Resumen Latinoamericano, 29 de agosto de 2020.
La recuperación de tierras de Guernica sigue consolidándose a través del empeño que ponen los vecinos y vecinas y del imprescindible apoyo de la lucha planteada por las organizaciones sociales presentes en el territorio y la asesoría legal de la Gremial de Abogados y Abogadas. Este viernes, en la primera reunión de una Mesa de Diálogo entre las partes en conflicto, se sacó adelante algo fundamental: por un lado, hacerle ver al Municipio y a su mandamás Blanca Cantero que más importante que su afición por la defensa de la sacrosanta propiedad privada y “llenar Guernica de countries”, es atender la demandas de viviendas dignas que exigen los más humildes del Gran Buenos Aires. Y por otra parte, poner en marcha un Censo de todos y todas las personas que participan en la toma, iniciativa que habrá de efectuar a partir de ahora la Carrera de Trabajo Social de la Universidad de La Plata, junto a las organizaciones y delegades.
No fue fácil sacar esto adelante en este encuentro celebrado en el Municipio de Presidente Perón, sobre todo por el talante autoritario, despreciativo y casi racista de quien, como Blanca Cantero de Acuña (esposa del jerarca cegetista), elegida en las listas del Frente de Todos, parece olvidarse de esto último y solo le gustaría gobernar para unos pocos y si son habitantes de los countries de la zona mucho mejor.
En el encuentro participaron, las organizaciones sociales ((MTR-Votamos Luchar,OLP Resistir y Luchar,Víctor Choque-Mulcs,Polo Obrero,FOL,Barrios de Pie-Libres Del Sur,Frente Popular Dario Santillan-CP), la Gremial de Abogados y Abogadas, y varios delegades de los barrios de la toma. Además se sumaron representantes del gobierno provincial, de las áreas de Tierra y Vivienda, Desarrollo Social, Defensoría del Pueblo y Seguridad, y por el gobierno nacional, el Secretario de Articulación Federal y Seguridad.
En todo momento, quienes defienden como un derecho y una necesidad legalizar la recuperación de las aproximadas cien hectáreas recuperadas y que se permita a las 2.500 familias poder empezar a vislumbrar un futuro menos duro que el vivido hasta el presente, pusieron sobre la mesa la idea de que es inadmisible que se hostilice a los allí asentados y muchos menos que operen patotas o uniformados, generando incertidumbre y miedo entre los vecinos. Por su lado, Cantero insistió en que las tierras “tienen dueño”, algo que fue contrarrestado por la realidad: si hay dueños ¿donde están los papeles y títulos que lo acrediten? “En la causa judicial no hay nada de eso y usted lo sabe”, le respondieron. Ante esa lógica, naufragaron dichos argumentos.
Después de varios cruces con los abogados presentes y con algunos de los representantes de las organizaciones sociales, Cantero se dio cuenta que esta vez su estilo de “a mi me van a tener que obedecer”, rebotaba contra un muro. Si bien en esta ocasión contó, en varios tramos de la conversación, con cierto apoyo corporativo oficial y no dejó de esbozar repetidas defensas de “countrilandia” (lo que en el fondo le gustaría para esas tierras), la firmeza de los delegados del vecindario, la militancia social y la Gremial, doblegaron otra vez ese discurso claramente reaccionario para el actual y cualquier otro tiempo político.
Es evidente que el virus de levantar lujosos barrios cerrados ha calado fuerte en numerosas autoridades municipales. No es para menos, hay mucho dinero en juego, hay testaferros, se hacen favores a personajes encumbrados que habitan en ellos, y hasta varias de las mansiones que se construyen sirven para alojar a algunas de estas autoridades municipales bonaerenses que fungen de “populares”. Gente olvidadiza por cierto, de las estrofas de la marchita que repite “combatiendo al capital”. De allí que cuando se los contradice en sus objetivos, estallan en ira y sacan lo peor de si mismo, Si el pobrerío con hambre y sed de justicia se lanza a recuperar tierras, sacan a relucir la gorra. No les basta a estos nuevos jerarcas del conurbano (herederos de los llamados “barones” de la zona) con los 600 countries ya existentes en el Gran Buenos Aires (que en superficie ocupan 2 veces y medio la de la Capital, y donde viven aproximadamente 200 mil privilegiados), sino que aún quieren más y más.
Guernica y sus barrios obreros que se levantarán poco a poco en las tierras recuperadas marcan un antes y un después de la lucha popular. Primero, porque a pesar de las durísimas circunstancias vividas por la gente en estos cuatro meses nadie dio un paso atrás. En segundo lugar, la unidad hizo la fuerza y ese es un bien más que valorable de cara a futuras intervenciones. Y por último, Guernica sirve de advertencia a quienes desde el despotismo de sus cargos, se olvidan rápido que fueron elegidos, seguramente en muchos casos por esos mismos vecinos que hoy les reclaman cumplir con las promesas electorales y hacer realidad tres consignas que marcaron la lucha de estos últimos tiempos: Pan, techo y trabajo. A lo que inevitablemente, desde abajo y a la izquierda, vale agregar ahora y siempre: “Solo el pueblo salvará al pueblo”.