En su libro La acumulación del capital1, publicado en 1913, Rosa Luxemburg2 dedicó un capítulo entero a la cuestión de los préstamos internacionales3 para mostrar cómo las grandes potencias capitalistas de la época usaban los créditos otorgados por sus banqueros a los países de la periferia para ejercer una dominación económica, militar y política. Prestó una especial atención al análisis del endeudamiento de los nuevos Estados independientes de América Latina tras las guerras de independencia en la década de 1820, así como al endeudamiento de Egipto y Turquía durante el siglo XIX sin olvidar el China.
Escribió su trabajo en un período de expansión internacional del sistema capitalista, tanto en términos de crecimiento económico como de expansión geográfica. En ese momento, en la socialdemocracia de la que formaba parte (Partido Socialdemócrata alemán y Partido Socialdemócrata de Polonia y Lituania - territorios compartidos entre el Imperio alemán y el Imperio ruso), un número significativo de líderes y teóricos socialistas apoyaban la expansión colonial. Este fue el caso en particular en Alemania, Francia, Gran Bretaña y Bélgica. Todas estas potencias habían desarrollado sus imperios coloniales en África principalmente a fines del siglo XIX y principios del XX. Rosa Luxemburg se oponía totalmente a esta orientación y denunciaba el saqueo colonial y la destrucción de las estructuras tradicionales (a menudo comunitarias) de las sociedades precapitalistas por el capitalismo en expansión.
Rosa Luxemburg expresaba su oposición a estos mismos líderes socialistas cuando afirmaban que esta fase expansionista de fuerte crecimiento del capitalismo demostraba que este había superado las crisis periódicas, la última de las cuales se remontaba a principios de la década de 1890. Rosa Luxemburg denunciaba esta visión que daba una falsa interpretación del funcionamiento del sistema capitalista. Rosa se opuso aún más ferozmente dado que esta visión de una parte influyente de los líderes socialdemócratas sirvió de base y justificación para una actitud cada vez más colaborativa con los gobiernos capitalistas de la época4.
Al escribir La acumulación del capital, Rosa Luxemburg tenía como objetivo construir una argumentación de fondo para contrarrestar las orientaciones pro-colonialistas y de colaboración de clases dentro de la socialdemocracia contra las que había estado luchando desde finales de la década de 1890. Perseguía igualmente otro objetivo, cuyos orígenes se remontan a 1906-1907, cuando dio un curso de economía marxista en la escuela de cuadros del SPD, el Partido Socialdemócrata alemán en Berlín. En efecto, en esta ocasión, para preparar sus lecciones, se sumergió nuevamente en la lectura de El Capital y dedujo de ella que había un error en la demostración de Karl Marx con respecto al esquema de reproducción ampliada de capital5. Fue en particular para encontrar la solución a este problema por lo que hizo un enorme esfuerzo para analizar la evolución del capitalismo durante el siglo XIX. Cabe señalar que Marx, en El Capital, desarrolla su demostración teórica haciendo como si la sociedad capitalista hubiera alcanzado una etapa en la que solo existieran relaciones capitalistas en la sociedad. Analiza el capitalismo en su estado puro.
Rosa Luxemburg parte de la constatación, hecha incluso por Marx en una serie de escritos como los Grundrisse6 (que no había tenido la oportunidad de leer porque esta parte de la obra de Marx aún no había sido publicada) o el capítulo XXIV del libro 1 de El Capital «La llamada acumulación originaria»7, según el cual el capitalismo, en su expansión, destruye las estructuras tradicionales de las sociedades no capitalistas que son conquistadas durante la fase colonial.
Con respecto al papel del saqueo colonial, vale la pena citar al Marx de El Capital: «El descubrimiento de las regiones auríferas y argentíferas de América, la reducción de los nativos a la esclavitud, su entierro en las minas o su exterminio, el comienzo de conquista y saqueo en las Indias Orientales, la transformación de África en una especie de muelle comercial para la caza de pieles negras, estos son los procesos idílicos de acumulación primitiva que señalan la era capitalista en sus albores».
También es en este capítulo en el que Karl Marx coloca una fórmula que indica el vínculo dialéctico entre los oprimidos de las metrópolis y los de las colonias: «En general, la esclavitud encubierta de los obreros asalariados en Europa exigía, como pedestal, la esclavitud sans phrase (sin reservas) en el Nuevo Mundo». Termina este capítulo afirmando que «el capital viene al mundo chorreando sangre y lodo por todos los poros, desde los pies a la cabeza».
Marx describe la destrucción de las fábricas textiles tradicionales en la India durante la expansión colonial británica. También analiza la destrucción de las relaciones no capitalistas que existían en Europa antes de la extensión masiva de las relaciones capitalistas. Pero cuando trata de poner en evidencia las leyes de funcionamiento del sistema capitalista, plantea como hipótesis que el capitalismo domina totalmente el conjunto de las relaciones de producción y por tanto ya ha destruido o/y absorbido por entero a los sectores precapitalistas8.
Lo que es muy enriquecedor en el enfoque de Rosa Luxemburg es su enorme capacidad para el pensamiento crítico y su disposición a confrontar la teoría con la práctica. Ella se inspira en Karl Marx expresando un acuerdo fundamental con él, pero eso no le impide cuestionar correcta o equivocadamente ciertas conclusiones de este.
Un punto en el que Rosa Luxemburg está totalmente de acuerdo con Karl Marx es la cuestión de las relaciones desiguales entre las potencias capitalistas y los países donde las relaciones de producción precapitalistas todavía están en gran parte presentes. Estos países están sujetos a los primeros que los explotan para continuar su expansión. Rosa Luxemburg, como Marx, muestra en particular que las potencias capitalistas encuentran una salida para sus productos manufacturados al imponerlos en sociedades precapitalistas, en particular mediante la firma de tratados de libre comercio.
- El libro La acumulación del capital se puede descargar gratuitamente en https://www.marxists.org/espanol/luxem/1913/1913-lal-acumulacion-del-capital.pdf
- Rosa Luxemburg, nacida el 5 de marzo de 1871 en Zamosc en el Imperio Ruso (actual Polonia), fue asesinada el 15 de enero de 1919 en Berlín durante la revolución alemana por soldados bajo orden de miembros del gobierno socialdemócrata presidido por Friedrich Ebert. Rosa Luxemburg era una militante socialista, comunista, internacionalista y una teórica marxista. Es recomendable leer la biografía de Rosa Luxemburg escrita por uno de sus compañeros de combate, Paul Frölich, publicada por primera vez en 1939. En español, véase Paul Frölich: Rosa Luxemburg. Vida y obra. Madrid, Fundamentos, 1976 y otra más reciente Paul Frölich, Rosa Luxemburg - vida y obra, publicado en 2013 por Ediciones IPS, Buenos Aires, Argentina. Del original de 1940, Rosa Luxemburg: her life and work, edición a cargo de Cecilia Feijoó y Demian Paredes.
- El capítulo 30, titulado «Los empréstitos internacionales», se puede descargar gratuitamente en https://www.marxists.org/espanol/luxem/1913/1913-lal-acumulacion-del-capital.pdf
- Rosa Luxemburg, como más gente, luchó contra lo que se llamó «ministerialismo», que había sido objeto de grandes debates dentro de la Segunda Internacional, en particular en el Congreso de 1907. Una resolución condenó en particular el ministerialismo que siguió a la experiencia de la participación de Alexandre Millerand, líder socialista francés, en el gobierno de Waldeck-Rousseau de 1899 a 1902. Considerado demasiado moderado, fue excluido del Partido Socialista francés en 1904. A pesar de la resolución del Congreso de 1907 de la Segunda Internacional muchos líderes socialdemócratas que lo votaron hipócritamente no dudarán en ingresar en diferentes gobiernos durante la Primera Guerra Mundial.
- Para una presentación del problema de los esquemas de reproducción de capital y las contribuciones de Rosa Luxemburg, Nicolas Boukharine, Rudolf Hilferding y otros, leer Ernest Mandel, El capitalismo tardío, Era, 1972; en 1997 se publicó en francés la versión definitiva de la obra, con textos inéditos de Mandel, más un prefacio de Daniel Bensaïd y un epílogo de Jesús Albarracín y Pedro Montes; no hay versión en castellano. Editions de la Passion à Paris. ISBN 2-906229-31-8.
- Karl Marx: Grundrisse, en español, en https://www.nodo50.org/gpm/Einstein/Grundrisse_Tomo_I.pdf. Karl Marx: Manuscrits de 1857-1858, dits «Grundrisse», Les Éditions sociales, Paris, 2011. Otra edición en francés: Karl Marx, Gundrisse der Kritik der politischen ökonomie, 6 vol, éditions 10/18, Paris, 1972.
- Karl Marx: El Capital, tomo I, http://biblio3.url.edu.gt/Libros/CAPTOM1.pdf. Ver en particular el capítuo XXIV titulado «La llamada acumulación originaria».
- Rosa Luxemburg escribe a propósito de esto: «Por consiguiente, el esquema marxista de la reproducción ampliada no logra explicarnos el proceso de la acumulación tal como se produce en la realidad histórica. ¿A qué se debe esto? Simplemente a los supuestos del mismo esquema. Este esquema pretende exponer el proceso de acumulación, bajo el supuesto de que capitalistas y obreros son los únicos consumidores. Hemos visto que Marx sitúa consecuente y conscientemente, en los tres tomos de El Capital, como supuesto teórico de su análisis, el dominio general y exclusivo de la producción capitalista. Bajo estas condiciones no hay, en efecto, lo mismo que en el esquema, más clases sociales que capitalistas y trabajadores (…). Pero este supuesto es un recurso teórico; en realidad no ha habido ni hay una sociedad capitalista que se baste a sí misma, en la que domine exclusivamente la producción capitalista» (La acumulación del capital, al comienzo del capítulo XXVI, https://www.marxists.org/espanol/luxem/1913/1913-lal-acumulacion-del-capital.pdf). Marx estaría ciertamente de acuerdo con Rosa Luxemburg cuando esta afirmaba «en realidad no ha habido ni hay una sociedad capitalista que se baste a sí misma, en la que domine exclusivamente la producción capitalista», pero esto no le impidió plantear una hipótesis teórica con las relaciones capitalistas como las únicas realmente existentes.