A propósito de los lamentables incidentes armados entre irregulares colombianos y la Fuerza Armada Nacional Bolivariana en territorio de Venezuela, queremos reafirmar la política de fronteras de las FARC-EP, Segunda Marquetalia, emanada de su máxima instancia de dirección, la Conferencia Nacional Guerrillera.
Nuestra Octava Conferencia estableció nítidamente que, los ejércitos de los países vecinos (Venezuela, Brasil, Perú, Ecuador y Panamá) no son objetivos militares de las FARC. Nuestra lucha armada es en territorio colombiano y es contra un régimen injusto que nos oprime desde hace 200 años, buscando el establecimiento de un nuevo gobierno, más humano, que atienda las necesidades de la gente, dándoles vida digna, y un mejor porvenir en paz, democracia y soberanía.
Las FARC-EP, Segunda Marquetalia, fuerza inspirada en el pensamiento del Libertador Simón Bolívar, reitera que no actúa militarmente contra las fuerzas armadas de los países vecinos; que respetan como algo sagrado la soberanía de sus gobiernos y pueblos; no cobran impuestos a ninguno de los nacionales de esos países, y mucho menos interfiere en el manejo soberano de sus riquezas naturales.
Frente a la Revolución Bolivariana de Venezuela, amenazada y agredida con bloqueos económicos y comerciales, con la incursión de mercenarios desde Colombia, con el despojo de empresas y reservas de oro por parte del gobierno de los Estados Unidos y otros estados europeos, es evidente que somos una insurgencia solidaria con un pueblo al que no se le puede vulnerar su derecho legítimo a la libre autodeterminación. Y con esta actitud no pecamos, porque ello es fundamental en nuestros principios, y así lo registran los documentos públicos de las FARC-EP, Segunda Marquetalia, sobre el tema.
Nos guía la estrategia geopolítica del Libertador que tanto odia la Casa Blanca, y que fue, entre otros, motivo de la promulgación de su Doctrina Monroe en 1823.
Monroe, Adams y Jackson, querían ampliar su territorio luego de la caída del colonialismo español, a expensas de México, Cuba y Panamá. A esa pretensión resistía la estrategia política de Bolívar al proponer la unidad de América Latina en una federación de repúblicas hermanas, con una autoridad supranacional, que convirtiera a esta institución en factor de equilibrio del universo. No le gustaba a Estados Unidos la idea de Colombia y México de organizar una expedición para liberar a Cuba del yugo español. Por eso, tras sabotear la buena marcha de la reunión de plenipotenciarios en el Congreso de Panamá, procedió más tarde a despojar a México de la mitad de su territorio.
Esta sorprendente visión del libertador, no ha muerto. Llama la atención que las oligarquías santanderistas del continente, enemigas del proyecto de Bolívar, fueran las primeras en arrodillarse a Washington. Por eso, en adelante, cuando se vuelva a tocar el tema en algún foro continental, para que nadie nos aparte de nuestro destino, la consulta tendrá que hacerse directamente a los pueblos de América Latina y el Caribe.
Respecto a Colombia y Venezuela, estas dos naciones hermanas deben actuar unidas, como en el pasado, comandadas por Simón Bolívar. En la unidad de las dos hermanas está la clave de nuestra definitiva independencia. Venezuela y Colombia deben actuar como una sola, como mar y ola. Que mueran esos chovinismos hirsutos que son azuzados por potencias extranjeras. Los colombianos debemos oponernos con todas nuestras fuerzas materiales y espirituales a una guerra tonta y fratricida con Venezuela. Llamamos a los militares patriotas y bolivarianos de Colombia y al país nacional a no dejarse utilizar más por el gobierno de Duque y Uribe, que solo busca satisfacer las locuras del «terrible monstruo del norte».
Por las FARC-EP, Segunda Marquetalia
Montañas de Colombia, abril 7 de 2021