado el capital vasco-español o español (no hay oligarquía vasca sino española). La gente de EHBildu con Sortu a la cabeza, son los últimos que han acudido a su fiesta y el capital y la burguesía les dará el papel que les corresponde, el de contención de la línea revolucionaria vasca o el del opcional recambio institucional. Y no hace falta decir que lo que «siente» la «sociedad vasca» es lo que el capital trasmite con sus muy afinadísimos medios de comunicación, iglesia, partidos, sindicatos, etc.
«Apostar por la paz y la convivencia es una apuesta ganadora.»
El lenguaje empleado para trasmitir la idea deseada lo dice todo. La paz y la convivencia son el fin máximo. La lucha de clases no existe porque parece que no hay clases y, si las hubiera, sería una cuestión subjetiva. Cuestión de opiniones, dicen los de este pelaje. En consecuencia y en todo caso, el bien supremo es la convivencia entre borregos que necesita el capital y sobre todo su paz, aunque ésta sea con ocupación y explotación. Paz y convivencia contando con paisanos que no están cobrando el paro, con quien trabaja contratos de días u horas, con quien trabaja en negro, con infinidad de personas que malamente llegan a fin de mes y otras que no llegan, embutidos en una lógica consumista, individual, etc.
Al mismo tiempo constantemente hablan de la «sociedad vasca». Pero ¿qué es la sociedad vasca? La vasca, como otras, no es una formación social abstracta. Está inmersa en el sistema capitalista y, por lo tanto, en la sociedad vasca hay clases sociales. Hay fracciones de clase burguesa. Hay aristocracia obrera, hay clase trabajadora sin conciencia revolucionaria y hay clase trabajadora con conciencia revolucionaria. A pesar de todo, machaconamente nos relatan el cuento de la sociedad vasca y sus anhelos para justificar cualquier acción u omisión y para esconder la verdadera situación de ocupación y explotación.
«Tendremos que dejar un legado en el que cualquier iniciativa o ideario político pueda llevarse a cabo de forma democrática.»
Es decir, ¿vamos a democratizar el Estado español para que después tal democracia nos permita decidir si tenemos derecho a decidir? Lo que Sortu considera partido de izquierda (PSOE), en Euskal Herria muchos y muchas pensamos en el GAL, pensamos que Podemos no es más que un salvavidas ocasional del capital y que solo la clase trabajadora vasca revolucionaria luchará hasta el final y será dueña de su destino.
Ya hemos visto lo que dan de sí el cambio de estrategia, las instituciones y también la casi demolición del movimiento popular y sus dinámicas. Por suerte, hace un tiempo que ha comenzado a desaparecer la incertidumbre que trajo el cambio de dicha estrategia y su consiguiente inserción en los sistemas del enemigo y cada vez son más las gentes y estructuras que hacen un análisis crítico del pasado y están comenzando a sentar las bases para un verdadero cambio estratégico revolucionario vasco. ¡Ánimo pues!
Jon Iurrebaso Atutxa
24 de septiembre de 2019
Un comentario