Resumen Latinoamericano*, 27 marzo 2020.-
LA ISLA SIGUE BLOQUEADA Y AGREDIDA POR ESTADOS UNIDOS.
Mucho antes de la pandemia de coronavirus, la isla socialista ya era una potencia médica que prestaba ayuda solidaria en el mundo. Ahora todo eso se potenció.
Por Sergio Ortiz
En el ADN cubano está la solidaridad internacionalista. Lo tienen desde que su Héroe Nacional José Martí planteó que «Patria es Humanidad». Y tampoco reclaman reconocimientos por eso, pues ese prócer los educó en que «Toda la gloria del mundo cabe en un grano de maíz».
El bloqueo norteamericano contra Cuba comenzó desde el triunfo de la revolución en enero de 1959, pero se hizo bloqueo total desde febrero de 1962. Y salvo el período final de Barack Obama, cuando se flexibilizó lo que califica como acto de guerra, sin desaparecer, luego volvió a sus peores expresiones con Donald Trump. Hasta los cruceros y vuelos chárter volvieron a ser impedidos. Las sanciones penalizan a los barcos que transporten crudo hacia la isla. Y fue activado el capítulo III de la Ley de bloqueo Helms-Burton (1996), autorizando juicios contra empresas cubanas que «trafiquen» (sic) con bienes incautados por Fidel Castro.
Desde 1992 hasta nuestros días, la Asamblea General de la ONU vota en forma abrumadora una moción cubana para levantar ese bloqueo ilegal, con 191 votos para Cuba y 2 en contra (EE UU e Israel). Sin embargo ese bloqueo sigue en pie, provocando un daño económico directo de 138.843.004 millones de dólares, a marzo de 2019.
Aún en esas condiciones de inferioridad económica y financiera, Cuba aumenta su solidaridad internacional como en estos tiempos de coronavirus.
El aparataje mediático mundial no pudo ocultar la llegada de 37 médicos y 15 enfermeros cubanos al aeropuerto de Malpensa, en Milán. Fueron recibidos con mucho amor por las autoridades y la población de Lombardía, el foco donde el COVID-19 viene haciendo más daño, al punto de convertir a Italia en el país con mayor número de muertos, superando a China y España. Ahí, al lugar más peligroso del mundo, fue el «ejército de batas blancas» de la «Brigada Henry Reeve» creada por Fidel Castro en 2005. Es el mismo grupo médico que La Habana ofreció a EE UU cuando la catástrofe del Katrina, siendo rechazado por el texano bruto George W.
A Italia también llegaron médicos y material sanitario chino, lo que junto al aporte cubano permiten valorar mejor al socialismo en tiempos «normales», pero más en circunstancias excepcionales.
Récord cubano.
Desde que comenzaron estas misiones, 400.000 cubanos han prestado servicios de salud en 164 países, incluso cuando los terremotos en Pakistán y Haití, con cólera, en la crisis del Ébola en África y otros países.
A veces eran las catástrofes «naturales» del capitalismo, como el desarrollo desigual y la pobreza en Brasil. Allí fueron entre 2013 y 2018 casi 20.000 médicos cubanos por acuerdo suscripto por la expresidente Dilma Rousseff con Raúl Castro, con aval de la OMS. Iba a ser prorrogado hasta 2021, pero se interpuso el neofascista Jair Bolsonaro y a fines de 2018 rompió el convenio. 8.000 facultativos volvieron a la isla y millones de brasileños, que habían tenido un médico por primera vez en su vida, volvieron a quedar a la intemperie en 34 aldeas indígenas remotas y los barrios más pobres de 4.000 pueblos y municipios.
Por el Covid-19 fueron 136 médicos cubanos a Venezuela, 5 a Nicaragua, 51 a Surinam, 5 a Granada y 140 a Jamaica, además de los 52 a Italia.
Hasta ayer el coronavirus ha afectado a 169 países y territorios, enfermando a 432.600 personas y matando a 19.558. La mayoría de países se cierra a los demás. Cuba también toma sus medidas de prevención, pero tiende su mano, como con el crucero británico MS Braemar, de 682 pasajeros y 381 tripulantes, entre quienes había 5 contagiados de coronavirus. Ningún país le permitía entrar a puerto. Cuba sí. Atracó en Mariel y todo el pasaje fue derivado desde La Habana en aviones hacia el Reino Unido.
Hablando de salud: por iniciativa de Fidel se creó en 1999 la Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) donde estudiaron gratuitamente miles de jóvenes de la región y del mundo. Más de mil argentinos se graduaron allí de médicos, dentro de los 29.600 egresados.
Gracias Cuba.
Entre los beneficios para el mundo de la medicina cubana hay que contar a «Misión Milagro», que opera gratuitamente de cataratas a personas humildes. A mediados del año pasado más de 5 millones de personas en diversos países habían recuperado su visión. En Argentina los operados superaban los 50.000; en los últimos años lo fueron en el Centro Oftalmológico Dr. Ernesto Che Guevara de la Ciudad de Córdoba.
La isla también investiga y fabrica medicamentos por medio del Grupo Empresarial de las Industrias Biotecnológica y Farmacéutica BioCubaFarma. Comercializa más de trescientos productos hacia 43 países.
El presidente Miguel Díaz Canel reconoció «el modesto aporte de nuestro país a China en el enfrentamiento a la epidemia provocada por el Covid ‑19 mediante el empleo del interferón alfa-2b humano recombinante». Ahora fabricará 22 medicamentos relacionados con el coronavirus.
Hace unos días se desató una polémica por la posible llegada de médicos cubanos a la provincia de Buenos Aires. Se habló de 500 profesionales, cantidad que al cronista le parece grande, en comparación con las misiones a Italia y otros países. Según el gobernador Axel Kicillof era posible pedir el concurso de esos galenos, sin dar cifras.
La posibilidad de ese arribo desató el virus del anticomunismo feroz de macristas corruptas como la exsecretaria de la Oficina Anticorrupción, Laura Alonso, quien rechazó a esos médicos igualándolos a espías y comisarios políticos comunistas.
Primero hay que ver si Cuba recibe un pedido oficial del gobierno bonaerense y cuál es su respuesta, dentro del humanismo que la caracteriza. La práctica internacional garantiza que podría ser un gran aporte a la salud argentina. Por ahora es algo tentativo. Sólo una posibilidad.
Alonso, del PRO, está a la derecha de la derechista Forza Italia, de Silvio Berlusconi. El vicepresidente del Consejo Regional del Lazio, Giuseppe Cagemi, de ese partido, al agradecer el arribo de los médicos cubanos, dijo: «Cuba demuestra una vez más de qué grande solidaridad es capaz».
A Alonso no hay interferón que la cure. Está enferma y ni siquiera los excelentes médicos cubanos la podrían salvar.
*Fuente: La Arena