p>Este día 12 de octubre hay convocadas en Bilbao una movilización contra el fascismo. Desgraciadamente más necesaria que nunca.
Larrañaga, hace 80 años, en un discurso lleno de actualidad en 2019, afirmó que «No hay más paz que aplastar al fascismo». Este hombre, comunista, abertzale, militante en el PCE de aquellos años, ya tuvo claro cuál era la medicina más apropiada para sanar sociedades corroídas por ese mal gangrenoso que venimos a llamar fascismo.
Larrañaga murió joven. Fue fusilado por el fascismo, por ese enemigo contra el que tanto luchó y dadas sus posiciones inequívocamente abertzales prácticamente ignorado por un PCE en el cual se imponían las tesis «estatalistas».
Pero en Euskal Herria, como en todo el mundo en aquellos años, quienes estaban en primera línea de lucha contra el fascismo fueron los comunistas, sin olvidar a los anarquistas.
La burguesía siempre ha tendido a tratar de negociar con «los fachas». No debemos olvidar que la burguesía vasca también está en esa clave. ¿O acaso olvidamos que el PNV ante el golpe fascista de 1936 estuvo varios días pensando en decantarse entre la república o los fascistas españoles? ¿O debemos olvidar que el PNV negoció con el franquismo la entrega de los Altos Hornos vizcaínos, una decisión muy importante puesto que la producción de esta empresa sería vital para el «bando nacional»?
¿O quizá debemos olvidar que la burguesía vasca del PNV optó por no pelear durante el franquismo y esperar la muerte del dictador fascista y que se repusiese una democracia burguesa? Solo la izquierda revolucionaria vasca organizada en un incipiente MLNV optó por plantar cara al fascismo español, apostando por la lucha por una patria socialista, feminista y también, por supuesto, antifascista.
Nunca jamás en ningún lugar del planeta la burguesía y sus gobiernos han luchado en serio contra el fascismo. Mienten quienes afirman que en la Segunda Guerra Mundial el peso de la pelea antifascista lo tuviesen ingleses y americanos. Estos pactaron y negociaron con los nazis antes de la guerra y una vez que empezó. Fue la URSS y las guerrillas comunistas europeas quienes llevaron todo el peso y el sacrificio de lo que supuso el desafío nazi-fascista. Solo cuando era evidente el triunfo antifascista de la URSS se implicaron en la guerra para evitar que toda Europa fundase repúblicas populares.
Las consecuencias del fascismo en todas sus variantes las conocemos perfectamente. Desde las impactantes imágenes de los campos de concentración nazis hasta las aldeas quemadas con la población dentro en el este europeo o las miles de personas fusiladas o asesinadas en prisión a lo largo y ancho del planeta. No solo en Europa, también en Asia, África o Latinoamérica. Todas estas personas fueron asesinadas por el fascismo al servicio de las diferentes oligarquías, siempre al servicio del criminal sistema capitalista.
Lo que es trágico es que ochenta años después aun tengamos que concienciar de la necesaria lucha antifascista. Y que ochenta años después el fascismo continúe siendo una realidad.
Y sigue siendo patrocinado por sus amos de siempre. El fascismo no es más que una herramienta del capital cuando su «democracia burguesa» no puede adormecer a los pueblos y necesita recurrir a métodos más contundentes. La democrática Unión Europea patrocinó un golpe neonazi en Ucrania ante los ojos del mundo. Sus intereses primaban. Hoy la lucha del Donbas es vanguardia en la pelea antifascista.
Hungría, Polonia y varios países europeos están siendo gobernados por partidos fascistas sin que le cause el menor problema a esa Unión Europea que tanto gusta al reformismo y a la que tratan de presentar como un espacio democrático. Mienten. La Unión Europea es un espacio que protege al fascismo.
En Euskal Herria también el fascismo está presente. Y no me refiero a los grupos de bufones falangistas que nos visitan de vez en cuando.
El fascismo está presente en actitudes cotidianas de los partidos llamados «democráticos», por ejemplo al negarnos la autodeterminación.
Esta presente asesinando, violando y asaltando mujeres desde esa lacra patriarcal que no es sino otra modalidad del fascismo.
En los tajos con una patronal cada vez más envalentonada. En actitudes racistas y xenófobas que se propagan desde los foros de diferentes periódicos. En la aparición de cada vez más pintadas y grafitis en nuestras calles que nos dicen que están saliendo del armario. En la provocación de partidos españoles abiertamente ultraderechistas que vienen a romper la tranquilidad de nuestros pueblos para hacer su particular campaña. En un ocio cada vez más reaccionario que se le ofrece a nuestros jóvenes… En una mentalidad cada vez más extendida de mucha gente que te dice «Yo no soy fascista, pero…» o el manido «Yo no soy racista, pero…».
El fascismo sigue gozando de la protección de la burguesía vasca. El PNV sigue siendo un buen compañero de viaje para los diferentes fascismos. Su policía siempre agredirá al antifascista y siempre protegerá al fascista.
Este día 12 de octubre hay convocada en Bilbao una movilización contra el fascismo. Desgraciadamente más necesaria que nunca.
El pueblo vasco debe seguir demostrando que es un pueblo antifascista.
Andoni Baserrigorri
11 de octubre de 2019