Hablamos con Josemari Lorenzo Espinosa, historiador y escritor. Tuvo un paso fugaz por la Mesa Nacional de Herri Batasuna y analiza la situación política, económica y social de este pueblo. A su juicio, «no hemos dado el menor paso independentista desde 1978» y sostiene que «la táctica actual» solo pretende «arañar las competencias autonómicas, todavía no transferidas». Llama a luchar en la calle, que es «el arma escénica de los obreros». Lorenzo Espinosa señala que «lejos del radicalismo rupturista lo que están haciendo Bildu, Sortu, etc., son movimientos de acercamiento, acuerdos, apoyos e incluso actos y acompañamientos injustificables». Se muestra a favor de la lucha por la Amnistía y añade que «la tortura policial y parapolicial, contra los militantes vascos, ha sido un punto significativo de la ocupación de Euskadi».
Hace unas semanas Boltxe (https://www.boltxe.eus/2021/04/18/presentacion-del-libro-eusko-gudariak/) publicó el libro Eusko Gudariak, una «especie de colección de artículos sobre ETA» elaborado por Josemari Lorenzo Espinosa y con la presentación de Iñaki Gil de San Vicente.
¿Cómo ves la política a nivel español y vasco en estos momentos?
Desde el punto de vista de nuestra historia todo está, o parece estar, estancado. Los españoles siguen anclados en su derecho a gobernarnos y creyendo que aquí no se trata de una invasión o de la ocupación militar, de un territorio ajeno. Reafirman esta presunción, asegurando que su régimen es una democracia aceptada por los vascos y que, en este marco, no se puede hablar de otros derechos que no sean los «constitucionales». Claro que olvidan continuamente que también el franquismo se autotitulaba democracia orgánica y que tenía sus leyes de integración forzosa, como la actual de 1978.
En cuanto a los vascos, una vez desaparecido el único poder fáctico de respuesta a esta situación, que nos quedaba (ETA), la colaboración integracionista es mayor que nunca. Llevamos cuarenta años de forcejeo |constitucional democrático», en los que la mayoría electoral ha elegido siempre por aplastante suma de votos a los partidos nacionalistas, o nacionales. Sin embargo, esto no ha servido de mucho. No hemos dado el menor paso independentista desde 1978. Y no parece que la táctica actual, prevea otra cosa que arañar las competencias autonómicas, todavía no transferidas.
¿La pandemia nos llevará a mayor pobreza, desigualdad y un futuro difícil? Últimamente los datos avalan que con la crisis los más ricos son los que más beneficios obtienen y, al contrario, los pobres pierden más. ¿Ves alguna posibilidad de que se construya una sociedad más justa y equilibrada? ¿Siempre tiene que perder la clase obrera?
Sobre la pandemia hay que guardar la calma. No es la primera vez que tenemos una catástrofe semejante, incluso mayor. Desde el punto de vista sanitario siempre es posible una mejoría. Las repercusiones sociales o políticas, no tienen porque ser notables. Sobre todo si tenemos en cuenta que no hay en el juego político o social vasco (partidos, sindicatos, asociaciones…) ningún grupo que tenga entre sus proyectos aprovechar las debilidades coyunturales del Estado, para avanzar en sus menguadas reivindicaciones. Esto último no es la primera vez que pasa. Ya con la crisis republicana, que precedió al golpe militar del 18 de julio, los responsables del nacionalismo vasco pensaban (y escribían) que España tenía problemas y no era políticamente honesto aprovecharse de ellos para los intereses nacionales vascos.
La clase obrera siempre pierde, cuando está desorganizada. U «organizada» en sindicatos, asociaciones, movimientos, etc., que no tienen ideas o táctica claras, sobre cómo aprovechar la situación. Lo normal es que los trabajadores, aunque sepan leer y escribir (no como en los años treinta del pasado siglo) no utilicen apenas estas virtudes. Se dejan llevar por el apaciguado discurso de sus líderes-funcionarios. Sin una reacción social propia o decidida, desde luego que los trabajadores saldrán perdiendo. O ganando, las pocas migajas que les regale la patronal, la burguesía, etc.
El gobierno de Urkullu se deja llevar por la elite económica, ¿qué haría falta cambiar para terminar con ese poder que garantiza al PNV esa posición privilegiada para gobernar?
El mal llamado PNV es el realidad en partido de clases medias y burguesas diseñado por Sota, Kizkitza y luego Aguirre, etc., en los años 20⁄30 del siglo pasado. Es un partido fuerista, que se conforma (como dijo Arana) con pagar menos impuestos en una situación autonómica. Los sotistas, creen (incluso ahora con la globalidad del mercado) que la unión mercantil con España, incluida la sumisión política, es imprescindible para sus ventas y otros negocios. La única forma de desalojar este vector es mediante un cambio interno (poco probable) o un desalojo desde la izquierda independentista, Con un programa que incluya no solo la independencia, sino también un cambio social tan apreciable que permitiera hablar (como en tiempos de ETA) de un nacionalismo revolucionario. Y no de un autonomismo tranquilo, de capitalismo asistencial y de jubilados, cuya única actualización es el IPC.
¿La inmersión del conglomerado de EH Bildu hacia la socialdemocracia ha cambiado el rumbo de la política vasca a mejor o a peor, según tu experiencia teniendo en cuenta que estuviste en la Mesa Nacional de HB?
Mi paso por la Mesa Nacional fue prácticamente anecdótico. En realidad estuve solo un año y medio, y más bien como «suplente» solidario con los mahaikides encarcelados por el nefasto Garzón. Desde luego, cualquier cosa que pueda saber (bien o mal) sobre la coyuntura vasca no procede de este asunto.
En cuanto a la inmersión de lo que era la Izquierda Abertzale, en este marco pro-socialdemócrata que citas (aunque mejor sería llamarlo capitalismo asistencial) es un hecho cada vez más palpable, desde la desaparición fáctica de ETA y de los rescoldos que acabo de citar de «nacionalismo revolucionario». Parece que sin este tipo de reivindicación, tampoco sería imaginable y un cambio social revolucionario, de ningún tipo. En mi opinión, desde este espacio de lo que se trata es de sustituir un enfrentamiento duro y peligroso (lucha armada) por otro más integrador y de menos dramatismo. Seguramente la intenciones de los actuales responsables de la Izquierda Abertzale (a muchos de los cuales conozco) son tan honestas como eran antes. Pero no sé si cuentan con la dificultad, o absoluta imposibilidad, de recuperar lo que te han quitado por la fuerza de las armas, solo con persuasión, discursos y sufriendo lo menos posible.
Es evidente que, salvo contadas ocasiones y casos muy concretos sobre todo de trabajadores en empresas con despidos, se ha abandonado la calle como elemento de lucha y de formación de conciencia de clase, ¿lo ves así? ¿Crees que es un acierto entrar en ese mundo «fascinante» de la política alejada de la calle, alejada del pueblo? ¿A cambio de qué?
La calle, como dices, ha sido siempre en la Historia el arma escénica de los obreros. La calle es sobre todo la lucha social masiva, acompañada de la huelga y el rechazo, en las fábricas, al sistema de explotación capitalista. Pero es también una forma valiosa de concienciación, de muestra de fuerza y de recuperación moral de la clase. También la única propaganda masiva, visible y armada civilmente, contra los corruptos medios de comunicación y propaganda del sistema.
No me gustaría recordar aquello de «contra Franco vivíamos mejor», pero es algo que siempre da que pensar. La respuesta al franquismo era bastante más amplia, que la actual. En tanto que, muchas veces, las mejoras sociales o laborales solo se conseguían con este enfrentamiento radical en las calles. Los que vivimos la campaña Pro-Amnistía de los años setenta, sus movilizaciones, huelgas, enfrentamientos, etc., estamos convencidos que fue la calle quien consiguió sacar a los presos. Mientras que Franco murió en la cama y a Carrero lo mató ETA, la incorporación de toda una generación y su lucha en la calle fue la que, en realidad, puso en bandeja a la clase política la posibilidad de un cambio revolucionario. Luego desaprovechado.
Pero detrás de los partidos que firmaron los Pactos de la Moncloa, con las libertades sindicales y las mejoras socio-laborales, estaban sin duda los miles de ciudadanos que por aquellos años se manifestaban (nos manifestábamos) en las calles. No solo vascas, sino de todo el Estado.
También es verdad, que en aquellos años, el capitalismo asistencial que hemos citado y sus regalos envenenados, no estaba tan desarrollado como ahora y no podía calmar las protestas con medidas sociales integradoras y engañosas.
Sin duda, la «calle» es uno de los motores de la Historia. Todavía lo es… salvo que los partidos (algún partido) sea capaz de poner en marcha las medidas y las reformas revolucionarios, que hagan innecesaria este recurso popular de todos los tiempos.
Estos días asistimos al indulto parcial de siete catalanes (aunque hay más de 3.000 personas encausadas en Catalunya por temas referidos al referéndum y la independencia) que conformaron el gobierno de Catalunya, y que ambos gobiernos comenzarán a hablar pero con la advertencia que el límite está en la Constitución y, evidentemente, sabemos de sus líneas rojas. ¿Ves alguna posibilidad de que se pueda convocar un referéndum por la independencia? Y ¿en Euskal Herria (CAV, Nafarroa e Ipar Euskal Herria)?
Los catalanes han dado importantes pasos. Que muchos envidian entre nosotros. Pero me temo que para llegar a esa especie de transición posibilista, que representan los indultos y una negociación, es imposible con el Estado por la autodeterminación. Acabaremos encontrándonos en el mismo arenal, donde ha embarrancado la prometedora nave vasca del nacionalismo revolucionario. Es decir, un enmarañado fangal de instituciones, aparato judicial y policial, donde ya no queda ni nacionalismo, ni revolución.
En este recorrido fangoso no hay la menor posibilidad de convocar un referéndum para nada. Mucho menos para la independencia. Ni siquiera ha prosperado en Catalunya aquel Estatut de Mas. Y por aquí, el recochineo del Plan Ibarretxe. Insisto en que lo que te quitan por la fuerza, solo por la fuerza se recupera…
Claro que muchos (interesadamente) piensan que la Historia no se repite, o no tiene por qué repetirse. Y es verdad, esto es así si somos capaces de introducir elementos nuevos y factores de revolución, en la Historia que queremos hacer. Si nos limitamos a repetir los errores, la corrupción política o el miedo del pasado, con seguridad que repetiremos la Historia. O la peor parte de la historia, mejor dicho.
¿Qué análisis puedes hacer de la entrada de Vox en los parlamentos español y vasco, dado que las tesis y prácticas ultraderechistas se están extendiendo? La realidad es que algunas personas sostienen que siempre han estado ahí, que en el 78 no se rompió con el régimen franquista, sino que se blanqueó a sus verdaderos dirigentes y ¿por eso estamos así?
Sobre Vox, no tengo mucha idea y menos interés. Es, o parece ser, una ruptura natural del PP. Tal vez, como Ciudadanos pero por la derecha. Poco más. Claro que siempre han estado ahí. Lo que no creo es que tengan mucho que ver, ideológicamente, con el falangismo histórico (no confundir con el franco-falangismo).
Más de 4.200 torturados por las fuerzas de ocupación y solo 35 reconocimientos hace unos días, incluso hace un tiempo se condecoró al franquista Melitón Manzanas. ¿Hemos perdido la brújula? ¿Estamos blanqueando la historia bastante reciente de este pueblo? ¿A qué crees que se debe?
La tortura policial y parapolicial, contra los militantes vascos, ha sido un punto significativo de la ocupación de Euskadi. A veces, el único con que el Estado respondía a las reivindicaciones vascas. Desde que en la macrorredada de 1969 (contra los autores del atentado Manzanas) se empezó a detener y torturar sin discriminación, no han dejado de crecer las dramáticas cifras de este asunto.
Varios libros y estudios han dado cuenta cierta de este grave problema. Por ellos podemos ver que la relación entre vascos ocupados y fuerza de ocupación ha sido siempre la de un país aplastado, negado y perseguido. Sin ninguna consideración ni atenuante. Las cifras que ahora se consideran más o menos ciertas, esos 4.200 denunciantes de tortura, son el peor baldón que puede presentar un Estado que nunca ha abordado este problema desde la razón o el diálogo, y mucho menos desde sus propias leyes, sino desde la fuerza y la represión más atroz, que de suyo representa la tortura.
El reconocimiento light reciente, no sabemos a que tipo de reconciliación corresponde. Desde luego con 35 víctimas de tortura no es suficiente para ellos y mucho menos para los que han quedado sin reconocer.
El otro punto más grave todavía, es considerar si la actual oposición, la llamada Izquierda Abertzale, se contenta con esta parodia para dar carpetazo a un problema que merece, cuando menos, un Nuremberg como el que juzgó a los nazis.
Si los crímenes de Hitler se consideraron «contra la humanidad», el comportamiento represivo, las muertes y las torturas del franquismo y sus sucesores, contra la resistencia vasca, no debería ser menos. A cambio, sin embargo, solo tenemos la constante y continua condena a ETA. Que, en todo caso, no torturaba.
Antes de cerrar este episodio, desde la filas de la Izquierda abertzale y otras izquierdas, hay que empezar por poner las verdaderas cifras en orden y en justicia. Todo lo demás no será más que blanqueo y propaganda para los actuales gobernantes, dignos sucesores de los chicos del comisario Manzanas.
Hace ya unos años escribiste un artículo «La historia absuelve a ETA» y ¿al conglomerado de EH Bildu? ¿Es necesario ir a Madrid para apoyar al gobierno español, para dar el visto bueno a presupuestos que garantizan el TAV, un presupuesto para compra de armas y munición para Guardia Civil, policía y militares…, en definitiva, para garantizar el poder del Estado español, lo que antes nos decían que era el poder opresor?
En cuanto a si la misma Historia absuelve los pasos estratégicos actuales de la Izquierda Abertzale como presunta sucesora de ETA, la respuesta es que de momento NO. La actual acción táctica de Bildu, por ejemplo, no tiene mucho que ver con el comportamiento político de la ETA que hemos conocido. Lejos del radicalismo rupturista de esta lo que están haciendo Bildu, Sortu, etc., son movimientos de acercamiento, acuerdos, apoyos e incluso actos y acompañamientos injustificables. Todo parece encaminado a mendigar una aceptación benévola por parte del Estado y del PNV. Sin que muchos de los militantes históricos aprueben o comprendan está actitud. En todo caso esta no es la forma histórica con que se liberan los pueblos. Por lo que la Historia no la perdonará.
EH Bildu cuenta cada acercamiento de los presos o prisioneros vascos como una victoria, pero la realidad es que la ley ya lo dice. ¿Es necesario vender como victoria algo que en realidad no lo es? ¿Crees en la necesidad de la amnistía para cerrar ese conflicto, una vez que ya ETA dejó las armas en 2011, si no recuerdo mal?
La cuestión de los presos es una de las más sangrantes de nuestra actualidad. Cuando la Amnistía de 1977, todos estábamos de acuerdo en el «Presoak Kalera, Amnistia Osoa». Aunque sabíamos que el conflicto se resolvía con la totalidad de la alternativa KAS. Después los familiares de los presos, ante la negativa cerril del Estado por una nueva Amnistía, recurrieron a la suavización de la pena con «Presos Etxera». Pero era un etxera, no a casa, sino a las cárceles cerca de casa. Naturalmente esto forzosamente produjo desacuerdos. No es extraño que se haya recuperado la reivindicación de Amnistía y que, sobre todo, diez años después de la desaparición de ETA, la reivindicación tenga mas fuerza moral. El acercamiento de presos es un mal menor. Que soluciona el grave asunto de los viajes, largos y peligrosos, pero como me dijo una vez el aita de varios presos: «Mis hijos deben estar en la calle… Cualquier cárcel cerca de casa, puede ser peor para cumplir su pena que las más lejanas».
Puedes hacer una sinopsis del último libro que has publicado en Boltxe Eusko Gudariak. ¿Nos estamos olvidando de ellos y ellas? ¿Crees que más temprano que tarde puede brotar otro grupo armado y de liberación en Euskal Herria?
El libro Eusko Gudariak es una especie de colección de artículos sobre ETA. Algunos ya publicados, pero seguramente poco leídos. Otros de reciente elaboración. Hay un hilo común, todos están inspirados en los principios y criterios que en los años sesenta llevaron a gente como Etxebarrieta, Txillardegi, Madariaga, Iker Gallastegi, etc., pensaron en fundar una organización que respondiera a la invasión española (no solo al franquismo) con sus mismas armas.
Juanjo Basterra, kazetaria eta militante soziala, E.H. /Sare Antifaxista
5 de julio de 2021