Por Jesús Valencia, Resumen Latinoamericano, 28 agosto 2020.
Araucanía y EuskalHerria, dos territorios distantes en los que hunden sus profundas raíces dos pueblos originarios. Ni las cordilleras que se interponen en ambos casos, ni las forzadas fronteras que separan a ambas colectividades han conseguido quebrar su identidad unitaria. Sus complejas historias, aunque diferentes, presentan bastantes rasgos semejantes.
Durante los últimos meses, la sociedad de Wallmapu está soportando fuertes tensiones y duras represiones. El epicentro de esta tormenta, una vez más, es la huelga de hambre que mantiene casi una treintena de presos políticos. Pero ¿acaso estos existen? Es costumbre de los Estados colonizadores negar semejante calificativo a los patriotas que se les enfrentan y a los que retienen encarcelados tras haberlos capturado. Desde el intendente de Temuco hasta el Presidente Piñera, se desgañitan advirtiendo al mundo que en Chile no hay presos “políticos”. Tenacidad digna de mejor causa. El Estado español, que nunca se priva de tener vascos entre rejas, tampoco les ha reconocido jamás su condición de “presos políticos”.
Lo que las palabras afirman, la realidad lo desmiente. La balanza de la justicia, en ambos Estados. está desequilibrada y rezuma racismo contra quienes se enfrentan a un sistema colonial: “Luchamos –proclaman los presos políticos de Temuco- por la Justicia, por nuestros Pueblos y por la Humanidad”. La tendenciosa justicia que los mantiene encarceladls, es discriminatoria: magnánima con policías abusivos, con violadores reincidentes, con defraudadores reconocidos y aquí, además, con un Rey corrupto. Si se trata de militantes coherentes, aplica contra ellos todo el rigor de su ley ¡Cuántas enciclopedias pudiéramos escribir los vascos sobre la parcializada justicia española! La actual pandemia ha provocado en Walmapu una nueva discriminación y, como consecuencia, la reciente huelga de hambre. Negó a los presos políticos mapuches el tratamiento carcelario que les debe por ley (Convenio 169 de la OIT). ¿Cuál ha sido el tratamiento del Estado español con los presos políticos vascos? Idéntico.
La agresividad del Gobierno chileno se ha vuelto a focalizar en las cárceles porque estas, allá y acá, son uno de los exponentes más ilustrativos del conflicto global: la obsesión estatal por asimilar a un pueblo que sigue conservando su orgullo identitario y que se considera nación soberana. Abrieron la veta los conquistadores españoles y la siguió con parecido rigor el Estado chileno. Unos y otros ocuparon las tierras de Walmapu, asesinaron a sus líderes, arrasaron sus creencias, impusieron otra cultura ajena e instalaron en Temuco su administración colonial. Ni mapuches ni vascos olvidamos los muchos atropellos que soportamos desde que se formalizaron las respectivas conquistas
El Estado chileno aplica en Wallmapu los habituales métodos de todo gobierno imperialista. Captación, mediante prebendas, de lugareños sumisos. Militarismo mediante cuerpos de policía especializados en reprimir la resistencia; como Comandos Jungla se conocen allá, como Beltzak o GAR, acá. Aplicación de legislaciones antiterroristas redactadas ad hoc; con tufo pinochetista allá y franquista acá. Utilización abusiva de la prisión preventiva denunciada reiteradamente por organismos de Derechos Humanos. Ensañamiento con las abogadas que defiende a los militantes encarcelados. Deslegitimación de la resistencia popular recurriendo a organizaciones pretendidamente pacifistas; el Gesto por la paz ue tanto combatió a la disidencia vasca se conoce en Walmapu como Agrupación Paz y Reconciliación en la Araucanía. Mesas de dialogo en las que el Estado, como condición previa, rechaza el derecho de autodeterminación que reclaman ambos pueblo originarios.
La realidad confirma que ninguna de estas medidas ha resuelto el problema sustancial. Una situación ‑siempre crispada- se agudiza con frecuencia dando lugar a nuevas crisis; la actual cederá el paso dando lugar a la siguiente. Los estados chileno y español seguirán recurriendo a malabarismos para liquidar el conflicto sin afrontar la causa que lo genera. La soberbia capitalista haría bien en escuchar al Parlamento de las Autoridades Ancestrales Mapuches; sabiduría avalada por largos siglos de experiencia: “El estado chileno (se podría aplicar al español y al francés) para proteger a grandes empresas trasnacionales nos provoca, discrimina y falta al respeto como nación mapuche. Si quiere la paz, que nos devuelva nuestro territorio”
Jesús Valencia