Nos gusta a los colombianos la combatividad de la lucha indígena. Ellos si saben poner al trote a este gobierno títere de Uribe, porque reúnen en sí mucho decoro. Bienvenida la minga indígena que hoy recorre al país despertando las conciencias.
Decir que la minga está infiltrada es un disparate, una estigmatización absurda. Esos argumentos livianos los dicta el miedo de las oligarquías a la inconformidad popular que se va a generalizar frente al mal gobierno. Sabe Duque que el frágil dique contra la protesta social edificado sobre el temor a la pandemia, ya no sirve para apaciguar a un pueblo resuelto a luchar por sus derechos por el cambio político y social. Muere más gente rafagüeada con la miseria y el hambre que produce la injusta política económica, que por COVID19.
No fue nada inteligente dejar plantada a la minga en Cali. ¿De dónde saca Duque, que no se reúne con los indígenas porque en ellos solo hay motivaciones políticas? El movimiento indígena no es un rebaño. Ellos son gente pensante y muy política, sí señores del gobierno.
¿O es que aún creen en esa creencia coagulada del pasado de que los indios son irracionales y no tienen alma? No faltaba más. Ellos son políticos y representan una esperanza para toda Colombia.
Duque no se reúne con la minga, porque son indios. Si fueran el rey de España o Mike Pompeo los que solicitaran audiencia, de seguro iría corriendo hasta el fin del mundo para complacerlos. En el fondo, en esta actitud de Duque hay una manifestación racista y de desprecio, como la de esa senadora uribista del Cauca que propone dividir al Departamento en dos territorios: uno para los blancos, y otro para los indios. No inventen. Van a tener que escuchar a la minga indígena convertida en minga nacional, de todos los colombianos.
La agenda post pandemia del movimiento social y político está repleta de soluciones a la inconformidad ciudadana: primero, la paz completa para Colombia, luego, la titulación de tierras a los campesinos, la reforma política, el fin de la masacre de líderes sociales y de excombatientes, educación gratuita y de calidad, empleo, salud… Hay que revocar, mediante referendo, a Duque porque le quedó grande gobernar a Colombia, porque es un gobierno ilegítimo. Es un descaro, una afrenta para el país, que habiendo llegado a la presidencia de la república con dineros del narcotráfico recolectados por el Ñeñe Hernández, siga allí como si nada. Hay que revocar también a ese fiscal general que solo sirve a la impunidad de sus jefes políticos Iván Duque y Álvaro Uribe. Antes que estos dos caballeros delincuentes destrocen las cortes, el congreso y lo que queda de la JEP, antes que destruyan la verdad del conflicto, es mejor que Colombia entera les pida que se vayan.
Un nuevo gobierno es posible. Hay dirigentes muy buenos que pueden ser presidentes de la República y muy capaces de construir con el respaldo del pueblo, un futuro de paz, con justicia social, democracia verdadera y soberanía.
Toda la solidaridad de Colombia con estos extraordinarios dirigentes indígenas y comuneros que hoy están en las calles peleando por los derechos de todos.
FARC-EP
Segunda Marquetalia
Octubre 18 de 2020