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¡Dejen hablar a Man­cu­so! – farc​-ep​.net

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Cuan­do Uri­be tomó la deci­sión de extra­di­tar a los jefes para­mi­li­ta­res a los Esta­dos Uni­dos, cla­ván­do­les el puñal de la trai­ción, lo hizo para silen­ciar­los y para matar una ver­dad, que hoy se resis­te a morir.

Sal­va­to­re Man­cu­so debe regre­sar a Colom­bia para seguir apor­tan­do ver­dad sobre el para­mi­li­ta­ris­mo. Su extra­di­ción debe dar­se aho­ra a la inver­sa, es decir, de EEUU hacia Colom­bia. Los grin­gos ya tie­nen lo que que­rían, que era la pla­ta, mien­tras el Esta­do colom­biano se que­dó «sin el san­to y sin la limos­na». Es lo que siem­pre ha ocu­rri­do. A Esta­dos Uni­dos le impor­ta un comino inves­ti­gar crí­me­nes de lesa huma­ni­dad, y no ha mos­tra­do nin­gún inte­rés en esta­ble­cer quién es el «autor detrás del autor» de tan­tos crí­me­nes horro­ro­sos. Si Man­cu­so se va para Ita­lia la ver­dad que­da­rá ente­rra­da más allá del océano.

La acti­tud del gobierno de Duque es hipó­cri­ta y fin­gi­da. Pre­go­na que va inter­po­ner todos los recur­sos del Esta­do para traer de regre­so a Man­cu­so, pero lo que desea ardien­te­men­te es que se que­de para siem­pre en la Cala­bria, en el sur de Italia.

No quie­re este gobierno que Man­cu­so des­pier­te con su ver­dad a los demo­nios del mie­do que asus­tan a los deter­mi­na­do­res de la vio­len­cia des­de las cum­bres del Poder. Pero el exje­fe para­mi­li­tar habló en el 2012 fren­te a los micró­fo­nos de una cade­na radial, y más tar­de ante el Tri­bu­nal de Jus­ti­cia y Paz de Bogotá.

Mani­fes­tó que se reu­nió varias veces con Álva­ro Uri­be Vélez. Que es cier­ta la denun­cia de Fabio Ochoa Vas­co sobre la finan­cia­ción para­mi­li­tar a las cam­pa­ñas pre­si­den­cia­les del abo­mi­na­ble hom­bre del Ubé­rri­mo (Uri­be). Que Álva­ro Uri­be y su her­mano San­tia­go diri­gían a los «doce após­to­les», el gru­po para­mi­li­tar que masa­cró a mucha gen­te humil­de en el nor­te de Antio­quia. Que el enton­ces gober­na­dor de ese Depar­ta­men­to, Álva­ro Uri­be, a tra­vés de su secre­ta­rio de gobierno, Pedro Juan Moreno, uti­li­zó a las Con­vi­vir (Coope­ra­ti­vas de vigi­lan­cia) como tram­po­lín para el cre­ci­mien­to y for­ta­le­ci­mien­to del paramilitarismo.

Sal­va­to­re Man­cu­so «Cuan­do se afir­ma que un para­mi­li­tar ocu­pó tam­bién la Vice­pre­si­den­cia de la Repú­bli­ca, Dios y Fran­cis­co San­tos saben que eso es ver­dad» ‑lo dice Mancuso‑, quien, sien­do cabe­ci­lla acti­vo, se alo­jó varios días como hués­ped de honor, en la resi­den­cia de aquél en Bogo­tá: fue ese San­tos, quien pidió insis­ten­te­men­te a Car­los Cas­ta­ño crear el Blo­que Capi­tal del para­mi­li­ta­ris­mo para ayu­dar a con­te­ner el avan­ce de la gue­rri­lla. Cas­ta­ño le ofre­ció la coman­dan­cia del Blo­que y le pro­pu­so asu­mir como rela­cio­nis­ta de los para­mi­li­ta­res… Y hoy, esta «joyi­ta» es el fla­man­te emba­ja­dor de Colom­bia en Washing­ton. ¡Qué locu­ra! Colom­bia tuvo que sopor­tar la mal­di­ción de tener a un pre­si­den­te y a un vice­pre­si­den­te para­mi­li­ta­res, ambos «pura sangre».

En la sen­ten­cia con­tra el Blo­que Cata­tum­bo y con­tra Sal­va­to­re Man­cu­so, el Tri­bu­nal de Jus­ti­cia y Paz de Bogo­tá ase­gu­ró que este blo­que pudo expan­dir­se en Nor­te de San­tan­der «gra­cias a la cola­bo­ra­ción de las Fuer­zas Mili­ta­res y del Esta­do». Este apo­yo ‑comen­tó Mancuso‑, pro­pi­ció la des­apa­ri­ción for­za­da. Fue el ejér­ci­to quien le orien­tó arro­jar en hor­nos cre­ma­to­rios a las víc­ti­mas, como solu­ción sicó­pa­ta para apa­ci­guar tan­to escán­da­lo. Toda esa bar­ba­rie esti­mu­ló el des­po­jo vio­len­to de tie­rras y el des­pla­za­mien­to for­za­do de cam­pe­si­nos, y fue el ori­gen de los deno­mi­na­dos «fal­sos posi­ti­vos». La tris­te­men­te céle­bre Direc­ti­va 029 del Minis­te­rio de Defen­sa de Uri­be, esti­mu­ló el ase­si­na­to impu­ne de miles de cam­pe­si­nos y de jóve­nes ino­cen­tes que fue­ron pre­sen­ta­dos a tra­vés de los medios como «gue­rri­lle­ros muer­tos en combate».

El Tri­bu­nal tuvo en cuen­ta los tes­ti­mo­nios de Man­cu­so al res­pec­to: «Fui adoc­tri­na­do por el Ejér­ci­to y la Poli­cía, tuve car­né del B2 (Inte­li­gen­cia mili­tar), entra­ba a la Bri­ga­da sin que me requi­sa­ran, entra­ba como lo hacían los coman­dan­tes, me abrían la puer­ta» ‑afir­mó Man­cu­so en ver­sión libre en agos­to de 2013-. «Fue Car­los Cas­ta­ño quien en el 95 me con­tó que se había reu­ni­do con la cúpu­la mili­tar y que le pidie­ron for­ta­le­cer las Auc (Auto­de­fen­sas cam­pe­si­nas) en el nor­te del país, que iban a colo­car allá a coman­dan­tes de Poli­cía y a direc­to­res sec­cio­na­les de la Fis­ca­lía, afi­nes a la ideo­lo­gía para­mi­li­tar» ‑tam­bién con­fe­só Man­cu­so-. El Tri­bu­nal hizo refe­ren­cia al polí­ti­co Car­los Hol­guín Sar­di. Según Sal­va­to­re Man­cu­so, en una reu­nión con Car­los Cas­ta­ño, un fami­liar suyo «pro­pu­so la crea­ción de las Auc en el Valle».

Por otra par­te, el gene­ral Mario Mon­to­ya, no sólo les entre­ga­ba car­ga­men­tos de armas, sino que par­ti­ci­pa­ba con los para­mi­li­ta­res en accio­nes con­jun­tas, como la de la Comu­na 13 de Mede­llín don­de resul­ta­ron muer­tos y des­apa­re­ci­dos cen­te­na­res de pobla­do­res. La actual vice­pre­si­den­ta, la seño­ra Mar­ta Lucía Ramí­rez, fun­gía en ese enton­ces como minis­tra de Defen­sa. Al gene­ral Mon­to­ya, lo desig­na­ron más tar­de emba­ja­dor de Colom­bia en Repú­bli­ca Domi­ni­ca­na no tan­to para enfriar, sino para reca­len­tar la indig­na­ción. Según Man­cu­so, muchos empre­sa­rios del país y mul­ti­na­cio­na­les finan­cia­ron al para­mi­li­ta­ris­mo. La Chi­qui­ta Brand y la Dole, por ejem­plo, paga­ron 3 cen­ta­vos de dólar por cada caja de banano expor­ta­da. Postobón y otras empre­sas nacio­na­les apor­ta­ron recur­sos volun­ta­ria­men­te a los paramilitares.

Es por todo esto que le tie­nen mie­do al regre­so de Man­cu­so. Colom­bia nece­si­ta escu­char ese tes­ti­mo­nio y al mis­mo tiem­po ver en acción a la jus­ti­cia derro­tan­do la impunidad.

¡Dejen hablar a Mancuso!

Por las FARC-EP, Segun­da Marquetalia

Iván Már­quez, Jesús San­trich, Aldi­né­ver Moran­tes, Oscar Mon­te­ro (El Pai­sa), Edin­son Roma­ña, Wal­ter Mendoza.

Agos­to 24 de 2020

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