Por Moira Millán / Resumen Latinoamericano, 18 de marzo de 2021
Cuando el Terricidio vuelve el aire irrespirable, no se resuelve con máscara de oxígeno. Hay que limpiar el aire, la tierra; hay que sacar siglos de mugre y mierda que conforman los cimientos del poder. Todo huele a podrido, a una descomposición antaña, que pareciera nunca terminar. Tenemos el estómago revuelto. Tanta impunidad nos da náuseas pero aún así no logramos vencer los miedos para salir a limpiar los territorios y liberarlos de los terricidas y especuladores de la muerte. Miles de hectáreas quemadas, sumadas a otras tantas miles se vuelven millones.
La tierra gime su dolor letal, y las mujeres indígenas comenzamos a bramar con gritos telúricos, nuestras muertes, y las de nuestres hijes, ahora ya no sólo por hambrunas, contaminación, robo del agua o violencia racista. Ahora nos queman el alma incendiando nuestra tierra .
Nos hemos convertido en cuerpas desechables, territorios sacrificables, vidas descartables, sin justicia. Matan a la tierra y a sus guardianas y pareciera no importar. Continúan los desalojos violentos y los territorios son entregados sin el menor sonrojo de vergüenza a las mineras, petroleras, forestales y todo tipo de empresas terricidas.
Me pregunto si nuestros huesos y restos del terricidio encontrarán en un futuro vida humana que los recoja. Del genocidio indigena se dice que fue necesario para que nazca este sangriento estado-nación colonial. De éste actual terricidio, ¿qué nacimiento esperan lograr? Aún no tenemos cifras exactas de las superficies quemadas este verano porque aún continúan los incendios. Todos ellos intencionales. Tampoco tenemos las estadísticas de femicidios y feminicidios porque aún continúan asesinándonos; no contamos con el número exacto de muertes y los diferentes modos de asesinar que tiene el sistema.
Pero sí de algo tenemos certeza y es de que debemos hacer algo urgente para frenar tantas muertes. Seguro que ustedes dirán que este escenario COVID no es propicio para tomar las calles y luchar, pero sí es propicio para que avance la Megaminería, fracking, represas y extractivismos de todos los tintes. Los Estados están decididos a evitar que nuestra muerte sea por COVID; sin embargo, ellos mismos pueden matarnos, de hambre, contaminación, represión y sexismo. Pero de COVID está prohibido morir. He visto las montañas llameantes de color rojizo y he pensado que es el rojo de la cólera, de la bronca del poder contra los pueblos que decimos ¡No a la Megaminería!
Nos están castigando por defender la vida; pero se impondrá la clara luz del alba que traerá la verdad. Es por ello que las mujeres indígenas decimos: mientras no tengamos justicia, ¡para ellos no habrá paz! Les pido desde la profundidad de mi piwke/corazón, todo el apoyo. El Terricidio debe ser considerado un crimen de lesa naturaleza; y los terricidas deben ser condenados. Xepenge kom pu che!! Desde la Puelwillimapu, Chubut, Moira Millán (Weychafe Mapuche). 12 antü, Marzo küyen, 2021.
FUENTE: El extremo sur de la Patagonia