Si tomamos el ejemplo de los países latinoamericanos que conquistaron su independencia en la década de 1820, observamos que importaron masivamente productos manufacturados, principalmente de Gran Bretaña, potencia con la cual habían contratado préstamos internacionales para hacer estas compras. Los gobiernos de los países latinoamericanos que tomaron prestado de los banqueros de Londres gastaron la mayor parte de las sumas prestadas en el mercado británico comprando en él todo tipo de bienes (equipos militares que iban desde armas hasta uniformes, bienes de equipo para industrias extractivas o para la agricultura, materias primas). Luego, para pagar sus préstamos internacionales, los Estados endeudados recurrieron a nuevos préstamos que se utilizaron tanto para pagar préstamos anteriores como para importar aún más productos manufacturados de Gran Bretaña u otras potencias acreedoras1 (ver https://www.cadtm.org/America-latina-Deuda-y-libre)2.
Rosa Luxemburg afirma en su libro de 1913 que los préstamos «constituyen la forma más segura para que los viejos países capitalistas mantengan el control de los países jóvenes, controlen sus finanzas y ejerzan presión sobre su política exterior, aduanera y comercial»3.
Como ilustración de la penetración de productos manufacturados de los antiguos países capitalistas europeos como Gran Bretaña en los nuevos países independientes de América Latina, podemos citar a George Canning, uno de los principales políticos británicos de la década de 18204. Escribió en 1824: «La cosa está hecha; el clavo está puesto, Hispanoamérica es libre; y si nosotros no desgobernamos tristemente nuestros asuntos, es inglesa». Trece años después, el cónsul inglés en La Plata, Argentina, Woodbine Parish, podía escribir, hablando de un gaucho (pastor) de la pampa argentina: «Tómense todas las piezas de su ropa, examínese todo lo que lo rodea y exceptuando lo que sea de cuero, ¿qué cosa habrá que no sea inglesa? Si su mujer tiene una pollera, hay diez posibilidades contra una que sea manufactura de Manchester. La caldera u olla en que cocina, la taza de loza ordinaria en la que come, su cuchillo, sus espuelas, el freno, el poncho que lo cubre, todos son efectos llevados de Inglaterra»5. [12]
Para lograr este resultado, Gran Bretaña no necesitó recurrir a la conquista militar (aunque, cuando lo consideraba necesario, no dudaba en usar la fuerza como en India, Egipto o China). Usó dos armas económicas muy efectivas: el crédito internacional y la imposición del abandono del proteccionismo.
Rosa Luxemburg insiste en el papel de los préstamos internacionales a los países coloniales o a los Estados «independientes» (como las jóvenes repúblicas de América Latina o Egipto y China) para financiar grandes obras de infraestructura (construcción de ferrocarriles, construcción del Canal de Suez, etc.) o compras de costoso equipo militar en interés de las grandes potencias imperialistas. Así, escribe: «El endeudamiento internacional vinculado a la construcción de ferrocarriles y el aumento de armamentos acompaña a todas las fases de la acumulación capitalista».
También afirma que «las contradicciones de la fase imperialista se manifiestan muy claramente en las contradicciones del sistema de préstamos internacionales».
Rosa Luxemburg, como había hecho Marx unas décadas antes, insiste en el papel de la financiación de los ferrocarriles en todo el planeta y especialmente en los países periféricos sujetos al dominio económico de las potencias imperialistas. Habla del frenesí de los préstamos utilizados para la construcción de ferrocarriles: «A pesar de todas las crisis periódicas, el capital europeo se benefició tanto de esta locura que, alrededor de 1875, la Bolsa de Londres se vio afectada por una fiebre de préstamos en el extranjero. Entre 1870 y 1875 se contrataron préstamos en Londres por 260 millones de libras esterlinas, lo que inmediatamente condujo a un rápido crecimiento en las exportaciones de mercancías inglesas a países de ultramar.»
- He analizado esto en los capitulos 1 y 2 de Sistema deuda. Historia de las deudas soberanas y su repudio, Icaria, Barcelona, 2018 (https://www.cadtm.org/Sistema-deuda y Metropolis), Buenos Aires, 2018. Ver tambien Eric Toussaint: Simón Bolívar en el laberinto de la deuda y de las concesiones a los acreedores (https://www.cadtm.org/Simon-Bolivar-en-el-laberinto-de).
- Rosa Luxemburg, capítulo XXX titulado «Los empréstitos internacionales». Todas las citas de Rosa Luxemburg presentes en este artículo provienen, salvo indicación contraria, del capítulo 30 titulado «Los empréstitos internacionales de La Acumulación del Capital», que es descargable en https://www.marxists.org/espanol/luxem/1913/1913-lal-acumulacion-del-capital.pdf.
- George Canning, alto funcionario del Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido, se convirtió en Primer Ministro del país en 1827. Cita en Las venas abiertas de América Latina, p. 145.
- Woodbine Parish: Buenos Aires y las provincias del Rio de la Plata, Buenos Aires, 1852. Citado par Eduardo Galeano, Las venas abiertas de América Latina, Siglo XXI, 2003, p. 149.