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No, el coro­na­vi­rus no es res­pon­sa­ble de las caí­das en las bolsas

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Se asis­te a una gran cri­sis de las bol­sas de Wall Street, Euro­pa, Japón y Shanghái y algu­nos lo atri­bu­yen al coro­na­vi­rus. Duran­te la últi­ma sema­na de febre­ro de 2020, la peor sema­na para la bol­sa des­de octu­bre de 2008, el índi­ce Dow Jones bajó un 12,4%, el S&P 500 un 11,5% y el Nas­daq Com­po­si­te un 10,5%. Y pasó tam­bién en Euro­pa y en Asia, en los mis­mos días. En la bol­sa de Lon­dres, el FTSE-100 bajó un 11,32%, en París, el CAC 40 un 12%, en Fránc­fort, el DAX un 12,44%, en la bol­sa de Tokio, el Nik­kei bajó un 9,6%, las bol­sas chi­nas (Shanghái, Shenzhen y Hong Kong) tam­bién baja­ron. El lunes 2 de mar­zo, debi­do a (pro­me­sas de) inter­ven­cio­nes masi­vas de los ban­cos cen­tra­les para sos­te­ner las bol­sas, los índi­ces comen­za­ron a subir. Sal­vo en Lon­dres. El mar­tes 3, la FED, el Ban­co Cen­tral de Esta­dos Uni­dos, entró en páni­co y redu­jo su tipo direc­tor en 0,50%, o sea un des­cen­so con­si­de­ra­ble. El nue­vo tipo direc­tor de la FED se sitúa aho­ra en una hor­qui­lla del 1 a 1,25%. Y como la tasa de infla­ción en Esta­dos Uni­dos entre febre­ro de 2019 y enero de 2020 alcan­zó el 2,2%, en reali­dad el tipo de inte­rés real de la FED es nega­ti­vo. Los medios de pren­sa más impor­tan­tes dije­ron que esta medi­da tie­ne como obje­ti­vo sos­te­ner la eco­no­mía esta­dou­ni­den­se ame­na­za­da por la epi­de­mia del COVID-19. El dia­rio fran­cés Le Figa­ro titu­la: «El coro­na­vi­rus pre­ci­pi­ta un fuer­te des­cen­so del tipo direc­tor de la FED» y en inglés, un artícu­lo de un perio­dis­ta de la CNN­Bu­si­ness comen­ta esa decisión).

Sin embar­go, la mala salud de la eco­no­mía esta­dou­ni­den­se data de mucho antes de los pri­me­ros casos de coro­na­vi­rus en Chi­na y sus efec­tos sobre la eco­no­mía mun­dial. (Véa­se Páni­co en la Reser­va Fede­ral y retorno del Cre­dit Crunch sobre un mar de deu­das). En resu­men, la FED, y la gran pren­sa, en con­se­cuen­cia, no dicen la ver­dad cuan­do expli­can la medi­da des­ti­na­da a hacer fren­te al coro­na­vi­rus. A pesar de la deci­sión de la FED, el mar­tes 3 de mar­zo, el S&P de nue­vo bajó un 2,81% y el Dow Jones un 2,9%. El 3 y 4 de mar­zo, varias bol­sas asiá­ti­cas tam­bién sufrie­ron un fuer­te des­cen­so. Sin embar­go, el 4 de mar­zo hubo un aumen­to de la bol­sa en Nue­va York para cele­brar el retorno de Joe Biden a la carre­ra pre­si­den­cial, en Esta­dos Uni­dos duran­te las pri­ma­rias demó­cra­tas del 3 de mar­zo, ya que repre­sen­ta para ellos un ali­vio fren­te a Ber­nie San­ders. Joe Biden es cla­ra­men­te el can­di­da­to del esta­blish­ment demó­cra­ta y de los mil­mi­llo­na­rios que sos­tie­nen al par­ti­do. Tam­bién hay que seña­lar que Donald Trump puso un tweet la sema­na pasa­da ligan­do su suer­te a la de Wall Street. El 26 febre­ro, lla­mó a sus cole­gas del 1% más rico para que no ven­die­ran sus accio­nes y para que sos­ten­gan la bol­sa. Ade­más afir­mó que si era reele­gi­do pre­si­den­te de Esta­dos Uni­dos en octu­bre de 2020 la bol­sa esca­la­rá enor­me­men­te mien­tras que si pier­de habrá un crash bur­sá­til de una ampli­tud jamás vis­ta (según el Finan­cial Times, Trump anun­ció que «The mar­ket will “jump thou­sands and thou­sands of points if I win,” … “and if I don’t, you’re going to see a crash like you’ve never seen befo­re… I really mean it.») Lo que pasa­rá real­men­te en los mer­ca­dos bur­sá­ti­les en los pró­xi­mos días y sema­nas es impre­vi­si­ble, pero es muy impor­tan­te ana­li­zar las ver­da­de­ras cau­sas de la cri­sis finan­cie­ra actual.

Los gran­des medios de comu­ni­ca­ción afir­man de mane­ra super­sim­pli­fi­ca­da que esta caí­da gene­ra­li­za­da de las bol­sas es pro­vo­ca­da por el coro­na­vi­rus y esta expli­ca­ción se expan­dió por las redes socia­les. Pero no es el coro­na­vi­rus y su expan­sión lo que cons­ti­tu­ye la cau­sa de la cri­sis, la epi­de­mia es solo el deto­na­dor. Todos los fac­to­res para una nue­va cri­sis finan­cie­ra esta­ban y están pre­sen­tes y jun­tos des­de hace varios años, al menos des­de 2017 – 2018 (Véa­se Eco­no­mía inter­na­cio­nal: Todo va muy bien, seño­ra mar­que­sa, 4 de diciem­bre de 2017). Cuan­do la atmós­fe­ra está satu­ra­da de mate­rias infla­ma­bles, en cual­quier momen­to, una chis­pa pue­de pro­vo­car una explo­sión finan­cie­ra. Es difí­cil pre­ver don­de pue­de pro­du­cir­se la chis­pa. La chis­pa es como si fue­ra un deto­na­dor pero no es la cau­sa pro­fun­da de la cri­sis. Toda­vía no sabe­mos si la fuer­te caí­da bur­sá­til de fines de febre­ro de 2020 «dege­ne­ra­rá» en una enor­me cri­sis finan­cie­ra. Pero es una posi­bi­li­dad real. El hecho de que la caí­da bur­sá­til coin­ci­die­ra con los efec­tos de la epi­de­mia del coro­na­vi­rus sobre la eco­no­mía pro­duc­ti­va no es for­tui­to, pero decir que el coro­na­vi­rus es la cau­sa de la cri­sis es una fal­se­dad. Es impor­tan­te ver de dón­de pro­vie­ne real­men­te la cri­sis y no dejar­se enga­ñar por las expli­ca­cio­nes que cons­ti­tu­yen una cor­ti­na de humo ante las cau­sas reales.

El gran capi­tal, los gobier­nos y los medios a su ser­vi­cio tie­nen el mayor inte­rés de adju­di­car­le a un virus el desa­rro­llo de una gran cri­sis finan­cie­ra y lue­go eco­nó­mi­ca, y eso les per­mi­ti­ría lavar­se las manos (dis­cúl­pen­me la expresión).

La caí­da de las coti­za­cio­nes en las bol­sas esta­ba pre­vis­ta antes de que el coro­na­vi­rus hicie­ra su aparición.

La coti­za­ción de las accio­nes y el pre­cio de los títu­los de deu­da (tam­bién lla­ma­dos obli­ga­cio­nes) aumen­ta­ron de una mane­ra total­men­te exa­ge­ra­da con res­pec­to a la evo­lu­ción de la pro­duc­ción duran­te los últi­mos diez años, ace­le­rán­do­se en los últi­mos dos o tres años. La rique­za del 1% más rico tam­bién aumen­tó mucho pues­to que está amplia­men­te enrai­za­da en el cre­ci­mien­to de los acti­vos financieros.

Es nece­sa­rio seña­lar que el momen­to en el que se pro­du­ce la caí­da de las bol­sas es el resul­ta­do de una elec­ción (no hablo de com­plot): una par­te de los muy ricos (el 1%, gran capi­tal) deci­dió comen­zar a ven­der sus accio­nes ya que con­si­de­ra que toda fies­ta finan­cie­ra tie­ne su fin, y más que sufrir pér­di­das pre­fie­re ade­lan­tar­se ven­dien­do las accio­nes. Estos gran­des accio­nis­tas inten­tan ser los pri­me­ros en ven­der con el fin de obte­ner el mejor pre­cio posi­ble antes de que la coti­za­ción de esas accio­nes baje fuer­te­men­te. Gran­des fon­dos de inver­sio­nes, gran­des ban­cos, gran­des empre­sas indus­tria­les y mil­mi­llo­na­rios orde­nan a sus corre­do­res de bol­sa ven­der una par­te de las accio­nes o títu­los de deu­das pri­va­das (es decir, obli­ga­cio­nes) que poseen con el fin de embol­sar­se el 15 o el 20% de la suba de los últi­mos años. Se dicen que es el momen­to de hacer­lo: lo lla­man reco­ger «bene­fi­cios». A esa gen­te no le impor­ta si sus accio­nes con­lle­van un efec­to de con­ta­gio en las ven­tas. Lo impor­tan­te, para ellos, es ven­der antes que los otros. Sin embar­go, eso pue­de pro­vo­car un efec­to domi­nó y dege­ne­rar en una cri­sis gene­ra­li­za­da. Lo saben y se con­sue­lan dicien­do que sal­drán bas­tan­te bien para­dos como pasó con una gran can­ti­dad de per­so­nas de su cla­se en 2007 – 2009.

Y ese es el caso, espe­cial­men­te en Esta­dos Uni­dos, de los dos prin­ci­pa­les fon­dos de inver­sión y de ges­tión de acti­vos como Blac­kRock y Van­guard que salie­ron muy bien para­dos, así como Gold­man Sachs, Bank of Amé­ri­ca, Citi­group o los Goo­gle, Apple, Ama­zon, Face­book, etc.

Hay otro ele­men­to impor­tan­te a seña­lar: el 1% ven­de accio­nes de empre­sas pri­va­das, lo que pro­vo­ca una caí­da de sus coti­za­cio­nes y arras­tra la caí­da de las bol­sas. Pero, al mis­mo tiem­po, están com­pran­do títu­los de la deu­da públi­ca con­si­de­ra­dos como valo­res segu­ros. Este es el caso, prin­ci­pal­men­te en Esta­dos Uni­dos don­de el pre­cio de los títu­los del Teso­ro esta­dou­ni­den­se aumen­tó debi­do a la fuer­te deman­da. Hay que seña­lar, que un aumen­to del pre­cio de los títu­los que se ven­den en el mer­ca­do secun­da­rio hace que baje el ren­di­mien­to de los mis­mos. Los ricos que com­pran esos títu­los del Teso­ro están dis­pues­tos a tener un ren­di­mien­to bajo, pues­to que lo que bus­can es la segu­ri­dad, en un momen­to en que las coti­za­cio­nes de las accio­nes de las empre­sas están en des­cen­so. Como con­se­cuen­cia, hay que sub­ra­yar que una vez más, los títu­los de los Esta­dos son los que los más ricos con­si­de­ran más segu­ros. No nos olvi­de­mos de eso, y este­mos pre­pa­ra­dos para decir­lo públi­ca­men­te ya que hay que espe­rar que retor­ne rápi­da­men­te la muy cono­ci­da can­ti­ne­la sobre la cri­sis de las deu­das públi­cas y los temo­res de los mer­ca­dos con res­pec­to a los títu­los públicos.

Pero vol­va­mos a lo que está pasan­do repe­ti­das veces des­de hace un poco más de 30 años, es decir, des­pués de la pro­fun­di­za­ción de la ofen­si­va neo­li­be­ral y de la gran des­re­gu­la­ción de los mer­ca­dos finan­cie­ros1: el Gran Capi­tal (el 1%) redu­jo la par­te que invier­te en pro­duc­ción y aumen­tó la par­te que pone en cir­cu­la­ción en la esfe­ra finan­cie­ra (inclu­so es el caso de una fir­ma «indus­trial» emble­má­ti­ca como Apple). Hizo esto duran­te los años 1980 y pro­du­jo la cri­sis del mer­ca­do obli­ga­to­rio de 1987. Vol­vió a hacer­lo en 1990 y eso pro­du­jo la cri­sis de .com y de Enron en 2001. Dicha situa­ción se repi­tió entre 2003 y 2006 y pro­du­jo la cri­sis de las sub­pri­mes, de los pro­duc­tos estruc­tu­ra­dos y una serie de quie­bras reso­nan­tes como la de Leh­man Brothers en 2008. Esta vez, el Gran Capi­tal espe­cu­ló prin­ci­pal­men­te al alza sobre el pre­cio de las accio­nes en la bol­sa y sobre el pre­cio de los títu­los de la deu­da en el mer­ca­do obli­ga­to­rio (es decir, el mer­ca­do don­de se ven­den las accio­nes de las empre­sas pri­va­das y los títu­los de las deu­das emi­ti­dos por los Esta­dos y otros pode­res públi­cos). Entre los fac­to­res que lle­va­ron a la extra­va­gan­te subi­da de los pre­cios de los acti­vos finan­cie­ros (accio­nes en bol­sa y títu­los de deu­das pri­va­das y públi­cas), hay que tener en cuen­ta la nefas­ta actua­ción de los gran­des ban­cos cen­tra­les des­de la cri­sis finan­cie­ra y eco­nó­mi­ca de 2007 – 2008. Ana­li­cé espe­cial­men­te ese tema en La cri­sis eco­nó­mi­ca y los ban­cos cen­tra­les.

Sin embar­go, este fenó­meno no data de los días siguien­tes a la cri­sis de 2008 – 2009, ya que es recu­rren­te en el mar­co de la finan­cia­ri­za­ción capi­ta­lis­ta. Y antes de eso, el sis­te­ma capi­ta­lis­ta había cono­ci­do fases impor­tan­tes de finan­cia­ri­za­ción tan­to en el siglo XIX como en los años 1920, lo que lle­vó en la gran cri­sis bur­sá­til de 1929 y el lar­go perío­do de rece­sión de los años 1930. Lue­go, el fenó­meno de finan­cia­ri­za­ción y de des­re­gu­la­ción fue en par­te silen­cia­do duran­te 40 años como con­se­cuen­cia de la gran depre­sión de los años 1930, de la Segun­da Gue­rra Mun­dial y de la radi­ca­li­za­ción que se pro­du­jo de las luchas de cla­ses. Los gobier­nos impu­sie­ron una dis­ci­pli­na finan­cie­ra fuer­te al Gran Capi­tal por ejem­plo con la sepa­ra­ción entre ban­cos de aho­rro y ban­cos de inver­sio­nes. Has­ta fines de los años 1970 ya no hubo gran­des cri­sis ban­ca­rias ni bur­sá­ti­les. Aun­que hicie­ron su reapa­ri­ción cuan­do los gobier­nos con­ce­die­ron abso­lu­ta liber­tad al Gran Capi­tal para hacer lo que qui­sie­ra en el sec­tor financiero.

Pero vol­va­mos a la situa­ción de los últi­mos años. El Gran Capi­tal, que con­si­de­ra que la tasa de ren­ta­bi­li­dad que obtie­ne de la pro­duc­ción no es sufi­cien­te, desa­rro­lla sus acti­vi­da­des finan­cie­ras inde­pen­dien­te­men­te de la pro­duc­ción. Pero eso no quie­re decir que aban­do­na la pro­duc­ción, sino que desa­rro­lla en mayor medi­da sus inver­sio­nes en la esfe­ra finan­cie­ra que en la esfe­ra pro­duc­ti­va. Y eso es lo que lla­ma­mos tam­bién finan­cia­ri­za­ción o mun­dia­li­za­ción finan­cia­ri­za­da. El capi­tal «hace bene­fi­cios» a par­tir del capi­tal fic­ti­cio median­te sus acti­vi­da­des enor­me­men­te espe­cu­la­ti­vas. Ese desa­rro­llo de la esfe­ra finan­cie­ra aumen­ta el recur­so al endeu­da­mien­to masi­vo de las gran­des empre­sas, inclui­das com­pa­ñías como Apple. Escri­bí un artícu­lo sobre ese tema: La mon­ta­ña de deu­das pri­va­das de las empre­sas esta­rá en el cora­zón de la pró­xi­ma cri­sis financiera

El gran capi­tal (el 1%) redu­jo la par­te que invier­te en pro­duc­ción y aumen­tó la par­te que pone en cir­cu­la­ción en la esfe­ra finan­cie­ra. Pero vol­va­mos a lo que está pasan­do repe­ti­das veces des­de hace un poco más de 30 años, es decir, des­pués de la pro­fun­di­za­ción de la ofen­si­va neo­li­be­ral y de la gran des­re­gu­la­ción de los mer­ca­dos finan­cie­ros: [1] el gran capi­tal (el 1%) redu­jo la par­te que invier­te en pro­duc­ción y aumen­tó la par­te que pone en cir­cu­la­ción en la esfe­ra finan­cie­ra (inclu­so es el caso de una fir­ma «indus­trial» emble­má­ti­ca como Apple). Hizo esto duran­te los años 1980 y pro­du­jo la cri­sis del mer­ca­do obli­ga­to­rio de 1987. Vol­vió a hacer­lo en 1990 y eso pro­du­jo la cri­sis de .com y de Enron en 2001. Dicha situa­ción se repi­tió entre 2003 y 2006 y pro­du­jo la cri­sis de las sub­pri­mes, de los pro­duc­tos estruc­tu­ra­dos y una serie de quie­bras reso­nan­tes como la de Leh­man Brothers en 2008. Esta vez, el gran capi­tal espe­cu­ló prin­ci­pal­men­te al alza sobre el pre­cio de las accio­nes en la bol­sa y sobre el pre­cio de los títu­los de la deu­da en el mer­ca­do obli­ga­to­rio (es decir, el mer­ca­do don­de se ven­den las accio­nes de las empre­sas pri­va­das y los títu­los de las deu­das emi­ti­dos por los Esta­dos y otros pode­res públi­cos). Entre los fac­to­res que lle­va­ron a la extra­va­gan­te subi­da de los pre­cios de los acti­vos finan­cie­ros (accio­nes en bol­sa y títu­los de deu­das pri­va­das y públi­cas), hay que tener en cuen­ta la nefas­ta actua­ción de los gran­des ban­cos cen­tra­les des­de la cri­sis finan­cie­ra y eco­nó­mi­ca de 2007 – 2008. Ana­li­cé espe­cial­men­te ese tema en La cri­sis eco­nó­mi­ca y los ban­cos centrales.

Sin embar­go, este fenó­meno no data de los días siguien­tes a la cri­sis de 2008 – 2009, ya que es recu­rren­te en el mar­co de la finan­cia­ri­za­ción capi­ta­lis­ta. Y antes de eso, el sis­te­ma capi­ta­lis­ta había cono­ci­do fases impor­tan­tes de finan­cia­ri­za­ción tan­to en el siglo XIX como en los años 1920, lo que lle­vó en la gran cri­sis bur­sá­til de 1929 y el lar­go perío­do de rece­sión de los años 1930. Lue­go, el fenó­meno de finan­cia­ri­za­ción y de des­re­gu­la­ción fue en par­te silen­cia­do duran­te 40 años como con­se­cuen­cia de la gran depre­sión de los años 1930, de la Segun­da Gue­rra Mun­dial y de la radi­ca­li­za­ción que se pro­du­jo de las luchas de cla­ses. Los gobier­nos impu­sie­ron una dis­ci­pli­na finan­cie­ra fuer­te al gran capi­tal por ejem­plo con la sepa­ra­ción entre ban­cos de aho­rro y ban­cos de inver­sio­nes. Has­ta fines de los años 1970 ya no hubo gran­des cri­sis ban­ca­rias ni bur­sá­ti­les. Aun­que hicie­ron su reapa­ri­ción cuan­do los gobier­nos con­ce­die­ron abso­lu­ta liber­tad al gran capi­tal para hacer lo que qui­sie­ra en el sec­tor financiero.

Pero vol­va­mos a la situa­ción de los últi­mos años. El gran capi­tal, que con­si­de­ra que la tasa de ren­ta­bi­li­dad que obtie­ne de la pro­duc­ción no es sufi­cien­te, desa­rro­lla sus acti­vi­da­des finan­cie­ras inde­pen­dien­te­men­te de la pro­duc­ción. Pero eso no quie­re decir que aban­do­na la pro­duc­ción, sino que desa­rro­lla en mayor medi­da sus inver­sio­nes en la esfe­ra finan­cie­ra que en la esfe­ra pro­duc­ti­va. Y eso es lo que lla­ma­mos tam­bién finan­cia­ri­za­ción o mun­dia­li­za­ción finan­cia­ri­za­da. El capi­tal «hace bene­fi­cios» a par­tir del capi­tal fic­ti­cio median­te sus acti­vi­da­des enor­me­men­te espe­cu­la­ti­vas. Ese desa­rro­llo de la esfe­ra finan­cie­ra aumen­ta el recur­so al endeu­da­mien­to masi­vo de las gran­des empre­sas, inclui­das com­pa­ñías como Apple. Escri­bí un artícu­lo sobre ese tema: La mon­ta­ña de deu­das pri­va­das de las empre­sas esta­rá en el cora­zón de la pró­xi­ma cri­sis financiera.

El capi­tal fic­ti­cio es una for­ma de capi­tal que se desa­rro­lla exclu­si­va­men­te en la esfe­ra finan­cie­ra sin una ver­da­de­ra rela­ción con la pro­duc­ción (Véa­se el recua­dro: ¿Qué es el capi­tal fic­ti­cio?). Es fic­ti­cio en el sen­ti­do en que no se basa direc­ta­men­te en la pro­duc­ción mate­rial y sobre la explo­ta­ción direc­ta del tra­ba­jo humano y de la natu­ra­le­za. Y remar­co explo­ta­ción direc­ta ya que evi­den­te­men­te el capi­tal fic­ti­cio espe­cu­la con el tra­ba­jo humano y con la natu­ra­le­za, lo que gene­ral­men­te degra­da las con­di­cio­nes de vida de los tra­ba­ja­do­res y las tra­ba­ja­do­ras y a la pro­pia naturaleza.

¿Qué es el capi­tal ficticio?

«El capi­tal fic­ti­cio es una for­ma de capi­tal (títu­los de la deu­da públi­ca, accio­nes, acreen­cias) que cir­cu­la mien­tras que los ingre­sos de la pro­duc­ción a los que da dere­cho solo son pro­me­sas, y por lo tan­to el des­en­la­ce es por defi­ni­ción incier­to» Entre­vis­ta rea­li­za­da por Flo­rian Gulli a Cédric Durand: «El capi­tal fic­tif, Cédric Durand», La Revue du projet

Según Michel Hus­son, «el mar­co teó­ri­co de Marx le per­mi­te el aná­li­sis del “capi­tal fic­ti­cio”, que pue­de ser defi­ni­do como el con­jun­to de los acti­vos finan­cie­ros cuyo valor se basa en la capi­ta­li­za­ción de un flu­jo de futu­ros ingre­sos: “La for­ma­ción de capi­tal fic­ti­cio se lla­ma capi­ta­li­za­ción”. […]; por ejem­plo, si el ingre­so anual es de 100 libras ester­li­nas y el tipo de inte­rés del 5%, las 100 libras ester­li­nas repre­sen­ta­rían el inte­rés anual de 2.000 libras ester­li­nas, figu­ran­do aho­ra estas 2.000 libras como el valor de capi­tal del títu­lo jurí­di­co de pro­pie­dad sobre las 100 libras anua­les. Para quien com­pra este títu­lo de pro­pie­dad, las 100 libras de ingre­so anual repre­sen­ta­rían en reali­dad los intere­ses de su capi­tal inver­ti­do al 5%. De este modo des­apa­re­ce el últi­mo ras­tro de cual­quier cone­xión con el pro­ce­so real de valo­ri­za­ción del capi­tal…» [Karl Marx: El Capi­tal, libro III, tomo II (Akal edi­cio­nes, edi­ción 1977, reim­pre­sión 2016)]. Michel Hus­son: Marx et la finan­ce: une appro­che actue­lle, À l’Encontre, diciem­bre de 2001.

Para Jean – Marie Harri­bey: «Las bur­bu­jas esta­llan cuan­do la dife­ren­cia entre el valor rea­li­za­do y el valor pro­me­ti­do se vuel­ve dema­sia­do gran­de y cuan­do algu­nos espe­cu­la­do­res com­pren­den que las pro­me­sas de liqui­da­ción lucra­ti­va no podrán ser cum­pli­das por todos, en otras pala­bras, cuan­do las plus­va­lías finan­cie­ras no podrán nun­ca ser satis­fe­chas si no hay una plus­va­lía sufi­cien­te en la pro­duc­ción.» Jean-Marie Harri­bey, «La bau­dru­che du capi­tal fic­tif, lec­tu­re du Capi­tal fic­tif de Cédric Durand», Les Pos­si­bles, n° 6 – Prin­temps 2015. Tam­bién se pue­de leer a Fra­nçois Ches­nais, «Capi­tal fic­tif, dic­ta­tu­re des action­nai­res et des créan­ciers: enjeux du moment pré­sent» Les Pos­si­bles, n° 6 – Prin­temps 2015.

Estoy de acuer­do con Cédric Durand cuan­do afir­ma: «Una de las con­se­cuen­cias polí­ti­cas prin­ci­pa­les de este aná­li­sis es que la izquier­da social y polí­ti­ca debe con­cien­ciar­se del con­te­ni­do de cla­se de la noción de esta­bi­li­dad finan­cie­ra. Pre­ser­var la esta­bi­li­dad finan­cie­ra, es algo así como hacer que las pre­ten­sio­nes del capi­tal fic­ti­cio se reali­cen. Para libe­rar nues­tras eco­no­mías de la influen­cia del capi­tal fic­ti­cio, es nece­sa­rio comen­zar una des­acu­mu­la­ción finan­cie­ra. Con­cre­ta­men­te, eso nos remi­te, por supues­to, a la cues­tión de la anu­la­ción de las deu­das públi­cas y de la deu­da pri­va­da de las fami­lias humil­des, y tam­bién la dis­mi­nu­ción de los ren­di­mien­tos de los accio­nis­tas, lo que se tra­du­ce mecá­ni­ca­men­te en una dis­mi­nu­ción del mer­ca­do bur­sá­til. Pero no nos equi­vo­que­mos, tales obje­ti­vos son muy ambi­cio­sos: impli­can ineluc­ta­ble­men­te socia­li­zar el sis­te­ma finan­cie­ro y rom­per con la liber­tad de cir­cu­la­ción del capi­tal. Pero per­mi­ten apo­de­rar­se de algu­nas con­di­cio­nes indis­pen­sa­bles para dar vuel­ta la pági­na al neo­li­be­ra­lis­mo» Cédric Durand, «Sur le capi­tal fic­tif, Répon­se à Jean-Marie Harri­bey», Les Pos­si­bles, n° 6 – Prin­temps 2015.

El capi­tal fic­ti­cio desea cap­tar una par­te de la rique­za gene­ra­da en la pro­duc­ción (los mar­xis­tas dicen una par­te de la plus­va­lía pro­du­ci­da por los tra­ba­ja­do­res y tra­ba­ja­do­ras en la esfe­ra de la pro­duc­ción), sin ensu­ciar­se las manos, es decir sin inver­tir direc­ta­men­te en la pro­duc­ción, por ejem­plo, para la com­pra de máqui­nas, mate­rias pri­mas, pago de la fuer­za de tra­ba­jo en for­ma de sala­rios, etc. El capi­tal fic­ti­cio, es una acción cuyo posee­dor espe­ra obte­ner de ella un divi­den­do. Una per­so­na com­pra­rá una acción de Renault si esta empre­sa pro­me­te un buen divi­den­do pero tam­bién podría ven­der esta acción y com­prar una de Gene­ral Elec­tric o Gla­xo Smith Kli­ne, Nestlé, o Goo­gle, si cual­quie­ra de estas le pro­me­te un mejor divi­den­do. El capi­tal fic­ti­cio es tam­bién una obli­ga­ción de deu­da emi­ti­da por una empre­sa o un títu­lo de deu­da públi­ca. Es tam­bién un deri­va­do, un pro­duc­to estruc­tu­ra­do… El capi­tal fic­ti­cio pue­de dar la ilu­sión de que gene­ra, por sí mis­mo, bene­fi­cios a pesar de haber­se des­vin­cu­la­do de la pro­duc­ción. Los corre­do­res y agen­tes de bol­sa, los diri­gen­tes de gran­des empre­sas están con­ven­ci­dos de que ellos tam­bién «pro­du­cen». Pero, en un momen­to dado, una cri­sis bru­tal esta­lla y una masa de capi­ta­les fic­ti­cios se eva­po­ra con la con­se­cuen­te caí­da de las coti­za­cio­nes en las bol­sas, caí­da de los pre­cios en el mer­ca­do obli­ga­to­rio, caí­da de los pre­cios en el mer­ca­do inmobiliario…

El Gran Capi­tal, repe­ti­da­men­te, quie­re creer o hacer creer que es capaz de trans­for­mar plo­mo en oro en la esfe­ra finan­cie­ra, pero de mane­ra perió­di­ca la reali­dad lo lla­ma al orden y la cri­sis estalla.

Duran­te los dos últi­mos años, hubo una ralen­ti­za­ción muy impor­tan­te de la pro­duc­ción indus­trial. En varias gran­des eco­no­mías como la de Ale­ma­nia, Japón (últi­mo tri­mes­tre de 2019), de Fran­cia (últi­mo tri­mes­tre 2019) y de Ita­lia, la pro­duc­ción indus­trial retro­ce­dió o se ralen­ti­zó fuer­te­men­te (Chi­na y Esta­dos Uni­dos). Algu­nos sec­to­res indus­tria­les que habían teni­do una reac­ti­va­ción des­pués de la cri­sis 2007 – 2008, como la indus­tria del auto­mó­vil, entra­ron en una gran cri­sis duran­te los años 2018 – 2019, con una impor­tan­te caí­da en las ven­tas y en la pro­duc­ción. La de Ale­ma­nia, la prin­ci­pal cons­truc­to­ra de auto­mó­vi­les euro­pea, bajó un 14% entre octu­bre de 2018 y octu­bre de 20192. La pro­duc­ción auto­mo­vi­lís­ti­ca tam­bién cayó en Esta­dos Uni­dos y en Chi­na en 2019, así como en la India. Tam­bién se redu­jo fuer­te­men­te en Fran­cia. La pro­duc­ción de otras ense­ñas ale­ma­nas como las máqui­nas y equi­pa­mien­tos se redu­jo en un 4,4% solo en el mes de octu­bre de 2019. Es el mis­mo caso del sec­tor de la pro­duc­ción de máqui­nas-herra­mien­tas y de otros equi­pa­mien­tos indus­tria­les. El comer­cio inter­na­cio­nal está para­do. Si con­si­de­ra­mos un perío­do más lar­go, las tasas de bene­fi­cio por la pro­duc­ción mate­rial se redu­je­ron o se estan­ca­ron y las ganan­cias de pro­duc­ti­vi­dad tam­bién bajaron.

En 2018 – 2019, estos dife­ren­tes fenó­me­nos de cri­sis eco­nó­mi­cas en la pro­duc­ción se mani­fes­ta­ron cla­ra­men­te, pero como la esfe­ra finan­cie­ra seguía fun­cio­nan­do a tope, los gran­des medios y los gobier­nos se esfor­za­ban para poder afir­mar que la situa­ción era glo­bal­men­te posi­ti­va y que aque­llas y aque­llos que anun­cia­ban una pró­xi­ma cri­sis finan­cie­ra, agre­gán­do­la a la ralen­ti­za­ción de la pro­duc­ción, eran solo pája­ros de mal agüero.

Con­si­de­rar las cla­ses socia­les es tam­bién muy impor­tan­te: para el gran capi­tal, mien­tras la rue­da de la for­tu­na con­ti­núe giran­do, los juga­do­res con­ti­nua­rán en la pis­ta, feli­ci­tán­do­se de la situa­ción. Tam­bién pasa lo mis­mo con los gober­nan­tes ya que están liga­dos al gran capi­tal, tan­to en las vie­jas eco­no­mías indus­tria­li­za­das como Amé­ri­ca del Nor­te, Euro­pa occi­den­tal o Japón, así como en Chi­na y Rusia, o en los otros gran­des paí­ses emergentes.

A pesar del hecho de que la pro­duc­ción real dejó de cre­cer en 2019 de mane­ra sig­ni­fi­ca­ti­va o comen­zó a estan­car­se o a bajar, la esfe­ra finan­cie­ra con­ti­nuó su expan­sión. A pesar del hecho de que la pro­duc­ción real dejó de cre­cer en 2019 de mane­ra sig­ni­fi­ca­ti­va o comen­zó a estan­car­se o a bajar, la esfe­ra finan­cie­ra con­ti­nuó su expan­sión: Las coti­za­cio­nes en las bol­sas con­ti­nua­ron en aumen­to, e inclu­so alcan­za­ron valo­res máxi­mos, el pre­cio de los títu­los de deu­das pri­va­das y públi­cas con­ti­nuó su pro­gre­sión hacia arri­ba, el pre­cio de los bie­nes inmo­bi­lia­rios reco­men­zó su cre­ci­mien­to en algu­nas eco­no­mías, etc.

En 2019, la pro­duc­ción se ralen­ti­zó (Chi­na e India), se estan­có (en una bue­na par­te de Euro­pa) o comen­zó a bajar en la segun­da mitad del año: la mayor par­te de gobier­nos y la patro­nal inter­vie­nen para hacer redu­cir los sala­rios, las pen­sio­nes, y por con­si­guien­te se redu­ce el con­su­mo, ya que el endeu­da­mien­to de las fami­lias, que va en aumen­to, no es sufi­cien­te para com­pen­sar el des­cen­so en los ingre­sos. Así mis­mo, los gobier­nos pro­lon­gan una polí­ti­ca de aus­te­ri­dad que con­lle­va una reduc­ción de los gas­tos públi­cos y de las inver­sio­nes públi­cas. La con­jun­ción de la caí­da de poder adqui­si­ti­vo de la mayo­ría de la pobla­ción y el des­cen­so de los gas­tos públi­cos gene­ran una caí­da de la deman­da glo­bal y a su vez una par­te de la pro­duc­ción no encuen­tra sufi­cien­tes sali­das, lo que lle­va a un des­cen­so de la acti­vi­dad eco­nó­mi­ca3.

Es impor­tan­te pre­ci­sar qué pun­to de vis­ta se eli­ge: hablo de la cri­sis de la pro­duc­ción no por­que sea un adep­to al cre­ci­mien­to de la pro­duc­ción, estoy por la orga­ni­za­ción (pla­ni­fi­ca­ción) del decre­ci­mien­to con el fin de res­pon­der espe­cial­men­te a la cri­sis eco­ló­gi­ca en cur­so. Por lo tan­to, per­so­nal­men­te, la caí­da o el estan­ca­mien­to de la pro­duc­ción mun­dial no me preo­cu­pa sino al con­tra­rio. Está muy bien si se pro­du­cen menos coches indi­vi­dua­les y su ven­ta cae. Por el con­tra­rio, para el sis­te­ma capi­ta­lis­ta, no es lo mis­mo: el sis­te­ma capi­ta­lis­ta tie­ne nece­si­dad de desa­rro­llar con­ti­nua­men­te la pro­duc­ción y de con­quis­tar con­ti­nua­men­te nue­vos mer­ca­dos. Cuan­do no lo logra o cuan­do comien­za a blo­quear­se, res­pon­de a la situa­ción desa­rro­llan­do la esfe­ra de la espe­cu­la­ción finan­cie­ra y emi­tien­do cada vez más capi­tal fic­ti­cio no liga­do direc­ta­men­te a la esfe­ra pro­duc­ti­va. Eso pare­ce fun­cio­nar duran­te años, y, de pron­to, esta­llan bur­bu­jas espe­cu­la­ti­vas. En varios momen­tos de la his­to­ria del capi­ta­lis­mo, la lógi­ca de la expan­sión per­ma­nen­te del sis­te­ma capi­ta­lis­ta y de la pro­duc­ción se expre­só median­te gue­rras comer­cia­les, y es nue­va­men­te el caso entre Esta­dos Uni­dos y sus prin­ci­pa­les alia­dos o bien por ver­da­de­ras gue­rras, y esa sali­da, en la actua­li­dad, no está total­men­te excluida.

La fabri­ca­ción de algu­nos pro­duc­tos vita­les para el bien­es­tar de la pobla­ción debe cre­cer como ser: cons­truc­ción y reha­bi­li­ta­cio­nes de vivien­das decen­tes, cen­tros de salud y hos­pi­ta­les, dis­tri­bu­ción de agua pota­ble y depu­ra­ción de aguas resi­dua­les y cloa­ca­les, escue­las, etc. y otras pro­duc­cio­nes, por el con­tra­rio, deben bajar radi­cal­men­te como los coches indi­vi­dua­les o des­apa­re­cer como la de las armas. Hay que redu­cir radi­cal­men­te y bru­tal­men­te las emi­sio­nes de gases de efec­to inver­na­de­ro. Hay que recon­ver­tir indus­trias y acti­vi­da­des agrí­co­las. Hay que anu­lar una gran par­te de las deu­das públi­cas y, en algu­nos casos, la deu­da com­ple­ta. Hay que expro­piar sin indem­ni­za­ción y trans­fe­rir al ser­vi­cio públi­co ban­cos, ase­gu­ra­do­ras, el sec­tor de la ener­gía y otros sec­to­res estra­té­gi­cos. Es nece­sa­rio otor­gar­les otras misio­nes y otras estruc­tu­ras a los ban­cos cen­tra­les. Exis­ten otras medi­das como la pues­ta en mar­cha de una refor­ma fis­cal glo­bal con una fuer­te impo­si­ción al capi­tal, una reduc­ción glo­bal del tiem­po de tra­ba­jo con con­tra­tos com­pen­sa­to­rios y el man­te­ni­mien­to del nivel de los sala­rios, la gra­tui­dad de los ser­vi­cios de salud públi­ca, de edu­ca­ción, de trans­por­tes públi­cos, medi­das efec­ti­vas para garan­ti­zar la igual­dad entre los sexos. Es nece­sa­rio repar­tir las rique­zas res­pe­tan­do la jus­ti­cia social y pri­vi­le­gian­do los dere­chos huma­nos y el res­pe­to a los frá­gi­les equi­li­brios ecológicos.

La gran mayo­ría de la pobla­ción que ve como sus ingre­sos reales dis­mi­nu­yen o se estan­can (o sea, su poder adqui­si­ti­vo real) com­pen­sa este des­cen­so o estan­ca­mien­to con el recur­so al endeu­da­mien­to para man­te­ner su nivel de con­su­mo, com­pren­di­das cues­tio­nes vita­les: cómo lle­nar la neve­ra, ase­gu­rar la esco­la­ri­dad de sus hijos, cómo des­pla­zar­se para ir al tra­ba­jo, la nece­sa­ria com­pra de un coche si no hubie­ra trans­por­te públi­co, cómo pagar los gas­tos gene­ra­dos por visi­tas médi­cas etc. Es nece­sa­rio apor­tar solu­cio­nes radi­ca­les a este endeu­da­mien­to cre­cien­te de una mayo­ría de la pobla­ción en todo el mun­do, y recu­rrir a la anu­la­ción de las deu­das. Por lo tan­to, hay que anu­lar una gran par­te de las deu­das pri­va­das de las fami­lias (espe­cial­men­te las deu­das estu­dian­ti­les, las deu­das hipo­te­ca­rias abu­si­vas, las deu­das abu­si­vas de con­su­mo, las deu­das liga­das al micro­cré­di­to abu­si­vo…). Hay que aumen­tar los ingre­sos de la mayo­ría de la pobla­ción y mejo­rar fuer­te­men­te la cali­dad de los ser­vi­cios públi­cos, de salud, edu­ca­ción, trans­por­tes colec­ti­vos, debien­do ser todos ellos gratuitos.

Esta­mos fren­te a una cri­sis mul­ti­di­men­sio­nal del sis­te­ma capi­ta­lis­ta mun­dial: cri­sis eco­nó­mi­ca, comer­cial, eco­ló­gi­ca, de varias orga­ni­za­cio­nes inter­na­cio­na­les que for­man par­te del sis­te­ma de domi­na­ción capi­ta­lis­ta del pla­ne­ta (OMC, OTAN, cri­sis en la FED —el Ban­co Cen­tral de Esta­dos Uni­dos — , cri­sis en el Ban­co Cen­tral Euro­peo), cri­sis polí­ti­cas en los paí­ses más impor­tan­tes (espe­cial­men­te Esta­dos Uni­dos entre los dos gran­des par­ti­dos del gran capi­tal), cri­sis de la salud públi­ca, gue­rras… En el espí­ri­tu de un gran núme­ro de per­so­nas en nume­ro­sos paí­ses, el recha­zo al sis­te­ma capi­ta­lis­ta es el más gran­de que hubo duran­te estas cin­co déca­das, des­de la ofen­si­va neo­li­be­ral de Pino­chet (1973), That­cher (1979) y Reagan (1980).

La abo­li­ción de las deu­das ile­gí­ti­mas, esa for­ma de capi­tal fic­ti­cio, debe enmar­car­se en un pro­gra­ma mucho más amplio de medi­das suple­men­ta­rias. El eco­so­cia­lis­mo debe estar en el cen­tro de las solu­cio­nes y no hay que dejar­lo de lado. Debe­mos lle­var la lucha con­tra la cri­sis mul­ti­di­men­sio­nal del sis­te­ma capi­ta­lis­ta y com­pro­me­ter­nos resuel­ta­men­te en la vía de una sali­da eco­lo­gis­ta-femi­nis­ta-socia­lis­ta. Se tra­ta de una nece­si­dad abso­lu­ta e inmediata.

ëric Tous­saint

5 de mar­zo de 2020

Tra­du­ci­do por Gri­sel­da Pinero.

Fuen­te: http://​www​.cadtm​.org/​N​o​-​e​l​-​c​o​r​o​n​a​v​i​r​u​s​-​n​o​-​e​s​-​r​e​s​p​o​n​s​a​b​l​e​-​d​e​-​l​a​s​-​c​a​i​d​a​s​-​e​n​-​l​a​s​-​b​o​l​sas

  1. Véa­se Éric Tous­saint: Ban­co­cra­cia, Ica­ria edi­to­rial, Bar­ce­lo­na 2014, capí­tu­lo 3: «De la financiarización/​desregulación de los años 1980 a la cri­sis de 2007−2008».
  2. La indus­tria ale­ma­na del auto­mó­vil emplea 830.000 tra­ba­ja­do­res y 2.000.000 de empleos liga­dos, que depen­den direc­ta­men­te de las gran­des fábri­cas (Fuen­te: Finan­cial Times, «Ger­man indus­trial out­put hit by down­turn», 7 – 8 de diciem­bre de 2019).
  3. En lo con­cer­nien­te a la expli­ca­ción de las cri­sis, entre los eco­no­mis­tas mar­xis­tas, hay «dos gran­des “escue­las” cara a cara: la que expli­ca las cri­sis por el sub­con­su­mo de masas (o la super­pro­duc­ción de bie­nes de con­su­mo) y la que las expli­ca por la sobre acu­mu­la­ción (o la insu­fi­cien­cia del bene­fi­cio para pro­se­guir la expan­sión de los bie­nes de equi­pa­mien­to). Esta que­re­lla no es más que una varian­te del vie­jo deba­te entre los par­ti­da­rios de la expli­ca­ción de las cri­sis por “la insu­fi­cien­cia de la deman­da glo­bal” y los que la expli­can por la “des­pro­por­cio­na­li­dad”. Ernest Man­del: La cri­se 1974 – 1982. Les faits. Leur inter­pré­ta­tion mar­xis­te, 1982, Paris, Flam­ma­rion, 302 p, y en cas­te­llano: La teo­ría mar­xis­ta de las cri­sis y la actual depre­sión eco­nó­mi­ca. Con­fe­ren­cia en Ate­nas en 1983 (https://​www​.ernest​man​del​.org/​e​s​/​e​s​c​r​i​t​o​s​/​t​x​t​/​l​a​_​t​e​o​r​i​a​_​m​a​r​x​i​s​t​a​_​d​e​_​l​a​s​_​c​r​i​s​i​s​.​htm. Siguien­do a Ernest Man­del, con­si­de­ro que la expli­ca­ción de la cri­sis actual debe tener en cuen­ta varios fac­to­res y no pode­mos redu­cir­la a una cri­sis pro­du­ci­da por una super­pro­duc­ción de los bie­nes de con­su­mo (y por lo tan­to una insu­fi­cien­cia en la deman­da) o bien por la sobre­acu­mu­la­ción de capi­ta­les (y por lo tan­to insu­fi­cien­cia de beneficio).

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