Coro­na­vi­rus. El PNV sin mascarilla

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Enten­der la for­ma de actuar del PNV, al menos des­de la lla­ma­da «tran­si­ción» has­ta nues­tros días pare­ce haber sido com­pli­ca­do para más de uno. El par­ti­do de Sabin Etxea goza de una espe­cie de aureo­la de «par­ti­do de izquier­da» den­tro de la Comu­ni­dad Autó­no­ma Vas­ca, que gobier­nan des­de 1977 (excep­tuan­do los 4 años de Patxi López) e inclu­so fue­ra de Eus­kal Herria ha toca­do leer, al menos en redes socia­les, valo­ra­cio­nes de un supues­to anti­fas­cis­mo y que repre­sen­ta una supues­ta bur­gue­sía «pro­gre­sis­ta» vas­ca que no es tal.

Cier­to es que hege­mo­ni­za la tele­vi­sión vas­ca de una mane­ra des­ver­gon­za­da. Así hace un par de sema­nas en unas decla­ra­cio­nes, a la perio­dis­ta del ente públi­co se le olvi­dó el «peque­ño deta­lle» de cam­biar el logo­ti­po del micró­fono y hacien­do la entre­vis­ta como ETB usó un micró­fono con el logo­ti­po del PNV.

Cier­to es que su red de clien­te­lis­mo lle­ga a unos lími­tes des­me­su­ra­dos. La inmen­sa can­ti­dad de «estó­ma­gos agra­de­ci­dos» que hay en toda la geo­gra­fía vas­ca for­man par­te de una tela de ara­ña social que ase­gu­ra el poder del «par­ti­do» has­ta un nivel que tan solo les bas­ta con un toque de dedos para que esa máqui­na se pon­ga a funcionar.

De hecho se sue­le decir que tal es su con­trol que en cier­tos pue­blos, no ser del PNV supo­ne un auten­ti­co estig­ma social. O que las reunio­nes de veci­nos de los pisos de pro­tec­ción ofi­cial más pare­cen una reu­nión de una célu­la del par­ti­do. O de sus juven­tu­des, EGI.

Cier­to es que su máqui­na de pro­pa­gan­da es de tal mag­ni­tud que se dan por cier­tas reali­da­des que no lo son. «El oasis vas­co» hacien­do refe­ren­cia a una supues­ta fal­ta de corrup­ción del PNV cuan­do exis­ten dece­nas de sen­ten­cias con­de­na­to­rias de dife­ren­tes corrup­cio­nes de sus «fon­ta­ne­ros». O el par­ti­do de la bue­na ges­tión cuan­do aho­ra mis­mo se vis­lum­bran auten­ti­cas cha­pu­zas de ges­tión. A una de ellas me refe­ri­ré mas adelante.

Sus bue­nas rela­cio­nes con el poder cen­tral espa­ñol por enci­ma de cier­tas «gres­cas de pos­tu­reo» hace que sea muy bien tra­ta­do por la pren­sa espa­ño­la. Al fin y al cabo habla­mos de un par­ti­do regio­na­lis­ta que en abso­lu­to va a poner en peli­gro la uni­dad de Espa­ña y ese tra­to de favor vie­ne dado para «evi­tar que se eche al mon­te». Como par­ti­do repre­sen­tan­te de la oli­gar­quía y bur­gue­sía vas­ca si tie­ne que ele­gir entre sus intere­ses de país o sus intere­ses de cla­se, no lo duda. Sus intere­ses de cla­se pasan por una alian­za estra­té­gi­ca con la oli­gar­quía española.

Solo de esta men­ta­li­dad se entien­de que el penúl­ti­mo pre­si­den­te del EBB fue­se de la noche a la maña­na pre­si­den­te de la Uni­dad de Nue­vas Ener­gías de Rep­sol. El de Josu Jon Imaz es el caso más lla­ma­ti­vo, pero son cien­tos los peneu­ve­ros con impor­tan­tes víncu­los con empre­sas de la oli­gar­quía española.

Por no hablar de cómo con la escu­sa del turis­mo tra­je­ron la Vuel­ta Ciclis­ta a Eus­ka­di o la «roja» a Bil­bao. Lue­go se dan gol­pes de pecho toman­do un chi­qui­to en el batzo­ki de turno.

Los que vivi­mos en Eus­kal Herria y tene­mos con­cien­cia de cla­se y nacio­nal, les cono­ce­mos de sobra. Per­so­nal­men­te a lo lar­go de mi vida me ha toca­do cono­cer a mili­tan­tes y sim­pa­ti­zan­tes del PNV y todos ellos tie­nen el mis­mo per­fil. Reac­cio­na­rios, muy de dere­chas y abso­lu­ta­men­te acrí­ti­cos con el par­ti­do. Si osas cri­ti­car al PNV sen­ci­lla­men­te eres un espa­ño­la­zo o un anti­vas­co. Así es su gente.

Reco­noz­co que la «mas­ca­ri­lla» que se ponen y que les sir­ve para rea­li­zar estas prác­ti­cas y sin nin­gún pro­ble­ma rei­vin­di­car la inde­pen­den­cia una vez al años en el Alder­di Egu­na les está dan­do resultados.

Lle­van un tiem­po que ante la gra­ve­dad de lo que está ocu­rrien­do no les está que­dan­do otra que qui­ta­se la mascarilla.

En reali­dad hace años ya lo hicie­ron con el tema de la cen­tral nuclear de Lemoiz final­men­te no rea­li­za­da gra­cias a la lucha del pue­blo tra­ba­ja­dor vas­co. En aque­llos años entre la salud de las vas­cas y los bene­fi­cios de la oli­gar­quía no lo duda­ron. Los bene­fi­cios de Iber­due­ro ( hoy día Iber­dro­la ) eran lo pri­me­ro. Así die­ron la espal­da a las deman­das popu­la­res y res­pal­da­ron el pro­yec­to de cons­truir una cen­tral nuclear a pocos kiló­me­tros de Bil­bao, Gas­teiz o Donostia.

No hace ni dos meses de la tra­ge­dia del ver­te­de­ro de Zal­di­bar. Dos tra­ba­ja­do­res aún siguen des­pa­re­ci­dos entre tone­la­das de basu­ra alta­men­te con­ta­mi­nan­te que ade­más des­ta­po la corrup­ción peneu­ve­ra. La san­gre de esos dos tra­ba­ja­do­res no coti­za en bol­sa, está claro.

Y estos días, con el tema del coro­na­vi­rus más de lo mis­mo. O la salud de nues­tra gen­te, de la cla­se obre­ra o los bene­fi­cios de la oli­gar­quía. No han duda­do ni un ins­tan­te. La reac­ción his­té­ri­ca de Urku­llu y del PNV ante el anun­cio del gobierno esta­tal de parar duran­te quin­ce días los tra­ba­jos no esen­cia­les da fe de ello.

Este y no otro es el PNV. El de toda la vida. No hay dos almas en el par­ti­do de Sabin Etxea. Quien quie­ra ver otra cosa o ha sido enga­ña­do o lo que es peor, se auto enga­ña. El per­fil reac­cio­na­rio de dere­chas, neo­li­be­ral y regio­na­lis­ta se ve níti­da­men­te. Sin mascaras.

Ando­ni Baserrigorri

26 de mar­zo de 2020

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