8. Annexo 2. Los crímenes de Bélgica después de la independencia del Congo
- 1. Introducción
- 2. Lumumba, luchador internacionalista
- 3. La secuencia de acontecimientos que llevaron al golpe contra Lumumba y su asesinato
- 4. El apoyo de Bélgica a la dictadura de Mobutu
- 5. Los procedimientos judiciales con respecto al asesinato de Lumumba aún están en curso en Bélgica
- 6. Lumumba: una figura emblemática
- 7. Anexo 1 : Los crímenes de Bélgica en el Congo antes de su independencia
- 8. Annexo 2. Los crímenes de Bélgica después de la independencia del Congo
Tras una resonante victoria en las primeras verdaderas elecciones en las que participaron las y los congoleños, Patrice Lumumba se convirtió en Primer Ministro del Congo desde el 24 de junio de 1960 hasta su derrocamiento y encarcelamiento el 14 de septiembre del mismo año por el militar Joseph-Désiré Mobutu y sus partidarios. Este último gobernó el país, primero bajo mano y luego directamente desde 1965 hasta su derrocamiento en 1997.
El 17 de enero de 1961, Lumumba, el gran luchador por la independencia, la justicia social y el internacionalismo del Congo, fue torturado y luego ejecutado, junto con varios de sus camaradas, por líderes congoleños cómplices de las potencias occidentales, así como por la policía y militares belgas. Lumumba tenía solo 35 años y podría haber seguido desempeñando un papel muy importante, tanto en su país, como en África y a nivel mundial.
Como escribió la periodista Colette Braeckman: «Patrice Lumumba, Primer Ministro congoleño destituido en septiembre, puesto bajo arresto domiciliario y luego detenido en Thysville, fue llevado a Katanga el 17 de enero de 1961. Cinco horas después de su llegada a suelo de Katanga, fue ejecutado junto con sus dos compañeros Maurice M’Polo y Robert Okito1».
Entre los líderes congoleños que participaron directamente en el asesinato de Lumumba estaba Moisés Tshombé, proclamado presidente de la provincia congoleña de Katanga, que se escindió el 11 de julio de 1960, solo dos semanas después del comienzo de la independencia que el Congo obtuvo el 30 de junio de 1960. La secesión de Katanga proclamada por Moisés Tshombe fue apoyada por Bélgica y grandes empresas mineras privadas belgas muy presentes en esta parte del Congo (ver más adelante) con el fin de desestabilizar al gobierno del Primer Ministro Patrice Lumumba.
Al menos cinco policías y militares belgas estaban también presentes en el momento del asesinato. Joseph-Désiré Mobutu, uno de los principales responsables congoleños en el asesinato de Lumumba, no estuvo presente en el lugar el día del asesinato que tuvo lugar en el Este mientras estaba en el oeste del país, en la capital.
La responsabilidad de Bélgica en el asesinato de Lumumba en enero de 1961 fue establecida por varios autores, en particular por Ludo De Witte en El asesinato de Lumumba, y fue objeto de los trabajos de un comité del parlamento belga en 2001-2002. [Leer también la entrevista concedida por Ludo De Witte al CADTM en 2018, https://www.cadtm.org/Ludo-de-Witte-Il-faut-changer-les-mentalites-et-decoloniser-completement-l.]
En esta entrevista, Ludo De Witte simplemente resumía las causas del asesinato de Lumumba: «Lumumba fue víctima del imperialismo. De hecho, queríamos continuar con el imperialismo en el Congo, reemplazar un sistema colonial por un sistema neocolonial. Un sistema donde habría negros, congoleños, que serían políticos y ministros pero, entre bastidores, seguirían siendo las potencias occidentales y sus grandes sociedades las que dominarían el país. Este es el neocolonialismo contra el que Lumumba quería luchar y por eso que fue asesinado».
Vale la pena leer el discurso del Primer Ministro de la República del Congo, Patrice Lumumba, ante Balduino, rey de los belgas.
Balduino había declarado en su discurso: «La independencia del Congo es la culminación de la obra concebida por el genio del rey Leopoldo II, llevada a cabo por él con tenaz valentía y continuada con perseverancia por Bélgica».
Durante la proclamación de la independencia del Congo el 30 de junio de 1960, el Primer Ministro del Congo, Patrice Emery Lumumba, dio un memorable discurso (se puede escuchar aquí). Su versión escrita es la siguiente:
Discurso pronunciado en la sede del parlamento después de los del rey Balduino y el presidente Joseph Kasa-vubu, el día de la proclamación de la independencia de la República Democrática del Congo.
Congoleños y congoleñas,
Combatientes por la independencia hoy victoriosos.
Les saludo en nombre del gobierno congoleño. A todos ustedes, queridos amigos, que han luchado sin descanso a nuestro lado, les pido hacer de este 30 de junio de 1960, una fecha ilustre que ustedes tendrán gravada de forma imborrable en sus corazones, una fecha que enseñarán con orgullo a sus hijos para que ellos, a su vez, hagan conocer a sus hijos y nietos la historia gloriosa de nuestra lucha por la libertad.
Pues esta independencia del Congo, si bien es proclamada hoy con el acuerdo de Bélgica, país amigo con el que nos tratamos de igual a igual, ningún congoleño digno de ese nombre podrá olvidar jamás que fue conquistada por la lucha, una lucha de todos los días, una lucha ardiente e idealista, una lucha en la que no ahorramos ni nuestras fuerzas, ni nuestras privaciones ni nuestros sufrimientos, ni nuestra sangre.
De esta lucha, que fue de lágrimas, de fuego y de sangre, estamos orgullosos hasta lo más profundo de nuestro ser, ya que fue una lucha noble y justa, una lucha indispensable para poner fin a la humillante esclavitud que nos habían impuesto por la fuerza. Y ese fue nuestro destino durante 80 años de régimen colonialista, por lo que nuestras heridas son todavía demasiado recientes y demasiado dolorosas para que podamos eliminarlas de nuestra memoria. Hemos conocido el trabajo extenuante, exigido a cambio de salarios que no nos permitían ni comer, ni vestirnos, ni alojarnos decentemente, ni educar a nuestros niños como seres queridos.
Conocimos las burlas, los insultos, los golpes que tuvimos que sufrir mañana, tarde y noche, porque éramos negros. ¿Quién olvidará que a un negro se le trataba de “tú” no porque era un amigo sino porque el honorable «usted» estaba reservado solamente a los blancos?
Hemos visto que nuestras tierras fueron espoliadas en nombre de textos pretendidamente legales que solo reconocían el derecho del más fuerte. Hemos visto que la ley no era jamás la misma según se tratara de un Blanco o de un Negro: acomodaticia para unos, cruel para los otros. Hemos visto los atroces sufrimientos de quienes eran relegados por sus opiniones políticas o sus creencias religiosas; exiliados en su propia patria, con un destino verdaderamente peor que la misma muerte.
Hemos visto que había en las ciudades mansiones magníficas para los blancos y chozas en ruinas para los negros, que un negro no era admitido ni en los cines, ni en los restaurantes, ni en las tiendas dichas europeas; que un negro viajaba incluso en el casco de las gabarras, a los pies de un blanco en su cabina de lujo.
¿Quién olvidará, finalmente, los fusilamientos en los que perecieron tantos de nuestros hermanos, las mazmorras a las que fueron brutalmente arrojados quienes no querían seguir sometidos al régimen de una justicia de opresión y explotación?
Todo eso, hermanos, lo sufrimos profundamente. Pero todo eso también, nosotros a quienes el voto de sus representantes elegidos nos mandató para dirigir nuestro país, nosotros que sufrimos en nuestros cuerpos y en nuestros corazones la opresión colonialista, les decimos bien alto que todo eso, desde ahora, terminó. La República del Congo fue proclamada y nuestro país está ahora en manos de sus propios hijos. Juntos, hermanos, hermanas, comenzaremos una nueva lucha, una lucha sublime que llevará nuestro país a la paz, a la prosperidad y a la grandeza. Estableceremos juntos la justicia social y aseguraremos que todos y todas reciban la justa remuneración por su trabajo. Vamos a mostrar al mundo lo que puede hacer el hombre negro cuando trabaja en libertad y haremos del Congo el centro que ilumine a toda África. Velaremos para que las tierras de nuestra patria beneficien verdaderamente a sus hijos. Revisaremos todas las antiguas leyes y haremos nuevas que serán justas y nobles.
Pondremos fin a la opresión del pensamiento libre y haremos de modo que todos los ciudadanos gocen plenamente de las libertades fundamentales previstas en la Declaración de los derechos humanos.
Suprimiremos eficazmente cualquier discriminación y daremos a cada uno el justo lugar que le valdrán su dignidad humana, su trabajo y su entrega al país. Haremos reinar no la paz de los fusiles y de las bayonetas sino la paz de nuestros corazones y de las buenas voluntades.
Y para ello, queridos compatriotas, estad seguros de que no solo podremos contar con nuestras enormes fuerzas e inmensas riquezas, sino también con la asistencia de numerosos países extranjeros cuya colaboración aceptaremos cada vez que sea leal y que no busque imponernos una política de cualquier tipo que sea. En ese ámbito, Bélgica que, comprendiendo finalmente el sentido de la historia, no trató de oponerse a nuestra independencia, está preparada para concedernos su ayuda y su amistad, y se acaba de firmar un tratado en ese sentido entre nuestros dos países iguales e independientes. Esta cooperación, estoy seguro, será beneficiosa para los dos países. Por nuestra parte, aún permaneciendo alertas, sabremos respetar los compromisos libremente consentidos.
Así, tanto en el interior como en el exterior, el nuevo Congo, nuestra querida República, que mi gobierno creará, será un país rico, libre y próspero. Pero para que lleguemos sin retraso a ese objetivo, a todos ustedes, legisladores y ciudadanos congoleños, les pido que me ayuden con todas sus fuerzas. Les pido a todos que olviden las querellas tribales que nos agotan y que probablemente puedan hacer que nos menosprecien en el extranjero.
Pido a la minoría parlamentaria que ayude a mi gobierno mediante una oposición constructiva y que permanezca estrictamente en las vías legales y democráticas. Les pido a todos no retroceder ante ningún sacrificio para asegurar el éxito de nuestro grandioso proyecto. Les pido, finalmente, que respeten incondicionalmente la vida y los bienes de sus conciudadanos y de los extranjeros establecidos en nuestro país. Si la conducta de esos extranjeros deja que desear, nuestra justicia rápidamente los expulsará del territorio de la República: si, por el contrario su conducta es buena, hay que dejarlos en paz, ya que ellos también trabajan para la prosperidad de nuestro país. La independencia del Congo marca un paso decisivo hacia la liberación de todo el continente africano.
Esto es, Sire, excelencias, señoras, señores, mis queridos compatriotas, mis hermanos de raza, mis hermanos de lucha, lo que les quise decir en nombre del gobierno en este día magnífico de nuestra independencia completa y soberana. Nuestro gobierno fuerte, nacional, popular, será la salvación de este país.
Invito a todos los ciudadanos congoleños, hombres, mujeres y niños, a ponerse resueltamente a trabajar para poder crear una economía nacional próspera que consagre nuestra independencia económica.
¡Homenaje a los combatientes de la libertad nacional!
¡Viva la independencia y la Unidad africana!
¡Viva el Congo independiente y soberano!
Antes de convertirse en Primer Ministro, Lumumba estableció fuertes vínculos con una serie de movimientos y personalidades antiimperialistas, panafricanistas e internacionalistas. En diciembre de 1958, estuvo presente en la Conferencia de los Pueblos Africanos en Accra. Conoció, entre otros, al antillo-argelino Frantz Fanon, al ghanés Kwame Nkrumah y al camerunés Félix-Roland Moumié2. Pronunció un discurso en el que afirmaba: «El objetivo fundamental de nuestro movimiento es la liberación del pueblo congoleño del régimen colonialista y su independencia. Basamos nuestra acción en la Declaración Universal de Derechos Humanos -derechos garantizados a todos los ciudadanos de la humanidad por la Carta de las Naciones Unidas- y creemos que el Congo, como sociedad humana, tiene derecho al rango de los pueblos libres». Lo concluía diciendo: «Por eso gritamos fuerte con todos los delegados: Abajo el colonialismo y el imperialismo. Abajo el racismo y el tribalismo. Y viva la nación congoleña, viva África independiente».
Al final de esta conferencia, Lumumba fue nombrado miembro permanente del comité de coordinación, como recordó Said Bouamama en «Figuras de la Revolución Africana»3. Lumumba también estuvo cercano a activistas anticolonialistas y anticapitalistas belgas como Jean Van Lierde, que estaba comprometido con el apoyo a la revolución argelina y que tenía estrechos vínculos4 con el semanario La Gauche y su principal animador, Ernest Mandel.
Pocas semanas después de la conferencia de Accra, Lumumba y su movimiento organizaron una reunión en la capital del Congo belga en ese momento para informar sobre los resultados de esta cumbre anticolonialista. Reclamó en ella la independencia del Congo ante más de 10.000 personas. Describía el objetivo del Movimiento Nacional Congoleño refiriéndose a «la liquidación del régimen colonialista y la explotación del hombre por el hombre»5.
Según Le Monde diplomatique de febrero de 1959, después de esta conferencia, estalló un motín en Léopoldville el 4 de enero de 1959. Esto es lo que dice el mensual francés: «El punto de partida de los disturbios está directamente relacionado con la conferencia panafricana en Accra. En efecto, cuando los líderes del Movimiento Nacional Congoleño, en primer lugar el Presidente del Movimiento, el Sr. Lumumba, se preparaban para celebrar una reunión pública sobre este tema estallaron los primeros disturbios. Con la autorización del Gobernador General del Congo belga, el Sr. Cornelis, una delegación de nacionalistas congoleños, encabezada por el Sr. Lumumba, había visitado Ghana en diciembre. Y cuando se preparaba a dar un informe de su viaje y su trabajo, el 4 de enero, la policía ordenó que los oradores y aquellos que habían venido a escucharlos se dispersaran»6.
Cabe señalar que durante 1959, la represión organizada por la Bélgica colonialista mató a docenas, si no cientos, de personas. Un ejemplo de la amplitud de la represión: en octubre de 1959, en el congreso nacional del Movimiento Nacional de Congo (MNC) en Stanleyville, los gendarmes dispararon a la multitud, matando a 30 personas e hiriendo a cientos. Lumumba fue arrestado unos días después, juzgado en enero de 1960 y sentenciado a 6 meses de prisión el 21 de enero de 1960.
Pero las protestas fueron de tal magnitud que en Bruselas el gobierno tuvo miedo y decidió soltar lastre convocando elecciones locales a las que se invitó a las y los congoleños a participar. Lumumba fue liberado el 26 de enero unos días después de su condena. Finalmente, después de las elecciones locales, se celebraron elecciones generales en mayo de 1960, las primeras en la historia del Congo belga. El Movimiento Nacional Congoleño (MNC) salió victorioso y, como resultado, Lumumba fue nombrado Primer Ministro.
Tras el discurso de Lumumba el 30 de junio, el gobierno belga, la monarquía y los jefes de las principales empresas belgas presentes en el Congo decidieron derrocar a Lumumba y provocar la secesión de Katanga, la provincia más rica en materias primas. Inmediatamente los cómplices congoleños se presentaron en la persona de Moisés Tshombé, proclamado Presidente de Katanga el 11 de julio de 1960 y luego en la persona del Presidente Joseph Kasa-Vubu, que destituyó a Lumumba en septiembre de 1960 sin tener poder constitucional para ello, y en Joseph-Désiré Mobutu, que dirigió un golpe de Estado unos días después y arrestó a Lumumba cuando sus ministros habían confirmado su confianza en él y su partido era el principal partido en el Parlamento. Mobutu, que hizo una carrera militar durante la colonia y era un ex periodista en la prensa congoleña procolonial, logró obtener un puesto como coronel en el nuevo ejército y rápidamente se volvió contra el gobierno congoleño.
Mientras tanto, Bélgica había enviado 11.000 soldados al Congo en julio de 1960 (una cifra enorme), incluidos 9.000 a Katanga. Estos 11.000 soldados belgas fueron transportados al Congo en diez días, precedidos por tropas especiales de paracaidistas. Esta intervención militar constituye una verdadera agresión contra un Estado ya independiente. Cabe destacar que Bélgica, miembro de la OTAN, tenía hasta la década de 1980, en Alemania Occidental, una zona militar sobreequipada que se extendía desde la frontera belga hasta el Telón de Acero. El Estado Mayor belga tenía a su disposición un considerable arsenal militar, en parte de origen estadounidense, y la OTAN le permitió desplegar aviones, transportes de tropas e incluso barcos de la marina que bombardeaban posiciones congoleñas en el estuario del río Congo. El gobierno de Estados Unidos y la CIA también maniobraron junto a Bélgica, con quien decidieron asesinar a Lumumba7. Lo mismo hizo Francia. En un telegrama fechado el 26 de agosto de 1960, el director de la CIA, Allen Dulles, dijo a sus agentes en Leopoldville sobre Lumumba: «Hemos decidido que su alejamiento es nuestro objetivo más importante y que, en las circunstancias actuales, merece una alta prioridad en nuestra acción secreta»5.
Cabe subrayar que el 12 de agosto de 1960, Bélgica firmó un acuerdo con Tshombé, reconociendo de facto la independencia de Katanga. Los intentos del gobierno de Lumumba de hacer frente a esta secesión fueron totalmente legítimos, pero eran combatidos por las grandes potencias occidentales.
A pesar de su arresto por Mobutu, Lumumba no capituló y se mantuvo en contacto con los ministros que permanecieron fieles a su compromiso y con sus camaradas. Un gobierno clandestino liderado por Antoine Gizenga se estableció en Stanleyville. Lumumba logró escapar de sus carceleros el 27 de noviembre de 1960 y trató de unirse al gobierno clandestino en Stanleyville, pero fue arrestado unos días más tarde en el camino. En enero de 1961, dado que Lumumba seguía siendo muy popular, Mobutu y las potencias occidentales temían que una revuelta popular llevara a la liberación del líder y decidieron ejecutarle. La operación que conduce a la ejecución de Lumumba está directamente acompañada y dirigida por belgas bajo las órdenes de Bruselas. Desde sus lugares de detención, el 17 de enero de 1961, Lumumba, Mpolo y Okito fueron llevados en avión, pilotado por una tripulación belga, a Élisabethville, la capital de Katanga, y entregados a las autoridades locales. Luego fueron torturados por funcionarios de Katanga, incluido Moïse Tshombé, y por belgas para ser finalmente fusilados esa misma noche por soldados bajo el mando de un oficial belga.
Según el testimonio del belga Gerard Soete, comisionado de policía a cargo entonces de establecer una «policía nacional katangesa», los tres cuerpos fueron transportados a 220 kilómetros del lugar de ejecución y enterrados en el suelo detrás de un montículo de termitas, en medio de la sabana arbolada.
La Agencia France Presse, que tomó el testimonio de este comisionado de policía belga, informa que 3 tres días después, los cuerpos fueron desplazados de nuevo para hacerlos desaparecer permanentemente. Gerard Soete afirmó haber estado acompañado por «otro hombre blanco» y algunos congoleños, cuando aserraron los cuerpos de los tres mártires antes de disolverlos en ácido8.
El ejército belga intervino dos veces en el Congo para ayudar a Mobutu y su régimen dictatorial a poner fin a las acciones de resistencia de las organizaciones lumumbistas, la primera vez en noviembre de 1964 con la Operación Dragón Rojo y Dragón Negro, respectivamente, en Stanleyville y Paulis. En esta ocasión, la operación fue llevada a cabo conjuntamente por el ejército belga, el ejército de Mobutu, el Estado Mayor del Ejército de los Estados Unidos y mercenarios, incluidos los anticastristas cubanos.
En un discurso pronunciado en la Asamblea General de las Naciones Unidas en noviembre de 1964, Ernesto Che Guevara denunció esta intervención. También lo denunció en un discurso pronunciado en Santiago de Cuba diciendo: «Hoy, la memoria más presente, más conmovedora que cualquier otra es sin duda la del Congo y Lumumba. Hoy, en este Congo tan lejos de nosotros y sin embargo tan presente, hay una historia que debemos conocer y una experiencia que debe ser útil para nosotros. El otro día, los paracaidistas belgas irrumpieron en la ciudad de Stanleyville» (extracto del discurso del Che Guevara en Santiago de Cuba, el 30 de noviembre de 1964, con motivo del octavo aniversario del levantamiento de la ciudad dirigido por Frank País. (Citado https://www.cadtm.org/Respuesta-a-la-carta-de-Felipe-rey-de-los-belgas-sobre-las-responsabilidades-de?var_mode=calcul; ver https://grandesdiscursos.blogspot.com/2007/10/che-guevara-1964-santiago-cuba.html)
La segunda intervención del ejército belga tuvo lugar en Kolwezi, en el corazón de la región minera de Shaba (Katanga) en mayo de 1978, en colaboración con los ejércitos francés y el de Mobutu.
La justicia belga aún no ha emitido una sentencia sobre el asesinato de Lumumba. El caso no se cerró gracias a la acción de todos aquellos que quieren que se haga justicia. La familia de Lumumba continúa su acción para exigir la verdad. Un juez de instrucción belga sigue a cargo del caso porque el asesinato ha sido descrito como un crimen de guerra para el que no hay prescripción. Y como señala el abogado de familia, Christophe Marchand, citado por la RTBF el 23 de junio de 2011, «los principales patrocinadores hoy están muertos […] pero los ex asesores y agregados del gabinete del Ministerio de Relaciones Exteriores siguen vivos».
La figura de Lumumba ha pasado a la historia y sigue siendo un ejemplo para todos aquellos y aquellas que luchan por la emancipación de los pueblos. Lumumba nunca capituló.
Su popularidad era tan enorme bajo el régimen del dictador Mobutu que este decretó en 1966 que Patrice Lumumba era un héroe nacional. No contento con derrocarlo en septiembre de 1960 y luego ser uno de los principales organizadores de su asesinato, trató de apropiarse de parte de su aura. El día de su ejecución, el 17 de enero, es un día festivo en Congo-Kinshasa.
En Bruselas, después de años de acción de activistas anticolonialistas, el Ayuntamiento de Bruselas aprobó el 23 de abril de 2018 crear una Plaza Patrice-Lumumba, que se inauguró oficialmente el 30 de junio del mismo año, el 58 aniversario de la independencia de la República Democrática del Congo.
Esto es muy poco.
Más allá de decir la verdad sobre la lucha de Lumumba y exigir justicia, lo importante es prolongar su lucha y la de todos los congoleños y congoleñas que han luchado y están luchando por el fin de todas las formas de expolio, opresión y explotación.
Por esta razón, el CADTM considera que las autoridades belgas deben:
-
Reconocer públicamente y nombrar todas las fechorías y crímenes cometidos por Leopoldo II y el Reino de Bélgica contra el pueblo congoleño, y dirigirle una disculpa oficial en consecuencia;
-
Profundizar en un trabajo de memoria, implicando a los actores involucrados, tanto en la enseñanza como en las actividades de educación popular, pasando por los espacios institucionales;
-
Proceder a la restitución de todos los bienes culturales congoleños;
-
Apoyar activamente el cuestionamiento de todos los símbolos colonialistas en el espacio público belga;
-
Realizar una auditoría histórica de la deuda para llevar a cabo reparaciones financieras incondicionales y retrocesiones por las cantidades recaudadas como resultado de la colonización del Congo;
-
Actuar en el seno de los organismos multilaterales (Banco Mundial, FMI, Club de París, etc.) para garantizar que sus miembros procedan a una cancelación total e incondicional de las atroces deudas de la República Democrática del Congo;
-
Apoyar públicamente toda moratoria en el pago de la deuda que decrete el gobierno congoleño para mejorar el sistema de salud pública y abordar la epidemia de Covid-19 y otras enfermedades que causan muertes que se pueden prevenir completamente si el gasto en salud pública aumentara significativamente.
El CADTM apoya a los diversos colectivos que en Bélgica convocan acciones a raíz de Black Lives Matter y a todas las personas que actúan sobre el tema de la memoria colonial.
El CADTM apoya al pueblo congoleño a la hora de enfrentarse a las consecuencias sanitarias, económicas y sociales de la crisis del Covid-19. A pesar de los dictados de los acreedores y las graves deficiencias de los sucesivos gobiernos congoleños, que se traducen en una severa represión y una flagrante negación de los derechos humanos fundamentales, los movimientos sociales congoleños se resisten. El CADTM apoya estas luchas que tienen como objetivo hacer triunfar la justicia social.
Para obtener más información sobre las relaciones entre Bélgica y el Congo: Ver Anexos 1 y 2 o leer Éric Toussaint, Respuesta a la carta de Felipe, rey de los belgas, sobre las responsabilidades de Bélgica en la explotación del pueblo congoleño en https://www.cadtm.org/Respuesta-a-la-carta-de-Felipe-rey-de-los-belgas-sobre-las-responsabilidades-de.
Sobre la deuda ilegítima del Congo, ver: Généalogie de la dette en République démocratique du Congo https://www.cadtm.org/Genealogy-of-debt-in-Democratic-Republic-Congo
Se puede considerar, sin riesgo de errar, que el Rey de los belgas y el Estado Libre del Congo, que dirigía con el acuerdo del gobierno y del parlamento belga de la época, son responsables de «crímenes de lesa humanidad» cometidos de manera deliberada. Esos crímenes no constituían bravuconadas, eran el resultado directo del tipo de explotación al que el pueblo congoleño fue sometido. Algunos autores, y no de los menores, hablan de «genocidio». Propongo no comenzar un debate que se focalice sobre esa cuestión porque es difícil establecer exactamente datos numéricos. Algunos autores serios estiman que la población congoleña en 1885 alcanzaba los 20 millones y que en el momento en que Leopoldo II debió transferir en 1908 el Congo a Bélgica para constituir el Congo belga, quedaban 10 millones de congoleños. Son estimaciones de autores serios pero difíciles de probar ya que no había censo poblacional.
El período colonial durante el cual Bélgica tomó posesión del Congo (1908-1960)
Fue el propio Leopoldo II el que buscó deshacerse del Congo transfiriéndolo a Bélgica, ya que de ese modo se desembarazaba de las deudas que había acumulado con los bancos. Bélgica, al aceptar el pedido de Leopoldo II, heredó las deudas que el rey había contraído para poder explotar al máximo el pueblo del Congo. El Rey había, en su propio provecho, acaparado y acumulado riquezas y también había hecho hacer enormes gastos en Bélgica para reforzar su poder y su imagen. Pero también grandes empresas belgas y extranjeras obtuvieron grandes beneficios: los fabricantes y comerciantes de armas belgas, las empresas que proveían los equipamientos, las empresas que explotaban y transformaban el caucho natural y muchas otras.
El Estado belga heredó el Congo, pero también las deudas de Leopoldo II, lo que pesó en la prosecución de la explotación del pueblo congoleño.
Durante la dominación belga del Congo, las grandes empresas capitalistas belgas realizaron enormes beneficios gracias a la explotación de unos recursos naturales colosales, principalmente en minerales de todo tipo. El Estado belga pagaba las deudas contraídas por Leopoldo II y acumulaba nuevas deudas ayudando al gran capital belga a obtener el máximo beneficio.
El pueblo congoleño no tenía verdaderos derechos. El sistema de enseñanza era deplorable ya que Bélgica quería evitar que congoleños y congoleñas accedieran a la enseñanza superior y a la universidad.
Pero el pueblo congoleño no era solamente explotado en su territorio natal ya que fue obligado por la metrópoli a participar en las diferentes guerras en las que estaba involucrada Bélgica, especialmente, con la perspectiva de obtener los territorios de las colonias alemanas de Ruanda y Burundi al Este del Congo. Miles de congoleños murieron lejos de sus casas por hacerlos participar en guerras en donde las potencias capitalistas europeas se desgarraban entre ellas.
«Durante la Segunda Guerra Mundial, fue el uranio extraído de la provincia congoleña de Katanga el que utilizó Estados Unidos para fabricar las bombas atómicas que destruyeron las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki, en Japón, en 1945.»
Efectivamente, Bélgica formó parte del campo vencedor en la Primera Guerra Mundial, por lo que pudo agrandar su dominio colonial, al obtener del Imperio alemán Ruanda y Burundi gracias al Tratado de Versalles de 1919.
Durante la Segunda Guerra Mundial fue el uranio extraído de la provincia congoleña de Katanga el que utilizó Estados Unidos para fabricar las bombas atómicas que destruyeron las poblaciones de Hiroshima y Nagasaki, en Japón, en 1945. En agradecimiento por ese uranio, Estados Unidos anuló después de la contienda la deuda que Bélgica le debía.
Por el contrario, cuando Bélgica aceptó la independencia del Congo el 30 de junio de 1960, quiso imponer al gobierno congoleño, dirigido por Patrice Lumumba, la aceptación de cargar con la deuda que Bélgica había acumulado ante el Banco Mundial durante los años 1950 para explotar el Congo «belga».
Lumumba rechazó esa imposición. Y es una de las razones que llevaron a Bélgica a preparar y participar directamente en el asesinato de Lumumba, en enero de 1961.
Con la complicidad del Banco Mundial, Bélgica obligó al pueblo congoleño a pagar una deuda que había sido utilizada para la explotación colonial
En mi libro Banco Mundial. El golpe de Estado permanente publicado en 20079, puse en evidencia el hecho de que la deuda que Bélgica había contraído ante el Banco Mundial durante los años 1950 fue indebidamente puesta a cargo del pueblo congoleño gracias a la complicidad de Mobutu, que había organizado el arresto y luego había participado activamente en el asesinato de Lumumba.
¿De qué se trataba? En violación al derecho de los pueblos a disponer de sí mismos, el Banco Mundial concedió préstamos a Bélgica, a Francia, a Gran Bretaña para financiar proyectos en sus colonias10. Como lo reconocen los historiadores del Banco: «Esos préstamos que servían para aliviar la penuria de dólares de las potencias coloniales europeas, estaban principalmente destinados a los intereses coloniales, particularmente en el sector minero, ya sea por la inversión directa o para una ayuda indirecta, como para el desarrollo del transporte y de las minas»11. Esos préstamos permitían a los poderes coloniales reforzar el yugo que ejercían sobre los pueblos colonizados. Además, contribuían a aprovisionar las metrópolis coloniales en minerales, productos agrícolas, combustible. En el caso del Congo belga, los millones de dólares que le fueron prestados para proyectos decididos por el poder colonial fueron prácticamente gastados por la administración colonial del Congo en forma de compras de productos exportados por Bélgica. El Congo belga «recibió en total 120 millones en préstamos (en 3 veces) de los que 105,4 millones fueron gastados en Bélgica12. Para el gobierno de Patrice Lumumba, era inconcebible reembolsar esa deuda al Banco Mundial puesto que había sido contraída por Bélgica para explotar el Congo belga.
«El Banco Mundial y Bélgica actuaron en violación del derecho internacional al transferir en los años 1960 el peso de una deuda contraída para colonizarlo, al Congo independiente.»
Las cosas cambian en 1965: luego del golpe militar de Mobutu, el Congo reconoció que tiene una deuda con el Banco Mundial. Esa deuda, en realidad, la debía Bélgica al Banco Mundial.
El derecho internacional es claro. Un caso comparable se presentó en el pasado y fue zanjado por el Tratado de Versalles. Durante la reconstitución de Polonia como Estado independiente después de la Primera Guerra Mundial, se decidió que las deudas contraídas por Alemania para colonizar la parte de Polonia que había sometido no estarían a cargo del nuevo Estado independiente. El tratado de Versalles del 28 de junio de 1919 estipulaba: «La parte de la deuda que, de acuerdo con la Comisión de reparaciones […] se remite a las medidas tomadas por el gobierno alemán y prusiano con el objetivo de la colonización alemana de Polonia, será excluida de la proporción puesta a cargo de esta…»13. El Tratado prevé que los acreedores que prestaron a Alemania para proyectos en territorio polaco solo puedan reclamar la deuda a esa potencia y no a Polonia. Alexander Nahum Sack, el teórico de la deuda odiosa, precisó en su tratado jurídico de 1927: «Cuando un gobierno contrae deudas con el fin de someter a la población de una parte de su territorio o de colonizarla por ciudadanos de la nacionalidad dominante, etc. Esas deudas son odiosas para la población indígena de esa parte del territorio del Estado deudor»14.
El Tratado de Versalles decretó también que le retiren sus colonias africanas al Imperio alemán, cuyas deudas serán anuladas. A propósito de eso, Sack citó una parte de la respuesta de los Aliados a Alemania que no estaba dispuesta a aceptar esa anulación de deudas ya que eso suponía que era la propia Alemania la que las pagaría. Los aliados respondieron: «Las colonias no deberían estar obligadas a pagar ninguna porción de la deuda alemana y deberían estar liberadas de cualquier obligación de reembolsar a Alemania los gastos producidos por la administración imperial del protectorado. De hecho, sería injusto abrumar a los indígenas haciéndoles pagar gastos manifiestamente comprometidos en interés de Alemania, y no sería menos injusto de hacer cargar con esa responsabilidad a las Potencias mandatarias que, en la medida en que son designadas por la Sociedad de Naciones, no obtendrán ningún beneficio de esa tutela15».
Eso se puede aplicar a los préstamos concedidos por el Banco Mundial a Bélgica, a Francia y a Gran Bretaña para el desarrollo de sus colonias. Por consiguiente, el banco Mundial y Bélgica actuaron en violación del derecho internacional al hacer recaer sobre el Congo independiente, en los años 1960, la carga de las deudas contraídas para colonizarlo.
La dictadura de Mobutu fue apoyada por Bélgica
Además de la intervención militar directa, Bélgica envió altos funcionarios al Congo durante la dictadura de Mobutu para asesorarlo. Este fue el caso de Jacques de Groote que, antes de que Mobutu tomara el poder, había participado a principios de los años sesenta en la mesa redonda belgo-congolesa que preparaba la independencia del Congo Belga. Mobutu también participó en la apertura de la conferencia de la Mesa Redonda en Bruselas. Entre abril de 1960 y mayo de 1963, de Groote fue asistente del director ejecutivo de Bélgica en el FMI y el Banco Mundial en Washington. El 24 de noviembre de 1965, Mobutu tomó el poder definitivamente por un golpe militar al deponer al presidente Kasavubu. De marzo de 1966 a mayo de 1969, de Groote fue asesor económico del gobierno de facto de Mobutu, también fue asesor del Banco Nacional del Congo. Jugó un papel activo en la configuración de la política económica del país y en las negociaciones entre Mobutu, el FMI, el Banco Mundial y el gobierno de los Estados Unidos.
De 1973 a 1994, Jacques de Groote representó a Bélgica en el Fondo Monetario Internacional (FMI) y en el Banco Mundial. Formaba parte del núcleo de la clase política belga, al tiempo que representaba los intereses de la clase política belga y sus grandes empresas privadas en las instituciones internacionales.
A fines de los años 1970, un apoderado del FMI, Edwin Blumenthal, banquero alemán, ex responsable del departamento de Relaciones Exteriores del Bundesbank, realizó un informe demoledor sobre la gestión del Zaire por parte de Mobutu. En él se advertía a los acreedores extranjeros que no debían esperar ser reembolsados mientras Mobutu estuviera en el poder.
Entre 1965 y 1981, el gobierno del Zaire pidió créditos por cerca de 5.000 millones de dólares en el extranjero y, entre 1976 y 1981, su deuda externa sufría cuatro reestructuraciones en el Club de París por un monto de 2.250 millones de dólares. La totalidad de esa deuda corresponde perfectamente al concepto de deuda odiosa, y por consiguiente es nula.
La desastrosa gestión económica y el desvío sistemático realizado por Mobutu de una parte de los préstamos no hicieron que el FMI dejara de ayudar a ese régimen dictatorial. Es sorprendente constatar que luego de la entrega del informe Blumenthal, los desembolsos efectuados por el Banco Mundial aumentaron16 (hizo lo mismo el FMI, pero esos datos no se reflejan en el gráfico). Evidentemente, el criterio de la buena gestión económica no fue determinante en las decisiones del FMI y del BM. El régimen de Mobutu era un aliado estratégico de Estados Unidos y de otras potencias influyentes en el seno de las instituciones de Bretton Woods (por ejemplo Francia y Bélgica), mientras durase la guerra fría.
CONGO-KINSHASA (ZAIRE bajo Mobutu): desembolsos del Banco Mundial
A partir de 1989-1991, con la caída del muro de Berlín seguida más tarde por la implosión de la Unión Soviética, el régimen de Mobutu pierde interés para las potencias. Tanto más que en muchos países de África (también en el Zaire) se desarrollaban conferencias nacionales que propugnaban una reivindicación democrática. Los préstamos del BM comenzaron a disminuir para cesar completamente a mitad de los años noventa.
Bajo el régimen de Mobutu (1965-1997), el FMI y el BM fueron un instrumento al servicio de la política y de la geoestrategia estadounidense para recompensar a Mobutu por su apoyo durante la guerra fría.
«En numerosos casos, los préstamos estaban destinados a la corrupción de gobiernos durante la guerra fría. El problema no era saber si el dinero favorecía el bienestar del país sino si conducía a una situación estable, dadas las realidades geopolíticas mundiales.» [Joseph E. Stiglitz (economista jefe del Banco Mundial entre 1997 y 1999, Premio Nobel de economía en 2001), L’Autre mondialisation, Arte, 7 de marzo de 2000.]
Debido a todo esto, el FMI y el BM, en el seno de los cuales de Groote ocupaba una posición de alta responsabilidad, fueron cómplices del saqueo de los derechos humanos, económicos, sociales y culturales que el régimen de Mobutu cometió en la medida en que continuaban asistiendo a un régimen dictatorial que, sin embargo, no honró todos sus compromisos financieros, ¡ni mucho menos!
«La responsabilidad moral de los acreedores es particularmente clara en el caso de los préstamos durante la guerra fría. Cuando el FMI y el BM prestaban dinero a Mobutu, el célebre presidente del Zaire (actualmente República Democrática del Congo), sabían (o deberían haber sabido) que esas sumas, esencialmente, no servían para ayudar a los pobres de ese país sino para enriquecer a Mobutu. Se pagaba a un dirigente corrupto para que mantuviera su país firmemente alineado con Occidente. Muchos consideran injusto que se dé por sentado que los contribuyentes de esos países, que se encontraban en esa situación, tengan que reembolsar los préstamos consentidos a gobernantes corruptos que no los representaban.» [Joseph E. Stiglitz: El malestar en la globalización, 2002.]
Las sangrías en las cajas del Estado fueron una fuente estable y abundante de enriquecimiento para el clan Mobutu, mediante tres categorías de malversaciones: los gastos legales, como la dotación presidencial (una gestión fuera de cualquier control); los gastos ilegales que son mencionados en el informe de Edwin Blumenthal17 (este informe secreto se expuso al público en 1982), en donde se indicaba que era imposible controlar las transacciones financieras realizadas por el Estado, puesto que la oficina presidencial hacía poca diferencia entre los gastos públicos, y los gastos personales. Edwin Blumenthal identificaba, en su informe, al menos siete cuentas domiciliadas en bancos extranjeros, que eran utilizadas para realizar transferencias directas a las cuentas personales de Mobutu o para corromper a actores políticos. El mensaje de Edwin Blumenthal era claro: «La corrupción erigida como sistema característico del Zaire con sus manifestaciones más malsanas, su mala gestión y sus fraudes, destruirá todas las tentativas de saneamiento y de restauración de la economía del Zaire por las instituciones internacionales, los gobiernos “amigos” y los bancos comerciales. Ciertamente, habrá nuevas promesas de Mobutu, […] pero ninguna (y repito: ninguna) perspectiva se les ofrece a los acreedores del Zaire de recuperar el dinero que invirtieron en un futuro previsible»18.
Desde 1979, los principales prestamistas del régimen, muy ligado al FMI, tenían conocimiento y eran conscientes de las prácticas fraudulentas y de riesgo que corrían si continuaban con los préstamos a Mobutu.
Una tercera categoría de desvíos consistía, según el estudio, en «gastos misteriosos». Una de las secciones importantes del presupuesto del Estado (cerca del 18%, según un estudio del Banco Mundial en 1989) era la de «Otros bienes y servicios», un cajón de sastre que contenía muy poca información sobre el destino de esos gastos. Según los expertos del Banco Mundial, la mayor parte de ese dinero fue especialmente utilizado para gastos suntuarios así como para la compra de material militar. Esta información permite subrayar que el Banco Mundial en particular estaba bien al corriente de la utilización ilícita que se hacía de sus préstamos.
Hacia mediados de los años setenta, estaba claro que el dinero transferido al Zaire bajo la forma de donaciones o préstamos era automáticamente desviado de su objetivo inicial. O bien esas donaciones o esos préstamos eran directamente transferidos a cuentas extranjeras a título personal19, o bien eran invertidos en proyectos de prestigio, inadaptados y/o inútiles que permitieron el enriquecimiento de numerosas personas, pero de ningún modo la industrialización duradera de la economía. Por ejemplo, de acuerdo con la Oficina de bienes adquiridos mediante el fraude (OBMA), instaurada al término de los trabajos de la Conferencia Nacional, Mobutu habría podido embolsarse una comisión del 7% sobre el valor del proyecto de la central hidroeléctrica de Inga. La encuesta no pudo finalizarse debido a las resistencias oficiales20.
Jacques de Groote sostuvo activamente al régimen de Mobutu e intervino varias veces para mejorar las relaciones entre el FMI, el Banco Mundial y Mobutu a pesar de que por su posición debía conocer en detalle lo que denunciaba Blumenthal en su informe. También conocía las gravísimas violaciones de derechos humanos que cometía esa dictadura.
No obstante, de Groote, a fines de su mandato, se declaró satisfecho de su actuación en Congo-Kinshasa, aunque la gran mayoría del pueblo congoleño vivía en una profunda miseria, la represión y los asesinatos de los opositores eran la regla y la economía estaba exangüe.
Evolución de la deuda del Congo-Kinshasa durante la dictadura de Mobutu
Desde 1965 hasta 1969, el stock de la deuda externa pasó21 de 32 millones de dólares22 a 159 millones de dólares. Y fue en 1970 cuando se llegó al primer punto de inflexión. En efecto, en un solo año el stock de la deuda aumentó en 180 millones de dólares, o sea, se duplicó. El segundo punto de inflexión apareció en 1973, cuando la cotización del cobre y otras materias primas se disparaba en los mercados internacionales. Los recursos presupuestarios y las reservas de cambio eran importantes y eso permitía al régimen endeudarse enormemente. Era el momento de la expansión fulgurante de los grandes proyectos costosos con una rentabilidad a larguísimo plazo. Hasta 1979, el stock de la deuda aumentaba a una media de un poco menos de 700 millones de dólares por año y era mayoritariamente privada. El problema recurrente de esa época era que esas sumas eran utilizadas para inversiones generadoras de recursos (cash) en un muy lejano y por lo tanto muy incierto futuro.
Sectores como la energía, el transporte, la comunicación, así como los trabajos públicos son indispensables para el desarrollo de un país, puesto que constituyen las premisas de desarrollo de las actividades productivas. De todas maneras, estos proyectos no se basaron en la racionalidad económica, tanto en el nivel del conocimiento como el de la financiación y la ejecución.
Por ejemplo, los operadores del Zaire y, en particular, el Estado del Zaire, solicitaban y obtenían de los organismos financieros (sobre todo privados) créditos comerciales onerosos y a corto y medio plazo para financiar proyectos cuya rentabilidad sería visible a muy largo plazo. Tales inversiones en infraestructuras deberían ser financiadas por créditos con tipos de interés muy bajos, y sobre todo que no sean variables, y cuyo plazo de reembolso fuera lo más largo posible. Este tipo de contrato solo existe entre Estados dando lugar a unas condiciones privilegiadas.
Ni el deudor ni el acreedor respetaron la disciplina financiera que vela para que las condiciones del crédito coincidan con las características del proyecto. Por ejemplo, en el caso de la represa del Inga, destinada a producir electricidad para la totalidad del Zaire y de países vecinos, la financiación se obtuvo con un préstamo a medio plazo con condiciones comerciales. Pero la construcción de la represa duró cerca de diez años y se debería haber calculado su rentabilidad al menos veinte o treinta años después. Como resultado tenemos que la deuda no puede pagarse más que por la continuación del endeudamiento.
Poco a poco, la situación deviene insoportable y el Zaire no puede satisfacer los vencimientos de los contratos de sus créditos. Además de las malas opciones de inversión, se debe agregar el aumento del precio del petróleo, así como la disminución de precio del cobre. Las presiones aumentan cuando Zaire decide para el pago del principal y de los intereses de la deuda comercial. El FMI interviene y firma con el Zaire el primer programa de estabilización que comporta condicionalidades habituales tales como la devaluación de la moneda, la disminución de los gastos públicos y las garantías para mantener el servicio de la deuda23. Sus acreedores le permiten diferir las amortizaciones, dándole el beneficio de una reestructuración. Entre 1976 y 1981, la deuda del Zaire fue tratada cuatro veces en el Club de París, concerniente a un monto de 2.250 millones de dólares24, y, entre 1976 y 1983, el Zaire firmó cuatro acuerdos del Programa de ajuste estructural con el FMI. En 1983, se benefició de una quinta reestructuración de su deuda por una suma de 1.400 millones de dólares. Es interesante constatar en este momento, la generosidad del FMI con un país mal pagador y que no respetaba sus compromisos condicionales.
De 1979 a 1984, el stock de la deuda aumenta poco, el Zaire trata de asegurar el pago del servicio de la deuda. Durante ese periodo, la transferencia financiera es apenas positiva. Los desembolsos realizados por los acreedores sirven, al fin de cuentas, principalmente para pagar la deuda.
De 1984 a 1990, el stock de la deuda aumenta en un 70% a precios constantes. Entre 1982 y 1988, el FMI concedió 600 millones de dólares en préstamos, el Banco Mundial 650 millones de dólares, los gobiernos occidentales 3.000 millones de dólares y los bancos comerciales se negaron a seguir prestando. Durante ese periodo, a pesar de las advertencias del representante del FMI Erwin Blumenthal, el Zaire es considerado como un alumno modelo del FMI25. Esta complacencia de los países occidentales se explica por consideraciones políticas y geoestratégicas. , Así, a pesar de las advertencias del embajador de Estados Unidos sobre la dificultad de controlar el destino de las ayudas, el régimen obtuvo muchas muestras de lealtad por parte del gobierno estadounidense y el presidente Ronald Reagan pide que se doble la ayuda militar para agradecer Mobutu por su apoyo a las tropas estadounidenses en el Chad26. En 1987, el FMI, presionado por Estados Unidos, aprueba un préstamo de ajuste estructural a pesar de las fuertes objeciones de los directivos del FMI. En el mismo momento, Mobutu permitía a las tropas estadounidenses la utilización de su territorio y de sus bases para sus operaciones en Angola27.
Antes de 1986, las sumas prestadas que recibió el Zaire fueron principalmente utilizadas en el reembolso de la deuda y las posibilidades de invertir fueron escasas. El presupuesto de inversiones se calculó en solamente 65 millones de dólares en 1985, e incluso después disminuyó a 40 millones de dólares. Más tarde, los proyectos de inversiones recomenzaron a cotizarse y el stock de la deuda del Zaire creció considerablemente.
A partir de 1990, el régimen de Mobutu comenzó a ser aislado de la escena internacional. La caída del muro de Berlín marcó el fin de la guerra fría y el aliado Mobutu deja de interesar. Desde ese momento, los desembolsos son raros y la transferencia neta tiende a ser negativa a partir de 1990, como lo atestigua un informe del Banco Mundial (1996)28. Según ese mismo informe, en 1994, el Zaire pagó 201 millones de dólares más de lo que recibió de las instituciones financieras. En 1991, el FMI rompe las relaciones con el Zaire, y el Banco Mundial hará lo mismo en 1993. Sin nuevos aportes de dinero extranjero, el Zaire no dispone de liquidez suficiente para satisfacer el reembolso de su deuda y suspende el pago del servicio en 1994. Los intereses y las penalizaciones serán capitalizados y, por lo tanto el stock de la deuda aumenta.
La totalidad de esa deuda cae bajo la categoría de deuda odiosa puesto que fue contraída por la dictadura de Mobutu. Tendría que haber sido enteramente anulada cunado cayó el régimen dictatorial.
Las grandes empresas privadas belgas han podido aprovechar sistemáticamente las relaciones de Bélgica con el Congo
El extracto del discurso siguiente no necesita comentarios. Fue pronunciado en 1986 por Jacques de Groote ante un público de jefes de empresas de Bélgica y publicado en el Bulletin de la Fédération des Entreprises de Belgique: «Las ventajas que Bélgica obtiene, como todos los países miembros del Banco Mundial, de su participación en las actividades de las instituciones del grupo, pueden ser medidas por el flow-back, o sea, la relación entre, por una parte, el total de desembolsos efectuados por la IDA(Asociación Internacional de Desarrollo, que forma parte del grupo del Banco Mundial) o el Banco Mundial a favor de las empresas de un país con ocasión de los contratos obtenidos por esas empresas y, por otra parte, las contribuciones de ese país al capital del Banco Mundial, así como a los recursos de la IDA. El flow-back es por lo tanto una relación entre lo que obtienen las empresas por ventas de equipamiento o de servicios de consultoría y lo que Bélgica aporta como contribución a los recursos de la IDA y al capital del Banco. El flow-back del Banco Mundial hacia los países industrializados es importante y no ha dejado de crecer: para el conjunto de los países industrializados progresó de 7 a 10 entre fines de 1980 y fines de 1984. Es decir que por un dólar puesto en el sistema, los países industrializados retiraban 7 en 1980 y 10,5 hoy mismo»29.
Después del fin de su mandato en el FMI y en el Banco Mundial
En una entrevista concedida a Béatrice Delvaux del diario Le Soir, en marzo de 1994, al fin de su mandato en el FMI, de Groote se felicitaba por el papel que había tenido en la decisión de Bélgica de introducir el neoliberalismo en su política durante los años ochenta.
Béatrice Delvaux: «A pesar de Washington, usted tuvo un papel muy importante en la orientación de la política económica belga. De modo que, ¿aportó usted el aval del FMI al cambio de jefe económico del comienzo de los años ochenta, en estrecha relación con el grupo “de Poupehan”?30». J. de Groote respondió: «Absolutamente y me siento orgulloso de ello. Estoy muy satisfecho. En aquel momento realizamos estudios que permitieron delinear las grandes opciones de la política económica belga, discutida luego con Alfons Verplaetse31 y diferentes personalidades, como, por ejemplo, Wilfried Martens32».
La actitud de Bélgica después de la caída de Mobutu
Después de la caída de Mobutu, y a pesar de los llamamientos del CADTM y de otras organizaciones, las autoridades belgas no hicieron nada para ayudar al pueblo congoleño a recuperar el dinero mal habido de Mobutu y su clan que lo pusieron en Bélgica en forma de bienes inmobiliarios o mobiliarios (liquidez). Sin embargo, un país como Suiza hizo avances serios por una vez en esa dirección. Pero los lazos entre la clase dirigente belga y el clan Mobutu eran tan fuertes que nada concluyente se obtuvo, a pesar de que algunos magistrados trataban de actuar en la buena dirección.
Después, Bélgica participó en la operación de blanqueo de la deuda odiosa acumulada por Mobutu. En lugar de sostener que era necesario anularla por ilegítima, Bélgica se prestó a la puesta en escena de un mecanismo complejo en el que el pueblo congoleño salió perdiendo y los acreedores cómplices del régimen de Mobutu salieron ganado.
Éric Toussaint
21 de enero de 2021
Traducido por Alberto Nadal
8. Annexo 2. Los crímenes de Bélgica después de la independencia del Congo
- 1. Introducción
- 2. Lumumba, luchador internacionalista
- 3. La secuencia de acontecimientos que llevaron al golpe contra Lumumba y su asesinato
- 4. El apoyo de Bélgica a la dictadura de Mobutu
- 5. Los procedimientos judiciales con respecto al asesinato de Lumumba aún están en curso en Bélgica
- 6. Lumumba: una figura emblemática
- 7. Anexo 1 : Los crímenes de Bélgica en el Congo antes de su independencia
- 8. Annexo 2. Los crímenes de Bélgica después de la independencia del Congo
- Colette Braeckman: «Congo La mort de Lumumba Ultime débat à la Chambre sur la responsabilité de la Belgique dans l’assassinat de Patrice Lumumba Au-delà des regrets, les excuses de la Belgique REPERES La vérité comme seule porte de sortie Van Lierde l’insoumis», publicado el 6 de febrero de 2002 https://plus.lesoir.be/art/congo-la-mort-de-lumumba-noir-ultime-debat-a-la-chambre_t-20020206-Z0LGFG.html.
- Félix Roland Moumié (1925-1960), dirigente de la lucha anticolonialista y antiimperialista de Camerún fue asesinado por orden de Francia en Ginebra el 3 de noviembre de 1960.
- Saïd Bouamama: Figures de la révolution africaine, La Découverte, 2014, 300 p.
- Ver el resumen de la intervención de Jean Van Lierde en una conferencia pública realizada en Bruselas en octubre de 1995 para rendir homenaje a Ernest Mandel http://www.ernestmandel.org/new/sur-la-vie-et-l-œuvre/article/dernier-hommage-a-ernest-mandel.)
- Saïd Bouamama: Figures de la révolution africaine, op. cit., p. 160-177.
- Philippe Decraene: “L’Afrique noire tout entière fait écho aux thèmes panafricains exaltés à Accra” en Le Monde diplomatique, février 1959 https://www.monde-diplomatique.fr/1959/02/DECRAENE/22920.)
- The Assassination Archives and Research Center, Interim Report: Alleged Assassination Plots Involving Foreign Leaders, III, A, Congo. http://www.aarclibrary.org/publib/church/reports/ir/html/ChurchIR_0014a.htm.)
- «Les aveux du meurtre de Patrice Lumumba» https://www.thomassankara.net/les-aveux-du-meurtre-de-patrice-lumumba/.)
- Éric Toussaint: Banco Mundial. El golpe de Estado permanente, editorial El Viejo Topo, Barcelona, 2007; Editorial Abya-Yala (Quito), 2007; Editorial del CIM, Caracas, 2007; Editorial Observatorio DESC, La Paz, 2007.
- Las colonias concernidas por los préstamos del Banco Mundial son: para Bélgica, el Congo belga, Ruanda y Burundi; para Gran Bretaña, el África del Este (comprende Kenia, Uganda y la futura Tanzania), Rodesia (Zimbabue y Zambia), así como Nigeria a los que hay que agregar la Guayana británica en América del Sur; para Francia, Argelia, Gabón, Mauritania, el África occidental francesa (Senegal, Sudán francés, ahora Malí, Guinea, Costa de Marfil, Níger, Alto Volta, ahora Burkina Faso, Dahomey, ahora Benín).
- KAPUR, Devesh, LEWIS, John P., WEBB, Richard (1997): The World Bank, Its First Half Century, volume 1, p. 687.
- El hecho de que Bélgica sea beneficiaria de los préstamos al Congo belga puede deducirse de una tabla publicada en el décimo quinto informe del Banco Mundial para el año 1959-1960. IBRD (World Bank), Fifteenth Annual Report 1959-1960, Washington DC, p. 12.
- Citado por Sack, Alexander Nahum (1927): Les Effets des Transformations des Etats sur leurs Dettes Publiques et Autres Obligations financières, Recueil Sirey, Paris, p. 159.
- Sack, Alexander Nahum (1927): Idem., p. 158.
- Fuente: Treaty series, n° 4, 1919, p. 26. Citado por Sack, p. 162. Texto original en inglés: “The colonies should not bear any portion of the German debt, nor remain under any obligation to refund to Germany the expenses incurred by the Imperial administration of the protectorate, In fact, it would be unjust to burden the natives with expenditure which appears to have been incurred in Germany’ s own interest, and that it would be no less unjust to make this responsibility rest upon the Mandatory Powers which, in so far as they may be appointed trustees by the League of Nations, will derive no benefit from such trusteeship”.
- Los historiadores del Banco escriben que en 1982, «seducidos por la astucia de Mobutu y sus promesas de reformas y por las presiones de Estados Unidos, de Francia y de Bélgica, el Banco Mundial se aventuró en el Zaire con un ambicioso programa de ajuste estructural», in Kapur, Devesh, Lewis, John P., Webb, Richard (1997): The World Bank, Its First Half Century, Volumen 1: History, p. 702.
- En 1978, el FMI coloca a Erwin Blumenthal en el Banco Central del Zaire para sanear su funcionamiento. En julio de 1979, deja ese puesto debido a las amenazas de muerte que recibió de parte del entorno de Mobutu.
- Blumental, Erwin: Zaïre: Report on her Financial Credibility, 7 de abril de 1982, typescript, p. 19.
- Mobutu llegó a interceptar algunas sumas incluso antes de que llegaran a las cajas públicas, como a título ilustrativo, esos 5 millones de dólares concedidos por Arabia Saudí, en 1977 (Dungia, E. (1992): Mobutu et l’argent du Zaïre, L’Harmattan, p. 157.
- Askin Steve y Collins Carole (1993): «External Collusion with Kleptocracy: Can Zaïre Recapture its Stolen Wealth?”, African Political Economy, n° 57, p. 77.
- «Le lancinant problème de la dette extérieur du Zaïre», L’Entrepereneur, nº 11, diciembre de 1980, pp. 44-47.
- Esos 32 millones de dólares corresponden a la deuda que Bélgica y el Banco Mundial cargaron al pueblo congoleño con la complicidad del régimen de Mobutu. Como ya se ha señalado, Bélgica en el transcurso de los años 1950 había contraído un crédito de 120 millones de dólares con el Banco Mundial para desarrollarar sus intereses coloniales en el Congo Belga. Bélgica sólo había pagado una parte de esta suma antes de la independencia del Congo, que se proclamó el 30 de junio de 1960. El saldo, de 32 millones de dólares, se pusieron bajo la responsabilidad del Congo independiente a partir del comienzo de la dictadura de Mobutu en 1965.
- Haynes, Trevor, Parfitt, W. y Riley, Stephen: «Debt in Sub-Saharan Africa. The local politics of stabilisation», African Affairs, julio de 1986, p. 346.
- Web del Club de París: www.clubdeparis.org.
- Ibid., p.347.
- Ndikumana, Leonce y Boyce, James: Congos’c Odious Debt: external borrowing and Capital Flight, Department of Economics, University of Massachusetts.
- Ibid., p. 17.
- Ibid., p. 18.
- FEB, 1986, pp. 496-497.
- El grupo de Poupehan era un grupo de presión compuesto por los principales dirigentes políticos conservadores de la familia social-cristiana belga que tuvieron un papel clave en la introducción del neoliberalismo (http://archives.lesoir.be/les-fantomes-de-poupehan-liberaux-et-fdf-veulent-enquet_t-19910917-Z04EPV.html).
- Alfons Verplaetse era gobernador del Banco Nacional de Bélgica, miembro del partido social-cristiano de la parte flamenca del país.
- Wilfried Martens, primer ministro social-cristiano que puso en práctica la orientación neoliberal en alianza con el partido liberal.