Resumen Latinoamericano, 7 de octubre de 2020.
¿Qué representa el voto útil para la democracia boliviana?
¿Qué nos ofrece Carlos Mesa como Presidente del país?
En pasados días Jeanine Añez declinó su candidatura para las elecciones nacionales del próximo 18 de octubre generando una serie de interrogantes respecto del futuro de la democracia en Bolivia. De esta manera se cerró una saga de impostura que comenzó hace casi once meses con la autoproclamación de la Presidenta luego de llevar a delante un golpe de Estado en Bolivia, secundado por el cinismo de pretender la victoria en una elección democrática, pese a haber atropellado la Constitución Política desde noviembre pasado. Con este panorama, una de las primeras hipótesis que surgieron es una alianza entre la alianza JUNTOS y Comunidad Ciudadana, encabezada por Carlos Mesa. De esta manera se va reforzando la hipótesis de un fraude electoral que se estaría armando para favorecer al candidato de Comunidad Ciudadana.
Ante esta situación, al mejor estilo carroñero, Mesa y Camacho van disputando los votos que deja Añez en el camino para ver cómo quedará la repartija del irrisorio porcentaje que se publicó en las últimas encuestas favoreciendo a JUNTOS que descendió hasta el cuarto puesto, como resultado de la nefasta gestión de corrupción, incapacidad e indolencia. Con este escenario, continua la deprimente campaña de Carlos Mesa quien apela al denominado “voto útil”, como única estrategia de forzar una segunda vuelta, así es una miserable segunda vuelta donde tenga algún chance de ganar las elecciones. Con este dato salta a la luz la gran incapacidad de Carlos Mesa por lograr apoyo popular a partir de propuestas que convenzan a la ciudadanía para confiarle el futuro del país.
De esta forma, el candidato de Comunidad Ciudadana es antecedido por un pasado nefasto en la historia de Bolivia habiendo sido cómplice de los hechos del 2003 con un resultado de casi un centenar de muertos además de heridos que hasta ahora no han logrado tener justicia. Asimismo Carlos Mesa, traicionando a su Presidente Sánchez de Lozada, se hizo del poder pero no logró mantenerse como presidente llegando a renunciar en un complejo momento de crisis para el país. Años después, con las características propias de los partidos y candidatos neoliberales, Mesa reaparece pretendiendo engañar otra vez a la población creyendo que Bolivia no tiene memoria y caerá en su cínica demagogia prometiendo lo que nunca hizo como Vicepresidente y Presidente del país.
En un tiempo corto, apenas hace menos de un año, Carlos Mesa fue cómplice y gestor del golpe de Estado incitando a la confundida población urbana a movilizarse contra el supuesto fraude que nunca ocurrió. Cuando el país estuvo convulsionado solo supo lavarse las manos pretendiendo salir limpio de todo el conflicto, enfrentamiento y muertes ocurridas a fines de 2019. Ese es Carlos Mesa, el del voto útil que ha perdido toda moral y dignidad para conseguir llegar a la presidencia de Bolivia a como dé lugar, como un miserable caprichoso, igual de indolente de la gente que asumió el mando del país y con quienes negoció la silla presidencial con la única propuesta de que no vuelva el MAS. La derecha boliviana está reducida a eso, a la chicana y el negociado del país, aun sabiendo que fueron y son incapaces de gobernar Bolivia y que solo ofrecen desempleo, incertidumbre y crisis para el futuro de las y los bolivianos.
El 18 de octubre, el pueblo boliviano podrá recuperar la democracia y la estabilidad que nos arrebataron hace casi un año y podremos exigir justicia para nuestros muertos y heridos, tanto los del 2003 como del 2019 y que lo ocurrido no quede en la impunidad, jichapi jichaxa.
fuente: Poder Popular